¿Quiénes
manejan el narcotráfico en Colombia?
Por
Domínico Nadal
ANNCOL, 15/02/06
¿Quién..?
Es la pregunta que hoy nos hacemos los colombianos. Siempre hemos creído
que eran los carteles de la droga. En una época creímos que los
carteles de Medellín, y luego el de Cali. Acabados éstos, pululan
300 minicarteles bajo la tutela de la mafia de la Casa de Nariño
[sede de la presidencia de Colombia – nota SoB]. También nos
preguntábamos por qué USA toleraba a Uribe Vélez. Hoy la respuesta
está clara, el negocio de las drogas lo maneja la DEA.
La
denuncia de Bill Conroy en The Narco News Bulletin [ver www.socialismo-o-barbarie.org,
edición del 22/01/06] ha puesto al descubierto la cuestión cardinal
de quién maneja el narcotráfico en Colombia. También produjo una
respuesta anodina de la oficina de asuntos internos de la DEA en USA
de que investigará a sus agentes, en tanto la oficina de esta agencia
en Colombia, desechaba la denuncia y decía que sus agentes son
agentes "probos", es decir, son fieles a la Agencia.
Todo
esto nos ha llevado a preguntarnos: ¿Quiénes manejan el narcotráfico
en Colombia?
La
época de los Carteles
Hubo
un tiempo que el narcotráfico era manejado por dos grandes Carteles:
el de Medellín y el de Cali. El Cartel de Medellín era liderado por
"El Patrón" Pablo Escobar Gaviria, muerto por agentes del
Bloque de Búsqueda, y entre sus integrantes estaban Carlos Lehder (en
cárceles de Estados Unidos y convertido en "soplón" a
cambio de rebajas de pena), Gonzalo Rodríguez Gacha (asesinado por
agentes de la DEA y del DAS), y los Hermanos Ochoa (que se
beneficiaron de la política de sometimiento de Cesar Gaviria Trujillo
y hoy posan de "honrados" caballistas).
El
Cartel de Cali de los Hermanos Rodríguez Orejuela, ayudó a las
fuerzas del estado a cazar a Pablo Escobar Gaviria, y, mediante un
manejo un tanto diferente al Cartel de Medellín, vendieron la imagen
de que eran unos "caballeros". Hoy los dos hermanos están
presos en cárceles de los Estados Unidos, extraditados por el
presidente Álvaro Uribe Vélez.
Los
minicarteles
Después
de haber sido golpeados los dos grandes Carteles, los sucesores de éstos
se reúnen en La Calera (Bogotá) y acuerdan conformar minicarteles, a
fin de no ser tan evidentes y dificultar la acción de las fuerzas que
adelantan "la guerra contra las drogas".
Esos
minicarteles continúan enviando cocaína y heroína a los Estados
Unidos -principalmente- y otros países desarrollados, aplicando el
principio de la economía de mercado: si hay demanda, hay oferta. Se
forman minicarteles en la Costa Atlántica, el Valle del Cauca,
Antioquia, Tolima, Nariño, hasta llegar a la increíble cifra de 300
minicarteles en el año 2004.
Era
lógico que persistiera un negocio -narcotráfico y narcoconsumo- que
mueve más de 700 mil millones de dólares al año (cifras de Noam
Chomsky), y que le reporta a los Estados Unidos el 85% de tal
cantidad, la cual ingresa y permanece en su sistema financiero,
paliando en algo el crónico déficit fiscal que ronda en los 60
billones de dólares al año. A Colombia ingresan, según los datos de
algunos académicos, el 10% del producido anual del narcotráfico.
El
papel del narcoparamilitarismo
El
fenómeno del paramilitarismo, que nace cuando los Hermanos Ochoa y el
Cartel de Medellín crean el MAS (Muerte a Secuestradores), es
impulsado desde el Estado, especialmente desde Puerto Boyacá por el
general Farouk Yanini Díaz. Se reproduce la experiencia del magdalena
medio a todo el país y se extiende el paramilitarismo -con la
implementación, la consecución de financiamiento entre ganaderos,
comerciantes, oligarcas; y el apoyo logístico a las bandas
criminales. Los utilizan entre otras cosas para intentar lavarle la
cara a las fuerzas militares y evitar las denuncias de que el Estado
colombiano violaba los derechos humanos y practicaba Terrorismo de
Estado contra el pueblo en su conjunto, el cual tiene en su haber el
genocidio del partido de oposición, Unión Patriótica (U.P.).
Pero
los oligarcas, ganaderos, comerciantes, no estaban dispuestos a
sacrificar sus fortunas en un proyecto costoso y se declaran
asfixiados económicamente. Además el estado oficialmente les exigía
sacrificios para el financiamiento de la guerra contra la insurgencia
armada con los "Bonos de Guerra" y el Impuesto al
Patrimonio. Se implementa entonces que los jefes paramilitares
financien sus actividades y sus bandas de asesinos con los dólares
que produce el narcotráfico. Así se produce la simbiosis que en
ANNCOL calificamos desde el principio como narcoparamilitarismo.
Carlos
Castaño entra a manejar sus estructuras en actividades del narcotráfico
y a reclutar sectores del narcotráfico para sus organizaciones, vendiéndoles
"franquicias" y "bloques de autodefensas". Entran
en escena los Salvatores Mancuso, "Don Berna", los
"Jorge 20", los Cuco Vanoy, etc. Esta movida ajedrecística
les permite a los narcotraficantes "camuflarse" y ganar que
el estado se haga "el de la vista gorda" ante sus
actividades, por el favor recibido de la guerra contra-insurgente.
