Una laptop interminable,
indestructible…
y bastante inverosímil
Por Roberto Bardini
Bambú Press, 13/06/08
La increíble PC del
comandante Raúl Reyes, número dos de las FARC asesinado el
1 de marzo pasado en Ecuador por tropas colombianas, resultó
ser una voluminosa caja de caudales binarios, repleta de
correspondencia, documentos comprometedores, planes
desestabilizadores y financiamientos secretos que, en manos
de expertos en inteligencia contrainsurgente, parecen
multiplicarse como los cinco panes y dos peces bíblicos con
los que Jesús alimentó a cinco mil seguidores a orillas
del Mar de Galilea.
El pequeño computador
bolivariano es, como se sabe, una súper máquina blindada a
prueba de ataques aéreos, ya que resistió exitosamente las
diez bombas GBU 12 Paveway II guiadas por laser o GPS y más
de 200 kilos cada una con que la Fuerza Aérea de Colombia
arrasó el precario campamento guerrillero en pocos minutos.
Estos proyectiles, diseñados
por las compañías Raytheon y Lockheed Martin para destruir
edificios, hangares, pistas aéreas, puentes, embarcaciones
artilladas y rampas de lanzamiento de misiles, pueden
atravesar casi dos metros de hormigón armado. Observadores
del ejército ecuatoriano comprobaron que en el reducto de
las FARC los explosivos dejaron cráteres de 2.40 metros de
diámetro por 1.80 metros de profundidad… pero la locuaz
laptop salió ilesa.
Aunque la inteligencia
militar colombiana continúa extrayendo un documento tras
otro en esa especie Caja de Pandora portátil e
invulnerable, queda la sensación de que cada hallazgo es más
de lo mismo, con la obvia finalidad de comprometer al
presidente Hugo Chávez en el financiamiento a la
cincuentenaria organización insurgente y al gobierno de
Rafael Correa como un cómplice que aporta territorio.
El mandatario venezolano,
en honor a la verdad, está más interesado en liderar la
integración económica de América del Sur que en una poco
conveniente guerra con el país vecino, que seguramente
serviría de excusa para la intervención militar de Estados
Unidos. “Presidente Uribe, piense muy bien hasta dónde es
capaz de llegar, le hago un llamado a la reflexión públicamente”,
exhortó Chávez en su programa dominical Aló Presidente.
A mediados de abril
pasado, un grupo de 21 expertos estadounidenses en asuntos
internacionales –entre los que se encuentran académicos
de las universidades de Harvard, Washington y Nueva York y
del Consejo de Asuntos Hemisféricos– advirtió en una
carta abierta que el informe que dará a conocer la Interpol
sobre el contenido de la computadora de Reyes se basa en
“exageraciones sustanciales con propósitos políticos”.
“Incluso si llegara a
corroborarse que los computadores personales en efecto
pertenecían a miembros de las FARC, no existe evidencia que
indique que los documentos disponibles para el público
pudieran servir de base para ninguna de las afirmaciones
extremistas hechas por el gobierno colombiano en cuanto a
que Ecuador y Venezuela tuvieran algún tipo de relación
financiera con los rebeldes”, sostiene la carta divulgada
en Washington. “De hecho, análisis independientes de los
documentos indican que el gobierno colombiano ha exagerado
de manera sustancial el contenido de estos documentos, quizás
con fines políticos. Cualquier cobertura mediática de los
hallazgos de la Interpol deberá dejar en claro que muchas
de las acusaciones colombianas ya han sido ampliamente
desacreditadas”.
Firman
la declaración Charles Bergquist (University of Washington,
Seattle), Larry Birns (Council on Hemispheric Affairs), Amy
Chazkel (Queens College, City University of New York), Avi
Chomsky (Salem State College), Luis Duno Gottberg (Florida
Atlantic University), James Early (TransAfrica Forum Board
of Directors and Institute for Policy Studies Board), Samuel
Farber (Brooklyn College, City University of New York),
Sujatha Fernandes (Queens College, City University of New
York), Lesley Gill (American University), Greg Grandin (New
York University), Daniel Hellinger (Webster University),
Forrest Hylton (New York University), Diane Nelson (Duke
University), Jocelyn Olcott (Duke University), Diana Paton
(University of Newcastle, Reino Unido), Fred Rosen (North
American Congress on Latin America), T. M Scruggs
(University of Iowa), Sinclair Thomson (New York
University), Miguel Tinker Salas (Pomona College), Mark
Weisbrot (Center for Economic and Policy Research) y John
Womack (Harvard University).
Desde luego que para el
gobierno de Uribe y la administración de George W. Bush las
firmas de esta constelación académica tienen el mismo peso
que la rúbrica del cacique Toro Sentado o un autógrafo de
Chespirito.
Por la mismas fechas, el
Pentágono anunció que el 1 de julio restablecerá su
Cuarta Flota naval –creada en 1943 con la misión
enfrentar submarinos alemanes y disuelta en 1950– para
navegar por aguas latinoamericanas y combatir el terrorismo
“junto a sus socios comerciales”, con Colombia a la
cabeza. Se trata de diez buques, un portaviones y un
submarino nuclear que dependen del Comando Sur con sede en
Miami. La formación marítima seguramente tiene la
capacidad de presentar combate en condiciones de igualdad a
toda una red de laptops narcoterroristas.
|