Fraudes,
ocultamientos y toda una batería de violaciones a la ley y
al principio de soberanía popular en las recientes
elecciones parlamentarias. La maquinaria uribista en pleno
funcionamiento.
Tantos
escándalos juntos dejan un sabor amargo en la boca del
votante colombiano ¿Tras doce años de gobiernos
conservadores, ha avanzado el país en materia electoral?
“Somos
la fuerza más importante del país”, declaró el
candidato presidencial Juan Manuel Santos, ex Ministro de
Defensa de Álvaro Uribe y jefe del Partido de la U, el
ganador de las elecciones legislativas.
La U
logró el mayor número de escaños en el Congreso, seguida
del Partido Conservador, su aliado en el gobierno.
La
del domingo pasado fue una de las jornadas electorales más
decepcionantes de los últimos años. No sólo porque se
hayan reelegido las maquinarias tradicionales que apoyan al
presidente de la República sino por la cantidad de hechos
lamentables que constituyen una traición al electorado y
demuestran el fracaso rotundo del sistema. Además,
legitiman la acción de las maquinarias políticas que le
ganaron al llamado “Voto de Opinión”.
El
pueblo colombiano acudió masivamente a las urnas. Cumplió
con su responsabilidad al participar de los comicios y
reducir la abstención. Votaron 13,1 millones de
colombianos, un aumento de 2.700.000 con respecto a las
elecciones anteriores.
Lo
primero que hay que establecer es que hubo un retraso poco
usual en el conteo de votos que se puede justificar por la
cantidad de tarjetones. El domingo pasado se votó para el
Senado, la Cámara de Representantes, el Parlamento Andino,
y las consultas de los partidos Verde (progresista) y
Conservador.
La
cifra de votos nulos fue de 1.403.913 y hubo 473.351
tarjetones no marcados. Los tarjetones resultaron demasiado
confusos para los votantes. Estamos hablando de casi dos
millones de colombianos que no pudieron expresar su opción
a elegir.
El
caso más grave fue la reelección del poder paramilitar. La
Revista Semana llama al PIN el Partido de las Sombras y dice
“La estigmatización que se ganó el PIN no es gratuita.
Sin excepción conocida, sus principales cuadros guardan una
estrecha relación (familiar, ideológica o ‘padrinaje’
político) con para–políticos de todo el país, muchos de
ellos concentrados hoy en la cárcel La Picota de Bogotá
donde purgan penas de hasta 40 años”. Los narcopolíticos
se acercaron al millón de votos.
La
hermana del “Gordo” García, Teresita García Romero,
aseguró una curul en el senado obteniendo, 48.636 votos en
regiones que han denunciado la compraventa de votos. El
“Gordo” García está preso y condenado a 40 años por
participar en la masacre de Macayepo en los Montes de María.
Macayepo es un pequeño caserío que en el año 2000 vio
como asesinaron a machetazos a 15 campesinos y 200 familias
fueron desplazadas del territorio. La cifra de desplazados
en Colombia oscila entre los 2 y los 4 millones de personas,
según las fuentes oficiales y no oficiales. Ver en APM El
drama de cuatro millones de desplazados.
Como
el caso de Teresita García, hay 25 senadores más que son
familiares de los paramilitares y heredaron su poder político.
Nerthink Mauricio Aguilar no tiene experiencia política
alguna y llegó al Congreso por ser hijo de un militar
retirado, ex gobernador de Santander, investigado por nexos
con los paramilitares. Héctor Julio Alfonso es el hijo de
la empresaria encarcelada conocida como “La Gata”, una
de las mujeres más peligrosas del país: desfalcos al
Estado, nexos con los paras, actividades ilegales en el
negocio del chance.
Se
trata entonces de toda una estructura para seguir
controlando el país. No son casos aislados como nunca lo
fueron y como lo ha querido presentar el Gobierno.
Igual
de graves son las denuncias sobre consumo de licor en los
cuarteles generales de la Registraduría el día de las
elecciones. En los medios circulan fotos en la que aparecen
vasos de whisky en los cuarteles generales del conteo de
votos instalados en Corferias, Bogotá, aún cuando regía
la Ley Seca y estaba prohibido beberse sus traguitos. Las
fotos apoyan varias denuncias de testigos que informaron
sobre el consumo de licor.
Pero
hay más, en la elección al Parlamento Andino ganó el voto
en blanco, superando a todos los partidos, reflejo del
desconocimiento por la elección para esta instancia
internacional.