En
tanto han permanecido agazapados sectores tradicionalmente vinculados
con el narcotráfico en Medellín, en Cali y en otras partes del país,
los cuales hoy ocupan altas posiciones dentro del gobierno. Los
narcotraficantes siempre han pretendido conseguir algún tipo de
"blindaje" a la persecución del estado colombiano y del
estadounidense. Por ello incursionaron directamente en la política y
corrompieron aún más a los ya corrompidos políticos colombianos.
Casos hay, señalemos algunos: el primero, miembro del Cartel de
Medellín, hoy es flamante presidente de la República de Colombia.
Otros:
Alberto Santofimio Botero, Fuad Char, Miguel Pinedo Vidal y los Vives,
los Guerra de la Espriella y Guerra Tulena, Jattin, Araújos, Gnecco
Cerchar, los Castro del Cesar, y así la lista se volvería
interminable por cuanto compromete a toda la "clase" política
colombiana.
El
papel de Uribe Vélez
El
presidente Uribe Vélez ha intentado ocultar su pasado-presente
vinculado al narcotráfico. Basta una leída al libro de Joseph
Contreras y Fernando Garavito, Biografía no autorizada de Uribe Vélez,
para así comprobarlo.
Durante
su administración se ha continuado desarrollando el Plan Colombia
(dizque para la "Guerra contra las drogas"), ahora llamado
Plan Patriota, en los cuales han comprometido 4 mil millones de dólares,
según Adam Isaccson, del CPI de los Estados Unidos. Se continúa con
las fumigaciones masivas, pero a pesar de esto, se presentan
contradicciones entre las informaciones del gobierno colombiano y el
gringo por el número de hectáreas erradicadas de cultivos "ilícitos".
Mientras uno dice que han disminuído, el otro dice que han aumentado.
Uribe
también ha extraditado más de 210 colombianos solicitados por los
Estados Unidos por el "delito de narcotráfico". La mayoría
de estos pertenecientes a "cartelitos" incómodos a los
amigos del presidente, mientras tanto los socios y amigos del
presidente reciben todos los beneficios.
A
los narcoparamilitares les diseña una "política de paz" a
su medida, los concentra en Ralito y entrega de arma tras entrega de
armas, les da la bendición y les perdona sus "pecados"
cometidos en defensa de la "democracia profunda", es decir,
los premia con la "Ley de Justicia y Paz", que no es más
que la impunidad absoluta a sus crímenes de Lesa Humanidad, y les
permite como premio legalizar sus inmensas fortunas con el perdón de
los "testaferros" de los narcoparamilitares.
¿Quién
maneja el narcotráfico?
Contrario
a la idea que teníamos los colombianos de que el narcotráfico era
manejado por los carteles y minicarteles, a raíz de la denuncia de
Bill Conroy, queda al descubierto quién ha manejado realmente el
negocio de la droga en Colombia desde siempre. La DEA. Por ello la
oficina de la DEA defiende a sus agentes en Colombia y los califica
como "fieles" a la agencia.
Recordemos
que el embajador USA Lewis Tambs, famoso por acuñar el epíteto de
"narcoguerrilla", fue descubierto años después embarcando
cocaína en Costa Rica con destino los Estados Unidos, para con esos
recursos financiar la Contra en Nicaragua. ¿Quién lo acompañó en
la "aventura"? La DEA.
También
nos preguntábamos ¿por qué los Estados Unidos toleraba a un
individuo como Uribe Vélez, señalado por su propio gobierno como el
número 82 en la lista de personajes "amenazas para la seguridad
nacional"? ¿Por qué ha sido tan permisivo con Uribe?
Ahora
todo está claro. Uribe representa una pieza en el ajedrez de la política
antidrogas de los Estados Unidos, particularmente en los planes de la
DEA. ¿Pero no es precisamente la DEA la agencia que tiene los Estados
Unidos para combatir el narcotráfico? Así parecía. Ahora sabemos
que la DEA es la agencia que adelanta actividades de narcotráfico
para con esos recursos financiar actividades contrainsurgentes ocultas
en los países de Latinoamérica. De agencia de lucha contra las
drogas, pasó a ser agencia que promueve el narcotráfico. Y tal
actividad de perpetuación del narcotráfico le permite al gobierno de
Estados Unidos meter sus indeseables narices en nuestros países
porque "el narcotráfico no disminuye", para apropiarse de
nuestras riquezas: petróleo, oro, níquel, esmeraldas, café, etc.
Ello
está más claro en el apoyo que brindan los Estados Unidos a Uribe.
En el apoyo que dan al sainete de Ralito. Y en las actividades de los
agentes de la DEA en Colombia, entre las cuales menciona el
articulista Conroy están la protección a miembros narcoparamilitares
y ayuda en las operaciones de lavado de dólares de esos miembros
"consentidos" de la DEA. También entendemos ahora la posición
del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez
Frías, cuando echó - literalmente- a esta agencia de la sede del
gobierno venezolano.
Pareciera
que la doble moral de los gobernantes de los Estados Unidos está
manifiesta nuevamente. Recurren a lo inmoral en su lucha contra la
insurgencia y la revolución. Maquiavelismo que los llevará
inexorablemente a precipitar el fin del imperio, que como el de todos
los imperios será estrepitoso, roto por dentro por sus propios
vicios.
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