Primer cumpleaños de la
crisis mundial
Las cosas no mejoran
Por Jorge Sandoval
Socialismo o Barbarie, periódico, 28/08/08
Fue en los días 9,
10 y 13 de agosto del año pasado que los bancos centrales
de EEUU, Europa, Japón y otros países volcaron unos
300.000 millones de dólares a los mercados financieros para
frenar el derrumbe de las bolsas, e impedir la quiebra en
cadena de bancos y otras entidades financieras.
Aunque en ese momento la intervención de los bancos centrales evitó
un colapso mundial como el de octubre de 1929, eso no
implicó una remisión de la crisis. Simplemente,
gracias a las intervenciones del estado –tan criticadas
cuando no se trata del bolsillo de los grandes
capitalistas– la crisis se ha venido desarrollando en “cámara
lenta”... pero nadie sabe cuándo y cómo será el final
de esta película.
La crisis: de financiera a económica, y de EEUU al resto del mundo
Lo que empezó como una crisis financiera en el sector hipotecario
estadounidense, hoy es una crisis económica y de
dimensiones mundiales. Aunque esto se presente, como es
habitual, teñido de grandes desigualdades, este crecimiento
de las dimensiones y la geografía de la crisis es uno de
los datos fundamentales de este primer cumpleaños.
En la esfera de las finanzas, poco antes de esa fecha, regresaron las
turbulencias con la falencia de los dos gigantes
hipotecarios estadounidenses Fannie Mae y Freedie Mac, que
igual que los bancos en agosto de 2007, se hubiesen
desplomado sin el auxilio del estado yanqui.
A su vez, la situación de la economía ya es recesiva, tanto en EEUU
como en Europa. El término “recesión” es desde hace
mucho una palabra prohibida no sólo en los gobiernos de
EEUU y Europa sino también hasta en la prensa. Sin embargo,
la realidad se ha ido imponiendo. Aunque las oficinas de
estadísticas no son tan desvergonzadas como nuestro INDEK,
también hacen lo suyo, sobre todo en las cifras inflación
y desempleo.
Esta semana, por ejemplo, se anunció una reversión en la tendencia a
la caída del GDP (producto bruto interno) en EEUU, pero la
alegría duró pocas horas: los datos del GDI (Gross
Domestic Income), es decir del ingreso interno, volvieron a
abatir a Wall Street.
Así, un diario optimista profesional, como el Wall Street Journal
(15/08/08), ha debido reconocer que “la economía
global, que hasta hace poco seguía creciendo pese al
debilitamiento de EEUU, acaba de exhibir los más recientes
signos de enfriamiento. El jueves, la Unión Europea informó
que el Producto Interno Bruto de la zona euro en el segundo
trimestre se contrajo 0,2% respecto al primero. Se trata de
la primera caída en los 15 países que usan el euro desde
inicios de los años ‘90. Ahora, cuatro de las cinco
mayores economías del mundo, incluyendo Estados Unidos, la
zona euro, el Reino Unido y Japón, están entrando en
recesión. En EE.UU., asimismo, el Departamento del Trabajo
anunció que la inflación alcanzó su nivel más alto en 17
años”.
Dentro de la zona del euro,
quien está descendiendo más rápidamente es la economía
española, que hasta hace poco tenía un crecimiento por
encima de la media europea. Allí la crisis hipotecaria tomó
dimensiones comparables a las de EEUU y acaba de ir a la
bancarrota una de las principales empresas de la vivienda.
Según el Wall Street Journal (13/08/08), “los bancos
españoles podrían ser los próximos en sufrir los efectos
de la contracción financiera global... Ahora que el colapso
inmobiliario está golpeando a las constructoras, los
deudores hipotecarios y la economía española en general,
el panorama se está nublando, en particular para el sistema
de cajas de ahorro, que genera cerca de la mitad de los depósitos
y préstamos del país”.
"La economía global
muestra signos de agotamiento en medio de una creciente
desaceleración que va de EEUU a Europa Occidental y Japón",
resume un economista de J.P. Morgan David Hensley en una
nota a sus clientes. El enfriamiento, añadió también,
"está trasladándose a las economías
emergentes". Entre los “emergentes” hay varios países
de América Latina que ya están sufriendo las
consecuencias. Esto los está afectando, en relación
directa a sus vinculaciones con EEUU. Es por eso que México
y los países centroamericanos reciben los peores golpes.
Deshojando la margarita... ¿Qué hay que combatir en primer lugar, la
recesión o la inflación?
