Hambre
global
Por
Michel Chossudovsky (*)
Global
Research, 02/05/05
Rebelión,
12/05/08
Traducción Horacio J. Garetto
La
Humanidad, en la era de la post Guerra Fría, está
marchando hacia una crisis económica y social de una escala
sin precedentes que está conduciendo hacia un rápido
empobrecimiento a amplios sectores de la población mundial.
Hay economías nacionales colapsando, hay desempleo
rampante. Hay erupciones de hambre en el Africa
Subsahariana, en el sur de Asia, y en parte de América
Latina. Esta “globalización de la pobreza”, que ha
tenido por consecuencia una dramática reversión de los
logros conseguidos durante el período de la descolonización
de después del fin de la segunda guerra mundial, comenzó
con la crisis de la deuda, a principios de 1980 y con la
imposición de las letales reformas económicas del Fondo
Monetario Internacional.
El Nuevo
Orden Mundial se alimenta de pobreza humana y de destrucción
del medio ambiente. Genera apartheid social, alienta el
racismo y las discordias étnicas, socava los derechos de
las mujeres y a menudo hunde los países en confrontaciones
destructivas entre distintos nacionalismos que los integran.
Desde 1990 extendió su alcance a todas las grandes regiones
del mundo, incluyendo Norteamérica, Europa Occidental, los
países del antiguo bloque soviético y los nuevos países
industrializaos (NICs por las siglas en ingles) del sudeste
asiático y del Lejano Oriente.
Esta crisis
mundial es más devastadora que la gran Depresión de los años
30’. Tiene muchas más implicaciones geopolíticas;
dislocaciones económicas han acompañado el inicio de
guerras regionales, la fractura de sociedades nacionales y
en algunos casos la destrucción de países enteros. Esta
es, por lejos, la crisis económica más seria de la
historia moderna (Michel Chossudovsky, The Globalization
of Poverty, First Edition, 1997) Introducción El hambre
es resultado de las reestructuraciones en favor del “libre
Mercado” de la economía global proceso que tiene sus raíces
en la crisis de la deuda de comienzos de 1980. No es un fenómeno
reciente como pretenden sugerirlo muchos informes de la
prensa occidental.
Pobreza y
desnutrición crónica son condiciones preexistentes. Los
aumentos recientes en los precios de la alimentación han
exacerbado y agravado la crisis alimentaria. Golpean muy
duro en las poblaciones empobrecidas que apenas si tienen
los medios para supervivir. Los problemas han irrumpido casi
simultáneamente en todas partes:
“El
precio de los alimentos en Haití subieron un promedio de más
40% en menos de un año, con los de primera necesidad como
el arroz, duplicándose…. En Bangladesh (a fines de abril
2008) unos 20 mil trabajadores textiles tomaron las calles
para denunciar el aumento de los precios de los alimentos y
para demandar aumento de salarios. El precio del arroz se
duplicó en el último año, amenazando a los trabajadores,
que ganan salarios de solo 25 dólares. En Egipto las
protestas terminaron con dos muertos, cientos de arrestados,
policías en las fábricas…. Los alimentos subieron un
40%. A principios de año en Costa de Marfil, miles de
personas marcharon hacia la casa del presidente Laurent
Gbagbo cantando “tenemos hambre” y “la vida es
demasiado cara, nos están matando”.
Demostraciones
similares, huelgas y enfrentamientos tuvieron lugar en
Bolivia, Perú, Mexico, Indonesia, Filipinas, Pakistan,
Uzbekistan, Tailandia, Yemen, Etiopia, y a través de la
mayor parte del Africa sub–Sahariana (Bill Van Auken, Amid
mounting food crisis, governments fear revolution of the
hungry, Global Research, April 2008)
“Eliminando
los pobres”
Con amplios
sectores de la población mundial que ya están por debajo
de la línea de pobreza los recientes feroces aumentos de
los precios de los alimentos de primera necesidad son
devastadores. Millones de personas alrededor del mundo son
incapaces de adquirir los alimentos para su supervivencia.
Estos aumentos hacen su contribución, de verdad, al proceso
de “eliminación de los pobres” a través de muertes
masivas por hambre. En palabras de Henry Kisinguer:
“Controla el petróleo y controlarás a los países.
Controla los alimentos y controlarás la gente”.
A este
respecto Kisinguer, en efecto, en el contexto del Memorándum
de Seguridad Nacional, número 200 del año 1974, titulado
“Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial
para la Seguridad Nacional” que la ocurrencia de hambrunas
puede constituir un instrumento de control de la población.
