Economía mundial

La crisis inmobiliaria cobra otra víctima:
Morgan Stanley

Por Randall Smith y Ann Davis, en Nueva York;
Rick Carew, en Beijing; Laura Santini, en Hong Kong y
James T. Areddy, en Shanghai
Wall Street Journal, 20/12/07

La reputación de John Mack, el presidente de Morgan Stanley & Co., como uno de los mejores ejecutivos de Wall Street, sufrió ayer un severo golpe cuando su firma anunció una rebaja contable de US$ 9400 millones y registró su primera pérdida trimestral en los 21 años que cotiza en bolsa.

Mack, que el año pasado cumplió 63 años, firmó un acuerdo a mediados de 2005 que lo ata a Morgan Stanley hasta 2010. Se ha especulado que podría dejar la presidencia ejecutiva y quedarse como presidente de la junta directiva, pero la dimensión de las pérdidas anunciadas ayer podría acelerar los cambios.

Morgan Stanley es el cuarto gigante financiero que anuncia rebajas contables que oscilan entre los US$ 8000 millones y los US$ 14.000 millones. Los presidentes ejecutivos que lideraban las otras tres entidades, Merrill Lynch, Citigroup y UBS, ya no están en sus puestos.

La envergadura de la pérdida deja claro que los problemas ligados a las hipotecas de alto riesgo siguen causando estragos en los mercados.

Morgan Stanley anunció una pérdida neta de US$ 3590 millones en su cuarto trimestre fiscal cerrado el 30 de noviembre, comparado con una ganancia neta de US$ 2210 millones en el mismo período del año previo. Siguiendo el ejemplo sentado por Citigroup y UBS, Morgan Stanley anunció que un fondo soberano del gobierno chino invertirá US$ 5000 millones en la compañía, lo que, a la larga, le da derecho a una participación de 9,9 por ciento.

El tamaño de la pérdida ha desatado una serie de críticas contra Mack, un veterano de Wall Street que se dio a conocer en la división de renta fija de Morgan Stanley, dejó la firma por los conflictos con el presidente ejecutivo Philip Purcell, dirigió los destinos de Credit Suisse First Boston durante tres años y luego asumió el liderazgo de Morgan Stanley tras la partida de Purcell.

"Es un destructor crónico de valor", opina Kevin Murphy, analista retirado de aerolíneas de Morgan Stanley que acaba de vender sus acciones de la compañía.

En una conferencia telefónica con analistas, Mack dijo que las pérdidas eran "una vergüenza" tanto para él como para la empresa y que no recibirá ningún bono este año luego de obtener uno de US$ 41 millones en 2006.

"Todavía pensamos que es la persona indicada", afirmó Eric Veiel, analista de la firma de inversiones T. Rowe Price, que posee 18 millones de acciones de Morgan Stanley. "Creo que cuenta con la confianza de las tropas y muchas de sus decisiones han sido buenas."

El factor China

La acción de Morgan Stanley subió 4% tras conocerse la noticia, para cerrar en US$ 50,08 en la Bolsa de Nueva York. El alza se atribuyó principalmente al buen desempeño de algunos negocios y el ingreso de China a la propiedad.

La inversión de la estatal China Investment Corp. (CIC) culmina un año en el que, por vez primera, las salidas de capital de China, desde hace mucho tiempo el destino predilecto de la inversión extranjera, han superado las fusiones y adquisiciones domésticas. Las fusiones y adquisiciones de China en el exterior suman US$ 29.200 millones al paso que las fusiones y adquisiciones de empresas foráneas en China totalizan US$ 21.500 millones, según los datos de Thomson Financial.

El giro en los flujos de capital se produce en momentos en que el efectivo extranjero se acumula a toda velocidad en las arcas chinas, gracias al explosivo crecimiento de su superávit comercial con el resto del mundo y un auge del mercado bursátil que ha permitido que las empresas estatales recauden miles de millones de dólares. Las reservas internacionales de China exceden los US$ 1,4 billones, cifra sin parangón en el mundo.

La compra de una participación en Morgan Stanley, la segunda mayor inversión china en el exterior, constituye una maniobra sorprendentemente audaz para el fondo soberano del país después de un tropiezo inicial. En junio, CIC pagó US$ 3000 millones por una participación de 9,3% en el fondo de capital privado de EE.UU. Blackstone Group LP. Desde entonces, las acciones de Blackstone han perdido más de una quinta parte de su valor, lo que, en el papel al menos, ha borrado US$ 633 millones de la inversión de CIC.

