Apuntes
sobre la participación de las y los socialistas
en
elecciones burguesas
Por
Lautaro Yorkín
Prensa
Socialista Nº 120, febrero/marzo 2012
A
lo largo de la historia, las elecciones burguesas siempre se
han presentado como un desafío para los grupos socialistas.
El desafío se divide en varias ramas, unas tienen que ver
con la comprensión de lo que significa la revolución
socialista, su profundidad, su alcance y sus límites; y
otras se relacionan con la comprensión del panorama político
que se le presenta a un partido socialista cuando decide
participar o no en elecciones burguesas.
Dividimos
el presente artículo en dos partes: la primera pretende
mostrar una base teórica para abordar políticamente las
elecciones burguesas (la primera rama de desafíos
mencionada arriba), y la segunda estará orientada a
examinar la democracia burguesa costarricense y las
condiciones que ésta impone a los grupos socialistas que
deciden intervenir electoralmente en ella (la segunda rama).
Perspectivas
del socialismo–lucha progresiva
Una
de las primeras preguntas que se plantean cuando una serie
de personas que quiere cambiar la sociedad de forma radical
participan en elecciones burguesas es si esa participación
reproduce o no el sistema (la institucionalidad burguesa de
toma de decisiones). Esta cuestión es de gran importancia,
pues,dependiendo de su respuesta,muchos militantes
socialistas y personas que se dicen de izquierda dirigen su
praxis hacia orientacionesdiferentes. Por nuestra parte, la
respuesta es no, y es un no justificado.
El
socialismo es una construcción histórica. Esta expresión,
más allá de ser una redundancia, quiere decir que la lucha
por el socialismo –la gesta por la emancipación del
trabajo– se produce por una acumulación de experiencia en
la lucha de clases, conforme avanza la conciencia de la
clase trabajadora y de las personas que se unen a su causa.
Desde luego, la conciencia de las personas no avanza al unísono,
sino de forma desigual, por lo que las diferentes
expresiones de la institucionalidad burguesa (como las
elecciones) no pierden legitimidad al mismo tiempo. Así,
las elecciones son un evento (o sea, son coyunturales) donde
la ciudadanía encuentra un relativo espacio de intervención
para reflexionar sobre problemas generales de la sociedad y
sobre los diversos intereses que le conciernen
–principalmente en un marco de democracia burguesa
consolidado como el costarricense–, puesto que ellas abren
ventanas a movimientos tensionales, es decir, son un proceso
donde la conflictividad se dispara (o puede hacerlo).
Centremos
la discusión en la institucionalidad democrática, donde el
Estado burgués costarricense hunde sus raíces. Esta goza
de amplia legitimidad en la ciudadanía,aún cuando amplios
sectores inscritos dentro de la institucionalidad estén
disconformes con los gobiernos de turno,estos no ponen en
duda, necesariamente, el régimen, las formas de hacer política
o la sociedad burguesa de conjunto (1). De esta forma, las
elecciones son un espacio idóneo para cuestionar estos
elementos, para hacer propaganda sobre un modelo de sociedad
diferente –en constante liberación o lo que nosotros y
nosotras llamamos socialismo– y para proponer una política
concreta que en sus formas muestre el camino específico
para revolucionar la sociedad.
Entonces,
la participación de grupos socialistas en elecciones
burguesas no reproduce el sistema, puesto que estas sirven
de plataforma para propagandizar un programa político
revolucionario.
Ahora
bien, una vez saldado el problema anterior surge otro
asunto. La participación en elecciones burguesas es, para
un partido socialista, una necesidad cuando las condiciones
políticas lo permiten, porque, de otra forma, el socialismo
no representa una opción real para la mayoría de la
ciudadanía que desahoga muchas de sus preocupaciones políticas
en el sufragio. A partir de esta necesidad, aparece la
obligación: el partido socialista tiene la ineludible
responsabilidad de presentar soluciones a la mayor parte de
las problemáticas políticas de la sociedad, pero tiene que
presentar, sobre todo, la posibilidad de una salida real a
los problemas de la clase trabajadora, la cual participa en
las elecciones. Esta es la única manera en que el partido
socialista se identifica con el proletariado: al dar las
bases para un programa político que pueda convertir en
universales los intereses de la clase que trabaja, pero que
nutre sus respuestas y soluciones de la misma experiencia de
esta clase.
Al
ser el partido socialista quien sintetiza el programa político,
tiene que dar un mensaje claro: la clase trabajadora es la
dirección y la vanguardia de la revolución socialista, es
su sujeto social. Pero hay otro ángulo, el partido es la
dirección y vanguardia de la clase trabajadora, y como tal
debe ser la principal dirección en todos los espacios políticos
y culturales. Como es evidente, las elecciones burguesas son
uno de estos espacios, uno importante, ya que llama la
atención de la mayor parte de la ciudadanía. Es, por
tanto, una obligación para los y las socialistas dar la
lucha y ser la dirección en cada espacio donde se hable de
política y existan inquietudes culturales. Con esto, las
elecciones burguesas no pueden omitirse.
