China:
de auge a estallido
Peligro
de un desbarajuste inmobiliario
Por
Andrew Batson
Wall Street Journal, 24/10/08
Beijing—El
gobierno de China está en una carrera para asegurarse de
que uno de los mayores auges inmobiliarios del mundo no se
convierta en una contracción.
La evolución
del mercado chino de bienes raíces en los próximos meses
puede determinar qué tan severa será la desaceleración
económica del país durante la crisis financiera y qué tan
agudas serán las repercusiones en todo el mundo, a medida
que disminuye la demanda del país por materiales de
construcción.
Aunque las
burbujas inmobiliarias alrededor del mundo han reventado, el
mercado chino ha sido considerado diferente porque su
crecimiento en la construcción de casas ha estado impulsado
menos por el apalancamiento financiero y más por una
demanda real de una población que se urbaniza rápidamente.
Entre 15 millones y 20 millones de personas se mudan a las
ciudades todos los años.
Sin
embargo, las ventas de nuevas viviendas en China se han
desplomado en los últimos meses debido a que el deterioro
de la economía y un debilitamiento de los precios han
ahuyentado a los compradores.
En un
momento en que el crecimiento económico se desacelera más
de lo esperado, el gobierno ha pasado de intentar controlar
los precios a estimular a los compradores. Esta semana,
anunció deducciones impositivas, cuotas iniciales más
bajas y tasas menores para los compradores primerizos.
Si el
sector inmobiliario continúa cayendo, China tal vez no
pueda mantener el crecimiento por encima de 8% que el
gobierno ha considerado por mucho tiempo como el mínimo
necesario para alcanzar la prosperidad. La construcción
emplea a más de 80 millones de personas en forma directa,
así que un bajón prolongado también amenaza con provocar
más desempleo y malestar social.
"El
mercado de bienes raíces decide qué sucede con la economía",
señala Paul Cavey, economista de Macquarie Securities en
Beijing. El gasto en infraestructura es aún dinámico y
probablemente se acelerará, pero las exportaciones se están
frenando y se espera que se deterioren rápidamente en los
próximos meses a medida que se debilita la demanda mundial.
Eso hace que el sector de viviendas sea un "factor
determinante", observa.
Las
inversiones de China en bienes raíces residenciales son aún
mayores, como porcentaje de la economía, que en Estados
Unidos. El año pasado ascendieron a 10% del Producto
Interno Bruto, frente a 4,6% en EE.UU. Los riesgos para el
sistema financiero, no obstante, parecen menores. Los créditos
hipotecarios representan 12% de la cartera de préstamos de
los bancos de China, y los préstamos a las inmobiliarias,
7%. En EE.UU., los préstamos ligados a los bienes raíces
equivalen a más de 50% del total de los préstamos
otorgados por los bancos comerciales, según Standard
Chartered.
Sin
embargo, debido a que las campañas de construcción
demandan tantos productos, el impacto de la desaceleración
inmobiliaria se siente en todo el mundo a través de una
menor demanda de materias primas por parte de China. A
medida que la construcción ha perdido vigor en los últimos
meses, también lo la hecho la producción de acero, que cayó
5,5% en septiembre frente al mismo mes del año anterior.
Eso está provocando una baja en los precios y forzando a
algunos productores a cerrar. Los minoristas de electrodomésticos
y aparatos electrónicos han estado reportando ventas débiles
por varios meses y ahora los fabricantes se están
replegando. La producción de sistemas de aire
acondicionado, por ejemplo, declinó 21% en septiembre y la
de refrigeradores, 6,5%.
Hace apenas
un año, el entusiasmo por las viviendas no tenía límites.
Personas de todo el país formaban filas fuera de los nuevos
proyectos de viviendas para tener su primera oportunidad de
comprar. No obstante, aumentaron las preocupaciones de que
se estaba formando una burbuja y el gobierno tomó medidas
dirigidas a desalentar a los compradores especulativos y
quitar parte de la espuma de los precios de las casas. Estas
medidas parecían estar surtiendo efecto hasta que la crisis
financiera global asustó a la gente y redujo gran parte del
optimismo sobre las perspectivas de China.
Las
ventas de casas, que llegaron a crecer más de 50% en un
punto del año pasado, se atenuaron este año y ahora caen
en picada: el metro cuadrado vendido cayó 36% en agosto. El
precio promedio de las viviendas descendió en agosto y
septiembre frente al mes previo y el crecimiento de
construcciones nuevas está desacelerándose de forma
pronunciada a medida que las inmobiliarias tienen que hacer
recortes.
"Ahora
todos creen que el precio caerá. Y las inmobiliarias no
quieren vender a un precio más bajo. Nadie quiere vender y
nadie quiere comprar", cuenta William Xin, director
financiero de China Housing & Land Development Inc., una
inmobiliaria de la ciudad occidental de Xi'an.
Debido a
que las políticas del gobierno ayudaron a precipitar el bajón,
muchas personas han estado esperando la ayuda oficial para
impulsar el mercado. Las nuevas políticas "aliviarán
la carga de las compras de casas para la mayoría de la
gente, especialmente los grupos de ingresos medianos y
bajos, y expandirán la demanda de viviendas", declaró
el Ministerio de Finanzas en un comunicado.
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