El secuestro de
Rodrigo Granda
Por James Petras
Rebelión, 18/01/05
Traducido por Carlos
Sanchís
Introducción
Una importante
controversia política está encolerizando los medios de comunicación
de Colombia y Venezuela, las páginas web izquierdistas y otros
sitios, en relación con el secuestro de líder de las FARC Rodrigo
Granda. Cada día ofrecen más declaraciones y revelaciones de
ministros, militares y funcionarios policiales, así como de
congresistas y de líderes de los movimientos sociales. Los
intelectuales han escrito y firmado peticiones, viendo algunos el
secuestro como un complot de la CIA para desestabilizar a Chávez,
mientras otros contemplan el reciente suceso y hallan un complejo
cuadro de maniobras estratégicas colombianas y de errores en la
seguridad interna venezolana.
El Secuestro de un
Revolucionario: El caso Rodrigo Granda
El 13 de diciembre de
2004, Rodrigo Granda, el principal portavoz internacional del grupo
guerrillero revolucionario más poderoso de América Latina, las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fue secuestrado a
plena luz del día (4 de la tarde) en el centro de Caracas. Sus
secuestradores lo entregaron seguidamente a las autoridades
colombianas que falsamente afirmaron que fue capturado en Colombia.
Durante casi dos semanas, las autoridades venezolanas, incluidos los
Ministros de Defensa, de Interior y de Asuntos Exteriores, estuvieron
prácticamente mudas; incluso cuando los principales periodistas
colombianos y activistas venezolanos protestaron por el secuestro del
prominente revolucionario. Tras los llamamientos locales e
internacionales de escritores, periodistas, intelectuales y
activistas, muchos de los cuales habían asistido a las mismas
conferencias internacionales en Venezuela que Granda, el Ministro de
Interior, Jessie Chacón, convocó una conferencia de prensa y anunció
una investigación sobre el presunto secuestro de Granda. Dos semanas
son mucho tiempo, bajo cualquier criterio, para empezar una
investigación relacionada con uno de los líderes revolucionarios más
importantes de América Latina, sobre todo en un país que afirma
estar siguiendo un proceso revolucionario.
El secuestro de
Granda y la contestación a ese acto suscita varios problemas
fundamentales para los revolucionarios, progresistas y demócratas, de
todo el mundo. Por encima de todo, está la pregunta de quién fue el
responsable, material e intelectualmente del delito y cual era su propósito.
De igual importancia es determinar qué derechos asisten a los
portavoces populares revolucionarios en el mundo actual. En tercer
lugar, cual fue la contestación al secuestro desde la izquierda, los
autodenominados partidarios de la revolución Chavista, sobre todo los
intelectuales estadounidenses, europeos e Ibero Americanos. En cuarto
lugar, cómo deberían los intelectuales expresar solidaridad con regímenes
y movimientos progresistas o revolucionarios. ¿Deberían encubrir
diferencias internas, limitaciones e incluso errores flagrantes en el
seno de los movimientos y regímenes o deberían proporcionar una crítica
constructiva pero aguda que ayude a continuar con el proceso
revolucionario?
¿Cual fue el propósito
del secuestro y encarcelamiento del líder de las FARC?
Los perpetradores del
delito, el régimen de Uribe en Colombia, ha afirmado durante mucho
tiempo que su meta principal es capturar, matar o encarcelar a los líderes
y militantes de las FARC y destruir el ejército guerrillero rural que
goza de apoyo popular. Ésta ha sido la más alta prioridad política
y económica del régimen, al igual que ha sido la máxima prioridad
estadounidense de su estrategia Ibero Americana. El propósito de
secuestrar a Granda era debilitar la capacidad de las FARC para
dialogar con gobiernos, movimientos, partidos políticos y presentar
sus puntos de vista sobre un acuerdo negociado a la guerra civil de 40
años. El régimen de Uribe al capturar a Granda esperaba que mediante
presiones, torturas e interrogatorios Granda se derrumbara y obtendrían
información sobre la ubicación de los líderes de las FARC y sus
movimientos internos.