No
obstante, en política no hay fórmulas rígidas ni recetas
que sirvan a todos los casos. El tema es complejo. La
participación en elecciones burguesas depende, en gran
parte, de una valoración táctica. Ante esto hay que hacer
la pregunta: ¿sirve para los intereses políticos de un
partido socialista la participación en las elecciones? La
respuesta depende del panorama y del movimiento de las masas
y el conjunto de la clase trabajadora al respecto de la
institucionalidad democrática burguesa. Si fuera el caso de
que la mayor parte de las personas trabajadoras repudian los
mecanismos de elección burgueses, no es táctico para un
partido socialista participar en forma en las elecciones(2).
En este caso, existen otros mecanismos de lucha, que siempre
están por delante de la formalidad democrática, como la
movilización en las calles, diferentes tipos de huelga o
paro de labores, entre otros.
Sobre
este último tema, el punto central es que el partido sepa
mezclar métodos de lucha legales e ilegales, dependiendo de
lo que le es conveniente, y por supuesto, de cuál es el
movimiento de las masas. Participar en elecciones es, en
parte, retar al máximo la legislación burguesa, aprovechar
los medios de difusión que ésta ofrece para plantear
interrogantes acerca de la legitimidad del régimen y el
Estado burgués. Si se combina esto con movilizaciones
(acciones ilegales), la clase trabajadora y el partido
socialista tienen una potente forma de hacer política (3).
El
saber combinar la lucha ilegal con la legal (4), el
participar en elecciones burguesas con un programa claro y
con un método riguroso, es uno de los elementos que separan
al socialismo del anarquismo, y es el objeto de múltiples
debates en la teoría marxista
revolucionaria. La diferencia con el anarquismo
radica en que, entre otras cosas, que este rechaza de
entrada la posibilidad de luchar en instancias burguesas,
por considerar afirmativa la respuesta a la pregunta que hacíamos
al inicio, ¿participar en elecciones burguesas reproduce el
sistema (la institucionalidad democrática de la burguesía)?
A
diferencia de esto, el socialismo se construye sobre
posiciones estratégicas y valoraciones tácticas. Si es
conveniente y constructivo para el socialismo, se participará
en elecciones, de otra forma no. Pero este no es un debate sólo
con el anarquismo u otras tendencias de izquierda, sino que
es también una discusión dentro de los mismos grupos
socialistas, puesto que algunos de estos asumen la política
como una cuestión de "principios morales" en
lugar de un sensato y realistabalance de intereses.
Con
todo, la lucha por el socialismo está incrustada en una
comprensión de la totalidad, de su lógica y racionalidad.
Lo cierto es que las elecciones burguesas son,
concretamente, parte de ella. Abordarlas como desafío
dentro de la totalidad es pensar el capitalismo, sus
relaciones y las vías para su superación.
Notas:
(1)
La expresión sociedad burguesa no alude, por supuesto, a
una sociedad compuesta en su mayoría de burgueses, sino
determinada, en todas sus relaciones, por el proyecto político
de la burguesía.
(2)
Por ejemplo, nuestras compañeras y compañeros de
Socialismo o Barbarie en Honduras, desistieron de participar
en las elecciones presidenciales del 2009 desde las
Candidaturas Independientes, pues era claro que dicho
proceso apuntaba a "legitimar" el golpe militar de
junio de ese mismo año.
(3)
Lenin en su texto La enfermedad infantil del
"izquierdismo" en el comunismo aborda todos
estos temas, argumentando que las movilizaciones de masas
siempre tienen, para los partidos socialistas, prioridad
sobre los mecanismos burgueses de toma de decisiones, pero
que estos últimos son insoslayables si la participación en
ellos es tácticamente correcta.
(4)
El hecho de recurrir a acciones ilegales no es gratuito,
sino que es una necesidad marcada por la intensidad de la
lucha de clases. Es decir, la clase trabajadora, para
realizar la revolución socialista, puede disponer de todos
los recursos que tenga a mano, entre ellos la violación a
la legalidad burguesa que está hecha para proteger el
Estado burgués. Por ejemplo, tomar un edificio de gobierno
es ilegal, pero si la intensidad de la lucha de clases lo
permite, es válido que las y los revolucionarios lo hagan.
Lo que no es válido es realizar sin justificación (porque
la lucha de clases no lo amerita) una acción ilegal, puesto
que personas se ponen en riesgo y se deslegitima la lucha
social y la revolución socialista.
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