El
impacto sobre la sociedad: rescate financiero a costa de
gastos sociales
El
plan de Bush genera dudas y polémicas
IAR
Noticias, 20/09/08
El anuncio
de un plan de rescate de US$500.000 millones para detener el
colapso de los mercados financieros genera críticas y dudas
cada vez más acentuadas entre políticos y empresarios en
un año electoral en EEUU.
La profunda
debacle financiera (combinada con los números en rojo de la
macroeconomía) que está devorando a Wall Street ha
llevado al gobierno de George W. Bush a abandonar sus
principios de libre mercado y anunciar un paquete de
rescate de US$500.000 millones para calmar las turbulencias
de los mercados financieros.
Al mismo
tiempo, para frenar el creciente pánico entre los
inversionistas particulares, el Departamento del Tesoro
planea ofrecer garantías que ascenderían a US$3,2
billones para los fondos mutuos del mercado monetario.
Las medidas
generan –según la prensa norteamericana– un
profundo escepticismo en el espectro político, con los
conservadores, del lado republicano, objetando cualquier
otro plan de rescate, y muchos demócratas preguntándose por
qué ayudar a Wall Street en vez de ayudar a cuatro millones
de personas cuyos hogares fueron embargados.
Desde los
distintos sectores del poder, se mensuran los efectos y el
impacto que la multimillonaria suma del salvataje de los
bancos privados producirá sobre el presupuesto nacional y
los bolsillos de los estadounidenses.
Y los
candidatos presidenciales, que están siendo dejados de lado
en las negociaciones, son también participantes reticentes
del proceso de discusión y polémica sobre los alcances del
"costo fiscal" del salvataje del gobierno de Bush.
Ambos se
dan cuenta de que un considerable plan de rescate del
gobierno federal traerá como consecuencia más subas de
impuestos y considerables recortes de los planes de salud,
entre otros efectos.
Líderes
del Congreso, incluyendo a muchos demócratas clave, ya habían
estado considerando un plan de rescate alternativo, y dieron
señales de un debate crítico de la propuesta oficial.
Luego de
que los principales bancos centrales del mundo inyectaran
miles de millones de dólares en los mercados esta semana,
el secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, hizo otro
anuncio destinado a aumentar la confianza: un salvavidas
para miles de millones de deudas incobrables acumuladas por
los bancos a raíz sobre todo de la crisis de los créditos
hipotecarios de riesgo ("subprime").
Paulson
junto al presidente de la Fed, Ben Bernanke, se reunió en
el Congreso con líderes parlamentarios para discutir el
plan, que tendrá un costo "significativo" e
implicará riesgos para los contribuyentes, según
advirtió el presidente George W. Bush, quien afirmó que es
urgente la intervención gubernamental "sin
precedentes" ante la situación de los mercados
financieros.
Para la
mayoría de los analistas de Wall Street la crisis
financiera internacional fue provocada en buena medida por la
falta de supervisión bancaria en el sistema financiero,
sobre todo en EEUU, donde se han permitido concesiones de crédito
de alto riesgo que después han sido imposibles de cobrar.
En el eje
del problema sobresale el manejo del crédito por parte
de la banca de inversión y su falta de liquidez para
financiarse ante las embestidas de los mercados.
Paradojalmente,
dicen analistas, estas instituciones estrellas de la
globalización han tenido que ser rescatadas por el estado
norteamericano con dinero de los contribuyentes.
La
preocupación está ligada también a la cercanía de las
elecciones presidenciales y legislativas de noviembre.
La percepción
entre los electores de que este esquema, tal como señalaron
varios economistas, socializa las deudas pero privatiza
las ganancias, puede producir un efecto no deseado en
las urnas.
En efecto,
la casi totalidad de los contribuyentes de EEUU operan de un
modo u otro en el mercado bursátil, sea a título personal
o a través de sus fondos jubilatorios, que invierten en
Bolsa cerca de dos tercios de sus haberes. El peso
financiero de ese sector se estima en unos US$ 5 billones.
