Disidencias
entre los gobiernos de Alemania y Francia
Cumbre
europea para tratar la crisis
Por
Eduardo Febbro
Corresponsal en París
Página 12, 04/10/08
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El
colapso financiero sigue poniendo en jaque a los
principales bancos
Ahuyentar
las corridas bancarias:
en Europa extienden las garantías
de depósitos
El
colapso financiero sigue poniendo en jaque a los
principales bancos del mundo. La incertidumbre que
genera la insolvencia del mercado crediticio
incrementa los riesgos de corridas en las principales
potencias. Los bancos centrales a ambos lados del
Atlántico volvieron ayer a fortalecer las garantías
sobre los depósitos para ahuyentar el temor. Sin
embargo, las noticias de fusiones, estatizaciones y
quiebras están a la orden del día. Hoy, las
autoridades de Francia, Alemania, Gran Bretaña e
Italia se reúnen para buscar una salida elegante a la
crisis (ver página 6).
El
gobierno británico anunció ayer una extensión en la
protección de los depósitos de ahorristas, ante el
temor de un “corralito” bancario a causa de la
crisis financiera global. La Autoridad de Servicios
Financieros informó que el respaldo se incrementará
desde esta semana de 35.000 libras esterlinas (unos
66.000 dólares) hasta 50.000 libras (unos 88.000
dólares).
La
medida se tomó para calmar a los miles de ahorristas
británicos que buscan depositar su dinero en bancos
de Irlanda, país que anunció la garantía a la
totalidad de los depósitos. La ley de garantía
irlandesa, que permanecerá en vigor hasta la
medianoche del 28 de septiembre de 2010, protege
depósitos, bonos y cierto tipo de deuda de los seis
grandes bancos nacionales, valorados en más de
400.000 millones de euros.
Por
su parte, los gobiernos de Bélgica, Holanda y
Luxemburgo acordaron ayer la división del grupo
bancario y de seguros Fortis. El ministro belga, Yves
Leterme, indicó que Fortis venderá el grueso del
negocio al Estado holandés por 16.800 millones de
euros. La decisión pretende garantizar la solvencia
del grupo. |
Mientras la
ministra de Finanzas francesa anunciaba que su país había
entrado técnicamente en una recesión, el presidente dejaba
de lado su origen neoliberal para ponerse a la cabeza del
reclamo por mayores regulaciones financieras.
La palabra
que abre la caja de los horizontes inciertos fue pronunciada
ayer, en vísperas de la minicumbre europea organizada este
sábado en París por el presidente Nicolas Sarkozy y
destinada a plasmar un mensaje de apaciguamiento dirigido a
los mercados financieros. Después de una épica batalla con
la semántica y una no menos psicodélica carrera con las páginas
de los diccionarios para evitar pronunciar el vocablo fatídico,
el gobierno francés admitió el viernes que el país había
entrado en recesión. Al cabo de dos trimestres de
crecimiento negativo, la segunda economía de la zona euro
atravesará un nuevo descenso de su PIB. Según las
previsiones del Instituto Nacional de Estadísticas y
Estudios Económicos, Insee, Francia perderá 0,1 de su
Producto Interno Bruto en el tercero o cuarto trimestre, con
lo cual sumará dos caídas sucesivas después del 0,3 por
ciento registrado en el segundo trimestre.
A duras
penas, la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde,
había reconocido la existencia de un “riesgo real” de
que se produjera un “crecimiento negativo” durante dos
trimestres. Sin embargo, la palabra prohibida no llegó a
sus labios y recién ayer atravesó la frontera del silencio
cuando el titular de la cartera del Presupuesto, Eric
Woerth, terminó por aceptar que Francia había entrado en
“recesión técnica”. El calificativo de técnico que
acompaña la palabra recesión se explica porque la recesión
es un hecho cuando se constatan por lo menos tres trimestres
consecutivos de caída del PIB. El Insee indicó que el
detonante de la disminución del crecimiento es la caída
del poder adquisitivo, la crisis financiera y las
dificultades del mercado inmobiliario. Las perspectivas están
hoy empantanadas. Los analistas apuntan que es muy probable
que Francia reciba el coletazo de la crisis financiera
internacional con, para empezar, una degradación del
empleo.
