Bogotá.– Durante los ocho
años de gobierno de Álvaro Uribe, la economía de Colombia creció a un
ritmo anual promedio de 4,3 por ciento, pero el país enfrenta la tasa de
desempleo más alta de América Latina, lo que deja una herencia de contrastes
para el presidente desde este sábado, Juan Manuel Santos.
"El crecimiento de la
economía en la era Uribe fue muy superior al promedio (regional) de 2,1 por
ciento, entre 1994 y 2001", y presentó una alta estabilidad en comparación
con los demás países latinoamericanos, dijo el ministro saliente de
Hacienda, Oscar Zuluaga.
Pero eso no evitó tener el récord
regional de desempleo, que en julio se situó en 12,1 por ciento, según
cifras oficiales, y en enero de 2009 alcanzó el índice más alto del periodo
de Uribe, con 14,1 por ciento.
Y ese alto desempleo se
produjo pese a que "el salario mínimo de los trabajadores creció solo
16 por ciento durante dos cuatrienios", dijo a IPS el economista Juan
Pablo Fernández, asesor en el Congreso legislativo por el opositor Polo
Democrático Alternativo.
"Los favorecidos con el
bajo aumento son los empleadores que obtienen ocho por ciento de ganancia
adicional por trabajador", aseguró.
Esto, con base en el modelo
del Fondo Monetario Internacional que, "marca la diferencia con la región.
Cuando se supere la crisis, y se estabilice el crecimiento regional, Colombia
estará rezagada frente a los que no obedecen al FMI".
"Además, el crecimiento
es poco favorable para los trabajadores a pesar del cambio en la medición de
los indicativos sociales que aplicó desde 2007 el gobierno", agregó.
Ese cambió maquilló los
indicadores, pero no las condiciones de trabajo. La informalidad laboral, o
"rebusque" como se dice en Colombia, ascendió a 57 por ciento entre
la población económicamente activa, según cifras oficiales.
La indigencia se mantuvo en
17 por ciento y la pobreza en 46, lejos de la promesa de Uribe de que este año
los pobres no supondrían más de 35 por ciento de la población, para así
avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El contraste fue
especialmente marcado entre 2005 y 2007 cuando la economía creció en 5,6 por
ciento y la indigencia es 2,1 por ciento.
Son hechos que ubican a
Colombia como el país más desigual de América Latina según la Comisión
Económica para América Latina (Cepal), con base en el llamado coeficiente
Gini.
Ese coeficiente, que mide la
desigualdad y en que 0 es perfecta igualdad, se sitúa actualmente de 0,85,
mientras que en 2002 era 0,55, lo que confirma que los ricos cada vez tienen más
y los pobres menos, dice la Cepal.
"La política económica
del gobierno que ha terminado favoreció básicamente el capital extranjero,
convirtiendo a Colombia en un paraíso fiscal", anotó Fernández.
En efecto, el Ministerio de
Hacienda asegura que la inversión extranjera bruta en 2002 significaba dos
por ciento del producto interno bruto, y en 2009, 3,1 por ciento.
"En términos monetarios
representó pasar de 2.134 millones de dólares a 7.201 millones en ocho años",
asegura Zuluaga.
Pero eso sucede con la tasa
de cambio más volátil de la región, "que favorece el mercado
extranjero y mantiene a los exportadores nacionales de flores, café, banano,
textiles, confecciones entre otros, en total incertidumbre", dijo Fernández.
Son políticas que
privilegian al capital extranjero en contra de la producción nacional, razón
de la importación de "10 millones de toneladas de alimentos anuales, en
contraposición con la trayectoria agrícola del país", dijo.
"El esquema económico
está consolidando la maquila industrial, con mano de obra muy barata",
concluyó el economista.