Primicia editorial
El olor a narco-paramilitar
del presidente Uribe
Por Hernando Calvo
Ospina
Rebelión, 11/02/07
Dentro de algunas
semanas circulará en castellano el libro “Colombia, laboratorio de
embrujos. Democracia y terrorismo de Estado”, del periodista y
escritor colombiano, residente en Paris, Hernando Calvo Ospina. El prólogo
tiene la firma de Ignacio Ramonet, director del prestigioso mensual
francés Le Monde Diplomatique. Con la autorización del autor y la
editora publicamos el Capitulo XVI.
El narco-paramilitarismo
al Congreso
Fue como un “parte
de guerra”. Acababan de pasar las elecciones legislativas del 10 de
marzo de 2002, y el líder narco-paramilitar Salvatore Mancuso se
congratulaba por Internet de que un importante porcentaje de los
elegidos comulgaba con los “ideales” paramilitares. “Podemos
afirmar con los datos a la mano, que la meta original del 30% ha sido
largamente superada y constituye un hito en la historia de las AUC (...)
Es motivo de inmensa satisfacción que los candidatos de nuestras
preferencias, surgidos en su mayoría de nuestras bases sociales y políticas,
y como tales, fruto de un vasto y firme esfuerzo formativo por parte
de las Autodefensas, hayan alcanzado un masivo respaldo de los
electores.”
A pesar de nunca
haberse opuesto resueltamente al paramilitarismo, el dirigente liberal
Carlos Lemos Simmons dijo ante tales resultados electorales: “Eso
significa que hoy la mayor parte y la fuerza más importante en el
Congreso la constituyen las Autodefensas (...) Pero lo que más
asombra de todo este asunto es la indiferencia con que ha asumido tal
anunció el país. Un hecho de tanta gravedad no ha suscitado en los
medios, en los gremios, en el Gobierno, en la Iglesia, en la llamada
sociedad civil, en las ONG o en la comunidad internacional la menor
reacción (...) Por bastardas consideraciones electorales, lo
que ayer era vitando y malo se volvió útil y bueno hoy...”.
(1)
El ministro del
Interior de entonces, Armando Estrada Villa, confirmó lo dicho por
Mancuso pero ninguna medida anunció: “el análisis de esas
personas, su votación y los sitios donde fueron elegidos, por ser
sitios de influencia paramilitar, se llega a la conclusión de que los
paramilitares ordenaron votar por ellos o llegaron a acuerdos para que
éstos presionaran a las comunidades para que votaran por determinados
nombres.” (2)
No era un secreto que
los políticos de las regiones donde los paramilitares mandaban les
pagaron 100 millones de pesos por lograr la curul al Senado. “
A cambio de ese dinero, los señores de la guerra garantizaron a
sus protegidos que durante la campaña no tuvieran competencia en sus
jurisdicciones, y el día de la elección que el pueblo votara
masivamente por ellos. A cambio de ese ‘aval’, los elegidos
se hacen los de la vista gorda ante sus actividades, e incluso han
llegado a adjudicarles contratos públicos para sus empresas...”
(3)
El stablishment
sabía que el paso decisivo de paramilitarización del Estado se
volvería realidad en esas elecciones, pues todo venía preparándose
para ello. El mismo día de las votaciones Francisco Santos Calderón,
que unos meses después sería elegido vicepresidente de Colombia, había
escrito en su periódico El Tiempo: “... lo cierto es que
el Congreso que vamos a elegir va a ser aún peor que el que ahora
tenemos. Va a ser, con algunas excepciones, un Congreso al servicio de
los caciques políticos tradicionales, de los “narcos” y de los
paramilitares.” No lo dijo por visionario, sino por conocimiento
de causa.
No se abrió ni una
simple investigación oficial para verificar las relaciones de estos
congresistas con el paramilitarismo. Y al contrario de los elegidos de
la Unión Patriótica, de otras formaciones políticas de izquierda o
simples críticos del sistema, no se vieron confrontados a un plan de
exterminio, pues los defensores del sistema rara vez se matan entre
ellos.