De acuerdo con la FAO el precio de los granos de primera
necesidad se incrementó un 88% desde marzo de 2007. El
precio del trigo se incrementó un 181% en tres años. El
precio del arroz un 50% en los últimos tres meses. (Véase
el art. de See Ian Angus, Food Crisis: "The greatest
demonstration of the historical failure of the capitalist
model", Global Research, April 2008):
“El arroz
más popular de Tailandia se vendía hace 5 años a 198 la
tonelada, 323 hace un año. En abril de 2008 llegó a 1000
USS la tonelada. Esos incrementos son todavía peores en los
mercados locales. En Haití la bolsa de 50 kilos se duplicó
en valor en una semana a fines de marzo de 2008. Estos
incrementos son catastróficos para los 2600 millones de
personas que viven con menos de 2 dólares por día y que
gastan entre un 60 a un 80% de sus ingresos en comida.
Cientos de millones no tienen para comprarse el alimento”.
Dos
dimensiones relacionadas
Este
proceso por el cual poblaciones enteras están entrando en
una crisis alimentaria tiene dos aspectos relacionados:
Primero,
que hay todo un proceso histórico que viene desde hace
varios décadas que ha hundido los niveles de vida tanto en
los países desarrollados como en los no desarrollados
Segundamente, que estas preexistentes condiciones históricas
de pobreza de masas fueron exacerbadas y agravadas por el
reciente aumento en los precios de los granos, lo que ha
llevado en varios casos a una duplicación de los precios de
venta al consumidor final de los alimentos de primera
necesidad. Estos aumentos son, en una amplia proporción,
resultado de movimientos especulativos.
Causas
especulativas en los aumentos de los granos
Los medios
de comunicación han en gran parte engañado a la opinión pública
respecto de las causas de estos aumentos, enfocándose casi
exclusivamente en el aspecto de los costos de producción,
climáticos y otros que han redundado en una reducción de
la oferta y que pueden haber contribuido a alentar los
aumentos de los precios. Si bien pueden haber concurrido son
de relevancia limitada a la hora de explicar la índole
impresionante y dramática de esos aumentos.
Esos
aumentos en espiral que estamos contemplando con estupor son
en gran parte el resultado de manipulaciones de los
mercados. Son en gran parte atribuibles a juegos
especulativos. Los precios de los granos hacia el alza son
empujados en esa dirección por operaciones especulativas en
el Chicago Board of Trade a su vez fusionado (en el 2007)
con el Chicago Mercantile Exchange lo cual dio por resultado
la entidad comercial más grande del mundo en las tratativas
de compraventa de commodities lo cual incluye un amplio menú
de opciones, contratos sobre precios futuros, index funds,
etc .
Las
especulaciones con trigo, con arroz o con maíz pueden
hacerse sin necesidad de que la transacción “suceda en el
mundo real”. Los que participan de estos juegos no
necesariamente están implicados en la venta o entrega de
los granos. Las transacciones pueden usar commodity index
funds que son apuestas o al alza o la baja de los
precios. Una “put option” es una apuesta a la
suba de los precios y una “call option” es una
apuesta a la baja. Proponiéndoselo, los “traders” (los
operadores del mercado) y las grandes instituciones
financieras pueden llevar los precios para arriba en general
o también en particular el de algún grano.
La
especulación genera volatilidad en los mercados. A su turno
la inestabilidad resultante alienta y estimula las
actividades especulativas.
Se tienen
ganancias normales cuando los precios suben. Pero si un
especulador está vendido “en corto” (short–selling)
también pueden ganar apostando a que los precios colapsen.
Este
conjunto de aumentos especulativos recientes en los precios
de los alimentos condujeron a una ola de hambre mundial que
no tiene precedentes por su escala.
La
ausencia de medidas de regulación desencadena el hambre
Estas
operaciones especulativas no se proponen per se
desencadenar el hambre. Lo que desencadena el hambre es la
ausencia de regulaciones en estos mercados especulativos (de
opciones, opciones sobre futuros, fondos de inversión en commodities).
En el actual contexto, un congelamiento de la especulación
en los mercados de alimentos de primera necesidad, tomado
como una imperativa decisión política, contribuiría
inmediatamente a bajar los precios de los alimentos. Nada
impide hacerlo pero nada hace prever que se esté pensando
en un prudente cuidadoso conjunto de medidas como este.
Por lo que
se ve esto no es lo que está siendo propuesto por el Banco
Mundial y por el Fondo Monetario Internacional
El
rol del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial
El Banco
Mundial y el FMI han presentado un plan de emergencia, teóricamente
con la idea de alentar la agricultura, en respuesta a la
“crisis de los alimentos”. Pero las causas verdaderas de
la situación no son enfocadas. El presidente del Banco
Mundial, Robert B. Zoellick describe su iniciativa como un
Nuevo Trato, como un plan de acción de largo plazo
destinado a alentar la producción, que consistiría, entre
otras cosas, en duplicar los préstamos a los agricultores
africanos.
