Movilización
indígena en todo el país
Por Simone
Bruno, desde Bogotá (*)
ALAI, América
Latina en Movimiento, 17/10/08
El castillo
construido sobre una burbuja de popularidad del presidente
Uribe parece empezar a caerse. Nunca en los 6 años que
lleva el mandatario en la presidencia se habían registrada
tantas protestas ni en duración, ni en intensidad, ni en
participación. La figura presidencial construida sobre una
retórica beligerante ha escondido los temas sociales detrás
del “sacrificio para ganar la guerra contra los
terroristas”. Pero ahora los problemas de la vida real de
los colombianos están explotando agraviados por una crisis
económica que golpea muy duro al país.
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Miles de indígenas están movilizados en todo el país
para celebrar la "Minga de Resistencia Social y
Comunitaria”. (Foto Simone Bruno) |
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Desde el 12
de Octubre, el mal llamado día de la raza, que la retórica
occidental señala como el día en que América fue
descubierta, olvidando que ya estuvo habitada, la protesta
Indígena se ha sumado a la de varios sectores sociales ya
movilizados. El sector judicial ha terminado ayer un paro de
43 días, algo sin precedentes;
los corteros de caña de la región del Valle del
Cauca llevan más de un mes ocupando los ingenios, pidiendo
dignidad y contratación directa con un salario justo;
los transportadores han terminado un largo paro hace
pocos días. El sector estudiantil prepara un levantamiento
para el día 23 y la Registraduría General empieza hoy un
paro indefinido.
El 12 se
inició la
Minga de los pueblos conmemorando
los 516 años de resistencia, las movilizaciones se
desarrollan por todo el país y esto ha sido un catalizador
de la protesta recibiendo apoyo moral y material nacional e
internacional. A la Minga se han sumado la CUT (Central
Unitaria de los Trabajadores), la más grande del país, el
sector judicial (Asonal Judicial), los corteros de caña, el
sector de la educación, sectores campesinos y muchos más.
Una vez más los pueblos indígenas colombianos, 102
contando los que no son oficialmente reconocidos, están
demostrando ser la consciencia y la fuerza moral de un país
que se ha olvidado cómo pelear por sus
derechos, emborrachado por la retórica presidencial.
Este resultado no es casual, los indígenas colombianos, y más
que todo los Nasa, ha venido tejiendo relaciones con otros sectores sociales
desde hace años en el intento de encontrar
puntos comunes mínimos sobre los cuales construir
una serie de acciones comunes para intentar romper las
divisiones históricas de los actores sociales colombianos.
Las
razones de la lucha
En esto
momento, en varios departamentos
del país (Guajira, Córdoba, Sucre, Atlántico, Chocó,
Norte de Santander, Risaralda, Caldas, Quindío, Valle del
Cauca, Cauca, Tolima, Huila, Casanare, Meta y Boyacá) miles
de indígenas siguen movilizándose pidiendo diálogo con el
gobierno sobre 5 puntos fundamentales, que, como ellos
dicen, contienen muchos más. (1)
Una de las
razones de las movilizaciones es el número de homicidios de
indígenas que se ha incrementado mucho en las últimas
semanas. Según la ONIC (Organización Nacional Indígena de
Colombia): "Durante los últimos seis años han sido
asesinados 1.253 indígenas en todo el país […] cada 53
horas un indígena es asesinado […] y por lo menos 54.000
han sido expulsados de sus territorios ancestrales".
Solo en los últimos 15 días han sido asesinados 19 indígenas.
Otra razón
es el incumplimiento del Estado de los acuerdos firmados con
las comunidades. Un ejemplo representativo es el del pueblo
Nasa. El 21 de diciembre de 1991,
20 indígenas, incluidos mujeres y niños, fueron
masacrados con la complicidad de la fuerza pública en lo
que se conoce como la masacre del Nilo. El Estado fue
responsable de esta masacre y así lo reconoció
internacionalmente y se comprometió a cumplir con las
recomendaciones de la CIDH (Comisión Interamericana de
Derechos Humanos), en materia de justicia, reparación
individual y colectiva. El propio ex Presidente Ernesto
Samper pidió perdón públicamente a nombre del Estado
colombiano a las víctimas de esta masacre, a sus familiares
y al pueblo Nasa. Hasta hoy estos acuerdos no han sido
respetados, mas aun,
el actual Gobierno se comprometió, el 13 de
septiembre de 2005, a
través del último acuerdo, a dar cumplimiento a todas las
obligaciones pendientes en un plazo máximo de dos años.
Hasta hoy no se ha cumplido la restitución de 15.000 hectáreas
al pueblo Nasa.