Uribe Vélez, un
pasado entre narcotraficantes
Un columnista de El
Espectador, Fernando Garavito Pardo, debió exiliarse en marzo del
2002 por amenazas a su vida, luego de haber publicado una serie de
investigaciones sobre presuntos nexos del entonces candidato a la
presidencia Álvaro Uribe Vélez con el narcotráfico y el
paramilitarismo. (4)
Esas denuncias
coincidieron con las de Ignacio Gómez Gómez, quien también debió
irse del país por la misma causa. Cuando en el 2002 el Comité
Mundial para la Protección de los Periodistas, CPJ, le entregó el
Premio Internacional de Libertad de Prensa, explicó que tal galardón
lo recibía “Por el trabajo de los antecedentes que relacionan a
Álvaro Uribe Vélez con el Cartel de Medellín. Es una investigación
que se hizo en cinco partes. Una de ellas tenía que ver con la
coincidencia cuando Pablo Escobar era miembro del Congreso y tenía
muchísima actividad política o proselitista en los barrios pobres de
Medellín, y por entonces Álvaro Uribe era el alcalde de Medellín y
hacía programas muy paralelos a los de Pablo Escobar. Después Álvaro
Uribe fue director de la Aeronáutica Civil. Antes de él, desde 1954
hasta 1981, el Estado había concedido 2.339 licencias, y durante los
28 meses que él ejerció, concedió 2.242 licencias, muy poco menos
que en los 35 años anteriores, con el agravante que muchísimas de
esas licencias, como 200, quedaron en manos del Cartel de Medellín
(...) Cuando el helicóptero [del padre] era objeto de la
herencia, fue encontrado en un laboratorio famosísimo de Pablo
Escobar llamado Tranquilandia. El helicóptero pertenecía a [Álvaro]
Uribe y su hermano. Además había una estrecha relación entre el papá
de Uribe y el clan de los Ochoa, que era una familia muy importante en
el Cartel de Medellín. Y la última parte [de la serie] fue
cuando Pablo Escobar escapó de la cárcel y trató de hacer un nuevo
acuerdo con el gobierno, y el encargado de llegar a ese acuerdo fue Álvaro
Uribe Vélez. (...) De las cinco historias Nosotros sólo
alcanzamos a publicar una, que es la relacionada con el helicóptero.
Y el día que la publicamos el presidente se puso demasiado bravo, me
insultó a mí por la radio…”.
Empezaron, entonces,
las amenazas contra él, el director del noticiero y sus familias. La
serie se suspendió y ninguna televisión quiso difundirlas, en
Colombia ni en el exterior…
Así se ha conocido
que el actual presidente de Colombia vivió sus primeros años de vida
en el seno de una familia de clase media con regulares problemas
financieros. Un día cualquiera la situación empezó a cambiar
radicalmente a partir de los negocios del padre Alberto Uribe Sierra
como agiotista, aunque por las investigaciones se puede decir que la
palabra exacta para las actividades del padre es “testaferro”. O
sea dueño ficticio de propiedades de narcotraficantes, algo que había
iniciado con el clan de los capos Ochoa, familiares de su esposa. Los
Uribe empezaron la acumulación de su propio capital y de extensas
propiedades rurales: “Uribe Sierra vivía tan inmerso en ese
mundo de negocios alucinantes, que, relataba un amigo, hoy podía
tener 23 fincas o 10 y amanecer mañana con 41.” (5) Eso sólo
lo puede lograr un mago. Y, casualmente, a los ‘narcos’ en
Colombia se les dice ‘mágicos’.
A pesar de su alta
envestidura, el presidente Uribe Vélez nunca ha dado una aclaración
objetiva sobre la procedencia de su gran fortuna. Cuando se ha visto
obligado a tocar el tema, las frases dicen de todo sin precisar nada.