En la
superestructura el plan fue elogiado, tanto por el FMI como
por el Banco Central Europeo y los mercados reaccionaron con
euforia.
Los
analistas, sin embargo, llamaron a la calma. Un experto español
aconsejó "cautela extrema" y aconsejó que sólo
los expertos se acerquen a la Bolsa.
Hasta ahora
se conocen pocos detalles del plan elaborado por el gobierno
para parar la crisis.
Al
respecto, Paulson adelantó que trabajará este fin de
semana con el Congreso en una legislación que permitirá al
gobierno la compra de los activos vinculados con
hipotecas basura a través de esta nueva agencia
gubernamental.
Sin
embargo, la solución genera múltiples dudas,
principalmente sobre la solvencia del Tesoro, como
consecuencia de que el déficit presupuestario continuó
creciendo en los últimos ocho años y hoy alcanza los US$
407.000 millones.
Y se espera
que alcance los US$ 500.000 millones para el 2009, a lo
que debería sumarse todo el dinero que absorbió hasta el
momento esta crisis sin precedentes, posiblemente el
peor legado que recibirá el próximo presidente del Imperio
estadounidense.
Espejismo:
Las bolsas "celebran" en medio de
un agravamiento del derrumbe financiero
IAR
Noticias, 20/09/08
Pese a
la euforia bursátil la plaza financiera
sigue"seca". La inyección de "liquidez"
de los bancos USA–europeos resultó insuficiente para
cubrir la demanda del mercado. Los bancos se guardan el
efectivo como un "colchón" para enfrentar la
crisis. El crédito a corto plazo sigue paralizado y las
tasas están por las nubes. La situación se complica por la
sobredemanda de efectivo para pagar deudas. El costo
billonario del super–rescate (que pagará la población a
través de los impuestos) potencia el proceso de crisis
estructural por el que atraviesan las economías
imperialistas centrales de EEUU y la Unión Europea.
"Del
lunes negro al viernes brillante" titulaba la CNN.
Apenas horas antes, sus analistas coincidían en que el
sistema financiero de EEUU había ingresado a un colapso
irreversible. "Estamos en la Gran Depresión",
sostenían algunos.
Con la
apertura de la bolsa de Wall Street, el viernes, y como
respuesta al anuncio del "súper rescate"
anunciado por los bancos centrales USA–europeos, el mundo
pareció darse vuelta: Las acciones batieron récord en una
orgía ganancial que hacia levantar exclamaciones de alegría
a los analistas que horas antes describían un
"panorama negro" para el sistema financiero
imperial.
El Promedio
Industrial Dow Jones produjo
el viernes su mayor salto en seis años cerrando con un alza
de 410,03 puntos, equivalente a un 3,9%, para quedar en
11.019,69 unidades. El Índice Standard & Poor's subió
48,26, o el 4% a 1254,77 y el Índice Compuesto Nasdaq ganó
74,80 puntos, o el 3,4% a 2273,90.
El festival
bursátil se extendió por todo el planeta con subas
generalizadas de niveles récord desde EEUU a Europa y Asia.
Algunos
analistas, sobrepasados de euforia, llegaron a afirmar que
el mega–rescate oficial había conseguido
"frenar" una crisis financiera imprevisible y sin
precedentes.
Lejanos de
los fulgores coyunturales, medios especializados
de Wall Street comenzaron a echar "paños fríos"
sobre la fiebre bursátil describiendo la realidad
del sistema financiero aquejado por una creciente
crisis de iliquidez que se proyecta en la retracción del crédito
y en la suba de tasas.
Según
describe The Wall Street Journal, la Reserva Federal de
EEUU, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales
inundaron el mercado con cerca de US$180.000 millones con la
esperanza de contener una de las principales fuentes de
tensión en el sistema financiero.
El dinero,
sin embargo, se fugó de los mercados casi tan pronto como
los bancos centrales lo inyectaban puesto que los bancos se
abalanzaron sobre uno de los activos más seguros: el
efectivo.