Luego de la andanada de críticas por esa pérdida, los ejecutivos de CIC han recalcado que iban a adoptar una estrategia de inversión más pausada y pasiva. Al invertir en Morgan Stanley, sin embargo, CIC da una clara muestra de que está dispuesta a aprovechar las oportunidades que se presentan y a ser agresiva en un momento en que los bancos de Wall Street están sintiendo en carne propia el impacto de la crisis de las hipotecas de alto riesgo. "Este acuerdo es una gran sorpresa", dice Stephen Green, economista de Standard Chartered en Shanghai. "La crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos creó una oportunidad y ellos la aprovecharon."

Las condiciones del acuerdo le garantizan a CIC un retorno anual del 9%, muy por encima de su costo de financiamiento de 5%, hasta 2010, cuando China convierta su inversión en acciones. China no tendrá un representante en la junta directiva de Morgan Stanley.


La crisis del Morgan Stanley profundiza la
crisis bancaria

IAR Noticias, 21/12/07

La crisis bancaria imperial exportada desde Wall Street, que ha comenzado a extenderse por todo el entramado globalizado del sistema financiero internacional, ya impactó en los principales bancos y grupos de inversión de EEUU y Europa,  y esta vez se ensañó con el Morgan Stanley, la segunda entidad de inversiones más importante de EEUU, que debió ser auxiliado por fondos estatales del gobierno chino. En ese escenario, los fondos soberanos (reservas estatales de Asia y Medio Oriente)se siguen perfilando  como los nuevos actores de la (cada vez más definida) debacle financiera global.

La crisis "subprime" y las proyecciones recesivas en la economía estadounidense siguen impactando cada vez más en la economía y en el sistema bancario de EEUU y de Europa cuyas principales instituciones financieras ya fueron (o están siendo) afectadas por la debacle crediticia que arrastra a la primera potencia imperial.

Esta vez le tocó el turno al banco de inversión Morgan Stanley que reveló pérdidas de US$9.000 millones asociadas a los problemas del mercado inmobiliario estadounidense.

Morgan Stanley, la segunda entidad de inversiones en importancia de EEUU, es el más reciente de una lista de connotadas firmas del sionismo financiero de Wall Street en dar a conocer pérdidas cuantiosas generadas por la crisis hipotecaria estadounidense.

Al mismo tiempo, el banco anunció la venta de 10% de sus acciones al gobierno chino para ayudar a conseguir dinero.

El auxilio de los capitales estatales chinos al Morgan  forma parte de una creciente tendencia de los bancos imperiales estadounidenses y europeos que buscan en las economías emergentes la solución a sus problemas financieros.

Asia y Medio Oriente auxilian a Wall Street

El Morgan Stanley se suma a una creciente lista de bancos europeos y estadounidenses que han recibido inyecciones de capital de Asia y Medio Oriente este año, que incluye a entidades de primera línea como Bear Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Citigroup y J.P. Morgan, entre otros.

Con abundante efectivo en sus manos gracias al auge en el precio de materias primas (principalmente petróleo, en caso de Medio Oriente y Rusia) y de bienes de consumo (caso de China y Asia), estos gobiernos han acumulado gigantescas reservas (fondos soberanos) que los sitúa en posición de capitalizar la caída los bancos occidentales imperiales.

China Investment Corp anunció que está dispuesta a jugar el mismo papel que otros fondos soberanos que han comprado participación en instituciones financieras afectadas por los problemas de las hipotecas subprime, dijo recientemente su presidente ejecutivo a Reuters.

Hace unos meses, China ingresó con sus rerservas estatales al fondo de capital de riesgo Blackstone, y en septiembre, el emirato Abu Dhabi compró con su fondo estatal una parte de Carlyle.

Según cifras del propio  Morgan Stanley, los fondos soberanos de inversión han invertido US$33.400 millones en activos financieros en Europa y EEUU desde enero de 2006.

A comienzos de mes el banco suizo UBS aceptó casi US$10.000 millones de un fondo del gobierno de Singapur y el banco estadounidense Citigroup vendió acciones por US$7.000 millones a un fondo de Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unido.

La crisis bancaria (como efecto de las "subprime") proyectada de EEUU a Europa ya afectó a instituciones financieras legendarias del Imperio como  Bear Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Citigroup y J.P. Morgan, entre otros.