Si un periodista le insiste aparece su agresividad. Ninguna autoridad
se ha decidido a investigar.
El padre del
presidente murió en un asalto que realizaron las FARC a su hacienda
en junio de 1983. Los Uribe dicen que los guerrilleros pretendían
secuestrarlo y él se atrincheró para impedirlo; que el ataque se
hizo para desbaratar el campo de entrenamiento paramilitar que ahí
existía, aseguró el grupo guerrillero. Esa es la parte trágica de
la historia. Cuando Álvaro Uribe Vélez supo del ataque, utilizó un
helicóptero para llegar hasta el lugar e intentar el rescate de su
padre y hermanos. Al preguntársele sobre esto, el presidente de
Colombia ha respondido: “Me monté casi de noche en el primer
helicóptero que consiguieron (...) El periódico El Mundo dijo
al otro día que el helicóptero era del hacendado Pablo
Escobar.” (6) Según informó la prensa, la
aeronave era una de las más modernas del país en cuanto a tecnología
de navegación, por lo tanto el “hacendado” no la iba a prestar a
cualquiera.
Siendo alcalde de
Medellín, con gran despliegue mediático Uribe Vélez presentó en
Bogotá el programa “Medellín sin tugurios”. Muy poco después se
conoció que era un plan con aparente sentido cívico financiado por
Escobar Gaviria, quien buscaba la solidaridad social y la aceptación
política. El referido programa consistía en construir mil casas para
donarlas a pobladores que dormían en casuchas cerca de un basurero.
Las extrañas
“casualidades” del presidente Uribe Vélez con algunos capos del
narcotráfico no se detienen. En marzo de 1984 la policía llegó
hasta lo que se consideraba el laboratorio de procesamiento de cocaína
más grande y moderno del mundo, conocido como ‘Tranquilandia”,
cuyo propietario principal era Escobar Gaviria. Ahí se hallaron
varias aeronaves, tres de las cuales tenían licencia de
funcionamiento expedidas por la Aeronáutica Civil cuando su director
era Álvaro Uribe Vélez (marzo 1980, agosto 1982) También se encontró
un helicóptero que por herencia pertenecía a los hermanos Uribe Vélez...
A pesar de todo ello,
el presidente insiste en afirmar: “no tuve relaciones con
Escobar, ni cuando se usaba.” (7)
Después de dejar la
dirección de la Aeronáutica, el futuro presidente de Colombia fue
elegido gobernador del departamento de Antioquia. Desde ese cargo se
convirtió en el principal promotor e impulsor de las Cooperativas de
Seguridad Rural, “Convivir”. El jefe narcoparamilitar Carlos Castaño
Gil diría que Uribe Vélez logró “sacar adelante cooperativas
de seguridad, con las cuales nunca estuve de acuerdo. No voy a negar
que a las autodefensas les sirvió, pero no tanto se avanzó con
ellas. Quienes las aprovecharon fueron los narcotraficantes, que se
dedicaron a montar pequeñas Convivir en sus fincas...” (8)
El 30 de julio del
2004 la Presidencia de Colombia rechazó públicamente un documento
desclasificado en mayo, y proveniente de la Defense Intelligence
Agency, DIA, uno de los servicios de seguridad más secreto y poderoso
de Estados Unidos, dependiente del Pentágono. El informe dice en su
aparte: “Álvaro Uribe Vélez, político y senador colombiano,
colabora con el cartel de Medellín desde altos cargos en el gobierno.
Uribe estuvo implicado en actividades de narcotráfico en Estados
Unidos. Asesinaron a su padre en Colombia por conexiones con el tráfico
de narcóticos. Uribe ha trabajado para el cartel de Medellín y es
amigo personal de Pablo Escobar Gaviria...” (9)
El comunicado de la
Presidencia no da ningún argumento que desmienta con severidad tan
grave señalamiento, pero pretende que se desestime el documento
porque “se trata de información que no fue evaluada”, pues
el texto dice, efectivamente, “Not finally evaluated”. Lo
llamativo es que contra muchos de los numerosos narcotraficantes que
se encuentran ahí descritos sí se utilizó esa información en
investigaciones y juicios.
