EE.UU.
asume el control de Fannie y Freddie
para frenar la crisis inmobiliaria
Por
James R. Hagerty y Ruth Simon
Wall
Street Journal, 07/09/08
El gobierno
de Estados Unidos, cada vez más alarmado por el declive del
mercado inmobiliario que amenaza con arrastrar al resto de
la economía, está asumiendo el control del financiamiento
de hipotecas.
El
Departamento del Tesoro anunció el domingo un plan que
provee hasta US$200.000 millones en capital fresco y nuevas
líneas de crédito para los dos principales proveedores de
fondos para préstamos hipotecarios, Fannie Mae y Freddie
Mac, y puso a las dos compañías bajo el control de la
Agencia Federal de Financiamiento de Viviendas, (FHFA).
Henry Paulson, secretario del Tesoro, dijo que las
decisiones incrementarán la disponibilidad de crédito para
los compradores de casas.
El Tesoro
también presentó planes para comprar un monto no
especificado de valores respaldados por hipotecas emitidos
por Fannie y Freddie, en un intento por reducir los costos
de financiamiento para los consumidores. Pese a los
profundos recortes de tasas por parte de la Reserva Federal,
el costo de una hipoteca tradicional a 30 años con tasa
fija se ha mantenido muy por encima del 6% por buena parte
de los últimos meses.
Las medidas
probablemente reducirán las tasas de interés para los
consumidores y ayudarán a prevenir un deterioro de lo que
ya se ha convertido en el peor declive inmobiliario en
EE.UU. desde los años 30. Al menos a corto plazo, estas
acciones atarán aún más al gobierno a la industria
hipotecaria, dejando a los contribuyentes expuestos a las pérdidas
ligadas a cesaciones de pagos que podrían ascender a miles
de millones de dólares.
A largo
plazo, Paulson busca reducir drásticamente el número de
hipotecas y valores relacionados en poder de Fannie y
Freddie, pero aclaró que el Congreso y los próximos
gobiernos tendrán en sus manos la decisión de qué forma
final asumirán las empresas.
Paulson señaló
que el gobierno no tuvo más opción que apuntalar a Fannie
y Freddie, dos compañías creadas por el Congreso para
apoyar al mercado inmobiliario, pero en manos de accionistas
privados. Los más de US$5 billones (millones de millones)
de deuda y valores respaldados por hipotecas emitidos por
las compañías son propiedad de bancos centrales y otros
inversionistas en todo el mundo. "Un colapso de
cualquiera de ellas podría causar grandes trastornos en
nuestros mercados financieros, tanto local como
globalmente", dijo Paulson.
James
Lockhart, director de la FHFA, manifestó que el regulador
asumió el control de las compañías debido a que su
capacidad para asimilar grandes pérdidas estaba "en
duda", debido a que no tenían gran cantidad de capital
y eran incapaces de recaudar más dinero de fuentes
privadas. El control será mantenido indefinidamente,
mientras el regulador trata de restaurar la salud financiera
de Fannie y Freddie.
Lockhart
nombró a un nuevo presidente ejecutivo para cada compañía,
pero dijo que espera mantener a la mayoría de los empleados
en plantilla.
Herb
Allison, que ha servido durante los últimos ocho años como
presidente de la compañía de inversiones TIAA–CREF,
reemplazará a Daniel Mudd en la presidencia ejecutiva de
Fannie. El presidente de Freddie, Richard Syron, fue
reemplazado por David Moffett, que ha sido el vicepresidente
y director financiero de US Bancorp. El gobierno también
eliminará los dividendos sobre acciones regulares y
preferentes, ahorrándoles un total de US$2.000 millones al
año a ambas compañías.
Para
asegurar que las compañías no se queden sin capital,
EE.UU. acordó adquirir de inmediato US$1.000 millones en
acciones preferentes de cada compañía. El rendimiento
anual de los dividendos de las acciones preferentes es del
10% y el gobierno tiene el derecho a comprar el 79,9% de las
acciones regulares de la compañía "a un precio
nominal". Además, el gobierno se mostró dispuesto a
adquirir hasta US$100.000 millones en acciones preferentes
de cada compañía, aunque ha dicho que no espera que
necesiten tanto capital.
EE.UU.
también anunció un acuerdo para, en caso de ser necesario,
extender préstamos de corto plazo a Fannie, Freddie y los
12 bancos regionales de préstamos hipotecarios,
cooperativas privadas creadas por el Congreso para ayudar a
los bancos a financiar créditos hipotecarios. Los préstamos
estarían respaldados por valores hipotecarios u otro
colateral y tendrían un interés de 0,50% por encima de la
tasa interbancaria londinense o Libor. Fannie y Freddie típicamente
acceden a préstamos a una tasa inferior a la Libor, pero
estos préstamos actuarían como una salvaguarda.
El gobierno
tuvo que intervenir en el mercado hipotecario porque por
ahora "los mercados privados no están dispuestos a
proporcionar el capital" para hipotecas de vivienda a
precios que el consumidor estadounidense se pueda permitir,
dijo Susan Wachter, profesora de bienes raíces y finanzas
de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de
Pensilvania. Sin el apoyo estatal, los precios de las
viviendas caerían mucho más, exponiendo al país a mayores
dificultades económicas, añadió Wachter.
La medida
significa que el gobierno federal respaldará directamente
la mayoría de las hipotecas en Estados Unidos que Fannie y
Freddie poseen o garantizan, alrededor de US$5,3 billones, o
casi la mitad de las hipotecas vigentes.
