Al
borde del abismo
Por
Paul Krugman (*)
New
York Times, 03/10/08
La Tribuna
Hispana USA, 05/10/08
Traducción de A. Mondragón
Hace tan
solo tres semanas atrás aún era posible argumentar que el
estado de la economía de los Estados Unidos, aunque
claramente no estaba bien, no era desastroso –que el
estado financiero, aun bajo estrés, no estaba a punto de
disolverse y que los problemas de Wall Street no estaban
teniendo mucho impacto sobre la Main Street (las empresas
medianas y pequeñas, y la clase media).
Pero
eso era antes.
Las
noticias económicas y financieras desde mediados de
septiembre han sido realmente pésimas. Y lo que provoca un
verdadero miedo es que estamos entrando a un periodo de
severa crisis, con un liderazgo confuso y débil.
La ola de
malas noticias comenzó el pasado 14 de Septiembre, cuando
Henry Paulson, el Secretario del Tesoro, pensó que el podía
dejar caer al banco de inversión Lehman Brothers; estuvo
equivocado. La súplica de los inversionistas atrapados en
el el colapso de Lehman –como un artículo en The Times lo
puso, Lehman se convirtió en el "Roach Motel de Wall
Street” (1) – creó pánico en los mercados financieros,
los cuales solo empeoraron conforme pasaron los días. Los
indicadores del estrés financiero se han elevado al
equivalente de una fiebre de 107 grados, y enormes partes
del sistema financiero simplemente han cerrado.
Existe una
creciente evidencia de que la crisis financiera se está
expandiendo a Main Street, con pequeños negocios teniendo
problemas para juntar dinero y ver sus líneas de crédito
cortadas. Y los principales indicadores del empleo y la
producción han empeorado, sugiriendo que incluso antes de
la caída de Lehman, la economía, la cual ha estado hundiéndose
desde el pasado año, se está cayendo a un abismo.
¿Cuan malo
es esto? La gente normalmente sobria en sus opiniones ahora
suena apocalíptica. El pasado jueves (2 de Octubre) el
corredor de valores y blogger John Jansen declaró que las
actuales condiciones son "el equivalente financiero del
Reino del Terror durante la Revolución Francesa",
mientras que Joel Prakken, de Macroeconomic Advisers, dijo
que la economía se veía estar "al borde del
abismo".
Y
la gente que debe alejarnos de este abismo está almorzando.
La Casa de
Representantes probablemente vote el Viernes (3 de Octubre)
sobre la última versión del rescate de $700 mil millones
–originalmente el plan Paulson, luego el plan
Paulson–Dodd–Frank, y ahora, yo creo, el plan
Paulson–Dodd–Frank–Pork (este ha sido engrasado desde
que la Casa de Representantes lo rechazó el Lunes, 29 de
Septiembre). Yo espero que pase [como así fue. Nota del
Traductor], porque simplemente estamos en medio de un pánico
financiero, y otro voto negativo haría el pánico incluso
peor. Pero esto es otro modo de decir que, ahora, la economía
es rehén de los errores del Departamento del Tesoro.
El hecho es
que el plan es una desgracia –así como inexcusable. El
sistema financiero ha estado bajo un severo estrés por más
de un año, y deben existir planes de contingencia pensados
cuidadosamente, listos para ser implementados en caso que
los mercados se disuelvan. Obviamente, dichos planes no
existen: El plan de Paulson fue hecho precipitadamente y en
estado de confusión. Y las autoridades del Tesoro aún
deben ofrecer una clara explicación de cómo el plan está
supuesto a funcionar, porque probablemente ni ellos mismos
tienen idea de lo que están haciendo.
A pesar de
esto, como dije antes, espero que el plan pase, porque de
otro modo probablemente veamos incluso un pánico peor en
los mercados. Al menos, el plan comprará un poco de tiempo
para buscar una solución real a la crisis.
Pero
la pregunta que surge es: ¿Aún tenemos tiempo?
Una solución
a nuestros apremios económicos tendría que comenzar con un
rescate del sistema financiero mucho mejor concebido –uno
que con toda seguridad involucre al gobierno de EE.UU.
tomando, parcialmente, la propiedad temporal del sistema, de
la forma que lo hizo el gobierno sueco a principios de los
1990's. Aún así, es difícil de imaginar ver al gobierno
de Bush tomar este paso.
También
necesitamos desesperadamente un plan de estímulo económico
para hacer retroceder las reducciones en los gastos y el
empleo. Y esta vez tiene que ser un plan mejor y más serio,
que no descanse sobre la magia de los recortes de impuestos,
sino que en verdad se gaste dinero donde sea necesario.
(Ayudar a los gobiernos estatales y locales atrapados en la
escasez de dinero en efectivo, los cuales están cortando
presupuestos precisamente en el peor momento, es también
una prioridad.) Aún así, es difícil imaginar que el
gobierno de Bush, en sus meses finales, supervise la creación
de una Administración del Progreso y Trabajos.
Así,
probablemente tengamos que esperar hasta el próximo
gobierno, el cual debe estar más inclinado a realizar lo
correcto –aunque incluso esto no es algo seguro, dada la
incertidumbre sobre los resultados de las elecciones. (No
soy un seguidor del Sr. Paulson, pero tampoco me gustaría
ver en su lugar a Phil "nación de llorones"
Gramm.)
Y mientras
estamos a un mes de las elecciones, serán casi cuatro meses
hasta que el próximo gobierno asuma sus funciones. Y cuatro
meses es demasiado tiempo para que –y probablemente así
sea– vayamos en la dirección equivocada.
Una cosa es
segura: Es mejor que el equipo económico del próximo
gobierno deba estar listo para aterrizar rápidamente,
porque desde su primer día deberá enfrentarse con la peor
crisis económica y financiera desde la Gran Depresión.
(*)
Paul Krugman es un economista neokeynesiano reconocido académicamente
y célebre por su actividad publicística en el New York
Times.
1.-
El término "Roach Motel" suele usarse para
referirse a la baja calidad de una propiedad que está a
punto de desaparecer.
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