Familiares del
presidente...
“No tengo idea,
no me he enterado de eso”, respondió el presidente Uribe Vélez
ante la pregunta del periodista. Ni una palabra más. El día
anterior, 21 de junio de 2005, el congresista Gustavo Petro Urrego había
afirmado en una sesión parlamentaria que el hermano del presidente
colombiano, Santiago, había sido investigado penalmente por la creación
de un grupo paramilitar y el asesinato de varios campesinos. “En
los procesos judiciales del pasado aparece sindicado el hermano del
presidente de la república como conformador, auspiciador y erector de
grupos paramilitares”, sostuvo Petro Urrego.
El grupo paramilitar
“Los doce apóstoles” habría tenido sede en la hacienda “La
Carolina”, en el departamento de Antioquia, cuya propiedad comparten
los hermanos Uribe Vélez. El hermano del Presidente fue interrogado
por la fiscalía en 1997 respecto a delitos de secuestro, extorsión y
asesinato cometidos por “Los doce apóstoles” entre 1993 y 1994.
El grupo paramilitar fue acusado de asesinar 50 personas, y de haber
cometido una masacre de la cual fueron hallados los cuerpos de cuatro
personas y otras dos permanecen desaparecidas. Por este caso existe
una demanda en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La misma noche que el
congresista hizo la denuncia, el fiscal Luis Camilo Osorio confirmó
que el hermano del mandatario había sido objeto de una investigación
en 1999, pero también indicó que se había declarado “un auto
inhibitorio a favor del señor Uribe Vélez y se ordenó el archivo
definitivo” ese mismo año.
Petro Urrego insistió
en que Álvaro Uribe Vélez, por ser el presidente de la nación, debe
“explicarle a toda Colombia qué pasó con el proceso judicial
que se seguía contra su hermano, que lo vinculaba directamente al
paramilitarismo y a delitos de lesa humanidad...”.
El parlamentariotambién
denunció que tres parientes del Presidente colombiano, entre ellos
dos primos hermanos, lideraron otra banda paramilitar conocida como
“Los Erre”, señalada de haber asesinado a otro medio centenar de
personas en varios municipios del departamento de Antioquia. Estos
familiares fueron condenados en primera instancia y estuvieron presos
cerca de un año, hasta que un juez de apelaciones los puso en
libertad y archivó el caso por considerar que no había pruebas
suficientes contra los acusados. Los parientes del mandatario son
Carlos Alberto Vélez Ochoa, Juan Diego Vélez Ochoa y Mario Vélez
Ochoa, también familiares del clan de los capos Ochoa.
“Le reclamo a
Uribe que, sabiendo que sus familiares directos están procesados por
paramilitarismo, se atreve a llevar una ley que declara la impunidad
para los paramilitares...” Fue la especie de acusación lanzada
por Petro Urrego durante esa sesión del Congreso colombiano, que
culminó con la aprobación de la llamada “Ley de Justicia y Paz”,
la cual confiere estatus político a los narco-paramilitares que se
encuentran en “negociación” con el gobierno del presidente Uribe
Vélez. Con la ley se beneficiarían sus familiares.
Por fin, el 4 de
diciembre de 2006, en declaraciones a W Radio de Bogotá, el
presidente Uribe Vélez debió admitir que su hermano sí fue
investigado por involucramiento con el paramilitarismo.
NOTAS
1.- El Tiempo.
Bogotá, marzo 28, 2002.
2.- El Colombiano.
Medellín, abril 24, 2002.
3.- “Los tentáculos
de las AUC” Semana. Bogotá, julio 10, 2005.
