Tal
vez la economía global no sea inmune a
una desaceleración
de EEUU
Por Justin Lahart
The Wall Street Journal, 29/11/07
La
noción de que los mercados emergentes y Europa compensarán
una caída de EEUU es cuestionada.
Ante
el creciente temor de que la crisis inmobiliaria y del
mercado de crédito de Estados Unidos empeorará, una idea
que antes todo el mundo aceptaba se está poniendo a prueba:
Europa y Asia entrarían a escena para proteger a la economía
global de los efectos de un bajón económico en EEUU.
Los
inversionistas apoyaron esta idea, enviando dinero al
extranjero y comprando acciones de compañías
estadounidenses con importantes operaciones internacionales,
como Wm. Wrigley Jr. Co. y 3M Co. Claro
que los resultados decepcionantes de ambas empresas
hundieron el precio de sus acciones. Otro destino popular
eran las firmas tecnológicas, las que tienen enormes ventas
internacionales. Tras capear el temporal bursátil de
octubre, este mes las acciones de esas empresas han bajado
fuertemente.
Hace
menos de dos meses, el Fondo Monetario Internacional ofreció
la visión extraordinariamente optimista de que el
crecimiento global apenas se reduciría a 4,8% en 2008,
frente al 5,2% estimado para este año. Pero este pronóstico
ya no parece tan certero.
"Queda
bastante claro que los riesgos de que el crecimiento mundial
se contraiga han aumentado desde que nos reunimos la última
vez en el FMI", afirmó hace poco David Dodge, el
gobernador del banco central de Canadá.
Los
precios de las viviendas en EEUU y otros países continúan
descendiendo, los bancos estadounidenses y europeos han
anunciado pérdidas millonarias relacionadas a hipotecas,
los títulos bursátiles en gran parte del mundo han caído
en picada y la reticencia de los bancos a prestar dinero
–incluso entre ellos mismos– ha exigido la intervención
de la Reserva Federal de EEUU y del Banco Central Europeo.
¿Apuesta
equivocada?
La
noción de que el resto del mundo se ha
"desacoplado" de EEUU comenzó a esparcirse a
inicios de este año. Esto porque las economías
internacionales, en especial las de los mercados emergentes,
han continuado con un crecimiento sólido, mientras que
Europa y Japón parecían disfrutar de una muy anticipada
mejora.
Los
encargados de las políticas públicas también se unieron a
la teoría del desacoplamiento. En abril, el FMI incluyó en
su informe de Perspectivas de la Economía Mundial un capítulo
llamado "Desacoplar el tren".
En
esencia, éste concluye que la actual debilidad de la economía
estadounidense proviene en gran parte de los problemas en el
sector inmobiliario. Y los bienes raíces es un sector menos
global que, por ejemplo, la tecnología u otros campos de la
economía de EEUU. Esas son buenas noticias para el resto
del mundo.
Sin
embargo, EEUU ahora se enfrenta a algo bastante más severo
que una mera desaceleración. Esto, junto al alza de los
precios del petróleo y el fantasma de una contracción
global del crédito, está cambiando el cuadro.
Europa
muestra signos de flaqueza, mientras que Japón corre el
riesgo de volver a caer en una recesión. Aunque las economías
emergentes como la de China siguen a todo vapor, los
recientes desplomes de sus mercados bursátiles sugieren que
los inversionistas comienzan a dudar de que esos países
sean inmunes a un bajón en EEUU.
"Creo
que, hasta cierto punto, el mercado está apostando al
desacoplamiento", dice Jacques Cailloux, economista
jefe para la zona euro del banco escocés Royal Bank of
Scotland. "Pero creo que es la apuesta
equivocada".
Señales
de debilidad
La
combinación entre una desaceleración de EEUU, un euro más
fuerte y las continuas turbulencias en los mercados del crédito
probablemente reducirá el crecimiento económico en el
cuarto trimestre y gran parte del próximo año. Los
mercados inmobiliarios de España e Irlanda, que estaban al
rojo vivo, se están enfriando. Y la Asociación de
Banqueros Británicos dijo la semana pasada que la aprobación
de hipotecas en el Reino Unido disminuyó fuertemente en
octubre.
"El
riesgo que corre Europa de una desaceleración es mucho más
serio de lo que la mayoría de la gente cree", dice
Simon Johnson, economista jefe del FMI. "Si EEUU se
desacelera y Europa se desacelera, ello afectaría el
comercio… y no hay ningún monto de reservas suficiente
que los mercados emergentes puedan tener para protegerse
contra una sequía del mercado."
La
economía global, afirma Johnson, enfrenta ahora la
posibilidad de lidiar con un alza en los precios del petróleo
al estilo de fines del siglo XX, una sacudida de las
finanzas globales al estilo del siglo XXI y una disminución
del comercio internacional a la manera del siglo XIX.
La
situación en Asia
Esta
situación pone a Japón en un riesgo en especial. Pese a
una expansión que ya dura casi seis años y a los esfuerzos
por impulsar la demanda interna, el país sigue dependiendo
mucho de las exportaciones, dice Paul Sheard, economista
global de Lehman Brothers. "Por primera vez uno mira a
Japón y dice: ‘¿Podría su economía caer nuevamente en
una recesión?’"
Aunque
los riesgos para otras economías asiáticas no parecen tan
altos como los de Japón, los inversionistas han estado
vendiendo acciones. El descenso de la bolsa de Seúl, que
este mes fue de 10%, es una señal poderosa. Las compañías
de Corea del Sur se orientan hacia la exportación y
acarrean fuertes deudas, por lo que son vistas como
especialmente sensibles a cambios en el crecimiento mundial
y la disponibilidad de crédito global.
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