Emergen las nuevas potencias – Washington pierde la
iniciativa
El poder mundial se desplaza
Por Martine Bulard (*)
Le Monde Diplomatique, noviembre 2008
Traducción de Carlos Alberto Zito
La cumbre entre países industrializados y emergentes
(G20), prevista para el 15 de noviembre, apunta a
"limpiar" el sistema financiero mundial de sus
excesos. Sin embargo, todo indica que es necesario
reformularlo por completo.
Existe una nueva geopolítica de los capitales –China
se ha convertido en el banquero de Estados Unidos– que se
suma a la ebullición en las relaciones de poder
internacionales.
La anécdota circul6 en los bancos y en las instituciones
financieras, y llegó finalmente a las salas de prensa de
todo el mundo: fue gracias a una llamada telef6nica del
presidente chino Hu Jintao a su homólogo estadounidense
George W. Bush, que Fanny Mae y Freddie Mac, las dos firmas
especialistas en el crédito hipotecario, fueron salvadas de
la quiebra en septiembre de 2008: las autoridades chinas habían
amenazado en caso contrario con no comprar más bonos del
Tesoro estadounidense. Estados Unidos habria cedido.
En Washington se desmintió la informaci6n. En Pekín se
limitaron a sonreír ... y a remitir a los hechos: Fanny Mae
y Freddie Mac no cayeron, y se garantizaron los prestamos
chinos: 595.900 millones de dólares. Esa historia,
verdadera o falsa, es igualmente simbólica de los cambios
que se están produciendo en la geopolítica de los
capitales.
Estados Unidos ya no puede decidir solo sobre las
cuestiones financieras mundiales. Ahora esta en el banquillo
de los acusados. En plena Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), la número 63 de la historia,
el 24 de septiembre pasado, George W. Bush debió escuchar
en directo los reproches de varios jefes de Estado, quienes
le recordaron que en tiempos pasados su administración
"pretendía enseñar a las otras naciones las ventajas
de los mercados sin barreras", mientras que hoy en día
"reniega de su propia medicina y propone ir en auxilio
de instituciones financieras."(1)
Unos días más tarde, durante el "Davos
chino", que reúne a la elite de las finanzas mundiales
en Tianjian, China, fue el turno de los economistas y
dirigentes locales de recordar que ellos tenían razón en
no ceder a las presiones para liberar totalmente el sistema
financiero.
"Cuando vimos a los reguladores estadounidenses
bajar el nivel de aporte personal a cero, y luego inventar
prestamos hipotecarios invertidos, nos dijimos: “Es ridículo”
(2), afirmo Liu Mingkang, presidente de la Comisión de
Regulación Bancaria.
Bajos sueldos, altos préstamos
En los últimos años, Liu se ocupo de poner (un poco) de
orden en ese sector, que estaba muy mal, cuidando mantener
la mano del Estado sobre los mercados, sin hacerse ilusión
sobre la otra –invisible– de... los mercados. Y añadió
Liu: "Finalmente, comprendimos que muchas cosas que habíamos
aprendido de nuestros profesores, estaban equivocadas."
La ironía no escapó a los banqueros presentes, que
admitieron su culpa... por primera vez en el mundo de las
finanzas. "Hemos cometido enormes tonterías en materia
de política monetaria", explico Stephen Roach,
presidente de Morgan Stanley en Asia, acusando a la política
del banco central estadounidense, la Reserva Federal, que
empujó al país a "una orgía de consumo".
Entre paréntesis, digamos que la "orgía" en
cuestión concierne a una ínfima minoría de la población.
El 1,% de los estadounidenses se reparte un 20% de los
ingresos nacionales –record histórico– pero la mediana
del salario quedó casi estancada entre 2000 y 2007 (+ 0,1%
por año).
No es tanto que el consumo haya aumentado demasiado, sino
que los salarios bajaron mucho, obligando a tomar créditos
para tener un techo, educar a los hijos o cuidar la salud
(las tarifas de los seguros de salud, por ejemplo,
aumentaron un 68% en el mismo período). Además, las
grandes fortunas y los grandes grupos decidieron invertir en
otras latitudes, en detrimento del potencial industrial,
obligando a importar más y a exportar menos, lo que generó
déficits.