"Tenemos
que poner el dinero dónde hoy es urgente, en las bocas de
los hambrientos” (Robert Zoellick, World Bank presidente,
citado por la BBC, 2 Mayo 2008) Pero la “medicina económica”
del Fondo Monetario y del Banco Mundial no son la solución
sino en una importante medida la “causa” del problema. Más
préstamos del FMI/BM para alentar la agricultura aumentará
el endeudamiento y exacerbará más que aliviará la
pobreza.
Los préstamos
del Banco Mundial son otorgados con la condición de que los
países se comporten según el manual neoliberal el cual
desde principios de 1980 condujo a un colapso de las
agriculturas locales.
Los
programas de estabilización y de ajuste estructural
impuestos por el FMI/BM a los países en desarrollo como
condición para la renegociación de sus deudas externas por
el contrario condujeron al empobrecimiento de centenares de
millones de personas.
Lo decisivo
es que las severas, ásperas realidades económicas y
sociales que están por debajo de las intervenciones del FMI
son los aumentos de precios de los alimentos, hambres,
despidos masivos de trabajadores urbanos y destrucción de
programas sociales. El poder interno de compra ha colapsado,
las clínicas de salud para las mujeres y escuelas para los
chicos fueron cerradas. Hay centenares de millones de chicos
que tienen denegado el derecho a la educación primaria.
Los
tratamientos de shock del FMI
Históricamente
hablando los procesos de espiralización de los precios de
los alimentos en el nivel del comercio minorista, fueron
desencadenados por feroces devaluaciones de las monedas, que
a menudo se convertían en hiperinflaciones. En Perú, por
ej. en agosto de 1990, por órdenes del FMI, el precio de
los combustibles se incrementó, de la noche a la mañana,
en 30 veces. El del pan 20.
“A través
de todo el Tercer Mundo la situación es de desesperación
social y de desesperanza de las poblaciones empobrecidas por
la interacción de las fuerzas del mercado. Anti–SAP y
levantamientos populares son brutalmente reprimidos:
Caracas, 1989. El presidente Carlos Andrés Pérez después
de denunciar retóricamente al FMI de practicar “una
economía totalitaria que mata no con balas pero sí con
hambre” declaró el estado de emergencia y envió unidades
de infantería y marines a los barriadas humildes en las
colinas que rodean a la capital a reprimir las
manifestaciones tras que el pan aumente un 200 por ciento.
Se abrió fuego indiscriminadamente, la morgue de Caracas
reportó 200 muertos, cuentas no oficiales se habla de más
de mil muertos. Enero de 1984: conflictos sociales en Túnez
motivadas por el desempleo joven y protestas por el alza en
el precio de los alimentos; Nigeria, 1989, idem por el
cierre de 6 universidades; Marruecos, 1990, huelga y
levantamiento general contra las reformas del gobierno
exigidas por el FMI (Michel Chossudovsky, op cit.)
La
desregulación de los mercados de granos
Desde los años
80’los mercados de granos, impulsados por las políticas
del Banco Mundial, se desregularon y los excedentes de la
Unión Europea y de Estados Unidos fueron usados sistemáticamente
para destrozar el campesinado y para desestabilizar los
sistemas nacionales de agricultura. A este respecto los préstamos
del Banco Mundial requerían el levantamiento de barreras
comerciales a la importación de bienes agriculturiles, todo
lo cual con frecuencia conducía a dumping (N. del T. se
denomina así a vender en el exterior por debajo del precio
al que uno vende en el mercado del que el vendedor proviene)
por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea con sus
excedentes de granos en los mercados locales. Esto llevaba a
los agricultores locales a la quiebra.
El “libre
mercado” aplicado a la agricultura, impuesto por el FMI y
el Banco Mundial destruye las producciones campesinas y
socava la “seguridad alimentaria”. Malawi y Zimbabwe
eran en algún momento países prósperos con una producción
de granos excedentaria respecto del nivel de consumo de su
gente. Ruanda era virtualmente autosuficiente en alimentos
hasta 1990 cuando las políticas del FMI le hicieron abrir
los mercados a los granos subsidiados, con políticas
inmorales de dumping que llevaron a todos sus pequeños
productores a la ruina. En los años 91/92 el hambre golpeó
Kenia, el país más exitoso del este de Africa en lo que
respecta a producción de trigo. Pero claro, poco antes a su
gobierno lo habían puesto en la lista negra por no querer
someterse a las condiciones del Fondo. Porque la desregulación
y apertura a las importaciones de granos era una condición
puesta para renovar y reprogramar la deuda externa con sus
acreedores del Club de París (Michel Chossudovsky, The
Globalization of Poverty and the New World Order, Second
Edition, Montreal 2003) El patrón que se repite todo a lo
largo de Africa, sudeste de Asia y América Latina es el de
que todas las políticas promovidas por las instituciones de
Breton Woods llevan siempre a perder la “seguridad
alimentaria”. El hambre en la era de la globalización es
el resultado de una política. El hambre no es la
consecuencia de la escasez de alimentos sino al revés: los
excedentes de alimentos fueron utilizados para
desestabilizar las producciones de los países en
desarrollo.
