De
último momento
¡Triunfazo
de los obreros bananeros!
Partido
Socialista de las y los Trabajadores (PST),
Corriente Internacional Socialismo o Barbarie, 01/12/11
Tras veintiún días de huelga
bananera en las fincas 1, 2 y 3 en Sixaola, propiedad de la
transnacional Del Monte, los más de 500 obreros bananeros
en huelga alcanzaron un triunfo histórico.
Como
apuntamos en diferentes comunicados de nuestro partido,
esta huelga revestía una trascendencia estratégica
para el movimiento sindical por diferentes motivos:
1) Es la primera huelga bananera en décadas, lo que abre las puertas para
impulsar la recomposición político-sindical de este sector
que, durante décadas, desempeñó un papel de vanguardia de
la clase obrera y trabajadora costarricense.
Esto quedó plasmado en las luchas por la obtención de importantes
conquistas sociales durante los años treinta y cuarenta,
como el Código de Trabajo, Seguro Social, entre otros.[1]
2) Representa un desborde
del modelo solidarista,[*] por medio del cual los empresarios lograron
destruir gran cantidad de organizaciones sindicales y, de
esta manera, “adormecer” a los obreros bananeros durante
las últimas décadas.
El éxito del solidarismo en las bananeras, principalmente
durante los años ochenta, propició su extensión a
diferentes sectores de la producción nacional, incluidas
las fábricas industriales del Valle Central.
Por esto mismo, la conversión de un Comité Permanente de
Trabajo,[2] vinculado a la Asociación Solidarista de la
empresa, es un verdadero fenómeno socio-político que
amerita un análisis más detallado por el movimiento
sindical y la izquierda costarricense.
3) Finalmente, esta huelga tuvo una fuerte impronta de reivindicación de
los pueblos indígenas y los trabajadores inmigrantes, articulados desde un ángulo de
clase, por la defensa de sus derechos ante la
burguesía y el Estado costarricense.
Desde
el Partido Socialista
de las y los Trabajadores (PST) felicitamos a las
obreras y obreros bananeros que estuvieron en huelga, pues
su lucha es un testimonio y ejemplo político que,
potencialmente, puede proyectarse hacia el conjunto del
proletariado agrícola, donde se concentran los trabajadores
y trabajadoras más explotados por el capitalismo
costarricense.
Esta
“hipótesis política”, sólo podrá materializarse, si
existe una disposición y estrategia real del movimiento
sindical y la izquierda costarricense, por impulsar la
reorganización de la clase obrera agrícola e industrial,
para romper de esta forma, con el modelo sindical heredado
por el figuerismo luego de la guerra civil de 1948, donde
los espacios para la organización sindical se restringieron
prácticamente para los trabajadores y trabajadoras del
sector servicios.
Esta
es la apuesta estratégica que sostenemos desde el PST y,
por este motivo, no titubeamos por sumarnos de lleno a las
campañas de solidaridad efectiva con la huelga bananera
–ver especial sobre “Crónica de una huelga
bananera”-.
Notas:
1. En otro ámbito, el peso político que desempeñó el proletariado
bananero en Costa Rica dejó su impronta en una de las
principales obras literarias nacionales, nos referimos a la
novela Mamita Yunai, escrita por el histórico dirigente bananero y del
Partido Comunista, Carlos Luis Fallas.
2.- Estos comités son instancias avaladas por la legislación laboral
costarricense, que funcionan como apéndices de los
intereses patronales, pues están conformados por un grupo
de trabajadores que negocian directamente con la patronal en
representación de todos los trabajadores y trabajadoras de
una empresa cualquiera, sin que medie ningún tipo de
organicidad hacia la “base”, como en principio deben
hacer las organizaciones sindicales –aunque las
burocracias sindicales distorsionen esto-.
(*) Nota de SoB:
El llamado “solidarismo” es una forma de organización impuesta en
el sector privado por la cual no existen sindicatos,
ni siquiera sindicatos burocráticos, sino una sola
organización “solidarista” que incluye a los
patrones y los trabajadores. ¡O sea, los explotados son
“solidarios” con sus explotadores! Es una forma extrema
de retroceso, con un rasgo similar al corporativismo
fascista (que incluía a patrones y obreros en un único
“sindicato” corporativo), pero con la diferencia de que
esto existe bajo un régimen democrático-burgués.
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