Los bancos
se resistieron a conceder préstamos a clientes,
inversionistas y otras entidades financieras y prefirieron
conservar los fondos en medio de la incertidumbre reinante
sobre cómo las convulsiones del sistema financiero afectarán
sus finanzas.
De acuerdo
con The Wall Street Journal, lo sucedido en la jornada del
viernes ponen
de relieve un problema que ha aquejado a los bancos
centrales desde el comienzo de la contracción del crédito
y que en las últimas jornadas se ha agudizado.
El efectivo
no está llegando adonde tiene que estar para mantener a los
mercados operando con normalidad y alimentar al resto de la
economía, afirma el Journal.
Otros
medios de Wall Street coinciden en la falta de dinero
efectivo continúa horadando
los cimientos de todo el sistema financiero, donde el
negocio de los bancos y las firmas de valores gira en torno
a las deudas dejadas por la crisis.
Esto creo
una sobredemanda que rebalsa la suma inyectada por la
Reserva Federal y el resto de los bancos centrales.
La Reserva
Federal de EEUU, el Banco Central Europeo y otros bancos
centrales inundaron el mercado con cerca de US$180.000
millones orientados a contener una de las principales
fuentes de tensión en el sistema financiero: La iliquidez,
que encarece y limita el crédito.
Los
US$180.000 millones inyectados el jueves resultaron
insuficientes en un mercado donde los préstamos a un día
entre los bancos bordean US$1 billón (millón de millones),
dinero que utilizan para cubrir gastos inesperados.
En este
contexto, los US$180.000 millones resultaron un goteo frente
a la demanda sobrecargada de dinero para pagar deudas de la
crisis.
Además, el
dinero se fugó de los mercados casi tan pronto como los
bancos centrales lo inyectaban puesto que los bancos se
abalanzaron sobre uno de los activos más seguros: el
efectivo.
En
consecuencia, los bancos se resistieron a conceder préstamos
a clientes, inversionistas y otras entidades financieras y
prefirieron conservar los fondos para preservar sus finanzas
de las convulsiones del sistema financiero.
En una nota
a sus clientes, Laurence Mutkin, estratega de Morgan
Stanley, dijo que la intervención orquestada por los bancos
centrales "ha tenido poco o ningún impacto sobre la
falta de liquidez que se ha apoderado de los mercados
financieros".
En
consecuencia, y mientras había euforia y ganancias récord
en las bolsas, la crisis del crédito (el más seguro camino
a la recesión) se profundizaba con la suba de las tasas a
corto plazo y la contracción de la oferta.
El
"optimismo" de las bolsas contrastaba con la
prudencia de los expertos que esperan la semana próxima
para confirmar si la subida del viernes no es otro espejismo
como sucedió tras el rescate de Freddie Mac y Fannie Mae.
El otro
punto punto que pone "paños fríos" sobre la
celebración bursátil está conformado por el "costo
fiscal" que tendrá el mega–rescate financiero en
Europa y EEUU.
La inyección
de efectivo estatal en los mercados implica una
"socialización de las perdidas" donde la crisis
financiera de los privados termina siendo pagada por toda la
población contribuyente.
Esto
significa que los "platos rotos" dejados por la
depredación financiera especulativa privada serán pagados
sin excepción por el conjunto de la sociedad que paga
impuestos.
El
presidente George Bush admitió el viernes que el peso del
rescate de las deudas "tóxicas", es decir
incobrables, caerá sobre los contribuyentes.
"La
economía estadounidense está enfrentando retos inéditos.
Estamos respondiendo con una acción inédita", dijo el
mandatario en su mensaje flanqueado por el secretario del
Tesoro, Henry Paulson; el jefe de la Reserva Federal (el
Banco Central), Ben Bernanke, y el presidente de la Comisión
de Valores y Cambio, Christopher Cox.
Sin dar
detalles, añadió que "estas medidas requerirán que
usemos un monto significativo de los dólares de los
contribuyentes".