Es en este
contexto poco ameno que el presidente Nicolas Sarkozy reúne
este sábado a los representantes de las cuatro principales
economías de Europa –Alemania, Francia, Gran Bretaña e
Italia– con un propósito más limitado que el anunciado
en medio de la bancarrota de Wall Street. Al principio se
habló de una cumbre preparatoria para otra más consistente
destinada a “refundar el sistema financiero
internacional”.
Hoy, las
perspectivas son más modestas y se trata, sobre todo, de
emitir un mensaje para apaciguar el nerviosismo de los
mercados y de los ahorristas. Los jefes de Estado y de
gobierno de Francia, Alemania, Gran Bretaña e Italia buscarán
en París diseñar una respuesta coordinada para estos
tiempos de crisis. Según el primer ministro francés, François
Fillon, Nicolas Sarkozy va a proponerle a Europa “tornar más
seguros sus sistemas bancarios, descongelar el crédito y
coordinar su estrategia económica y monetaria”.
Es lícito
resaltar que los dirigentes europeos están ante la
insoslayable realidad. Durante meses y meses, los europeos
minimizaron el impacto de la crisis que nació en Estados
Unidos con los créditos hipotecarios y recién ahora
reconocen que Europa también cayó en el abismo. En menos
de una semana, HBOS –Gran Bretaña–, Hypo Real Estate
–Alemania– y Dexia y Fortis –Holanda, Luxemburgo, Bélgica
y Francia– fueron salvadas de la quiebra por la intervención
de los Estados concernidos. “El mundo está al borde del
precipicio por culpa de un sistema irresponsable”, dijo
ayer François Fillon.
Agudos
enfrentamientos entre París y Berlín
Con todo,
la coordinación planteada por Nicolas Sarkozy no está
ganada. La preparación de la minicumbre de hoy estuvo
marcada por los agudos enfrentamientos entre París y Berlín
a propósito de una idea avanzada por Francia y que consistió
en evocar la posibilidad de que el Viejo Continente se
dotara de un dispositivo o fondo para salvar a los bancos
que atraviesan dificultades –algo semejante al plan
Paulson en Estados Unidos–.
Sugerido
por la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, la
idea de un fondo de rescate bancario –unos 300.000
millones de euros– fue rechazado por casi todos los socios
europeos, empezando por Alemania. Francia, que preside
actualmente la Unión Europea, anhela evitar que los Estados
actúen solos tal como ocurrió con Irlanda cuyo gobierno
ofreció una garantía ilimitada sobre todos los depósitos
de los seis bancos irlandeses. Antes que un plan
empaquetado, Sarkozy explorará en París una serie de
pistas para estructurar la regulación de las finanzas
mundiales y evitar el desastre que, según el presidente del
Banco Central Europeo, Jean–Claude Trichet, condujo a una
crisis “inaudita desde la Segunda Guerra Mundial”.
Angela
Merkel, Nicolas Sarkozy, Gordon Brown, Silvio Berlusconi,
Jean–Claude Trichet, Jean–Claude Juncker, ministro de
Economía de la eurozona, el presidente de la Comisión
Europea, José Manuel Durao Barroso, y el director general
del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique
Strauss–Kahn, intercambiarán ideas antes de la cumbre de
ministros de Economía de la UE que tendrá lugar este lunes
en Luxemburgo. El fin de semana siguiente habrá una reunión
de los ministros de Economía del G–7 en Washington y
Nicolas Sarkozy cuenta con que el G–8 se reúna después
de las elecciones en los Estados Unidos.
El gobierno
francés decidió desbloquear 22.000 millones de euros para
el financiamiento de pymes. Si Dios no hace siempre
milagros, los demonios de la crisis influyen los destinos.
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