En realidad, en Estados Unidos el sector alto de la
sociedad se enriquece, y empuja al sector bajo hacia las
instituciones de crédito, para evitar pagar salarios
decentes. El Sur salda las cuentas. Así, los capitales, en
lugar de ir de los países del norte hacia los del sur, como
fue el caso hasta mediados de la década de 1980, siguen
actualmente el camino inverso. Son principalmente los países
emergentes los que compensan los déficits estadounidenses,
por medio de la compra de bonos del Tesoro, esos prestamos
emitidos por Washington, tomados en un 80% o 90% en el
extranjero.
Por supuesto, Jap6n, muy desarrollado, sigue siendo el más
fiel comprador de esos titulos (1,2 billones de dólares)
(3). Pero Pekín se sitúa en segundo lugar 1 (992.000
millones de dólares). China ya no es solamente "el
taller del mundo", sino se que se convirtió en el
banquero de Estados Unidos. Y si incluimos a los otros
grandes de la región (Hong Kong, Corea del Sur, Singapur)
vemos que Asia absorbe más de la mitad de la deuda
estadounidense acumulada en el exterior.
A ellos hay que sumar los países exportadores de petróleo,
importantes suministradores de fondos (sin embargo, dos
veces menos que los chinos) y las naciones emergentes, como
México o Brasil... Rusia, tan criticada por el presidente
Bush, figura entre los primeros prestamistas mundiales. Es
decir que se pueden emitir declaraciones vindicativas, y a
la vez abrir de par en par la caja para recibir dinero.
EI que paga, manda
A pesar de ello, como dice el refrán, "el que paga
el baile, dirige la danza"... o espera hacerlo algún día.
Es posible imaginar la conmoción que se produciría en Wall
Street si, supongamos, China redujera su financiamiento, o
pensara en dejar de comprar bonos del Tesoro. No es eso lo
que piensan las autoridades en Pekín. Incluso el primer
ministro Wen Jiabao dijo en una entrevista al semanario
estadounidense Newsweek "Tenemos que unirnos. En
estos tiempos tan difíciles, China se une a Estados Unidos.
Y creemos que esa ayuda permitirá estabilizar la economía
y las finanzas mundiales, e impedir un caos mayor. Creo que
la cooperación es indispensable" (4).
Es posible ver allí, como lo han hecho ciertos
comentaristas, la prueba de una alianza ideológica entre
campeones del capitalismo. De manera más prosaica, Pekín
trata de defender sus intereses: "Si las cosas fueran
mal para el sector financiero estadounidense, nos preocuparíamos
por la seguridad de los capitales chinos." Eso vale
para el exterior –la caída bursátil afectó también los
haberes chinos en el extranjero– y también para el
interior del país.
En efecto, la compra de bonos del Tesoro, que permitió
financiar el déficit estadounidense y prestar a Estados
Unidos para que compre productos chinos a bajo precio, es sólo
la parte visible del iceberg. Pekín posee la mayor reserva
mundial de dólares (cerca de 2 billones) (5). Eso
representa más de dos tercios de un año de producción
china. Si el tsunami arrasara con el sistema financiero
estadounidense, arrastrando en su caída al dólar, esa
fortuna china se desinflaría como un globo. Eso mismo es lo
que le impide a Pekín detener la maquina, ignorar los próximos
bonos del Tesoro o disminuir espectacularmente sus reservas
de cambio en dólares. Cualquier caída del billete verde
implicaría una suba del yuan, y sobre todo contribuiría a
desvalorizar sus reservas, algo así como si en los últimos
años China hubiera cobrado en moneda falsa. Una realidad
que puede hacerle bajar la fiebre a muchos.
Lo que Keynes no pudo
En realidad, Estados Unidos ya no puede prescindir del
financiamiento de China, como Pekín tampoco puede
desinteresarse de la suerte del gigante norteamericano. Esa
imbricaci6n existe también con Tokio, que posee las
segundas reservas mundiales en dólares, e incluso con
Rusia, que ocupa el tercer lugar. Ese es el precio del papel
especifico del dólar en los intercambios mundiales,
heredado de la Segunda Guerra Mundial.
Por entonces, Estados Unidos fue el único país que al
fin del conflicto se encontró más rico. Inglaterra,
endeudada, estaba debilitada; Francia, extenuada; la Unión
Soviética, desangrada.