Paulson, el
secretario del Tesoro,
precisó poco antes que la cifra sería de
"cientos de miles de millones de dólares". Estoy
convencido de que esta aproximación agresiva costará a las
familias estadounidenses mucho menos que su
alternativa".
El viernes,
el influyente senador republicano Richard Shelby se
mostró preocupado por el costo del rescate que se volcará
entre los ciudadanos y
estimó que la cifra podría rondar US$ un billón (millón
de millones).
Otros
medios duplican la cifra del "plan general" de
rescate, cuyas proyecciones podrían llegar a alcanzar el
presupuesto anual de EEUU de US$ 3 billones.
De
cualquier manera, el monto billonario de la "inyección
de liquidez" ya se perfila como un impacto mortal sobre
una economía estructural en rojo como la de EEUU (a la que
debe agregarse la europea).
Un
agravamiento de la presión fiscal (suba de impuestos) y un
recorte de planes y beneficios sociales ya se proyectan como
el emergente más inmediato del mega–salvataje estatal a
la banca imperial en quiebra.
Lo que
incidirá en una mayor suba de precios y recorte del consumo
(ya desatados) , que se sumarán a los estragos de la crisis
crediticia para potenciar el proceso
inflacionario–recesivo en que se encuentran las economías
de Europa y de EEUU.
En suma, la
histérica "euforia bursátil" del viernes, no
modifica para nada el cuadro de crisis estructural que
afrontan las dos primeras economías imperiales, EEUU y
Europa, aquejadas por el cóctel crisis financiera–suba de
precios–caída del consumo = Inflación–recesión
proyectada escala global... El derrumbe continúa...
Cuál
va ser el efecto global
encadenado del derrumbe financiero imperial
Lo
peor de la crisis está por venir
Por
Manuel Freytas (*)
IAR Noticias, 17/09/08
Proyectado
en secuencia: El "lunes negro" de los mercados
globales, que registró el mayor derrumbe de Wall Street
desde el 11–S, trasformó la crisis hipotecaria en crisis
crediticia e instaló oficialmente la crisis financiera con
recesión proyectada de las economías centrales a los países
emergentes y periféricos del sistema capitalista a escala
global. Bienvenidos al Apocalipsis económico.
En
consecuencia: El cóctel crisis del crédito–caída de la
producción–desempleo masivo ya se proyecta como efecto
inmediato de la crisis financiera con caída bancaria y
derrumbe de bolsas a escala global con epicentro en EEUU y
Europa.
En el
tablero de la especulación y la concentración capitalista
a alta escala el dinero, durante las crisis financieras, no
se evapora, solamente pasa de unas manos a otras en un mayor
nivel de concentración.
Una crisis
financiera, es antes que nada un reciclamiento del sistema:
Lo que estaba en un casillero, se traslada a otro. Lo que
estaba en Merrill Linch se recicló en el tablero contable
de Bank Of América que compró a la entidad semiquebrada.
En las
jornadas "negras" que vienen experimentando los
mercados del dinero, billones de dólares solamente se
pasaron de unas manos a otras, pero el impacto de temor que
generan la crisis produce el retiro del efectivo en masa,
desparece la liquidez, y los bancos restringen créditos:
ese es el mecanismo clave que activa la recesión.
El gran
problema que dejan las crisis financieras del capitalismo es
el encarecimiento y/o desaparición del crédito. Se contrae
el crecimiento económico y las empresas reducen la producción
y achican plantel de empleados para sobrevivir.
Como dicen
los expertos: El lunes (junto con los mercados financieros)
estalló la confianza en el sistema financiero, y se desató
la furia "vendedora" donde empresas e inversores
se desprendieron de sus acciones y trataron de convertirlos
en "efectivo" dejando las plazas sin liquidez.
Y un
mercado sin liquidez (sin circulación de dinero) genera
escasez de dinero. Y la escasez de dinero genera dos efectos
inmediatos: Retracción del crédito y suba de las tasas de
interés.
Y la
retracción del crédito y su encarecimiento genera como
efecto inmediato: Caída de producción y baja de las
ventas.
