Economía mundial

Crisis: ‘todavía falta lo peor’, advirtió el economista Kennet Rogoff

Alertan quiebra de bancos en EEUU

Por Matthew Staver
Bloomberg, 21/08/08

Nueva York.– La turbulencia en los mercados de crédito ha llevado a Estados Unidos a una recesión y puede que derribe a algunos de los mayores bancos del país, dijo Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. El bajón de la vivienda ha causado pérdidas crediticias de más de 500 mil millones de dólares a los bancos. En Estados Unidos los bancos embargaron casi tres veces la cantidad de hogares que un año antes.

“En Estados Unidos todavía falta lo peor”, dijo Rogoff en una entrevista en Singapur. “El sector financiero tiene que reducirse; no pienso que baste con que se hunda nada más que un par de bancos de tamaño mediano y un par de bancos pequeños”.

El bajón de la vivienda en Estados Unidos ha causado pérdidas crediticias de más de 500 mil millones de dólares a los bancos en todo el mundo y llevó al colapso y la venta de Bear Stearns Cos., en tamaño la quinta firma de valores de Estados Unidos. Rogoff dijo que el Gobierno debería nacionalizar Fannie Mae y Freddie Mac, las mayores compañías de financiación de hipotecas del país, que han perdido más del 80% de su valor de mercado este año.

A Freddie Mac y Fannie Mae “las debieran haber cerrado hace 10 años”, dijo. “Hay que nacionalizarlas, quienes tienen participaciones deberían perder todo su dinero. Es probable que tengamos que garantizar los bonos, por la sencilla razón de que los Estados Unidos han hecho a todo el mundo creer que garantizarían los bonos”.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, pidió al Congreso el 13 de julio la autoridad para inyectar cantidades “no especificadas” de fondos públicos en las compañías de ser necesario.

Las entidades de préstamos hipotecarios han sido golpeadas por una morosidad récord y pérdidas cada vez mayores. Fannie Mae, como se conoce popularmente a la Federal National Mortgage Association, cayó en las operaciones europeas a su precio más bajo en 19 años en medio del temor a que las dos empresas creadas por el Gobierno sean incapaces de recaudar el capital que necesitan para compensar las pérdidas. Freddie Mac, como se conoce popularmente a la Federal Home Loan Mortgage Corporation, cayó 25% a su precio más bajo desde enero de 1991.

En Estados Unidos los bancos embargaron en julio casi tres veces la cantidad de hogares que un año antes y el número de propiedades en peligro de ejecución hipotecaria se disparó el 55%, según RealtyTrac Inc., firma de Irvine, estado de California, que suministra estadísticas al respecto. En julio las constructoras estadounidenses emprendieron el menor número de obras residenciales en 17 años, según un sondeo de Bloomberg.


Aniversario del 'crash' financiero

Un año devastador de crisis 'subprime'

Por Pablo Pardo
El Mundo, 08/08/08

Philadelphia.– El 8 de agosto de 2007 la Reserva Federal inyectó 100.000 millones de dólares para garantizar la liquidez del sistema, en lo que supuso el inicio de la mayor crisis financiera tras la Gran Depresión, que ha tenido unos efectos inesperados.

En realidad, todo empezó el 5 de diciembre de 2006, cuando Ownit Mortgage Solutions, un banco hipotecario de California especializado en productos de alto riesgo, informaba "con profunda tristeza" que cesaría sus operaciones y despediría a sus 800 empleados el día siguiente. Fue el primer banco hipotecario especializado en créditos subprime, es decir, a clientes que no cumplían los requisitos habituales para acceder a financiación para la compra de una vivienda. Entre sus damnificados estaba Merrill Lynch, que en el año anterior había colocado en el mercado 4.000 millones de dólares (3.000 millones de euros al tipo de cambio de entonces) en titulizaciones de créditos de Ownit.

El colapso de Ownit pasó totalmente desapercibido. Nadie esperaba que ocho meses y cuatro días después, el 8 de agosto, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal tuvieran que inyectar más de 100.000 millones de euros en el mercado para garantizar su liquidez. La crisis iniciada con el colapso de Ownit había ido creciendo hasta el punto de provocar una contracción del crédito en las economías desarrolladas y la que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), es la mayor crisis financiera que sufre Occidente desde la Gran Depresión. Y todo, por los oscuros e ignorados productos financieros practicados por Ownit: créditos hipotecarios a personas con pocos recursos económicos.

Justo un año después de la primera intervención concertada de los bancos centrales, la crisis continúa. A pesar de todos los llamamientos a la calma y, de lo que es mas importante, de la mayor inyección de liquidez en las economías desarrolladas desde la Segunda Guerra Mundial, la contracción del crédito se mantiene. Los problemas financieros se han extendido a la economía real. Y los países más afectados son, precisamente, los que hasta hace un año siempre se citaban como máximos ejemplos de crecimiento y de apertura económica: España, Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda y Nueva Zelanda.

Ayer, un informe del economista Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York –uno de los pocos expertos que predijo la crisis y cuyo pesimismo sin matices siempre parece verse corroborado por los hechos– vaticinaba que esas economías entraran en recesión, junto con Japón, Canadá, Italia y acaso Alemania y Francia. En otras palabras: una crisis del mundo industrializado.

Los bancos siguen sin prestarse dinero unos a otros, y sin facilitar créditos a los consumidores. Nadie sabe exactamente la solvencia del otro. Y, frecuentemente, ni siquiera la suya propia. A fin de cuentas, 200 expertos de JP Morgan Chase fueron incapaces de determinar el valor exacto de mas máximo de 20.000 millones de dolares (12.900 millones de euros) del balance de Bear Stearns, el quinto mayor banco de inversión de EEUU, que se colapsó en marzo.

Las dudas de JP Morgan sobre esos activos desaparecieron cuando la Reserva Federal anunció que garantizaba el 94% de esos títulos. Una decisión que el banco central no tomaba desde hacia más de tres décadas, y que refleja una de las consecuencias inesperadas de esta crisis: el final de la era de liberalización de los mercados financieros iniciada con la desaparición del patrón oro, en 1971, y reforzada tras la llegada al poder de Ronald Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en el Reino Unido. El estallido de la crisis ha puesto de manifiesto que, como dicen algunos cínicos, en el sistema financiero "se privatizan los beneficios y se nacionalizan las pérdidas".

Unas veces han sido nacionalizaciones directas, como la de Northern Rock en el Reino Unido. Otras, encubiertas, como las garantías dadas por el Tesoro de EEUU a los inversores en las empresas titulizadoras de hipotecas Fannie Mae y Freddie Mac, o la entrada de fondos estatales de Asia y Oriente Medio en los bancos de Occidente.

Porque esta crisis también ha dejado claro que EEUU, Europa y Japón no controlan ya la economía mundial. Los mercados emergentes –y en particular los BRIC, es decir, Brasil, Rusia, India y China– son ya potencias por derecho propio. Y el hecho de que no se hayan visto afectadas por la crisis ha sido, precisamente, el salvavidas de la economía mundial en estos doce meses.

Pero la expansión de esas economías también ha tirado para arriba de la demanda de materias primas, agrícolas y energéticas. Eso se ha sumado al intento de Occidente de reducir su dependencia del petróleo aumentando el uso de biofueles, que a su vez ha disparado los precios de los alimentos. La consecuencia es que no solo hay ya caída del crecimiento, sino que la inflación está en máximos como no se habían visto en mas de dos décadas. Un año después de la crisis, el sector financiero está paralizado, el mundo desarrollado.