Los acuerdos de Bretton Woods –así llamados por el
nombre de la ciudad de New Hampshire donde se definieron las
nuevas reglas financieras en julio de 1944– consagraron
esa potencia. Los mismos afirmaban el papel de pivote del
d61ar (en lugar de la libra inglesa) y crearon las dos
instituciones que se convertirían en los brazos
"armados" de Washington: el Banco Internacional
para la Reconstrucci6n y el Desarrollo (BIRD, posteriormente
Banco Mundial), y el Fondo Monetario Internacional (FMI). EI
Plan Marshall para Europa fue financiado en dólares para
reforzar el peso del billete verde y asegurar la exportación
de productos estadounidenses.
Uno de los celebres negociadores de entonces, John
Maynard Keynes, trató de oponerse a esa toma de control,
proponiendo un sistema monetario basado en una unidad de
cuenta, una moneda realmente internacional, el bancor (6).
La relación de fuerzas no lo perrnitió. EI dólar se
impuso, y con él la hegemonía estadounidense sobre el
mundo occidental. A partir de entonces, los dirigentes
estadounidenses podían hacer lo que quisieran, y los otros
debían pagar. Cuando la situación se les torna demasiado
difícil, cambian unilateralmente las reglas de juego. Según
la frase muy celebre del secretario del Tesoro
estadounidense, John Connally: "El dólar es nuestra
moneda, pero es vuestro problema".
Así, el 15 de agosto de 1971, el presidente Richard
Nixon decretó que la moneda estadounidense ya no seria
convertible en oro. No habría más que el papel, fluctuando
según lo decidieran los mercados y las políticas
estadounidenses. "El privilegio exorbitante del dólar",
denunciado desde mediados de la década de 1960 por el
general Charles de Gaulle, fue en aumento.
Los gobiernos cedieron, las transacciones comerciales
pasaron a realizarse principal mente en billete verde, los
bancos centrales los acumulaban (junto a los marcos, los
yenes y luego los euros). Aún hoy en día, ese sistema–dólar
domina la escena mundial. Estados Unidos no sólo puede
acumular deudas y hacerlas pagar por sus "socios",
sino que puede atraer capitales a su territorio (para la
industria, la investigaci6n o para rescatar empresas...) y
exportarlos para facilitar las implantaciones de
multinacionales en el exterior...
Si se toma la totalidad de las inversiones extranjeras
directas (lED) realizadas en el mundo en 2007, Estados
Unidos sigue siendo el primer beneficiario de las mismas, y
a la vez el principal inversor en el exterior (7). De esa
manera, goza de un excepcional poder de selecci6n geopolítica
de capitales.
Revisión de un política
Aunque sigue estando en vigor, ese sistema se tambalea.
Los estados que acumularon reservas no se conforman con
depositar el dinero en los bancos, como habían hecho los países
exportadores de petróleo en la década de 1970, sino que
crearon los llamados "fondos soberanos" (4
billones de dólares, al menos). Estos sirven para invertir
en proyectos de desarrollo, más o menos faraónicos, como
en los países del Golfo, o para comprar empresas
extranjeras (8): un arma de intervención que muchos países
occidentales temen.
Además, el peso del dólar en las reservas de cambio
mundiales bajo casi diez puntos en menos de diez años:
representa el 62,4% de las divisas en poder de los bancos
centrales a fines del primer semestre de 2008, contra 71,2%
a fines de 2000. Durante el mismo periodo, la parte del euro
paso de 18,3% a 27% (9). Símbolo del poderío japonés de
los años 1970–1990, que (ya por entonces) llevaba a
algunos a pronosticar la "decadencia
estadounidense", el yen también bajó de 6,1% a 3,4%.
Sin embargo, ni el euro, ni por supuesto el yuan, son
capaces –por ahora– de ocupar el lugar del dólar. Sólo
la combinación de una potencia económica afirmada y de una
visión política original fuerte puede modificar el
sistema, o al menos permitir un trato de igual a igual.
La Unión Europea, que se zambulló en las delicias de la
desregulación al estilo estadounidense, no puede responder
a ese desafío. Actualmente, los expertos mejor
intencionados calculan que su crecimiento promedio rondara
el 0%, lo que implica un aumento exponencial del desempleo y
de las quiebras de empresas.
En el plano político, la Unión Europea sigue siendo
inexistente, y contrariamente a la fábula mediática,
"la pifió" en la crisis. Incluso, algunos de sus
principios, presentados como intangibles, fueron tirados por
la borda; cosa que nadie lamentará. Adiós a los criterios
de Maastricht que debían limitar los déficits públicos.
