Crisis mundial

El síndrome Sansón de EEUU y el nuevo orden
financiero multipolar

Por Alfredo Jalife–Rahme
La Jornada, 01/10/08

El régimen torturador bushiano se ha consagrado como uno de los más irresponsables en la historia al pretender arrastrar en su caída financiera al resto del planeta, lo que hemos denominado su “síndrome Sansón”.

La decadencia de EEUU, una de las peores plagas provocadas por el ser humano, ha contagiado al resto del planeta conformado por tirios y troyanos, mediante la desregulada globalización financiera que impuso por la vía militar gracias a su paraguas nuclear y a sus tres triunfos en dos guerras mundiales y una guerra fría.

A sabiendas de que su estrepitosa caída arrastra al mundo entero en su jalón, el emasculado Sansón estadounidense nunca pensó en los demás ni en quiénes dañaba. Un país tan irresponsable y parasitario como el régimen torturador bushiano no puede aspirar a conducir el destino del planeta y, como castigo a su violencia global, será penalizado por la civilizada comunidad internacional tras haber provocado el caos financiero, devastado el medio ambiente y depredado Irak, Afganistán y Pakistán. Su peor castigo será su defenestración del liderazgo financiero que dominaba: lo que más le duele.

Un editorial de Le Monde (24/09/08), rotativo que suele reflejar la postura de la cancillería gala, expresa “que la crisis financiera internacional aceleró bruscamente una tendencia manifiesta desde los primeros sinsabores de EEUU en Irak; la hegemonía estadounidense y, se debiera decir, occidental, que parecía haberse establecido en el mundo después de la caída del Muro de Berlín y el colapso del sistema comunista a la vuelta de los años de 1980 y 1990, ha fenecido”.

Explaya que los países emergentes de Asia “pregonan otro tipo de modernización”: China, apuntalada por la Rusia de Vladimir Putin, “protesta la pretensión occidental en fijar las reglas del juego, mientras se beneficia de la globalización económica”.

El discurso del presidente francés Nicolás Sarkozy (NS) ante la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) es puesto de relieve en el editorial en el que bendijo el “nacimiento del mundo multipolar”, que, a juicio del rotativo galo, “anuncia ser desordenado, casi anárquico”, ya que ningún “principio de organización parece presidir su constitución”, cuando “Rusia busca nuevos aliados en Latinoamérica y China en África en contra de EEUU”. Tanto Rusia como China “tienen razones para alegrarse de la debilidad de la superpotencia estadounidense, pero su dependencia en relación a la economía mundial las ha convertido en víctimas, así como en beneficiarias de la crisis financiera internacional”.

El ministro de Finanzas alemán Peer Steinbrück fustigó con justa razón al “capitalismo angloamericano” de haber “puesto en peligro la estabilidad global debido a su codicia por las ganancias” y vaticinó que “EEUU sería desbancado como superpotencia de las finanzas internacionales”.

En su feroz diatriba ante el Parlamento de Alemania, Steinbrück sentenció que el mundo no sería nunca más el mismo después del “septiembre negro”, por lo que reclamó un código de regulaciones para “civilizar (sic) a los mercados financieros” y domar a los especuladores.

Propuso un plan de ocho puntos para reordenar a los mercados globales y predijo el advenimiento de un nuevo orden multipolar: “la crisis financiera es por encima de todo un problema de EEUU. Esto es lo que opinamos los ministros de finanzas del G–7 de Europa continental”. Es notable la fractura del G–7, ya no se diga del G–8, al que pertenece Rusia, pionero en el reclamo por un nuevo orden financiero global.

Peer Steinbrück es muy lúcido: “este sistema inadecuadamente regulado se está colapsando con consecuencias de largo alcance para el mercado financiero de EEUU y los efectos de contagio para el resto del mundo”, y señaló al gobierno estadounidense como el culpable de la severidad de la crisis, para vaticinar que otros “centros mejor capitalizados en Asia y Europa” remplazarán a Wall Street. Indicó que en los próximos diez años, 2008 será catalogado el de “la ruptura fundamental”, luego de poner en la picota la “irresponsabilidad” del gobierno de EEUU por haberse opuesto a mayores regulaciones cuando inició el estallido de la crisis de los subprime (hipotecas de baja calidad). Finalmente afirmó que la ideología librecambista “era tan simplista como peligrosa” (The Daily Telegraph y The Financial Times, 25/09/08).

