Colombia

 

Uribe incorporan a los paramilitares a la Policía Nacional que vigilarán a los familiares de los masacrados en Mapiripan, Trujillo, Urabá...

Los asesinos de ayer, los nuevos policías de hoy

Por Dick Emanuelsson (*)
Argenpress, 09/02/06

Entre 15.000 a 20.000 paramilitares que ayer eran matones al servicio a los terratenientes o los capos del narcotráfico, llámese de carteles de droga o de los mismos jefes paramilitares, mañana serán “policías cívicos”.

Lo dijo el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, ayer martes (7 de febrero, 2006). Tiene afán porque su mandato esta por llegar a su fin y es necesario que los 15.000–20.000 paramilitares sean incorporados en las instituciones castrenses para así garantizar el poder de la mafia política u económica de Colombia.

Serán 40.000 ojos de los “muchachos de Mancuso y Baez”, personajes manchados de sangre colombiana, que te vigilará en el futuro, mi querido vecino.

Uribe no quiere perder la “capacidad” y la “experiencia” de los paramilitares sino seguir utilizándolos como su clase social siempre ha hecho; desde “los Pájaros”, pasando por “Los Chulavitas” para llegar a la actual AUC, organizaciones paramilitares subordinadas de las fuerzas militares, hasta con legislación hasta los mediados de la década –80.

El 29 de julio Uribe dijo a la cadena de radio y televisión RCN, que quería incorporar a los paramilitares en la vigilancia privada. Los dueños de las empresas de seguridad, ex generales y coroneles retirados, gritaron “hurraaaaa” por la propuesta mientras el sindicato vio con horror la perspectiva, compartir el trabajo con miles de matones y psicópatas. Pero Uribe insistía:

“Están colaborando con vigilancia y con información, pero hace falta que nos ayuden con inteligencia”, agregó el Jefe de Estado según la emisora RCN.

El presidente del “Sindicato Unico de los Trabajadores de la Vigilancia Privada”, Carlos Gómez, dijo en una entrevista que le hice en esa época que la política de Uribe es una política que tiene como meta de militarizar aún más el país. Decía que Uribe da luz verde para que los integrantes de los escuadrones de la muerte cambien uniforme, ahora de la vigilancia privada.

“Es terrible porque eso en la práctica es una forma de legalizar el crimen, el horror que se ha padecido y que el país ha vivido, es una política de corte puramente fascista”.

El mismo día en que Uribe dio su aval de paramilitarizar la vigilancia privada, la agencia de noticia Colprensa informaba en un extenso reportaje del departamento del Sucre, que forenses del departamento de derechos humanos de la Fiscalía ya habían abierto 73 fosas comunes con decenas de cadáveres, víctimas del paramilitarismo en Colombia. Según los campesinos de la región de San Onofre, puede haber tres mil (3000) campesinos enterrados en fosas comunes. Es la suma que han “desaparecido” en las manos de los asesinos que Uribe ahora quiere designar a policías.

El senador uribista Gabriel Zapata Correa fue más allá y propuso una ley que le diera facultades especiales para que el Presidente pudiera perdonar delitos atroces.

“Según el proyecto, radicado por un senador uribista, el perdón se podría otorgar, por conveniencia nacional, a narcotráfico, masacres y secuestros”, decía el descarado senador, que jura lealtad al presidente de Colombia. Con razón los partidos “Uribistas” están repletos de personas que son sindicadas de trabajar al servicio del paramilitarismo.

El sindicato, Sindicato de Vigilantes Unicos, luchó duramente para que la vigilancia privada no obedeciera a la cúpula de las fuerzas militares colombiano y logró el 1982 que la Superintendencia tuviera el control y la supervisión. Fue una gran victoria del sindicato que ahora ve con el gobierno de Uribe que la vigilancia se vuelve peor que antes.

Y ayer el presidente Uribe lanzó nueva propuesta, de que los victimarios de la población colombiana, ellos que se han hecho dueños a casi cinco millones hectáreas de la mejor tierra en Colombia, asesinando y expulsando a tres millones de campesinos de sus tierras, ellos que son los grandes capos y exportadores de la droga de Colombia, ahora serán los que vigilarán a los ciudadanos colombianos.

Me parece como el chiste del año, como tragicómico. Pero es realidad y para todas víctimas del paramilitarismo en Colombia, la propuesta del presidente debe interpretarse como la burla y la humillación más grande que han tenido que soportar en sus vidas.

Y uno se pregunta como es posible, que es una persona inteligente y educada ¿como el presidente tiene el descaro de ofender a los familiares de las victimas en esta forma? ¿Qué se mueve en una cabeza, en un cerebro que propone una cosa tan terrible?.