Afirmar, como muchos
escritores firmantes de una carta dirigida “A la Opinión Pública
Internacional”, que el secuestro de Granda fue pensado “para crear
dificultades entre ambos países (Venezuela y Colombia) y para
debilitar al movimiento bolivariano,... para disminuir el prestigio
internacional del presidente Chávez creando dudas sobre una posible
implicación venezolana en el secuestro...” no tiene ningún
fundamento y se contradice con los hechos más elementales
relacionados con el secuestro. El propósito del gobierno de Uribe no
era crear dificultades al gobierno de Venezuela sino aplastar a las
FARC. Los firmantes no hacen mención alguna del propósito claro y
directo y los esfuerzos de aquellos que dirigieron y financiaron la
operación. En segundo lugar, los ministros de defensa de Colombia y
Venezuela firmaron, varios días después del secuestro, un importante
acuerdo de cooperación militar bilateral por el que compartirían
operaciones de espionaje así como operaciones de adiestramiento
conjunto. Explicablemente, los ministros de defensa Venezolano y
Colombiano no estaban afectados por el secuestro. Además los
Ministros de Exteriores de Venezuela y Colombia poco antes del
secuestro habían firmado una serie de acuerdos económicos,
comerciales y de oleoductos que, según nos dijo el vicepresidente
venezolano José Rangel, no se verían afectados en modo alguno por el
secuestro.
De hecho, posteriores
investigaciones realizadas por el Ministerio Venezolano de Interior
han probado que 5 oficiales de mediana graduación de la Guardia
Nacional Venezolana y tres oficiales de la División de Investigación
Criminal están también bajo arresto por su implicación en el
secuestro de Granda. El terco intento de los firmantes por salvar (?)
el prestigio de Chávez negando cualquier complicidad venezolana fue
patentemente falso como ha quedado probado por los mismos ministerios
venezolanos involucrados en la investigación. El fallo y/o la
renuencia de estos extranjeros “Amigos de Venezuela” para ver que
el Estado Venezolano tiene oficiales y funcionarios que están
dispuestos a colaborar con el régimen Colombiano es parte de un
problema más profundo y continuando de la izquierda: Su tendencia a
dar un cheque en blanco a cualquier régimen progresista, a pasar por
alto divisiones importantes dentro del régimen y a entender que entre
los funcionarios militares y civiles hay algunos que valoran una
cooperación estrecha con el régimen de Uribe por encima de y en
contra del respeto al derecho de un revolucionario a no ser deportado
(o secuestrado) a un sanguinario estado paramilitar donde no hay
ninguna protección judicial.
En la fase inicial de
la investigación oficial venezolana, el Ministro de Interior, Chacón,
y el Ministro de Defensa dieron énfasis a que Granda estaba
“ilegalmente” en el país, que tenía “papeles falsos” y que
“no fue invitado oficialmente a las conferencias internacionales.”
En lugar de ver al revolucionario Colombiano como una víctima de un
crimen odioso (una víctima de la lucha de clases internacional como
habríamos dicho en los viejos tiempos), fue criminalizado sobre la
base de tecnicismos de inmigración, como cualquier funcionario de
inmigración de bajo nivel podría apreciar. ¿Cuál fue el propósito
para distraer la atención de un importante delito político
-secuestro- a un asunto trivial de un visado caducado? ¿Había
intención de decir que debía de haber sido expulsado a Colombia y
los secuestradores colombianos simplemente lo hicieron de mala manera?
¿No quedaba el prestigio de Venezuela más empañado por su tardía
investigación y el subsiguiente cuestionamiento del derecho de Granda
a participar en una Conferencia Internacional en Defensa de la
Humanidad que por una denuncia directa de la violación del régimen
de Uribe a su soberanía con la complicidad de algunos de sus
funcionarios policiales y militares? Peor, ¿no están los firmantes
de la declaración exonerando de algún modo a los cómplices
venezolanos que debilitan la seguridad del régimen de Chávez? ¿Se
defiende a una revolución negando sus debilidades internas y sus
enemigos? Después de lo que sucedió en el pasado, sobre todo con los
antiguos países socialistas, ¿tenemos que repetir los mismos errores
culpando a los críticos de sectores del régimen de Chávez de
preparar “el terreno para la intervención armada estadounidense”,
para acallarlos?