Estrechamente
controlados por las transnacionales del agronegocio estos
excedentes conducían en definitiva al estancamiento tanto
de la producción como del consumo de alimentos esenciales y
al empobrecimiento de campesinos todo a lo largo y ancho del
mundo. Pero además, en la era de la globalización, los
programas de ajuste estructural del FMI y del Banco Mundial
son cosas que tienen una relación directa con el fenómeno
del hambre en tanto y en cuánto que sistemáticamente
socavaron todos los renglones de actividad, tanto urbanos
como rurales.
Los
ingresos de los agricultores tanto en los países ricos como
pobres son estrujados por un puñado de grandes empresas
globales agroindustriales que controlan los mercados de
granos, los ingresos de los agricultores, las semillas y los
alimentos procesados. Una firma gigante como Cargill que
tiene más de 140 subsidiarias alrededor del mundo controla
una parte bastante importante del comercio de granos. Desde
1950 es el principal contratista de EU para prestar el
servicio de “ayuda alimentaria” (ley de 1954 número
480) La agricultura mundial tiene por primera vez en su
historia la capacidad técnica de satisfacer los
requerimientos de alimentos del planeta entero. A capacidad
de producir alimentos es enorme, pero los niveles de consumo
de alimentos se mantienen extraordinariamente bajos porque
una enorme porción de la población mundial vive en
condiciones de pobreza y privación extremas. Además, el
proceso de "modernización" de agricultura llevó
a la expoliación de los agricultores, aumentó la falta de
tierras disponibles y la degradación ambiental. En otras
palabras las mismas fuerzas que alientan la expansión de la
producción global de alimentos están también empujando,
antiéticamente, una contracción de los niveles de vida.
Semillas
genéticamente modificadas
Coincidentemente
con el establecimiento de la Organización Mundial de
Comercio en 1995 (sucesora del GATT, General Agreement of
Trade and Tariffs) otro importante cambio histórico
ocurrió en la estructura de la agricultura mundial. Con
esas reglas del juego los gigantes del agronegocio
obtuvieron plena libertad para penetrar en los mercados de
semillas de los países en desarrollo. La adquisición de
los derechos de propiedad intelectual exclusivos sobre
variedades de plantas también condujo a la destrucción de
la biodiversidad. Actuando por cuenta de un puñado de
conglomerados biotecnológicos les fueron dados a un montón
de productores semillas genéticamente modificadas (GMO,
siglas en inglés) inclusive muchas de esas veces
disimuladas dentro de “paquetes de ayuda alimentaria”.
En Etiopia, por ejemplo, paquetes de semillas genéticamente
modificadas les fueron dados a los campesinos en el medio de
una ola de una devastadora sequía. Se plantó, se cosechó,
pero al minuto después los campesinos se encontraron con
que esas semillas no se podían volver a plantar sin pagarle
regalías a Monsanto, a Arch Daniel Midland, y tutti quanti,
etc. Y a continuación también descubrieron que las
benditas semillas no se podían cosechar sino se utilizaban
los insumos tales como los herbicidas, los insecticidas y
los fertilizantes que también los producen y proveen y
distribuyen los mismos de siempre: los gigantes biotecnológicos
del agronegocio. Economía campesinas enteras fueron
captadas por las redes de los grandes conglomerados del
agronegocio. Ruptura del ciclo de la Agricultura
Con la
adopción de semillas genéticamente modificadas un gran
cambio ha ocurrido en la historia y la estructura de la
agricultura desde que esta nació, estimativamente unos 10
mil años atrás.
La
reproducción de semillas en viveros en los pueblos y
ciudades fue discontinuada por el uso de semillas genéticamente
modificadas. El ciclo tradicional, natural, de la
agricultura, que permitía a los agricultores guardar sus
semillas orgánicas y plantarlas y cosecharlas hasta que se
vuelva a cumplir el ciclo fue roto. Este patrón destructivo
–invariablemente productor de hambre– se reproduce en país
tras país a todo lo largo y ancho del mundo conduciendo a
la extinción de la economía campesina.
(*)
Michel Chossudovsky es profesor de economía a la
Universidad de Ottawa y director del Center for Research on
Globalization (CRG). Es autor de “The Globalization of Poverty and the New World”, segunda
edición, Global Research, 2003.
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