Pepe Escobar analiza “el rescate y el nuevo mundo” (Asia Times, 26/09/08). Se refiere a una variedad de discursos de los mandatarios asistentes a la AGNU que se pronunciaron a favor del nuevo orden multipolar después de haber amonestado a la fauna de especuladores globales: Lula, Evo Morales, Mahmud Ahmadinejad y Sarkozy. Este último propuso “moralizar” el capitalismo con el fin de impedir la especulación mediante un firme control de las agencias de créditos. Con todo respeto, un capitalismo “moralizado” cesaría de ser “capitalismo”, que es consustancialmente inmoral.

Nicolas Sarkozy catalogó a los especuladores como “los nuevos terroristas”. También con todo nuestro debido respeto, pero los especuladores son los viejos terroristas de siempre.

Más allá de las perturbaciones de los mandatarios lo que se asienta es “el fin del mundo unipolar”, ya que EEUU “simplemente no puede continuar ostentámdose como una superpotencia financiada por los extranjeros”, a juicio de Pepe Escobar, a quien no se le escapa la presencia del “poderoso portaviones ruso Pedro el Grande con 20 misiles nucleares” para realizar ejercicios militares con Venezuela en el Caribe, no muy lejos del despliegue de la Cuarta Flota de EEUU que había sido disuelta en 1950.

Escobar evidencia que los aliados de Baby Bush, el afgano Hamid Karzai y el colombiano Álvaro Uribe fueron prácticamente despreciados por los medios durante su estancia en la AGNU. Ni siquiera se toma la molestia de citar el eclipse total de Calderón. Lo real es que nos encontramos ante un nuevo orden mundial que se acentúo con la insolvencia financiera de EEUU y que Pepe Escobar califica como “la revancha del mundo en vías de desarrollo”.

Michael Lind, prominente becario de New America Foundation, diagnostica el “daño al prestigio (sic) del modelo anglosajón” y pronostica que “el modelo chino será visto como la ola del futuro” (Jim Lobe, Asia Times; 27/09/08).

El PANISTÁN, es decir, la teocracia jihadista panista y su pareja de “talipanes” Fox y Calderón (este último haciendo el ridículo de tocar la campana del cierre de Wall Street en la peor coyuntura imaginable) se aferran sicóticamente al dominio neoliberal de EEUU, quizá debido a su afectación nihilista, lo que no es el caso de la mayoría planetaria que busca con serenidad responsable establecer un nuevo orden financiero multipolar.


Otra bomba de tiempo: los CDS

¿Cómo se dice “Wall Street” en chino?

Por Alfredo Jalife–Rahme
La Jornada, 28/09/08

Ya habrá tiempo de detenernos a escudriñar la dimensión tóxica de los CDS (credit default swaps) –ver Bajo la Lupa 21/09/08– que, a nuestro juicio, despliegan la segunda fase, mucho más feroz que la primera (la de las subprime: hipotecas de baja calidad), del tsunami financiero en curso, pero bien vale un breviario de la prensa financiera europea al respecto.

El rotativo francés Les Echos (15/09/08) refiere la grave preocupación sobre el futuro de los CDS, mucho mayor que la quiebra bancaria de Estados Unidos. Los CDS, instrumentos financieros tóxicos cuan exóticos, no aparecen en la contabilidad normal ya que forman parte de los “derivados financieros” que operan “sobre el mostrador” (over–the–counter: OTC), como unas vulgares apuestas desreguladas entre particulares y cuya contabilidad es clandestinamente invisible (off–balance–sheet) en los piratas paraísos fiscales (off–shore). Nadie sabe, aunque suene increíble, el monto de los CDS, “espada de Damocles que pende sobre la esfera financiera”.

El famoso editorial Lex del Financial Times (23/09/08) aboga por la “limpieza (sic) de los CDS”, que define como “un mercado sobre el mostrador que permite que dos partes apuesten (¡súper–sic!) sobre la probabilidad de que una empresa incumpla sus adeudos” y cuyo monto ronda en unos antigravitatorios 90 billones de dólares, “probablemente más que el doble del excepcional crédito total en el mundo”, y seguramente, según nuestros datos, el doble del PIB global.

Lex descubre que los contratos de CDS “no se encuentran registrados en ninguna parte, sino solamente en los libros contables de los apostadores”; tampoco “se conoce el volumen real de su intercambio ni los métodos de su cotización”. Si entendemos bien, entonces los CDS constituyen un fantasma financiero, y hasta la fecha no existe terapia alguna para su captura.

¿Cómo “limpiar”, entonces, los CDS si solamente dos apostadores conocen sus alcances?