Las
elecciones fracasaron porque no hubo una pedagogía eficaz
para explicarle a la gente cómo votar. Sin embargo, aunque
el voto en blanco ganó, no alcanzó la mayoría, que según
la ley hubiera obligado a repetir las elecciones con otros
candidatos diferentes, porque ninguno satisfizo al pueblo.
Mejor dicho, el voto en blanco ganó pero no ganó y quienes
quedaron segundos ocuparán los puestos y recibirán en sus
cuentas casi 11.600 dólares mensuales.
Más
grave aún fue la violación al postulado de que el voto es
secreto. La Misión de Observación Electoral de la OEA
denunció varios casos sobre este hecho. De la misma manera
la compra de votos: en Cundinamarca se repartieron sándwiches
acompañados de billetes de 20.000 después de cada voto; en
Magangué fueron detenidas tres personas en principio
involucradas en esas maniobras; en todo el departamento del
Valle, una de las regiones más pobladas del país, el jefe
del tradicional partido liberal, el candidato Rafael Pardo
pidió un reconteo de votos denunciando irregularidades. La
opinión pública conoció fotos y grabaciones del
gobernador del Valle ordenando votar por el candidato
conservador Andrés Felipe Arias. Violando la prohibición
de los funcionarios en participación electoral.
Por
otro lado, y enredándolo todo, a los mismos liberales los
cuestionan en Santander por la supuesta participación del
tres veces candidato presidencial, Horacio Serpa.
Sobre
una consulta del Partido Conservador para elegir candidato
interno no hubo resultados claros y el conteo se postergó
por orden del Registrador. Esta consulta es fundamental para
las presidenciales.
Oficialmente,
la candidata Noemí Sanín superó antes del conteo oficial
por 404 votos al candidato Andrés Felipe Arias. Este último
denunció que se encontraron votos entre la basura en
Florencia, Caquetá. Quien gane de los dos tiene una
posibilidad real de alcanzar la presidencia porque el
Partido Conservador tiene una maquinaria electoral aceitada
desde hace 160 años y es el partido con más presidentes en
el poder: gobernaron sin cesar de 1880 hasta 1930; ahora lo
hacen desde 1998.
La
incertidumbre tiene dividido al partido. Arias, (a quién
los medios llaman Uribito por su insistencia en imitar al
presidente en el tono de la voz, los ademanes de las manos,
los lentes y las ideas políticas), fue criticado
fuertemente por Estados Unidos por los escándalos de Agro
Ingreso Seguro, en los que préstamos para el agro habrían
ido a parar en manos de los hombres y mujeres más ricos de
Colombia; entre ellas, la directora del diario El
Colombiano, Ana Mercedes Gómez Martínez.
En
la campaña de Noemí no salen del asombro pues sus cálculos
electorales la daban por ganadora. Noemí es una
experimentada política que ha estado con la mayoría de los
gobiernos en el poder, cambiando de partido político sin
pudor alguno, y saltando de cargo en cargo. Se recuerdan las
durísimas declaraciones contra Álvaro Uribe en la campaña
presidencial de 2002 sembrando dudas sobre los nexos de este
y el paramilitarismo.
Cuando
Uribe ganó la presidencia, Noemí aceptó un cargo en el
servicio diplomático y luego ella misma propone la primera
reelección del presidente. Ahora aterrizó en el partido
Conservador: partido que criticó y quiso derrotar en las
presidenciales de 1998 –a las que también se presentó–
y con el que fue ministra de Comunicaciones, durante el
gobierno Betancur (1982–1986): se recuerda el papel de la
ministra en la censura a medios durante los trágicos hechos
del Palacio de Justicia.
Ocho
años de gobierno de Uribe derechizaron a la nación. Parece
consolidarse el proyecto de narcoestado. Los fraudes
electorales de la jornada pasada fueron descarados. La Misión
de Observación Electoral denunció falta de capacitación
de los jurados, carencia de testigos electorales, distorsión
en los datos preliminares, compraventa de votos y falta de
pedagogía hacia la gente.
¿Será
que puede avanzar un acuerdo entre liberales, verdes,
polistas e indígenas para evitar la “reelección”
presidencial? Porque es cierto que Uribe no va como
candidato, pero su poder se consolida, y ninguno de sus
candidatos lo apartarán del mismo.