Inversionistas
y fondos cruzan otra frontera: mercados a futuro de mineral
de hierro, pollos y aceite
La
nueva química de la especulación
con materias primas
Por
Ianthe Jeanne Dugan
Wall
Street Journal, 04/08/08
Mientras
Washington intenta combatir la especulación en los mercados
de alimentos, combustible y metales, Wall Street está
desarrollando nuevas maneras de conseguir dinero.
En mayo,
Credit Suisse Group y Deutsche Bank AG empezaron a ofrecer
inversiones en mineral de hierro, un componente del acero.
La explotación del mineral de hierro es muy común –se
extraen alrededor de un millón de toneladas al año–,
pero no se negocia en una bolsa de futuros. Por ello ha sido
casi imposible para los especuladores apostar respecto a la
evolución de su precio.
Los bancos
de inversión fueron inundados por operadores interesados en
el negocio del mineral de hierro, que funciona como los
contratos de futuro. En sólo dos meses, inversionistas y
fondos de cobertura asumieron una exposición nocional (el
valor total de los contratos) en mineral de hierro de US$500
millones –alrededor de 2,7 millones de toneladas–,
convirtiendo al mineral en uno de los mayores mercados de
materias primas en surgir de la noche a la mañana.
El nuevo
mercado muestra lo difícil que será para los gobiernos
controlar la especulación en los mercados de materias
primas. Este tipo de operaciones se está extendiendo a una
gran cantidad de otros productos –desde el pollo a la
gasolina para aviones– que hasta ahora habían permanecido
fuera del alcance de los inversionistas, porque no se
negociaban en los mercados de futuros. También se ofrecen
para commodities que ya se comercializan en bolsas globales,
como el crudo, el maíz y el café.
A través
de Goldman Sachs Group Inc., los clientes pueden invertir en
aceite de palma y otros componentes de los biocombustibles.
Deutsche Bank está negociando contratos de rutenio, un
metal poco conocido usado en las plumas estilográficas.
Deutsche Bank también es una de las firmas que está
empezando a negociar contratos de rodio, usado en los
adaptadores catalíticos.
Se están
preparando también contratos en litio y metales
"raros", incluyendo componentes de los vehículos
eléctricos e híbridos. Una lista de Credit Suisse parece
un libro de texto de química: alúmina, cobalto, molibdeno,
ferrocromio y vanadio. "El modelo es prácticamente
ilimitado", asegura Kamal Naqvi, un ejecutivo de Credit
Suisse en Londres que ayudó a crear la nueva plataforma
tras unirse al banco el año pasado. Sólo en julio, Credit
Suisse recibió un pedido de productores de chapa de madera,
pollo y fertilizante de potasa para crear contratos
similares.
Algunos
funcionarios gubernamentales se han mostrado alarmados por
el aumento de las inversiones por parte de grandes
instituciones, como los fondos de pensiones y los fondos de
las universidades, que han invertido dinero en commodities
ligados a índices que monitorean los mercados de futuros.
Las grandes instituciones tienen ahora alrededor de
US$260.000 millones en materias primas, comparado con
US$13.000 millones hace cinco años, dijo recientemente al
Congreso estadounidense Michael Masters, director de un
fondo de cobertura.
Estos
"especuladores de índices", testificó, estaban
haciendo subir los precios del petróleo y otros recursos
naturales. Varios senadores concurrieron, respondiendo con
propuestas de leyes que limitarían los productos que los
inversionistas pueden tratar como commodities pero que no
tienen intención de comprar realmente.
Muchos
economistas e inversionistas están en desacuerdo con estas
propuestas legislativas, y atribuyen los altos precios de
las materias primas a la demanda de las economías
emergentes y al estancamiento de la producción. Con
frecuencia, señalan al hierro como prueba. A pesar de que
no ha sido negociado en bolsas de futuro, su precio ha
aumentado en el último año. El precio que los fabricantes
de acero pagan a las minas australianas, por ejemplo, se ha
casi duplicado. "No es que el flujo del dinero no tenga
un impacto", sostiene Naqvi, el ejecutivo de Credit
Suisse. "Pero el impacto de ese flujo es menor que el
de las expectativas del mercado acerca de la realidad física
de la oferta y la demanda". Las leyes previstas, dicen
los inversionistas y los banqueros, están teniendo un
efecto no deseado de ayudar a estos nuevos mercados, cosa
que preocupa a algunos críticos.
En junio,
Masters urgió al Congreso estadounidense a investigar los
contratos de mineral de hierro y similares, argumentando que
podrían ayudar a los inversionistas a comprar recursos
naturales, retenerlos y luego venderlos cuando su precio
suba.
"No
entendió nuestro producto", dijo Naqvi. "No
existe ningún requisito para recibir inventarios físicos
en ningún momento, así que no existe incentivo para
retener activos físicamente".
Estos
instrumentos tienen implicaciones profundas sobre cómo
fluye el dinero hacia los commodities. Antes, si alguien
quería obtener ganancias del mineral de hierro, podía
comprar acciones en una mina, pero no en los activos en sí
mismos. Ahora eso ha cambiado.
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