La
crisis obliga a EEUU a nacionalizar a sus
dos mayores entidades hipotecarias
Por
Pablo Pardo
El Mundo, 06/09/08
Chicago.–
El Estado asume el control de Fannie y Freddi y las
recapitalizará. Su caída puede colapsar totalmente el
mercado hipotecario estadounidense. Su cartera de valores
equivale a cinco veces el PIB de España.
La crisis
financiera desatada en Estados Unidos hace trece meses
alcanzó ayer proporciones históricas con la nacionalización
de Fannie Mae y Freddie Mac, los dos gigantes del mercado de
los bonos hipotecarios, en lo que se trata acaso de la mayor
intervención directa del Estado en la economía de EEUU, al
menos, desde la crisis de las cajas de ahorros que sufrió
ese país a principios de los años noventa.
En virtud
de los planes del Departamento del Tesoro, que aún no han
sido hechos públicos esta mañana, el Estado asumirá el
control de Fannie y Freddie –como se llama a las dos
empresas coloquialmente–, despedirá a sus máximos
responsables y las recapitalizará con dinero público, en
un proceso que puede durar meses o años.
No está
claro qué pasará con ambas compañías una vez que estén
saneadas, pero todo hace suponer que serán troceadas y
privatizadas.
¿A cuánto
puede ascender la factura de la operación para el
contribuyente estadounidense? Las primeras estimaciones señalan
a una horquilla de entre 50.000 y 10.000 millones de dólares
(de 35.000 a 70.000 millones de euros).
Caída
en picado en Bolsa
Pero todo
hace pensar que eso sólo será el principio. El Tesoro de
EEUU planea inyectar dinero progresivamente en Fannie Mae y
Freddie Mac para irlas recapitalizando de forma progresiva.
Anoche,
tras el cierre de la Bolsa de Nueva York, los títulos de
los dos gigantes hipotecarios se desplomaban más de un 25%
cada uno. Ambas empresas han perdido alrededor del 85% de su
valor en Bolsa en el último año, en el que han registrado
unas pérdidas de más de 4.000 millones de dólares (3.000
millones de euros).
Los riesgos
que conlleva para la estabilidad del sistema financiero
mundial un colapso de Fannie y Freddie marean. Las dos
empresas garantizan o poseen títulos hipotecarios por valor
de 5,3 billones de dólares, lo que supone aproximadamente
la mitad de toda la deuda hipotecaria de EEUU.
No sólo
eso. Un enorme número de bancos estadounidenses y
extranjeros tienen títulos de estas dos compañías, que
funcionan bajo garantía del Estado. Por poner un ejemplo,
desde la mayora gestora de fondos de renta fija del mundo,
Pimco, hasta el Sovereign Bank –participado por el
Santander– se han visto ya afectados por las minusvalías
de sus inversiones en Fannie y Freddie.
'Demasiado
grandes para caer'
Los
problemas de estas dos empresas se deben a su forma de
operar. Ambas fueron creadas para inyectar liquidez en el
mercado de bonos hipotecarios, de modo que los intereses de
las hipotecas fueran menores y fuera más fácil para los
estadounidenses adquirir hipotecas.
En otras
palabras: eran básicamente aseguradoras de bonos. Sin
embargo, en los últimos años Fannie y Freddie han empezado
a comprar y vender bonos hipotecarios y han entrado de forma
masiva en el mercado de derivados.
¿Por qué
los directivos de esas empresas empezaron a correr esos
riesgos? ¿Y por qué lo aceptaron los accionistas? En buena
medida porque Fannie y Freddie están garantizadas por el
Estado y porque consideraban que estos dos monstruos en cuya
cartera cabe unas cinco veces el PIB de España eran, como
dicen en EEUU, "demasiado grandes para caer".
En otras
palabras: que siempre vendría el Estado a rescatarlas,
porque en su caída Fannie y Freddie se pueden llevar por
delante el sistema financiero mundial y, además, colapsar
totalmente el mercado hipotecario estadounidense.
La
consecuencia es que, cuando los estadounidenses empezaron a
dejar de pagar sus hipotecas y los bonos en los que éstas
se basaban dejaron de tener valor, Fannie y Freddie
incurrieron en pérdidas. Ahora, todo indica que, una vez más,
la Administración Bush va a comerse su retórica en favor
del libre mercado y va a nacionalizarlas. Porque,
efectivamente, estas dos empresas son demasiado grandes para
dejarlas caer.
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