Multitudinario
congreso indígena en el camino
Por
Constanza Vieira
Inter Press Service (IPS), 15/09/04
Bogota. - Una bicicleta tándem dotada de un transmisor móvil va de
una punta a la otra de la marcha de protesta indígena de Colombia,
que ya reúne a 50.000 personas sobre la ruta Panamericana con la meta
de llegar este jueves a la sudoccidental ciudad de Cali, tras recorrer
más de 100 kilómetros.
La
misión de "La Radiocicleta”, como la llaman, es transmitir lo
que ocurre en esta movilización, a la que sus organizadores han dado
forma de congreso, a través de una señal que enlaza con Radio
Payumat ("Pido permiso para entrar”), una pequeña emisora indígena
en lengua nasa y español desde Santander de Quilichao, en el
departamento del Cauca.
Este
particular congreso itinerante, convocado por el pueblo nasa contra la
propuesta de reforma constitucional para imponer la reelección del
presidente Alvaro Uribe y en rechazo de acuerdos de libre comercio en
negociación, se compone de indígenas, de comunidades negras,
campesinos y sindicalistas que transitan a pie y en camiones.
En
cada localidad por las que pasa, el congreso se detiene a sesionar.
Esta marcha iniciada el martes en Santander de Quilichao se ha
transformado en la más multitudinaria de la historia del
sudoccidental departamento del Cauca, lindante por el sur con Valle
del Cauca, con costas sobre el océano Pacífico y hogar original del
pueblo nasa.
La
población nasa, que los españoles en tiempos de la conquista
llamaron "paéz", que significa "piojo” en lengua indígena,
hoy se compone de unas 140.000 personas y constituye la segunda nación
aborigen más populosa de Colombia, donde subsisten 90 etnias
originarias distintas y que suman casi dos por ciento de los 43
millones de habitantes del país.
El
lema del congreso es "Minga por la vida, la justicia, la alegría,
la libertad y la autonomía”. Minga, para los indígenas, es
"una reunión para conseguir un propósito”, explicó a IPS el
periodista criollo Mauricio Beltrán, asesor de comunicaciones de la
Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) y de la Asociación
de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin).
"Los
indígenas nos juntamos dos si se requiere hacer un tull (cultivo
tradicional), 10 si vamos a recoger la cosecha, 1.000 si es menester
arreglar la carretera, 18.000 si hay que tomar decisiones para el
futuro y todos si hay que salir a defender la justicia, la alegría,
la libertad y la autonomía”, según uno de los comunicados nasa
previos a la marcha.
Esta
comunicación está firmada por Onic, Acin y el Consejo Regional Indígena
del Cauca (Cric), una organización legendaria en la historia de las
luchas por la tierra en Colombia.
Los
manifestantes serán recibidos el jueves en Cali, la capital del
departamento de Valle del Cauca, por estudiantes y por las
"Mujeres de Negro", integrantes del Movimiento de Mujeres
contra la Guerra. Ese día están previstas en otras ciudades del país
actos de protesta contra el gobierno.
En
el contexto de esta movilización pacífica no faltó la violencia. Al
mediodía del martes fue asesinado en Cali un escolta del gobernador
Angelino Garzón, del izquierdista Polo Democrático y que ha
respaldado la marcha.
"Es
una señal para mí”, dijo Garzón a la prensa, mientras los indígenas
alertan que ese crimen también es un mensaje para todos los
ciudadanos.
Los
convocantes señalan que esta "minga de todos" apunta a la
defensa del derecho a la vida, pero no sólo la de mujeres y hombres,
también la de plantas, animales, lagos y ríos, además de buscar
definir estrategias para detener la reforma constitucional en curso
que, en opinión de los participantes, amenaza a derechos adquiridos y
libertades.
Igualmente,
esperan elaborar en su congreso propuestas para detener las
negociaciones del tratado de libre comercio que negocia Colombia con
Estados Unidos, "porque se hacen a escondidas del pueblo y porque
está en juego la naturaleza, el futuro y el bienestar de la gente con
la lógica de volver negocio y mercancía lo que no puede ser vendido
y debe ser protegido”.
