El
2012 se perfila como un año de mayor conflictividad social
Frente
al ajuste fiscal del gobierno, es precisa la unidad
del
movimiento sindical alrededor de una agenda de
lucha y
movilización social
Editorial
de Prensa Socialista Nº 120, febrero/marzo 2012
El
2012 se perfila como un año decisivo en la defensa de los
intereses de la clase trabajadora y los sectores populares
en Costa Rica, pues la administración Chinchilla –en
contubernio con el Partido Acción Ciudadana–, apostará
por aprobar su proyecto de reforma fiscal, y además,
implementar una serie de recortes presupuestarios en las
instituciones estatales. Más claramente, durante los meses
venideros se determinará ¿quién pagará las consecuencias
de la crisis capitalista en Costa Rica en los próximos años?
Un
ajuste fiscal a dos bandas: recortes presupuestarios y
reforma tributaria
Desde
luego que el gobierno de Laura Chinchilla, como
representante de los intereses generales de los capitalistas
en el país, tiene como política que sea la clase
trabajadora, asalariados estatales y los sectores populares,
quienes costeen el elevado déficit fiscal, que para el 2011
representó un 4,4% del PIB (equivalente a 900 millones de
colones).Y en esta dirección ya implementó una serie de
medidas ejecutivas, centralmente orientadas a desfinanciar
las instituciones estatales.
Esto
se comprende mejor al comparar la disminución relativa del
presupuesto nacional en los últimos años: “El plan de
gastos [se refiere al del 2012] se incrementará un 8%
respecto al del 2011, lo cual será menor al 13,7% del
presupuesto del 2011 comparado con el 2010 y al 20% del 2010
en relación con el del 2009 (1)”.
Lo
anterior explica el constante deterioro en los servicios
brindados por instituciones estatales, las cuales están
siendo asfixiadas financieramente por el gobierno de
Chinchilla. Uno de los casos más relevantes es la CCSS,
institución que aparte de contar con elevados índices de
morosidad patronal –incluido el Estado–, para el 2012
está sufriendo altos recortes que ponen en jaque el
funcionamiento de importantes centros hospitalarios.
De
acuerdo a un comunicado del Colegio de Médicos y Cirujanos,
debido a estos recortes “no se garantiza una cobertura
adecuada” de los servicios hospitalarios; algo patente en
hospitales como el de Alajuela, que sufrió un recorte de
1.000 millones de colones, por lo que disminuyó un 30% el
rubro destinado para guardias y un 10% el dedicado a la
disponibilidad médica (2).
Otra
faceta del ajuste fiscal del gobierno consiste en pauperizar
las condiciones de trabajo en el sector estatal. Un ejemplo
reciente lo constituye el ridículo “aumento” salarial
de cinco mil colones, decretado unilateralmente por el
gobierno y, que tan siquiera, alcanza para cubrir la inflación
acumulada en el semestre anterior (mucho menos la inflación
proyectada para este primer semestre) (3). Además, poco
antes de cerrar esta edición, se hicieron públicas las
intenciones del gobierno por reintroducir en las sesiones
extraordinarias del parlamento la Ley de Empleo Público, a
través de la cual se homologarían hacia abajo las
condiciones laborales y salariales en todas las
instituciones estatales, suprimiendo pluses, anualidades y
otras conquistas del sector.
Como
correlato de esto, vale señalar que los capitalistas también
vienen aplicando “ajustes” en sus respectivas empresas,
ya sea mediante el despido de trabajadores y trabajadoras
(el desempleo aumentó del 7,3% al 7,7%); o bien, a través
de un incremento en la “productividad” en sus negocios,
lo que en realidad significa un incremento en los niveles de
explotación durante la jornada de trabajo. Al respecto de
esto último, fue muy significativa la histórica huelga
bananera de noviembre del 2011, realizada por los obreros y
obreras de las fincas pertenecientes a Del Monte en Sixaola,
quienes libraron una lucha de 21 días en repudio a la
implementación de un “combo”, que reducía en un 60%
sus salarios (4).