David Paterson, gobernador de Nueva York, afirmó que “la ausencia de una vigilancia reguladora es la causa principal de la pulverización de Wall Street”, en la que los “derivados financieros” habían sido su “principal contribuidor”, por lo que su estado se alistaba a su regulación (Financial Times, 23/09/08). Too late.

Existen tres últimos clavos para el féretro de las finanzas de Estados Unidos: el crac del dólar, la fuga de capitales y la captura de Wall Street por China.

El alza antigravitatoria del dólar a partir de julio fue producto de la manipulación del gobierno bushiano, en vísperas de su crucial elección presidencial. Ahora las cosas han retornado a la realidad con el rescate masivo del gobierno bushiano de su sistema financiero insolvente que ya empezó a redundar en una abrupta devaluación del billete verde, el cual representaría “la principal víctima del rescate de Hank Paulson”, a juicio de Edmund Conway –The Daily Telegraph, 22/09/08–, quien sentencia que el “paisaje económico sin duda ha cambiado para siempre (sic)”, y cuyos efectos “reverberarán durante varios años”.

El dólar “tendrá que absorber los efectos de un choque súbito en el incremento del déficit presupuestal de Estados Unidos”, comenta Conway, lo cual repercutirá en una “mayúscula caída” del dólar, que puede finiquitar el estatuto de su divisa como la moneda de reserva mundial.

Los inversionistas foráneos podrían huir en estampida cuando “se conjuga una política monetaria laxa con el déficit fiscal”, según Simon Derrick, del Bank of New York Mellon, quien juzga que un resguardo seguro serían las materias primas como el oro y el petróleo.

Edmund Conway teme que los encargados de las reservas de los bancos centrales en China y en otros lados (nota: con la ridícula excepción del tiránico Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México, quien dilapidó las reservas en colusión con las dos presidencias panistas y todos los Congresos priístas) tomen como justificación la devaluación del dólar para mudarse a divisas más respetables, lo que ocasionaría su “caída catastrófica, que comprometería potencialmente su estatuto como moneda de reserva mundial”.

Lo que ha perturbado mayormente a los inversionistas foráneos del “esquema Paulson” es la discrecionalidad de la Secretaría del Tesoro para “saquear (sic) el Fondo de Estabilización de Cambios, las reservas en divisas de Estados Unidos establecidas en la década de 1930, con el fin de pagar un esquema de seguro para los mercados de dinero (money market)”.

Resulta que las reservas de divisas estadounidenses “han sido comprometidas (sic) para sostener a la industria del mercado de dinero”, lo que resalta que la última preocupación del gobierno bushiano es la estabilidad del dólar, lo que para los bancos centrales de China, Asia y otros se ha vuelto una pesadilla. Como dirían en japonés: ahora sí que el Titanic hizo agua.

El “mercado de dinero” de Estados Unidos anda en 3.2 billones de dólares (Deborah Brewster, Financial Times, 23/09/08), de los que se han fugado más de 200 mil millones de dólares. No hay dinero que alcance para tapar el “agujero negro” de la sicosis financiera anglosajona.

Malcolm Moore, de The Daily Telegraph (23/09/08), asusta cuando alerta que “China está lista a comprar grandes pedazos de Wall Street”. Hasta ahora quienes han comprado pedacitos son el banco británico Barclays (por cierto, en no muy buen estado de salud), y los grupos financieros nipones Nomura (que compró la rama europea de Lehman Brothers) y Mitsubishi (que adquirió 20 por ciento de Morgan Stanley).

Chinese Investment Corp (CIC), gigante estatal que maneja fondos soberanos de riqueza, prepara su batería para capturar Wall Street y ha colocado un aviso de contratación de 30 financieros.

Malcolm Moore recuerda que CIC fue mal asesorada por los banqueros de Estados Unidos en su excursión a Blackstone y Morgan Stanley, y considera que los chinos han perdido el poco respeto que tenían a la “supuesta superioridad del sistema financiero de Estados Unidos”.

Una vulnerabilidad de China es su dotación de 1.8 billones de dólares en pletóricas reservas de divisas que serán afectadas en un escenario de crac, como consecuencia del rescate masivo del gobierno bushiano.

Malcolm Moore detalla la lista, realizada por Alex Patelis, economista de Merill Lynch, del rescate integral que hasta ahora arroja 1.5 billones de dólares. Juzga que China cometió una pésima decisión al atesorar masivas cantidades de dólares (reservas, bonos del Tesoro, Fannie y Freddie, etcétera).

En lugar de quedarse con dólares inservibles, una opción para China consistiría en comprar una parte sustancial de las acciones de Wall Street. ¿Cómo se dice “Wall Street” en chino mandarín? Cheng Jie.