Hace dos semanas, le tocó el turno a la prestigiosa Unión Bancaria Suiza, UBS, que anunció nuevas pérdidas por US$10.000 millones en el valor de sus activos financieros expuestos al sector.

La necesidad de obtener capital está cambiando aceleradamente el panorama de la banca mundial, a medida que algunos de las principales bancos y grupos de inversión  en crisis ceden participaciones accionarias a fondos estatales (fondos soberanos) de Asia y Medio Oriente que vienen en su rescate.

Como consecuencia de la crisis "subprime" en EEUU, la mayoría de los grandes bancos mundiales (incluidos los europeos)  ha efectuado previsiones para evitar la depreciación de sus activos y reducir drásticamente sus costos, lo que ha conllevado la caída de presidentes y consejeros delegados de esas entidades, acompañados por decenas de miles de trabajadores despedidos.

Hasta ahora, según la agencia financiera Bloomberg,  las pérdidas producidas por la crisis alcanzan los US$70.000 millones, pero la cifra final podría ser mucho más alta.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha pronosticado que las perdidas llegarán a los US$300.000 millones y el banco de inversión Goldman Sachs las calcula en US$400.000 millones.

En este escenario, los  bancos centrales de Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido anunciaron, el martes, medidas para ayudar al sector bancario a hacer frente a la crisis crediticia mundial y a la subida del costo de los préstamos.

Estas tres instituciones financieras, junto con el Banco Nacional Suizo y el Banco de Canadá, hicieron público la semana pasada un plan para inyectar US$100.000 millones en fondos de emergencia.

El temor a que la crisis crediticia estadounidense influya en los resultados de los bancos de inversión  terminó por derrumbar, en un primer término, a los principales indicadores de la Bolsa de Nueva York y ahora ya comienza a proyectarse en el sistema financiero europeo

La venta masiva de las acciones de bancos y corredores de bolsa ya detonó una corrida financiera que se proyecta de EEUU hacia Europa y revela los temores a una expansión mayor de los afectados por la crisis de las hipotecas.

Según The Wall Street Journal, "con la caída en los precios de las viviendas y el consiguiente aumento en las tasas de morosidad se ha desatado una crisis comparable a algunos de los mayores desastres financieros de los últimos 50 años".

La venta masiva de las acciones de bancos evidencia los temores a que la crisis se profundice y se expanda mundialmente a través del entramado financiero de la crisis de las hipotecas en EEUU.

El avance de los fondos soberanos

Los fondos soberanos (reservas estatales)  han adquirido relevancia en los países ricos en recursos naturales y en aquellos otros que han acumulado muchas reservas por ser grandes exportadores de productos industriales o de petróleo, como es el caso de Rusia y China.

Los llamados "fondos soberanos" son las reservas de divisas (sobre todo en dólares, euros o yenes) que los países que se encuentran con un superávit en cuenta corriente pueden administrar e invertir en el sistema financiero internacional.

Por países, los mayores fondos soberanos son los de Abu Dhabi (u$s625.000 millones),  Singapur (u$s315.000 millones), Kuwait (u$s213.000 millones), China (u$s200.000 millones) o Rusia (u$s128.000 millones), todo ello sin contar a países como Venezuela que ya están invirtiendo en sectores de la banca imperial.

Estimado en US$500.000 millones en 1990, hoy el volumen total de activos financieros de esos fondos se calcula en US$3 billones y se estima que podría llegar a US$10 billones en 2012.

Para tener una dimensión de esta cifra hay que señalar que el volumen  de activos financieros de los fondos soberanos equivale a un cuarto (25%) del PBI de EEUU (US$12 billones).

El creciente protagonismo de Rusia, China y países árabes (algunos cercanos al "eje del mal") con sus fondos estatales produce escalofríos en los analistas y estrategas del Imperio que comienzan a vislumbrar una grieta peligrosa que amenaza al sistema financiero imperial globalizado.

En esa orientación, el  G7 (Grupo de los Siete principales países industriales) ya está adoptando previsiones para intentar neutralizar la creciente  influencia de los fondos soberanos en el sistema financiero internacional controlado por el sionismo europeo y estadounidense.

Representantes del G7 ya expresan abiertamente su temor de que estos fondos se conviertan en una fuente desequilibrante para los mercados financieros o intenten adquirir participaciones en empresas claves para la seguridad nacional de sus Estados imperiales.