Los indígenas
se oponen también a una serie de leyes como el Estatuto
Rural, el Código de Minas, Leyes y planes de aguas, la ley
de bosques, impulsadas por el gobierno de Uribe, que
“optan por favorecer los intereses económicos y
contribuyen al despojo territorial”,
según la ONIC. Estas leyes se oponen al artículo
120 de la constitución del 1991 que señala: “el
aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats
indígenas por parte del Estado se hará sin lesionar la
integridad cultural, social y económica de los mismos e,
igualmente, está sujeto a previa información y consulta a
las comunidades indígenas respectivas. Los beneficios de
este aprovechamiento por parte de los pueblos indígenas están
sujetos a la Constitución y a la ley”.
En los últimos
6 años, siempre
según la ONIC, 53.885 indígenas han tenido que dejar sus
tierras y hoy 18 pueblos indígenas colombianos están en
riesgo de desaparecer porque les quedan actualmente menos de
200 habitantes y diez tienen menos de 100. Como ellos
reiteran: “indígena sin tierra es indígena muerto”.
Estos
derechos a la tierra y a la vida están contenidos en la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de
los Pueblos Indígenas, aprobada en septiembre de 2007,
firmada por todos los países latinoamericanos con excepción
de Colombia. Hoy los indígenas se movilizan también por su
aprobación en este país.
Estas son
las razones que están atrás de la gran movilización de
los Indígenas que piden un encuentro directo con el
presidente Uribe.
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Movilización indígena en el sector de La María,
departamento del Cauca (foto Simone Bruno). |
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Los
comunicados de la ONIC traen la siguiente información sobre
las acciones: en
Tolima, cerca de 2.000 indígenas Pijaos y Nasas marchan
entre El Guamo y El Espinal de forma pacífica, al igual que
otros 400 indígenas Embera Chamí en Armenia, capital de
Quindío. En Caldas, sigue la concentración en el municipio
de Riosucio, así como los indígenas en El Chocó mantienen
la toma pacífica de la Defensoría del Pueblo en Quibdó.
Dentro de la sede de la Defensoría hay más de 300 indígenas
Emberá Dóvida y Katios trabajando en comisiones con
autoridades regionales en temas como salud, educación o
seguridad alimentaria. Afuera, una cantidad similar de indígenas
respaldan la toma pacífica.
En el Valle
del Cauca, en la vía que conecta a
Palmira con Popayán, la Florida y Pradera, en la
glorieta del puente de ese lugar, están
más de mil indígenas Emberas Chami, Eperaras
Siapidaras y Wannan. En Huila,
9 “chivas” que salían desde los resguardos han
sido detenidas por las autoridades, luego de requisar a cada
uno de los más de 500 indígenas, no los quisieron dejar
pasar.
En Guajira:
a pesar del invierno y los desastres en muchas de sus
rancherías en Manauare y en las mediaciones de Riohacha,
los Wayúu se movilizan en la ruta del Sombrero con
rumbo a la capital de la Guajira. Los marchantes,
desde el viernes, vienen sanando el territorio con cantos, danzas, ceremonias y
con la reafirmación de la palabra;
los recibirán indígenas Wiwas, estudiantes indígenas
y otros sectores. El punto de encuentro es la Universidad de
la Guajira.
En Córdoba:
miles de indígenas Zenú y Emberas Katios del Alto Sinú y
del Alto San Jorge, se unen en esta Minga, por la dignidad y
derechos de los pueblos indígenas, En total, se calcula que
alrededor de 40 mil indígenas han salido a carreteras y
centros municipales para unirse a la Minga Nacional de
Resistencia Indígena.
La María
Los
enfrentamientos más duros se han dado en La María–Piendamó
(Cauca) en donde 20.000 indígenas de las etnias Guambiana,
Nasa, Yanacona, Totoró, Coconuco y Eperara–Siapirara se
han tomado la carretera Panamericana entre Cali y Popayan,
para llamar la atención nacional.
El Estado
ha enviando el escuadrón
móvil antidisturbios (ESMAD), declarando que en 10 minutos
despejaría la
carretera. La resistencia de los Indígenas se ha mantenido
por más de 24 horas y después de dos días,
en este momento la carretera parece nuevamente
tomada.
En la María
se generó un enfrentamiento extremamente violento durante
el cual se han registrado más de 70 heridos entre los indígenas
y dos muertos, uno de los cuales es Ramos Valencia,
proveniente del resguardo Tacueyó, que ha recibido una bala
en la cabeza, que le atravesó de lado a lado.
Lo que ha
pasado en este resguardo ha sido de extrema gravedad. La
policía nacional, bajo la responsabilidad del presidente Álvaro
Uribe, el gobernador del Cauca Guillermo González Mosquera
y el comandante del ESMAD, coronel Jorge Cartagena, ha
utilizado armas no convencionales contra la población indígena
que se defendía solo con bastones de mando
y piedras. La fuerzas policiales,
además de gases, machetes y garrotes,
han utilizados fusiles de balas y tiros recalzados
que son una mezcla de pólvora negra, puntillas, tachuelas y
vidrios que, al detonar, generan una descarga de esquirlas.
