Obama
defendió la presencia militar de EEUU en Colombia
La
Casa Blanca se saca la careta
Por
María Laura Carpineta
Página
12, 08/08/09
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No
toca botón
El
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reafirmó ayer
que el golpe de Estado en Honduras fue “ilegal”, pero
aclaró que “no puedo presionar un botón y reinstaurar al
señor (Manuel) Zelaya”. Obama consideró que es irónico
que “algunos de los que han criticado la injerencia de
Estados Unidos en América latina, se quejen ahora de que
“no está interfiriendo lo suficiente” en Honduras.
“Hemos apoyado plenamente la mediación del presidente
(costarricense Oscar) Arias y quisiéramos ver que (Zelaya)
pueda regresar pacíficamente para continuar su mandato”,
afirmó el mandatario. Estados Unidos reconoció a Zelaya
como el gobernante que fue elegido democráticamente en
Honduras y “pese al hecho de que el presidente Zelaya
muchas veces es muy crítico de las políticas
estadounidenses, hemos dicho que debe permanecer” en el
cargo, enfatizó Obama. Al dirigirse a quienes alegan que
Estados Unidos hace lo que le da la gana en Centroamérica,
dijo que “les recordaría que parte del cambio de actitud
hacia Centroamérica es que íbamos a trabajar en alianza
con otros países y no íbamos a dictar lo que sucede con
nuestros vecinos”.
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En
una conferencia en la Casa Blanca con medios de habla
hispana, Obama acusó a algunos gobiernos de la región de
difundir el “mito” de las bases militares para alimentar
el sentimiento antinorteamericano en América latina.
Después
de dos semanas de quejas y malestares de los gobiernos
sudamericanos, el presidente norteamericano Barack Obama se
refirió al acuerdo militar con Colombia y prometió que no
habrá bases estadounidenses en el país andino. “No lo he
autorizado y no me lo han pedido. Esta es una continuación
de la asistencia que les hemos provisto; no tenemos intención
de enviar un gran número de tropas adicionales a
Colombia”, explicó el mandatario. En una conferencia en
la Casa Blanca con medios de habla hispana, convocada como
antesala de su segundo viaje a México, que realizará mañana,
Obama acusó a algunos gobiernos de la región de difundir
el “mito” de las bases norteamericanas para alimentar el
sentimiento antinorteamericano en América latina.
“Algunos
en la región están intentando jugar un papel utilizando la
tradicional retórica antiyanqui”, señaló, sin nombrar
ningún país o presidente. Obama repitió la explicación
que su par colombiano, Alvaro Uribe, estuvo dando a lo largo
de esta semana a los mandatarios de la región en su gira
maratónica. Dijo que no se trata de un nuevo acuerdo
militar, sino de una modernización del Plan Colombia, que
establece la presencia de un máximo de 800 militares y 600
asesores civiles norteamericanos en el territorio colombiano
para coordinar operativos antidrogas.
Una
de las principales preocupaciones de los líderes
sudamericanos, especialmente del brasileño Luiz Inácio
Lula da Silva, era si con este renovado acuerdo militar
Estados Unidos aumentaría su presencia militar permanente.
Obama ayer no quiso dar números concretos. No habló de cuántos
soldados más significarán las nuevas bases ni cuánto
financiamiento extra requerirán, pero descartó un
incremento significativo. El mandatario también prometió
que los operativos de las siete bases se limitarán al
territorio colombiano, un temor expresado esta semana por la
presidenta Cristina Kirchner en su reunión con Uribe en
Buenos Aires.
Cuando
asumió el gobierno, Obama había propuesto recortar los
fondos del Plan Colombia, como parte del ajuste
presupuestario general para empezar a acortar el
multimillonario déficit fiscal que dejaron los ocho años
de gobierno Bush. Sin embargo, la pérdida de su única base
militar en América del sur, en Ecuador, forzó al
mandatario norteamericano a buscar una nueva base de
operaciones para su guerra contra las drogas en la región.
Desde la base de Manta, en Ecuador, los militares
norteamericanos se ocupaban de sobrevolar la región del Pacífico
para hacer un seguimiento de los cultivos en las zonas más
selváticas y vigilar las rutas de salida de la droga hacia
el océano, con destino a Centroamérica, Europa o Estados
Unidos.
Obama
aprovechó los cuestionamientos de los periodistas sobre la
necesidad de mantener presencia militar en el corazón de
Sudamérica para quejarse del doble discurso de algunos líderes
latinoamericanos. “Algunos de los que han criticado la
injerencia de Estados Unidos en América latina se quejan
ahora de que no está interfiriendo lo suficiente”, dijo,
con una media sonrisa. Obama reiteró su promesa de cambiar
la relación entre Washington y la región. “No queremos
dictar lo que sucede con nuestros vecinos. Eso es lo que
estamos haciendo”, aseguró el presidente estadounidense,
ratificando el discurso que estrenó en la última Cumbre de
las Américas, en Trinidad y Tobago.
El
mandatario se refería a la situación en Honduras (ver
recuadro) y a la ola de violencia narco que golpea a México
hace más de un año. En lo que va del año los
enfrentamientos entre los carteles de la droga y las fuerzas
públicas dejaron más de cuatro mil muertos –la cifra
supera a las 10.000 desde el principio del mandato del
presidente Vicente Calderón, en 2006– y las
organizaciones de derechos humanos, mexicanas y
norteamericanas, denuncian que el número de violaciones a
los derechos humanos por parte de los militares mexicanos
aumenta a la par.
Sin
embargo, Obama consideró que Calderón “está haciendo lo
correcto” y apoyó su “guerra” contra los
narcotraficantes. Eso sí, aclaró, las violaciones a los
derechos humanos nunca son inevitables, como aseguraron
algunos funcionarios del gobierno de Calderón.
Mañana
Obama viajará a Guadalajara para una nueva cumbre
presidencial del Nafta, el Tratado de Libre Comercio que
Estados Unidos comparte con Canadá y México. La Casa
Blanca adelantó que en la agenda bilateral con México la
violencia narco y la seguridad fronteriza estarán a la
cabeza. Una de las buenas noticias que Obama tendrá para su
par mexicano será su nuevo plan para reformar los centros
de detención de inmigrantes ilegales, que hoy concentran a
más de 400.000 personas, que en muchos casos, según la
Comisión Interamericano de Derechos Humanos, no cumplen las
condiciones de seguridad, higiene e infraestructura básicas.
El
mandatario norteamericano también se refirió a una promesa
que había realizado la última vez que pasó con México.
Ayer Obama anunció que su gobierno recién tendrá listo un
borrador de la reforma migratoria a fines de año. La
discusión en el Capitolio tendrá que esperar al 2010.
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