La
Central Unitaria de Trabajadores denuncia
el asesinato de 27 dirigentes este año
La
Jornada, 19/08/08
La Central
Unitaria de Trabajadores de Colombia y organizaciones no
gubernamentales han registrado durante 2008 el asesinato de
27 dirigentes sindicales (66 por ciento del total de muertos
en 2007), pero sus denuncias han sido sofocadas por la
atención que los medios de información han dado a la
guerra contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) y por el hecho de que muchos de los crímenes
ocurren en pequeñas localidades o zonas rurales.
Uno de los
casos más graves ha sido el de Guillermo Rivera Fúquene,
quien era dirigente del sindicato de la Contraloría
Distrital cuando fue reportado por sus compañeros como
desaparecido en Bogotá, el 22 de abril pasado, y cuyo cadáver
fue encontrado el 15 de julio en el registro público de la
ciudad de Ibagué, capital del departamento de Tolima, donde
había sido sepultado seis días después de su desaparición
con las insignias "NN", correspondientes a los
cuerpos no identificados.
Apenas en
marzo el Sindicato Nacional de los Trabajadores del Carbón
había denunciado el homicidio de Adolfo González Montes,
un miembro de la dirección de esta agrupación, quien fue
sacado de su casa en la ciudad de Riohacha, el día 22, y
luego fue torturado hasta provocar su deceso.
Los casos
de asesinatos, precedidos muchas veces de actos de
hostigamiento de elementos de la Policía Nacional
colombiana o de grupos armados ilegales, se extiende también
a militantes de la oposición de izquierda y a líderes
comunitarios y campesinos, a quienes se les acusa de tener vínculos
con la guerrilla y se les detiene sin orden judicial.
Decesos
no aclarados
Un ejemplo
de los actos contra la oposición de izquierda ocurrió el 8
de agosto, cuando fue asesinado el miembro de la dirección
del Polo Democrático Alternativo en el departamento de
Arauca, Luis Mayusa Prada, de 46 años, cuyo fallecimiento
no ha sido esclarecido por las autoridades hasta la fecha,
según informó la Fundación de Derechos Humanos Joel
Sierra.
Otra acción
de hostigamiento e intimidación a líderes sociales fue
denunciada por el Consejo de Comunidades Negras de la
Coordillera Occidental de Nariño, luego que dos de sus
dirigentes, María Antonia Amaya y Jospe Arcos, fueron
interceptados el 11 de julio en un retén instalado en el
municipio de Policarpa por un grupo paramilitar
autodenominado Nueva Generación, lo que prueba que la
desaparición de la fuerza ilegal de las Autodefensas Unidas
de Colombia en 2006 no acabó con ese tipo de agrupaciones
armadas.
También
asociaciones indígenas han sido amedrentadas este año. El
Consejo Regional del Norte del Cauca y en general indígenas
nasa habitantes de esa región fueron amenazados por un
grupo que se hace llamar Campesinos Embejucaos (furiosos)
del Cauca.
Con motivo
del homicidio de González Montes, los carboneros afirmaron
que con frecuencia se profieren amenazas en
"pasquines" en los que se enumera con nombre y
apellido a quienes se señalan como las posibles siguientes
víctimas.
Denuncias
como las anteriores llevaron a la Oficina en Colombia del
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos
Humanos a expresar el 13 de marzo su preocupación por las
amenazas contra líderes sociales, las cuales se
intensificaron después de la manifestación contra los crímenes
de Estado y los paramilitares, realizada en las calles Bogotá
el 6 de marzo pasado.
En el ámbito
rural, el 30 de marzo, fue asesinado el dirigente campesino
del oriente del departamento de Antioquia, Gerardo Antonio
Ciro, quien había conseguido la animadversión de algunos
funcionarios regionales y directivos de la policía nacional
en la zona, a causa de sus reclamos en favor de las
comunidades agrícolas.
El 9 de
agosto la Federación Nacional Sindical Unitaria
Agropecuaria (Fensuagro) expresó su preocupación por las
"desinformaciones aparecidas en diferentes medios
hablados y escritos" en los que se pretendió
relacionar a la organización con las FARC.
La
Fensuagro señaló que en los primeros días de este mes las
autoridades del país presentaron ante los medios a una
mujer de nombre Liliany Patricia Obando Villota como
presunta representante legal de la federación agropecuaria,
lo que es falso.
La
organización aprovechó la oportunidad para reclamar por el
hecho de que 450 miembros de la Fensuagro hayan sido
ultimados desde 1976 -12 años después del inicio del
conflicto armado interno en Colombia- en circunstancias que
todavía no han sido aclaradas.
Con todos
esos antecedentes, la organización Human Rights Watch, que
calcula que entre 1986 y 2008 han sido asesinados dos mil
500 sindicalistas, envió al virtual candidato presidencial
republicano, John McCain, una carta en la que le hizo ver
que la situación de los derechos humanos en Colombia está
distorsionada por las informaciones oficiales del gobierno
del presidente Álvaro Uribe.
Hasta
junio, cuando McCain estuvo en Bogotá, la lista de
sindicalistas muertos sumaba 26 personas, pero no había
sido reportada la muerte de Guillermo Rivera.
Human
Rights Watch, que afirma que 98 por ciento de los casos de
sindicalistas fallecidos en 22 años han quedado sin
esclarecimiento judicial, ratificó su postura en contra de
la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Estados
Unidos y Colombia, con el argumento de que Washington
"no debería conceder el acceso permanente sin
aranceles a productos que, en muchas situaciones, son
elaborados por trabajadores que no pueden ejercer sus
derechos sin temor a ser asesinados".
|