Después de haber cubierto Colombia más de 25 años como reportero, creo que la propuesta de Uribe no tiene comparación en la política colombiana. Es cierto, que en este país todo puede pasar y también pasa. Pero no encuentro otro motivo que Alvaro Uribe Vélez, a través de su actuación, es el principal paramilitar en el país. Porque con la misma frialdad y insensibilidad humana que actúan los matones que ahora serán policías en Colombia, con la misma calculada frialdad actúa el presidente, pero con mucho más poder en sus manos, por supuesto, cuando propone que los paramilitares colombianos van a estar encargados por la “seguridad de los colombianos”.

“Hemos tomado la decisión de aumentar significativamente el número de auxiliares cívicos con los desmovilizados. Ellos estarán a cargo de la Policía Nacional, no estarán armados y se dedicarán al cuidado de carreteras, vigilancia en los estadios y en las entradas de teatros y hasta en la atención de emergencias”, dijo Uribe según el diario El Tiempo de hoy.

¿“No armados”? pero cuando cae el primero paramilitar–policía por las balas de la guerrilla, van a exigir que estos señores “tendrán que poder defenderse. Si no, serán presas fáciles para la guerrilla que los mira como objetivos militares, igual como a los soldados campesinos”.

¿Será que solamente la guerrilla podrá hacer justicia con los asesinos del pueblo? Hoy, con la declaración de Uribe, es obvio y confirmado que el Estado no tiene ni siquiera la voluntad de hacerlo.

Y ahí esta la triste realidad colombiana, la impunidad total, pero peor que alguien se imaginara, porque en el país de Uribe, los asesinos son premiados y uniformados por el presidente de la republica.

El general que manipula con doble contabilidad

Un país cada día más militarizado pero ¿porqué no se ve los resultados en el campo de batalla? Durante el mandato de Uribe:

• Las FFMM ha crecido desde 255.000 efectivos a 400.000 soldados y policías.

• Las FFMM ha sido reforzada con una armada de más de 100 helicópteros Black Hawk y Huey.

• Los ríos son traficados por decenas de nuevas “Pirañas”, buques de guerra blindados, vendidos por EEUU que disparan a todos que se mueven en las orillas de los ríos.

• Colombianos desempleados en el campo, donde la pobreza llega a 68 por ciento, en muchos casos han sido obligados de ingresar a los pelotones “Soldados Campesinos”, donde Uribe así ha logrado a involucrar parte de la población civil, casi 30.000 personas, en una guerra que no es de ellos. Son presas fáciles para la guerrilla.

• Uribe propuso cuando subió a la presidencia crear una red de sapos de un millón de colombianos, llamada “Red de informantes y cooperantes”. Según un comunicado del Ministerio de Defensa son más de tres millones que integran a esa red de sapos. Esta red que han causado pavor y horror en la población civil ya que miles de colombianos han sido detenidos en detenciones masivas durante los cuatro años de Uribe. Pero no ha logrado a causar a la guerrilla algún daño.

Y a pesar de esta militarización de Colombia, no es las FFMM que distribuyen los partes de guerra victoriosos sino la guerrilla. Todos los días le “da en las cabezas” a los Rambos, del ejercito colombiano. Mujeres en la guerrilla se matan de risas cuando el general Alberto Ospina hace declaraciones como hizo el 24 de enero al diario El Tiempo, que el general ha tenido que enviar a la casa más de 10.500 de los más preparados soldados colombianos porque un zancudo los ha picado.

¡Vaya semejante bobada! Todo el mundo sabe que el general manipula con doble contabilidad. Es la misma modalidad que usan los jefes de Uribe en el DANE (instituto estatal de estadísticas). Son las mismas bajas entre muertos y heridos en las FFMM que poco a poco salen al flote por que en el largo plazo es imposible de mantenerlo en silencio. Los sucesos en la región de Macarena, en donde los batallones de la contraguerrilla y la policía militarizada han perdido muchos hombres, confirma eso.

Hasta cuando vamos a tener que soportar semejantes mentiras distribuidas por el “Departamento E–5”, sección que maneja la guerra psicológica del ejército, mentiras fabricadas por unos de los mejores periodistas colombianos pero que están al servicio a la “Guerra Total”, la guerra que quería Uribe y la guerra que no puede llegar a terminar ni en este ni en el otro periodo como presidente.


Fuente: El Tiempo, 8 de febrero, 2006

(*) Dick Emanuelsson es corresponsal sueco en América Latina desde 1980.