Fuera la negativa a las subvenciones públicas a los grupos
nacionales. Nada de programa único de acción. Cada estado
adoptó, en mayor o menor medida, el plan de nacionalización
bancaria definido originalmente por el primer ministro
laborista Gordon Brow, ¡el menos europeo de todos, y
dirigente de un país que ni siquiera forma parte de la zona
del euro!
¿Y China? "Aun no ha llegado el tiempo en que estará
al mismo nivel de Estados Unidos, pero el cambio relativo
del centro de gravedad le dará confianza" (10), señaló
Dingli Shen, director del Instituto de Estudios
Internacionales de la Universidad Fudan de Shangai. Tercera
potencia económica del mundo (Golub, pag. 9), muy insertada
en el maelstrom financiero, China no está,
evidentemente, a cubierto de turbulencias. Los economistas
chinos ya estiman que "todas las grandes inversiones
realizadas offshore (fuera de China) el año pasado, ya están
en rojo" (11). Así es que las participaciones en los
bancos Morgan Stanley (5.000 millones de dólares) y
Blackstone (3.000 millones de dólares), que simbolizaron la
irrupción de China en los negocios financieros, se
desvalorizaron fuertemente.
A raíz de ella, en el seno de los equipos dirigentes del
Partido Comunista y en internet va tomando cuerpo el debate
sobre la legitimidad de esa política. Por otra parte, el
gobierno chino se negó a rescatar al banco estadounidense
Lehman Brothers. Los aportes chinos, afirmó un responsable
bancario, no "deben ser considerados más como
basurales para activos dudosos (dump money)" ni
como sleeping partners, es decir, sin derecho a
intervención. Y citó como ejemplo la compra del banco
Morgan Stanley por el banco japonés Mitsubishi IC, que
dispondrá de un puesto en el consejo de administración.
Espejo frente a espejo
Por ahora, el gigante asiático se mantuvo al margen de
las inversiones más alocadas. En los últimos tiempos
circula en Pekín una historia que resumió bien el
Financial Times (12). Cuando Zhu Ronqji era primer ministro,
a comienzos de la década de 2000, reunió todo un areópago
de economistas, funcionarios y especialistas de las
finanzas, para informarse sobre las nuevas herramientas de
inversión mundiales. Estas les fueron presentadas comparándolas
con "un espejo que se pone frente a otro espejo, y que
se reflejan mutuamente, hasta el infinito". Se trata
efectivamente de una buena definición de los llamados
"productos derivados" (productos de la especulación
que sirven para especular), cuyos stocks a escala mundial
superan hoy en día el trillón de dólares, es decir el
equivalente de veinte años de la producción mundial, sin
base sólida, algo totalmente virtual...
Esclarecido de esa manera, y convencido de que "no
se juega con las cosas que uno no comprende" –según
afirma un viejo adagio chino– Zhu no abrió demasiado las
compuertas; tampoco sus sucesores. Aunque "no sabemos
exactamente cuántos cadáveres hay en el placard", los
compromisos de los bancos chinos en ese tipo de inversiones
parecen limitados, nos afirmó un economista del Industrial
and Commercial Bank of China (ICBC) de Shanghai. Sin
embargo, es posible interrogarse sobre la reciente decisi6n
de autorizar las ventas a termino en las Bolsas chinas,
mientras que ciertos países occidentales limitaron su uso a
causa de las cadenas especulativas.
Otra fragilidad: la burbuja inmobiliaria, que sigue
siendo importante, a pesar de que en los últimos dos años
se desinfló un poco. De todas formas, como lo indica el
citado economista, en la medida en que se trata de edificios
públicos, la exigencia de rentabilidad es menos fuerte,
pues "el estado chino tiene tiempo...".
En general, China mantuvo barreras de seguridad. Según
las palabras del profesor Yang Baoyun, de la Escuela de
Estudios Internacionales de la Universidad de Pekín,
"el sistema financiero aún está bajo control". A
pesar de las presiones internacionales, China posee un
sector bancario ampliamente nacionalizado, y mantiene un
control de cambio y una gestión prudente de su moneda (13).