El
mercado puede tener un repunte a corto plazo, pero el mayor
problema es el enfriamiento global
El
rescate no cura los males de la economía mundial
Por
E.S. Browning y Mark Gongloff
Wall
Street Journal, 07/09/08
Muchos
inversionistas aplaudieron la decisión del gobierno
estadounidense de rescatar a los gigantes hipotecarios
Fannie Mae y Freddie Mac y algunos incluso predijeron un
auge del mercado bursátil, al menos a corto plazo. Los
analistas, sin embargo, cuestionaron si la medida es más
que una cura temporal para los males que aquejan a la economía
y los mercados financieros.
"Es el
inicio de algo bueno, pero no es suficiente para hacernos
saltar a las bolsas", dice Bruce McCain, director de
estrategia de la división de gestión de inversiones de Key
Private Bank. "Aún tenemos el problema de la
desaceleración del crecimiento global, la cual está
mostrando señales de estar afectando a las empresas
estadounidenses. Desde un punto de vista de corto plazo,
todavía hay mucho que hacer para mejorar la liquidez del
sistema bancario".
Aunque el
rescate del gobierno no ayuda a los inversionistas de Fannie
y Freddie, cuyas acciones han perdido la mayor parte de su
valor, los bonos estarían seguros y las agencias
semiestatales evitarían un colapso. Si el rescate permite
que las dos empresas dejen más dinero disponible para
financiar hipotecas, eso podría reducir las tasas
hipotecarias y facilitaría la compra de viviendas. El
rescate, no obstante, probablemente no detendrá las
ejecuciones hipotecarias ni borrará el gigantesco
inventario de casas sin vender.
Lo que más
preocupa a los inversionistas es que los problemas económicos
de EE.UU. ya se han contagiado a Europa, Japón y el mundo
en desarrollo. Incluso después del rescate, es probable que
el deslizamiento hacia un bajón económico global continúe,
con recesiones en algunos de los grandes países europeos y,
posiblemente, EE.UU.
Un temor de
los inversionistas es que el multimillonario costo del
rescate incremente la deuda fiscal, lo que podría elevar el
rendimiento de los bonos del Tesoro y, a su vez, aumentar
las tasas de interés del mercado. El alza de las tasas
dificulta el financiamiento tanto para las empresas como
para las personas, golpeando el crecimiento económico y el
precio de las acciones. El rendimiento de los bonos también
afecta a las tasas hipotecarias, lo que implica que un mayor
rendimiento podría anular algunas de las ventajas del
rescate para los compradores de casas.
A algunos
analistas les preocupa que, pese a que el rescate podría
aliviar la crisis de crédito del país, también podría
prolongarla. Esto fue lo que sucedió en Japón, donde los
esfuerzos del gobierno por apuntalar a los bancos aquejaron
al sistema financiero por años después de la explosión de
la burbuja de los bienes raíces en 1990. "Todo lo que
he visto hasta el momento está apuntando a que las cosas se
muevan al estilo japonés", dijo Joshua Rosner,
director gerente de Graham Fisher Co., una firma de
investigación de servicios financieros.
Asimismo,
crecen las señales de que la economía global se está
deteriorando, más allá del rescate de Fannie y Freddie.
Cuando los precios del petróleo, la gasolina y otras
materias primas comenzaron a caer en julio, los
inversionistas celebraron con la esperanza de que el
descenso fortalecería el consumo y aceleraría la
recuperación. Recientemente, cambiaron de parecer y ahora
interpretan el desplome de los commodities como otro síntoma
de las dificultades por las que atraviesa la economía
global, junto al aumento del desempleo y de las ejecuciones
inmobiliarias en EE.UU. y el debilitamiento del crecimiento
de Europa a Asia.
Desde los máximos
alcanzados hace un par de meses, los futuros del crudo han
bajado 27%, los del cobre, 23% y los del maíz, 30%. En el
caso de numerosas materias primas, incluyendo el petróleo,
la tendencia se aceleró la semana pasada.
Los temores
sobre la economía global contribuyeron al declive de 322,59
puntos del Promedio Industrial Dow Jones la semana pasada.
El índice quedó en 11.220,96 puntos tras su mayor caída
porcentual y por puntos en 10 semanas. El viernes, el Dow se
encontraba un 21% por debajo de su récord de 14.164,53
puntos alcanzado en octubre del año pasado.
Debido a
que las acciones han absorbido un gran castigo en las últimas
jornadas, algunos inversionistas predicen una recuperación
esta semana, alimentada por el rescate de Fannie y Freddie.
La pregunta es si se trata de un repunte duradero.
"Pensamos
que el declive en los precios de los commodities refleja el
débil crecimiento en EE.UU. y también a nivel
global", dijo el economista de Lehman Brothers Zach
Pandl. El banco neoyorquino espera que las pérdidas de
empleos en EE.UU. y la caída en las ventas minoristas se
extiendan hasta el primer trimestre del próximo año,
marcando el primer declive trimestral en ventas minoristas
desde 1991.
A algunos
economistas les preocupa que la recesión sea más grave en
Europa que en EE.UU. Aunque buena parte de los países en
desarrollo podría escapar una recesión, algunos pueden
experimentar bruscas desaceleraciones, impulsando el
desempleo y golpeando a los consumidores.
La caída
en los precios de las materias primas está "teniendo
consecuencias fundamentalmente negativas para las divisas y
las economías emergentes", dijo Henry Herrmann,
presidente ejecutivo del grupo de gestión de fondos Waddell
& Reed. "En algunos lugares, hay que celebrar la caída
de los precios, pero en otros lugares, el efecto no es tan
bueno", agregó.
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