Por
último, pero no menos importante, está el proyecto de
reforma fiscal del gobierno –negociado con el PAC–, el
cual se sustenta en el cobro de un impuesto indirecto del
14% sobre el valor agregado (IVA), que viene a perpetuar la
desigual estructura tributaria del país, donde el 66,1% de
los ingresos fiscales corresponden a impuestos sobre el
consumo, mientras que las entradas por tributos directos (es
decir, sobre la renta capitalista) representan el 33,9%
restante. En
otras palabras, en Costa Rica 2/3 partes de los ingresos
fiscales recaen principalmente sobre las personas
provenientes de la clase trabajadora, los asalariados
estatales y los sectores populares, mientras que los grandes
consorcios capitalistas nacionales y/o transnacionales, tan
sólo aportan 1/3 parte de los ingresos anuales de la
hacienda nacional.
Las
tareas para el movimiento sindical y popular
Desde
el Partido Socialista de las y los Trabajadores (PST),
caracterizamos que la tarea central para el conjunto del
movimiento sindical, estudiantil y popular para el 2012, se
sintetiza en la necesidad de derrotar el plan de ajuste
fiscal del gobierno, tanto en su faceta de recortes
presupuestarios, así como en las intenciones de aprobar su
regresivo proyecto de reforma tributaria.
Asumir
plenamente esta tarea implica que las organizaciones
sindicales y populares replanteen sus métodos de lucha y
organización. En primer lugar, porque torna indispensable
articular un espacio unitario para el conjunto de
organizaciones, desde el cual coordinar, centralizar e
impulsar las actividades de movilización social. Aunque en
los últimos meses se han gestado algunas reuniones de
diferentes espacios, en términos generales se caracterizan
por tener un carácter muy coyuntural y poco sistemático
(5).
En
segundo lugar, es preciso que se trace una estrategia real
de lucha que, efectivamente, persiga derrotar –y no
renegociar o pactar– el plan de ajuste fiscal del gobierno
y la burguesía. Para esto, las organizaciones sindicales
deben avanzar hacia una perspectiva más política de sus
luchas particulares, abandonando todo posicionamiento
gremialista y cortoplacista.
Desde
el PST encontramos progresivo realizar movilizaciones por
mejores condiciones salariales y/o reivindicaciones
sectoriales, pero dentro de la coyuntura actual hacerlo
desligado de un plan de lucha contra el ajuste fiscal es
equivocado, pues tiende hacia el desgaste de la fuerzas
sociales con capacidad de movilización. Al respecto, vale
recordar la experiencia de lucha contra el TLC, donde hubo
infinidad de movilizaciones contra el tratado comercial,
pero sin ninguna perspectiva de desencadenar un proceso de
lucha para derrotarlo en las calles (por eso mismo el referéndum
resultó idóneo para la mayoría de dirigencias sindicales
que apostaron desde un inicio a una salida institucional).
Los
recientes procesos de lucha a nivel internacional demuestran
que ante la profundización de la crisis económica mundial,
las burguesías tienen como política descargar los costos
de la misma sobre las espaldas de la clase trabajadora y los
sectores populares. Y no dudamos de que Costa Rica tenderá
a sincronizarse
cada vez más con esta situación mundial, pues no basta con
ser declarado el “país más feliz del mundo” (sic) para
escapar del alcance universal de la lucha de clases. Asumir
esta premisa política es un elemento central para
comprender las tareas actuales que tenemos por delante.
Notas:
1.
“Gobierno financiará casi mitad del presupuesto con préstamos”.
Patricia Leitón. www.nacion.com,
12:00 a.m.15/08/2011. Posteriormente la propuesta
inicial del gobierno fue modificada en la Asamblea
Legislativa por la Alianza por Costa Rica, pero a través de
un recorte insignificante.
2.
“Médicos alertan recorte en servicios de hospitales”.
Luis Díaz. www.nacion.com, 12:00 a.m.24/01/2012
3.
Por otra parte, con este aumento salarial se diluye el
triunfo de la huelga docente por los percentiles salariales.
4.
Para mayor información sobre la huelga bananera, puede
acceder el especial “Crónicas de una huelga bananera”
en www.prensasocialista.com.
5.
Aunque la Coordinadora Nacional de Lucha se presente como un
espacio que aspira a llenar este vacío, en realidad dista
de ser la instancia que centralice al movimiento sindical y
popular, pues además de la APSE, no cuenta con ninguna otra
organización sindical de peso.
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