Precisamente,
esta semana tiene lugar en Puerto Rico la cuarta ronda de
negociaciones del tratado, que en forma simultánea también llevan
adelante Perú y Ecuador, y en ocasiones anteriores Washington propuso
mecanismos con el fin de obtener derechos de patente sobre la
biodiversidad colombiana, una de las más ricas del mundo.
El
presidente Uribe se opuso a la marcha-congreso argumentando razones de
seguridad, además de señalar que los indígenas manifiestan
actitudes políticas.
"No
veo relación entre los problemas que están planteando y la marcha.
Veo que la marcha lo que tiene es un objetivo político y como tal lo
debían presentar, pero no montarle mentiras. Digan la verdad, digan
que ustedes tienen un partido político y que quieren salir a marchar
y a protestar, pero no le inventen embustes al país", expresó
el viernes el mandatario.
A
ello los indígenas respondieron que no hablan para el gobierno sino
"al pueblo”.
"Tenemos
que despojarnos de la creencia de que lo que sucede ahora, va a
continuar indefinidamente”, añadieron, tras insistir en la
necesidad de "construir mecanismos populares de soberanía y
resistencia, y para eso tenemos que encontrarnos los del pueblo con
nuestras luchas, nuestras organizaciones, nuestra identidad y nuestros
territorios”.
El
congreso avanzó en su primera jornada hasta el poblado de Villarrica,
en el Cauca, donde se pasó la noche en carpas y en refugios
levantados con telas y material plástico. Para ese momento, sumaban
unas 50.000 personas, según Beltrán. La participación a su partida
a las 8, hora local, del martes de Santander de Quilichao fue de unos
25.000 manifestantes.
Los
organizadores esperaban convocar unos 40.000 participantes en este
congreso, pero creen que a Cali, una de las ciudades más importantes
del país, "podrían entrar 70.000 personas el jueves”, comentó
Beltrán a IPS.
También
informó que muchos caleños están respaldando la marcha mediante
colectas de alimentos, "el aspecto más delicado, porque el grupo
está creciendo a cada momento y ahora la comida se va a volver un
tema de cuidado”.
Empujando
la "minga" informativa está el Sistema de Comunicación
para la Paz (Sipaz), que agrupa a 138 emisoras comunitarias en 17
regiones de Colombia, y 30 emisoras indígenas.
"Algunas
de las (radios) indígenas ya han empezado a retransmitir, otras se
sumarán en los días venideros, y la idea es tener una cobertura
total el sábado. Es la primera vez que se hace en Colombia una red
tan grande de medios alternativos”, señaló Beltrán.
Las
imágenes del programa de televisión CMI mostraron un operativo
policial vigilante, pero apostado lejos de los manifestantes, que
cuentan con su propia guardia indígena, establecida para afirmar la
autonomía de este pueblo en medio de la guerra que sacude a Colombia
hace varias décadas, según explican sus dirigentes.
Uribe
ha propuesto integrar la llamada guardia indígena a los servicios de
seguridad estatales que combaten a la guerrilla, pero hasta ahora
obtuvo un rechazo tajante.
A
principios de este mes, cinco líderes indígenas, entre ellos Arquímedes
Vitonás, alcalde del poblado caucano de Toribío, cuna del Cric,
fueron secuestrados por un grupo guerrillero de las izquierdistas
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y dejados libres días
después tras la reacción de la guardia indígena, que opera armada sólo
de bastones.
El
pueblo nasa fue galardonado en 2000 con el Premio Nacional de Paz y
Vitonás recibió este año, en nombre de los suyos, el Premio
Ecuatorial, obtenido entre 400 iniciativas de todo el mundo. Su
secuestro temporal también llevó a un fuerte pronunciamiento del
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Uno
de los líderes que, al frente de la guardia indígena, coordinó el
rescate de los secuestrados, "estaba hoy (martes) a las tres de
la tarde cocinando un sancocho (sopa típica) para 100 personas tras
haber caminado todo el día, mientras una chirimía (conjunto nasa de
cinco ejecutantes) tocaba música tradicional con flautas, tambores y
un instrumento de semillas”, apuntó Beltrán.
"Estas
comunidades han construido un movimiento de resistencia civil como
pocos en el país y hoy pueden mostrar con orgullo que la guerra no
constituye un eje estructurante de su vida”, escribió este martes
en el diario caleño El País el columnista Fabio Velásquez, al
criticar la oposición de Uribe a la marcha-congreso.
|