¿Qué
clase de paz?
Por
Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 24/01/08
Chávez
ha puesto el tema de la paz en el centro de su discurso
sobre la situación colombiana. Las iniciativas de
“intercambios humanitarios” son vistas como el primer
tramo del camino hacia negociaciones entre el estado
colombiano y la guerrilla que lleven a un acuerdo de paz. En
el mismo sentido va su propuesta de ser realistas y
reconocer a la FARC y al ELN como beligerantes.
Por
supuesto, frente a las atrocidades cometidas en el largo
conflicto colombiano, el grito de “¡Viva la paz!”
dado por Chávez atrae la simpatía de millones.
Sin
embargo, en situaciones como esta, hay que tener la precaución
de hacerse la sabia y concreta pregunta de Lenin: “¿Qué
clase de paz y qué clase de guerra?”
Es
que no existe la “paz” (o la guerra) en abstracto, sino
que hay “paces” concretas, que benefician o dañan
a unos u otros sectores sociales y políticos. Para ver esto
más claramente, recordemos algunos antecedentes colombianos
y latinoamericanos.
La
paz de los cementerios en Colombia
Este
país tiene una larga historia de “acuerdos de paz”...
que llevaron a la paz de los cementerios.
En
1958, la guerrilla campesina (que en esos momentos no era
mayoritariamente marxista) fue traicionada por la dirección
burguesa del Partido Liberal, que firmó un pacto con el
Partido Conservador para hacer la paz. El resultado fue la
paz... de los cementerios. Después de entregar las armas y
desmovilizarse, los más destacados dirigentes de las
guerrillas liberales fueron asesinados.
Este
desastre radicalizó a un sector de sobrevivientes que
tiempo después, en 1964, constituirían las FARC y se
alinearían por un tiempo con el PC colombiano.
En
la década del ‘80, hubo otro “proceso de paz” con las
FARC. Esto iba en sintonía con los diversos “acuerdos de
paz” que estaban tramitándose en Centroamérica con el
sandinismo de Nicaragua y con las guerrillas de Guatemala y
El Salvador.
En
ese camino, las FARC, para pasar a la acción política pacífica,
constituyó el partido legal Unión Patriótica. El
resultado fue el asesinato de 5.000 de sus candidatos en las
elecciones, en primer lugar su candidato a presidente.
¿Acuerdos
de paz como en Centroamérica?
Los
acuerdos de paz firmados en los años ‘80 y principios de
los ‘90 en Centroamérica no derivaron en una matanza como
las de Colombia. Pero sus resultados no fueron mucho mejores
a nivel político.
Hoy
los ex guerrilleros y sus organizaciones se han asimilado
completamente al régimen. En vez de matarlos, los
hicieron diputados y hasta presidentes. Desde el gobierno o
desde el llano, los ex guerrilleros de Nicaragua, El
Salvador y Guatemala se han transformado en dirigentes
burgueses con etiquetas de centroizquierda y políticas
social-liberales.
Es
lo mismo que ha sucedido en el Río de la Plata (aunque sin
acuerdos de paz), donde los dirigentes ex tupamaros y ex
montoneros son hoy ministros, altos funcionarios y
parlamentarios, 100% al servicio del capitalismo y del
estado burgués.
Pero
mientras estos ex guerrilleros engordaban, los “acuerdos
de paz” en Nicaragua, El Salvador y Guatemala significaron
la sepultura del proceso revolucionario en Centroamérica y
la apertura de un período de neoliberalismo salvaje, y de
hambre, miseria y desmoralización política para las masas
del Istmo.
Este
saldo hay que tenerlo en cuenta, porque varios de los que
propician la “paz” en Colombia toman como modelo este
desastre.
Los
“acuerdos de paz” del siglo XXI: la “revolución
democrática y cultural” de Chávez
En
ese sentido, el contenido concreto de los “acuerdos de
paz” que propone Chávez no queda muy claro, aunque no
parece ser exactamente lo de Centroamérica. Podríamos
decir que se trataría de “acuerdos de paz del siglo
XXI”... en que se refleja una situación distinta a la de
esos años de triunfo arrollador de la reacción neoliberal.
Sin embargo, la “revolución democrática y cultural”
que estaría en el meollo de estos acuerdos no sería en
lo más mínimo anticapitalista ni socialista.
Las
cosas se aclaran más, escuchando lo que dicen las FARC. El
comandante Raúl Reyes, segunda figura de las FARC después
del legendario Marulanda, dio seis meses atrás una larga
entrevista al diario Clarín. Era cuando se iniciaba
la movida internacional, con Chávez a la cabeza, alrededor
de la guerra colombiana.
Raúl
Reyes fue muy claro: “Las FARC podrían participar en
una administración socialdemócrata”, dijo, en cuanto
los proyectos políticos de las FARC después de firmar la
paz.
Luego
de manifestarse admirador de Kirchner –“vemos en su
gobierno un avance sustancial, luego de la debacle en que se
encontraba ese pueblo por el neoliberalismo de Menem”–
Reyes esbozó el tipo de gobierno que proponen:
“Ante
todo nos proponemos conseguir en Colombia una apertura que
tiene que darse mediante la conformación de un nuevo
gobierno que quiera la paz con justicia social. Y para eso
señalamos la necesidad de un gobierno pluralista, patriótico,
democrático, que se comprometa con la paz, con la defensa
de la soberanía, con la independencia, que no extraditen más
colombianos, que respeten la dignidad de nuestro pueblo.”
“Y
hemos pensado que [Uribe] debe
ser reemplazado por una coalición para conformar un
gobierno pluralista, patriótico y democrático, que se
comprometa con la verdadera paz. Un gobierno así puede
servir también en Colombia, como por ejemplo un gobierno
del Polo Democrático Alternativo.” (Clarín,
27/08/07)
El
Polo Democrático Alternativo, coalición opositora a Uribe,
es un agrupamiento enteramente procapitalista, con política
y posiciones no más radicales que las de Lula, Kirchner o
Tabaré Vázquez...
Todo
esto hay que tenerlo muy en cuenta, para saber de “qué
clase de paz” hablan tanto Chávez como las FARC.
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