4.- Garavito, junto
al corresponsal para América Latina de la revista estadounidense Newsweek,
Joseph Contreras, publicaron “Biografía no autorizada de Álvaro
Uribe Vélez. (El señor de las Sombras)”. Ed. Oveja Negra. Bogotá,
2002.
5.- El Mundo.
Medellín, 16 de junio 1983.
6.- El Tiempo.
Bogotá, abril 21, 2002.
7.- El Tiempo,
abril 21, 2002.
8.- Aranguren Molina,
Mauricio. “Mi confesión. Carlos Castaño revela sus secretos”. Ed.
Oveja Negra. Bogotá, 2001.
9.- La información
completa se encuentra en: http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB131/index.htm.
Nuevo golpe a la
credibilidad del presidente colombiano. Detenido el hermano de la
ministra de Exteriores y otros 5 congresistas de Uribe. Álvaro Araújo
era el presidenciable de los ultraderechistas, según la investigación
Los lazos entre
paramilitares y políticos agitan Colombia
Por Gloria Helena Rey
Corresponsal en Bogotá
El Periódico,
17/02/07
Aunque el presidente
Álvaro Uribe le ha dado un respaldo total, el futuro político de la
ministra de Asuntos Exteriores de Colombia, María Consuelo Araújo,
pende de un hilo. Su hermano Álvaro y otros cinco congresistas de la
coalición gubernamental fueron detenidos ayer, acusados de asociación
para delinquir y de tener vínculos con los grupos paramilitares de
extrema derecha, después de que el Tribunal Supremo de Justicia, máxima
instancia judicial en Colombia, ordenara su arresto el jueves.
Los cargos contra Álvaro
Araújo son los más graves, según admitió Alfredo Gómez,
presidente de la sala penal del tribunal. El Supremo le imputa también
el secuestro de Víctor Ochoa, excandidato a la alcaldía de la ciudad
de Valdellupar, en el departamento del César (norte). Ochoa fue
capturado en el 2002 por un grupo paramilitar. Además, en el
ordenador decomisado a un cabecilla ultraderechista, conocido como
Jorge 40, apareció un documento en el que se cita al hermano de la
titular de Exteriores como el candidato de los paramilitares a la
presidencia del país.
La situación de la
ministra se agravó aún más ayer cuando el mismo tribunal pidió a
la fiscalía que investigue a su padre, el exministro de Agricultura y
exsenador Alfredo Araújo Noguera, también por vínculos con los
paramilitares.
Peticiones de
dimisión
La opinión pública
y la oposición ya han pedido a María Consuelo Araújo que dimita.
"El presidente debe permitirle renunciar, por el bien del país,
y para no someterla a un desgaste personal y emocional tan
grande", afirmó el senador liberal Rafael Pardo, quien adujo
razones de "ética y moral". Las encuestas de varios
programas de radio coincidieron también en la petición mayoritaria
de dimisión de la ministra, e incluso empezaron a circular cadenas de
correos electrónicos reclamándola.
Sin embargo, en una
breve rueda de prensa María Consuelo Araújo afirmó que, aunque la
situación es muy difícil, seguirá en el cargo "trabajando con
eficacia, honradez, resultados y alegría".
'Parapolítica'
Con la detención de
estos seis congresistas, se eleva a ocho el número de parlamentarios
favorables a Uribe arrestados en el llamado escándalo de la
parapolítica.
El ministro del Interior, Carlos Holguín, admitió que lo sucedido es
un duro golpe para la coalición que controla el Congreso.
Estas detenciones
también pueden afectar inmediatamente las sesiones extraordinarias
del Congreso, convocadas por el Gobierno de Uribe para sacar adelante
el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y el Plan de
Desarrollo. La comisión del Senado que presidía Araújo, encargada
de analizar la parte agraria del TLC, no se ha reunido en las últimas
dos semanas.
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