Por
Russel Gold y Ann Davis
The Wall Street Journal, 20/11/07
Cada vez
más personas clave en la industria del petróleo están
apoyando una idea que durante mucho tiempo fue marginal: que
el mundo se acerca a un límite práctico para la cantidad
de barriles diarios que se pueden bombear.
Algunos
pronostican que los productores de crudo podrían alcanzar
ese techo tan pronto como en 2012. Este límite aproximado
–que dos altos ejecutivos de la industria sitúan en torno
a los 100 millones de barriles diarios– está muy por
debajo de la demanda que se proyecta para las próximas
décadas. La producción actual está en unos 85 millones de
barriles al día.
Ciertamente,
el petróleo no se acabará pronto. Y muchos expertos en
energía predicen que los elevados precios del crudo
acelerarán el desarrollo de combustibles alternativos y
mejorarán la eficiencia energética. Pero existen cada vez
más evidencias de que la producción de petróleo crudo
podría alcanzar una meseta antes de que esas innovaciones
irrumpan a gran escala. Esto podría dar inicio a una época
de cortes de energía, altos precios y feroz competencia por
el combustible.
El actual
debate es un giro importante respecto a una antigua y muchas
veces ridiculizada noción conocida como la teoría del
cenit del petróleo. Los defensores tradicionales de esta
teoría, muchos de los cuales no pertenecen a la industria
petrolera o son geólogos retirados, argumentan que la
producción de petróleo pronto alcanzará su máximo y
entrará en un declive irreversible. Una razón de ello es
que casi la mitad del crudo del mundo ya ha sido bombeado.
Pero se han equivocado tantas veces que su teoría ha sido
degradada.
Los nuevos
adherentes –que incluyen a ejecutivos de petroleras
occidentales y funcionarios o ex funcionarios de los mayores
países exportadores de crudo– no creen que el estanque de
petróleo esté medio vacío. Sin embargo, comparten la
noción de que se alcanzará un techo en la producción
global de crudo, aunque por razones diferentes: el acceso
restringido a los campos petroleros, costos que no paran de
crecer y una geología de exploración cada vez más
compleja. Ellos argumentan que esto creará una meseta en la
producción global, no un cenit, lo que llevará a que la
producción se mantenga relativamente estable, pero que no
crecerá ni caerá.
Un techo a
la producción marcaría un cambio monumental en el mundo de
la energía. Desde 1965, la producción petrolera ha tenido
un crecimiento anual promedio de 2,3%, según estadísticas
reunidas por la petrolera británica BP. Este crecimiento
estimuló la expansión económica global en la era
posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Ejecutivos
con dudas
En una
conferencia realizada en Londres el 31 de octubre, el
presidente ejecutivo de la petrolera francesa Total,
Christophe de Margerie, sorprendió a los asistentes al
decir que los pronósticos de producción de la Agencia
Internacional de Energía no eran realistas. La AIE, un
grupo independiente que sigue las estadísticas del sector y
que tiene fama de sobriedad, proyecta que la producción
crecerá entre 102,3 millones y 120 millones de barriles al
día hacia 2030. Margerie afirmó que incluso será
"difícil" lograr una producción de 100 millones
de barriles diarios hacia 2030.
"Esta
es la visión de la gente a la que le gusta hablar de manera
clara y honesta, y que no sólo trata de complacer a los
demás", declaró tajantemente. El ejecutivo dijo que
muchos campos se están explotando a un ritmo que dañará
sus estructuras geológicas, lo que limitará la producción
futura mucho más de lo que la mayoría de la gente admite.
Además, algunos países que tienen grandes reservas no
aprovechadas están generando tantos ingresos de su
producción actual, que sienten que no necesitan desarrollar
esos campos. Esto pone otro límite a la producción.
Hace unas
semanas, el presidente ejecutivo de la petrolera
estadounidense ConocoPhillips se hizo eco de estas
conclusiones en un discurso durante una conferencia en Wall
Street. "No creo que el suministro supere los 100
millones de barriles al día", dijo. "¿De dónde
se supone que saldrá todo ello?". Incluso algunos
funcionarios de los países miembros de la Organización de
Países Exportadores de Petróleo pronostican límites, pese
a que la OPEP siempre ha insistido en que es capaz de
abastecer al mundo. El presidente de Libya National Oil
Corp. también afirmó en la conferencia de Londres que
será difícil para el mundo producir más de 100 millones
de barriles diarios. Por su parte, el ex jefe de
exploración y producción de la petrolera nacional de
Arabia Saudita, Sadad Ibrahim Al Husseini, afirmó que la
falta de ingenieros y equipos limitará la capacidad de
aumentar la producción y mantener el ritmo de demanda de la
economía global. Además, dijo, los campos recién
descubiertos tienden a ser más pequeños y más difíciles
de desarrollar.
¿Exageración?
Muchos en
la industria todavía descartan la idea de que existen
razones para preocuparse. "Yo no suscribo la idea de
que el suministro de petróleo ya haya alcanzado su
cenit", afirmó hace poco el presidente ejecutivo de
BP, Tony Hayward.
Los
escenarios fatalistas acosan al sector desde hace tiempo,
pero nunca se han materializado. "En los años 70, la
industria del petróleo estaba convencida de que el precio
llegaría a US$ 100 el barril en 1990 y que necesitaríamos
gigantescas minas de petróleo de esquisto bituminoso (para
obtener petróleo encerrado en las rocas)", dice
Michael C. Lynch, presidente de la consultora Strategic
Energy & Economic Research Inc. Al final, esto no
ocurrió. Los nuevos descubrimientos dieron inicio a una era
de petróleo barato que duró desde mediados de los años 80
hasta fines de los 90.
Los
expertos del gobierno de Estados Unidos están más
optimistas y pronostican que la producción mundial llegará
a 118 millones de barriles diarios hacia 2030. Sin embargo,
advierten que esto no se logrará si países ricos en
recursos, como Venezuela e Irak, no invierten suficiente
capital en sus operaciones.