Y caída de
producción y achicamiento de ventas en los códigos del
empresariado capitalista significa sólo dos alternativas:
Suba de precios y despido de personal, para conservar el
margen de rentabilidad vendiendo y produciendo menos.
Se trata de
una ley universal y probada del capitalismo que se desata
como emergente inmediato de la recesión económica con
paralización de la producción y desaparición del crédito.
En ese
escenario, y como efecto de la recesión económica, los países
"exportadores" e "importadores"
(materias primas y manufacturas) del actual modelo
capitalista globalizado reducirán sus ventas (ya está
pasando con el petróleo) y en consecuencia restringirán
sus compras.
Veamos como
impactará la crisis del crédito (el efecto inmediato de la
perdida de confianza en el sistema financiero global) en las
primeras economías capitalistas del mundo: EEUU, Europa y
China.
Según las
primeras autoridades del sistema capitalista (Reserva
Federal USA, BCE, FMI, Banco Mundial; OCDE, G–8) EEUU y
las quince naciones de la zona euro, países que en conjunto
representan más de la mitad de la economía mundial, o ya
están en recesión o enfrentan significativos riesgos de
entrar en recesión en los próximos meses.
En estas
naciones centrales (y con epicentro en EEUU) comenzó
a propagarse como un virus la crisis hipotecaria
desde septiembre de 2007, la que devino finalmente en crisis
financiera expandida a escala global a través de los
mercados bursátiles.
EEUU y
Europa (el corazón del Imperio económico
"unipolar") por lo tanto, se han convertido ya en
el epicentro de la crisis crediticia
emergente del derrumbe globalizado de los mercados
del día lunes que se "institucionalizó en la economía
real como multiplicación y potencialización del proceso
inflacionario–recesivo en desarrollo en las primeras
potencias económicas del sistema.
Hay que
aclarar que el llamado "lunes negro" no inventó
la crisis recesiva (que ya venía desarrollándose), sino
que sumó a la misma un naciente proceso de "desaparición
del crédito" que va generar un impacto negativo
directo en las economías centrales cuyos números ya venían
en rojo con la inflación (suba de precios)
y el achicamiento del consumo.
En las últimas
semanas, los números mostraron claramente que la economía
mundial estaba ingresando en la recesión global, de la mano
de las dos primeras potencias: EEUU y Europa, cuyos datos
macroeconómicos indicaban que ya se encuentran insertas en
un proceso inflacionario recesivo como consecuencia de la
suba de precios (sobre todo de alimentos y de energía) y
del achicamiento del consumo.
Tanto la
Reserva Federal de EEUU como el Banco Central Europeo han
alertado que las economías de Europa y de Estados Unidos
pararon de crecer, y la desaceleración se acentúa a raíz
de la baja del consumo y la suba de los alimentos y de la
energía.
La crisis,
como fue planteada hasta ahora, viró de lo
"financiero" hacia lo "económico–.financiero":
Tuvo un epicentro en la crisis hipotecaria de EEUU, se
expandió a los mercados financieros globales
(subdesarrollados y desarrollados), y ahora ya toca
variables estructurales de la "economía real" por
medio del proceso desatado por el cóctel suba del petróleo
+ suba de alimentos = proceso inflacionario, que ya padecen
las economías centrales del sistema capitalista: EEUU, Unión
Europea y China.
A este
escenario, se suma la naciente crisis del crédito que (según
todos los pronósticos) va a obrar con un efecto de
acelerador del proceso inflacionario–recesivo paralizando
aún más las primeras economías del sistema capitalista
(EEUU–Europa–China) con un impacto directo en los países
de la periferia.
La falta de
crédito, a su vez, actúa como principal disparador de la
detención de la producción y de la suba de precios lo cual
genera un consecuente proceso de achicamiento del consumo y
despidos en masa de la masa laboral, en EEUU y Europa.
La recesión
y la crisis crediticia convergen en la desaceleración económica
que achica el consumo y la demanda de productos y paraliza
cada vez más la economía.