Algunas de estas granadas no convencionales no explotadas
han sido entregadas a delegados internacionales que desde el
día miércoles están
presentes Maria Piendamó.
La
comunidad internacional se dio cuenta de la gravedad de los
hechos y está acompañando la movilización. Han llegado
funcionarios de las embajadas de Canadá, Suecia, Suiza,
Estados Unidos y España y representantes de Naciones Unidas
y de la Comunidad Europea, ACNUR, OCHA y UNICEF. Los
visitantes han pedido a la fuerza pública
no invadir el resguardo de la Maria porque,
según la Constitución nacional, las autoridades indígenas
son autoridad estatal en sus resguardos. Y los resguardos no
pueden ser allanados sin la previa aprobación indígena. La
fuerza pública, una
vez recuperada la carretera,
se infiltraron en el resguardo y quemaron varias
viviendas.
Además del
ataque a bala, los
comuneros indígenas han sido víctimas de una ofensiva
mediática vergonzosa.
Ofensiva
mediática
Varios
medios de comunicación no han hecho más que citar fuentes
gubernamentales, sin darse la pena de ir a verificar las
noticias, y acusan a las Indígenas de utilizar armas de
fuego y de estar infiltrados
por la guerrilla de las FARC.
Contra
estas mentiras hablan los hechos, los muertos y los heridos
indígenas documentados en
fotos. El proceso de toma de la carretera es una
decisión que viene desde abajo, los comuneros en asamblea
proponen a los gobernadores de sus cabildos las acciones a
tomar, ellos se reúnen,
deciden y reportan a las asambleas, no hay guerrilla,
hay las decisiones de un pueblo extremamente consciente que
toma decisiones en manera comunitaria.
La
criminalización de la protesta es un ejercicio muy
practicado en Colombia en donde las FARC se trasforman en la
excusa para aplastar los movimientos sociales. Según el
Presidente, guerrilleros
son los estudiantes, los
corteros, los jueces, los indígenas, los profesores, los
trasportadores y los campesinos. Si así fuese,
su política de seguridad democrática seria un
verdadero fracaso, estando todo el país infiltrado por la
guerrilla.
Los mismos
que acusan de ser guerrilleros a los campesinos son los que
están juzgados por crímenes de paramilitarismo, estos si
reales, como demuestran los 60 parlamentarios involucrados
en el escándalo de la parapolitica, o el mismo ex
gobernador del Cauca, Juan José Chaux Mosquera, que tanto
ha atacado los indígenas Nasa.
Chaux, luego
de haber desempeñado el cargo de gobernador, fue nombrado
por el presidente Uribe, embajador en República Dominicana,
función a la tuvo que renunciar por sus probadas conexiones
con el paramilitarismo.
Mientras
terminamos estas notas llegan noticias de una nueva toma de
la carretera en la María y nuevos ataques con armas de
fuego por parte de la policía y el ejército.
La represión
de estos días se está dando en el marco de las más
grandes protestas contra el gobierno Uribe, hoy mismo se
espera una gran marcha de apoyo a los pueblos Indígenas en
la capital Bogotá.
(*) Simone
Bruno es
periodista italiano.
La
resistencia, conocida como Minga, se extiende por todo el país
y pone en jaque
a las autoridades
El ejército
y la policía utilizan "armas no
convencionales y
bombas llenas de tornillos",
denuncian
Por Jorge
Enrique Botero
Corresponsal
en Bogotá
La Jornada,
18/10/08
La
movilización de las comunidades indígenas de Colombia se
extendió hoy por todo el país, cuyas principales
carreteras quedaron paralizadas por las batallas campales
que protagonizan miles de aborígenes contra batallones de
la policía y del ejército.
Voceros del
Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) dijeron a La
Jornada que los choques dejan un saldo de un indígena
muerto y 89 heridos "la mayoría de ellos por impactos
de bala". Según el consejo, fuerzas combinadas del ejército
y la policía colombianos han disparado ráfagas contra los
manifestantes.
"También
han usado armas no convencionales, bombas llenas de
tornillos y puntillas que cuando estallan producen muchos
heridos. Uribe nos declaró la guerra", denunció
Daniel Piñacué, uno de los líderes de la protesta.
Por su
parte, el gobierno informó que al menos 20 uniformados han
sido heridos en los enfrentamientos con los indígenas, cuyo
epicentro es la vereda La María, en el suroccidental
departamento del Cauca, donde se concentran al menos 20 mil
manifestantes.
La Minga,
como se denomina la movilización, completa hoy cinco días
y amenaza con prolongarse ya que los líderes de la protesta
exigen negociar sus demandas directamente con el presidente
Álvaro Uribe, quien no sólo descartó dicha posibilidad,
sino que aseguró tener pruebas de "infiltración
terrorista de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia)" en la movilización.