La situación se complica porque no hay unidad de criterio entre los
dos principales bancos centrales, la Federal Reserve de EEUU
y el Banco Central Europeo de la zona del euro.
El Banco Central Europeo está
más preocupado por la inflación que la Reserva Federal en
EEUU y elevó en julio su tasa de referencia en un cuarto de
punto porcentual para dejarla en un 4,25%. Durante la crisis
crediticia, el BCE no alteró las tasas mientras la Fed las
rebajó agresivamente. Esas tasas más altas están también
pesando sobre la economía europea.
Esto, por supuesto, refleja
situaciones e intereses distintos y contradictorios del
capitalismo estadounidense y europeo. Dada las dimensiones
de la crisis financiera, si la Reserva Federal hubiese
actuado distinto, la recesión podría haber sido una caída
en picada.
Pero de todos modos, es un
hecho que las dos principales concentraciones del capital
imperialista no terminan de ponerse de acuerdo sobre qué
hacer.
Estados Unidos le debe a cada
santo una vela
Cifras que preocupan
Por Jorge Sandoval
Socialismo o Barbarie, periódico, 28/08/08
La crisis está poniendo cada
vez más de relieve los problemas estructurales de EEUU,
cuya prosperidad de los últimos años se ha basado, en
buena medida, en vivir de prestado. De esa manera, las
deudas públicas, por un lado, y las privadas, por el otro,
montan sumas escalofriantes... mientras la capacidad de pago
del estado, las corporaciones y los particulares disminuye a
ojos vista.
Según The Economist
(14/08/08), la deuda pública federal (es decir, del
gobierno nacional), es de unos 9,5 billones (un millón de
millones) de dólares, siendo el PBI de EEUU en el 2007 de
13,25 billones. Pero aquí la cuenta recién comienza. A
nivel público hay que agregarle las deudas de estados y
municipios, y otros organismos. Según un cuadro
confeccionado por la Reserva Federal [1] la deuda pública
total estaría en algo menos de 17 billones (y esto sin
contar obligaciones futuras que tendrían por ejemplo, la
Seguridad Social y Medicare).
Por otro lado, según la
misma fuente, la parte de deuda privada llamada “deuda de
hogares”, alcanzaría más o menos a unos 16 billones. Si
a eso se le agregan las deudas de las corporaciones y otros
ítems, algunos calculan que el endeudamiento total sería
alrededor de los 50 billones, de 3,5 a 4 veces el PBI
anual [2]. Esto se agrava porque hoy EEUU no tiene
capacidad de ahorro. Desde hace años, la tasa de ahorro
es cero.
Por supuesto, esta orgía de
deudas no vence ni el mes ni el año que viene. Además,
EEUU, como emisor del dólar puede, en cierta medida,
pagar imprimiendo billetes. Pero esto, al mismo tiempo, pone
al dólar cada vez más en cuestión como moneda del
comercio y las finanzas mundiales, y a EEUU como su emisor
“responsable”.
El problema es que tanto los desbalances
de EEUU en relación a la economía mundial (que se expresan
en su comercio internacional y en su balance de pagos) como
la actual crisis, exigen un gran y duro “ajuste”.
Pero, con semejantes niveles de endeudamiento público y
privado y sin capacidad de ahorro alguno, esto puede llegar a
ser muy traumático. Además, EEUU, con sus guerras, se
ha metido en un nivel delirante de gastos militares. Pero ni
Obama ni McCain hablan de dar marcha atrás en eso.
En verdad, el crecimiento
desmesurado de la deuda pública y privada no hace más que
reflejar, en primer lugar, la situación de retroceso
relativo de la economía de EEUU en proporción a la del
resto del mundo y a la que tenía en la posguerra. En
segundo lugar, es consecuencia de la maniobra del
neoliberalismo que “compensó” la reducción de los
salarios reales a los trabajadores y del cobro de altos
impuestos a los más ricos, mediante el endeudamiento de los
hogares y del estado. La orgía de consumo que precedió a
la crisis se basaba en buena medida en endeudarse.
La crisis ha puesto esto al
desnudo y, al mismo, tiempo, lo hace más difícil de
solucionar.
Notas:
1.–
Federal Reserve Bank of St. Louis, publicado en “Public
and Private Debt vs GDP: The Illusion of Prosperity”,
en The Financial Ninja, 24/06/08.
2.– Las cifras varían según
los analistas, de acuerdo a qué se estime como “deuda”.
Por ejemplo, si se incluyen las obligaciones a futuro de la
Seguridad Social y Medicare.
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