Según
publica The Wall Street Journal este martes, la economía de
EEUU está en lo que el ex gobernador de la Reserva Federal
Laurence Meyer describe como una "zona de
peligro", cercana a una recesión y quizás ya en ella.
Los
empleadores han reducido sus nóminas cada mes de este año,
eliminando un total de 605.000 puestos de trabajo. El índice
de desempleo ha subido de 5% a 6,1% desde diciembre. Además,
la Fed informó el lunes que la producción de las fábricas
estadounidenses cayó 1,1% en agosto, debido a los recortes
en la industria automotriz. La producción de las fábricas
que no están en el sector automotor ha caído o se ha
mantenido sin cambios durante los últimos cinco meses, y la
producción de las fábricas se encuentra 1,9% por debajo de
los niveles de hace un año, señala el Journal.
A este
contexto se agrega (como efecto multiplicador)
la crisis del crédito emergente del derrumbe
bancario en EEUU con efecto encadenado en Europa y en el
resto de las economías centrales o emergentes con China a
la cabeza .
Es decir, a
la lista en "rojo" de los números macroeconómicos
de las primeras economías capitalistas a escala mundial,
EEUU , UE y China (juntas suman más del 50% del PBI
mundial), se suma la crisis del crédito que, según todas
las estimaciones, ya se proyecta en una recesión interna
con directa implicancia en el mercado global por la
incidencias de sus economías en el proceso de importación
y exportación global.
Pero hay
otro dato que convierte a sus economías en el eje económico
global: EEUU, la Unión Europea y China, son los mayores
compradores de petróleo y materias primas del mundo.
En el
actual modelo globalizado de economía planetaria los PBI
juntos de EEUU, la Unión Europea y China alcanzan el 50%
del PBI mundial, mientras que el sistema capitalista está
"dolarizado" (el dólar es la moneda patrón de
todas las transacciones comerciales y financieras a escala
global).
Estos dos
factores centrales explican porqué cualquier oscilación o
desequilibrio económico–financiero que tenga a estas tres
economías centrales como protagonistas, impacta y se
esparce inmediatamente por todo el "sistema".
EEUU y
Europa son los principales compradores de productos chinos,
y el gigante asiático, a su vez, es el principal importador
de petróleo y materias primas de los "países
emergentes", con lo que se puede deducir que si el
Imperio estadounidense (en proceso recesivo) reduce sus
compras, el impacto se va a proyectar inevitablemente en una
crisis de China proyectada a los "países
emergentes".
Con un
proceso recesivo de su economía, EEUU (el principal
comprador de la "gran fábrica" asiática) reduciría
drásticamente sus compras a China, y Europa,
que ya enfrenta un fenómeno recesivo en su economía
comunitaria, ingresaría en una contracción de sus sistema
económico productivo.
Como
impacto inmediato, la economía china también ingresaría
en un proceso recesivo (detención del crecimiento) que la
obligaría a reducir sus importaciones de materias primas y
de petróleo,
A su vez la
reducción en la importación de materias primas y de petróleo
por parte de China (el principal importador mundial)
impactaría en las economías de Rusia y de los "países
emergentes" (los principales exportadores de petróleo
y de materias primas a China) que también podrían ingresar
en un proceso recesivo.
Con la
crisis financiera y crediticia que ya desató el derrumbe
bancario en EEUU, comienza a completarse (y a profundizarse)
el cuadro recesivo de las economías capitalistas centrales
que se irá proyectando cada vez con más fuerza hacia las
economías de la periferia (principalmente los países
exportadores de materias primas).
La recesión
económica generalizada a escala global, a su vez amenaza
con romper el equilibrio de la "gobernabilidad"
política del sistema por medio de una ola de conflictos
sociales y sindicales a escala mundial (cuyos primeros
efectos ya se presentaron con la crisis alimentaria) con
proyección tanto en las potencias centrales como en los países
"emergentes".
El espectáculo
recién comenzó y lo peor de la crisis todavía está por
venir.
(*)
Manuel Freytas es periodista, investigador y analista,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica.
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