En la
cultura indígena guambiana y paez, Minga significa unión,
solidaridad, encuentro, trabajo comunitario, reciprocidad.
"En
esta Minga participan unos 50 mil indígenas de 18
departamentos que le exigen al gobierno el cumplimiento de
pactos sobre tierras, respeto a los resguardos históricos,
acceso digno a la salud y a la educación y cese de la
violencia contra las comunidades y sus líderes", dijo
a La Jornada Aída Quilqué, consejera del CRIC.
Los
consejos regionales indígenas aseguran que sólo entre el
17 de septiembre y el 12 de octubre de este año han sido
asesinados 15 indígenas en diversas regiones del país, la
mayoría de ellos por miembros de la fuerza pública en
hechos asociados con tomas de tierras o protestas aborígenes.
Voceros
oficiales, sin embargo, no sólo niegan las acusaciones sino
que le restan legitimidad a las demandas. "Las
protestas están manipuladas por quienes pretenden sabotear
el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos",
aseguró Uribe el miércoles en discurso transmitido en
radio y televisión.
El
mandatario calificó de "terroristas" a los
manifestantes y esgrimió de prueba el testimonio de un
policía que habría perdido sus manos durante
enfrentamientos con los indígenas el martes pasado.
Según la
versión de los líderes indígenas, el ejército y la policía
han infiltrado a decenas de sus efectivos entre los
manifestantes. "Escogen a miembros de la fuerza pública
con rasgos indígenas, los visten de civil y los infiltran
en nuestras filas", aseguró Daniel Piñacué, mientras
enseñaba ante las cámaras de la televisión los morrales
cargados de explosivos e instrumentos de guerra que les han
decomisado a los infiltrados.
"La
idea es que ellos dejen sus morrales escondidos para que
después aparezcan como evidencias de que nosotros estamos
utilizando armas", explicó.
La táctica
de infiltrar militares de origen indígena entre la Minga no
sólo ha fracasado, sino que le ha costado caro a los
soldados.
Los canales
de televisión difundieron hoy imágenes del castigo que
propinaron miles de manifestantes a los infiltrados, en la
realización de un "juicio popular": nueve
latigazos en las piernas y una "limpieza
purificadora" con agua de yerbas "para que nunca más
vuelvan a ejercer la violencia contra su propio
pueblo". Igual suerte han corrido otros militares
capturados por los indígenas.
Aunque el
epicentro de las confrontaciones ha sido la Carretera
Panamericana, una de las más transitadas del país, también
se reportan acciones de protesta en puntos distantes de
Colombia: en Chocó, emberas y katíos tomaron la sede de la
Defensoría del Pueblo; en La Guajira, los wayuus caminan
hacia la capital departamental, Riohacha; indígenas pijaos
y nayas marchan hacia El Espinal, en el central departamento
de Tolima, mientras que owas ocupan oficinas públicas en
Boyacá.
Se calcula
que la población indígena en Colombia está compuesta por
unas 600 mil personas repartidas en 81 etnias, 60 por ciento
de las cuales se concentra en las cumbres de la cordillera
de los Andes y la Sierra Nevada de Santa Marta. La
Constitución Nacional reconoce el carácter multiétnico y
pluricultural del país, pero los aborígenes aseguran que
dicho reconocimiento es "letra muerta".
La
principal reivindicación que levantan las comunidades indígenas
es el derecho a sus territorios ancestrales, lo cual genera
constantes tomas de latifundios ociosos y la respectiva
confrontación con la fuerza pública.
Analistas
políticos consideran que la explosiva situación en varios
puntos de la geografía nacional es expresión inicial de
conmociones sociales que se avecinan, fruto del modelo de
desarrollo impulsado por la administración del presidente
Uribe, "que privilegia el gasto militar sobre el
social, impulsa las privatizaciones y apoya megaproyectos
agrícolas de palma africana en detrimento de la producción
de alimentos".
Según la
senadora Piedad Córdoba, "las movilizaciones indígenas
y populares están demostrando que la supuesta popularidad
de Uribe no es más que un gran invento mediático. y el
cuento de que detrás de toda protesta están las FARC
tampoco le servirá más, pues dicho argumento riñe con la
idea que ha vendido según las cual la guerrilla está
liquidada".
Paralelamente
a la Minga indígena de resistencia tienen lugar paros de
trabajadores de los ingenios azucareros y de empleados de
varias instituciones públicas.
Miles de
trabajadores de la rama judicial regresaron hoy a sus
labores, pero se declararon en alerta tras un paro de 42 días
que paralizó el sistema de justicia y sirvió de pretexto
al gobierno para declarar el estado de conmoción interior,
actualmente vigente.
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