La intervención
armada de los EE.UU. es una posibilidad real en cualquier lugar del
mundo, pero no ocurrirá porque unos funcionarios de la policía
venezolana y de la Guardia Nacional sean expuestos como secuestradores
a sueldo del estado Colombiano. Es ya de conocimiento público en
todos los medios de comunicación colombianos más importantes
(Tiempo) que los funcionarios venezolanos recibieron millón y medio
de dólares por secuestrar y entregar a Granda. Si los secuestradores
también estaban en la nómina de la CIA no se sabe, pero sus
interrogatorios y declaraciones no revelan tal conexión. Tenían el
signo del dólar, no las barras y las estrellas, en sus ojos. La
amenaza real a la seguridad venezolana y al régimen de Chávez viene
de los nuevos acuerdos de defensa de Venezuela con Colombia - donde
podemos estar completamente seguros de que las Fuerzas Especiales
norteamericanas, CIA y DIA que están trabajando con los militares
colombianos harán todo tipo de esfuerzos por reclutar oficiales,
conseguir datos para sus servicios de inteligencia y fomentar
sentimientos anti Chávez entre los oficiales de defensa menos
comprometidos.
A lo largo de los últimos
40 años he asistido a centenares de reuniones internacionales y he
estado implicado en numerosos movimientos de izquierdas de los cinco
continentes. Revolucionarios, perseguidos por dictadores y regímenes
represivos han participado y han entrado en los países de los
organizadores sin visados, con pasaportes falsos y en ocasiones con
sus papeles en regla. Los revolucionarios Colombianos, específicamente
las FARC y más directamente Rodrigo Granda han hablado en los foros públicos
de toda Europa e Ibero América. A Granda le impidieron hablar en el
Foro Social Mundial (WSF) en el 2001 porque las FARC estaban
implicadas en luchas violentas, no obstante los socialistas franceses
con 100 años de implicación en guerras coloniales fueron
bienvenidos; pero ése es el sesgo que esperamos de las ONGs. La
verdad es que incluso bajo los regímenes neoliberales burgueses de
Europa e Ibero América, los oficiales reconocieron la presencia de
revolucionarios, incluidas las FARC, tácita o públicamente. No hubo
nada de esto en una más bien impropia, apresurada revisión de las
listas de los invitados por parte de los organizadores de las
conferencias internacionales, descalificando y desmarcándose del
secuestro del líder revolucionario. Ésa no es, ciertamente, una
expresión de solidaridad internacional. Lo mejor para la salud y el
futuro de una revolución venezolana es declarar clara y francamente
lo obvio - que Granda estuvo allí y que tenía derecho a estar allí
donde nosotros pudiéramos discutir y debatir nuestros principios,
nuestras diferencias, tal como otros líderes burgueses y regímenes
han hecho en otros momentos y en otros países.
El presidente Chávez
ha decidido tomar personalmente cartas en el asunto. Uribe ha
declarado que financió el secuestro de Granda en Venezuela. Chávez
siempre ha dicho que la soberanía nacional de Venezuela será
defendida a cualquier precio en términos diplomáticos, económicos o
militares. El asunto de Granda no es simplemente una provocación de
los EE.UU. y de Colombia que puede minar las relaciones bilaterales,
sino un reflejo de la división interna de millones de personas que
desean profundizar en la transformación social y aquellos
funcionarios que desean reconciliarse con los EE.UU., Colombia y las
élites locales.
Como consideración a
un pensamiento posterior, aunque Chávez declaró una reforma agraria
radical hace tres años, ni un solo latifundio privado fue expropiado
- los 100.000 beneficiarios de la reforma agraria recibieron únicamente
terrenos públicos e incluso sin créditos adecuados ni asistencia técnica
debido a la incompetencia burocrática o al sabotaje político. En
diciembre del 2004, Chávez ha renovado su petición a los
gobernadores y a los campesinos sin tierra para radicalizar el proceso
de reforma agraria. Los gobernadores respondieron entrevistando a
varios terratenientes para estudiar si su tierra es productiva o está
en barbecho. Entretanto, miles de ocupantes sin tierra le han estado
tomando la palabra a Chávez e improvisaron su propio programa de
distribución de la tierra a pesar de la violencia de las impunes
milicias que están defendiendo a los latifundistas. Los intelectuales
occidentales, cualquiera que tenga duda de que la revolución nacional
se esté volviendo social; mejor sería que prestaran más atención a
las emergentes luchas internas de clase que a firmar peticiones tan
mal informadas.
Hago un llamamiento a
todas las personas de buena voluntad para que nos unamos en la condena
al régimen de Uribe por el secuestro de Rodrigo Granda y expresemos
nuestra solidaridad con él como prisionero político de conciencia.
13 de Enero de 2004
Revisado por Marina
Trillo
|
|