Ironía de la historia, el FMI había preparado para octubre
un alegato contra esas reglamentaciones... que debió
archivar en espera de una mejor oportunidad: "El
desequilibrio de China (a la que se acusaba de forzar una
baja cotización de su moneda y de no desregular sus
finanzas) es un problema a largo plazo y puede esperar un
mes", comento Dominique Strauss–Kahn, quien
aparentemente no se da cuenta de lo absolutamente ridículo
del asunto (14).
Pekín no sólo conservó instrumentos de intervención pública,
sino que su crecimiento se apoya en la producción y en la
investigación, lo que tiene gran importancia. En efecto, la
crisis sistémica que golpea a Estados Unidos y a los países
europeos muestra que no se pueden desarticular por mucho
tiempo los servicios y las finanzas de la producción
material.
Evidentemente, el modelo de desarrollo chino se basa en
la exportaci6n; por lo tanto, la previsible caída del
consumo de dos de sus principales clientes (Estados Unidos y
los países de la Unión Europea) puede generar una baja en
sus ventas, y por lo tanto en los volúmenes producidos
(15).
A comienzos de 2008 muchos especialistas creían en un
"desacople", gracias al cual China proseguiría su
avance a pesar de la caída de los países desarrollados:
60% de su intercambio comercial se realiza con los otros países
asiáticos. Pero estos últimos no sólo no están a
cubierto de una desaceleraci6n (Japón está al borde de la
recesión, Corea del Sur sufre, India no esta mejor...) sino
que entre la mitad y los dos tercios de ese comercio
intra–asiático "termina su carrera en los mercados
del G3 (Estados Unidos, Unión Europea y Japón)",
estimó Sopanha Sa, economista del banco Société Générale.
Si ese mercado se cierra, las consecuencias serán
inmediatas.
Problemas en ciernes
Un editorial –sin firma– del muy oficial Diario del
Pueblo, resume perfectamente la situaci6n: afirma que
"el mito de Wall Street se derrumba" y que el
comercio mundial está directamente amenazado. Pero, sobre
todo, dice que "a largo plazo, las ventajas relativas
del made in China podrían reducirse, y la
competitividad de las exportaciones chinas podría ser
menor. Además, la geopolítica mundial se tornará cada vez
más compleja. Va a llegar el neoproteccionismo, y las
barreras comerciales aumentarían en lugar de
disminuir" (16).
En síntesis, las autoridades chinas son conscientes de
que se abre una nueva fase, y buscan nuevas vías para su
crecimiento. El profesor Yang lo dice sin vueltas: "No
hay otro medio que desarrollar el mercado interno. Ahora hay
que hacer en serio lo que se anuncia desde hace mucho
tiempo". Particularmente, reducir las desigualdades
entre las ciudades y el campo. El aumento de los productos
alimentarios ya permitió elevar los ingresos de los
campesinos en un 17,9% en el d primer semestre de 2008 (17).
Pero no alcanza con aumentar el poder adquisitivo para
impulsar el consumo: hoy en día, una parte de lo que se
gana va al ahorro (el porcentaje más elevado del mundo), ya
que las familias guardan dinero para poder hacer frente a
enfermedades o para la jubilación... Por lo tanto, es
necesario seguir construyendo un sistema eficaz de seguridad
social colectiva que recién comienza a generarse y, simultáneamente,
aumentar los ingresos.
Sin embargo, los resortes internos del crecimiento ya
comenzaron a moverse. Del 11,4% de crecimiento en 2007,
"4,4% provenía de los gastos de consumo, 4,3% de las
inversiones y 2,7% de las exportaciones netas", explicó
el portavoz de la oficina nacional de estadísticas Li
Xiaochao (18). La tendencia debería continuar este año,
con una tasa del 10%. Para 2009, los especialistas calculan
que el crecimiento será de entre el 7 y el 8%; lo que haría
soñar a cualquier dirigente occidental. Pero teniendo en
cuenta los desafíos internos pendientes (pobreza,
descontento de los campesinos, fragilidad política de las
clases medias), bajar de esas cifras indicaría seguramente
el comienzo de los problemas. Y queda también una cuestión
esencial hoy en día: un nuevo modo de crecimiento, más
preocupado por el medio ambiente.
En lo externo, China trata de liberarse de las
limitaciones del dólar. Por ejemplo, reciclo una parte de
sus excedentes en África y prestó fondos, fuera de las
condiciones impuestas por el Banco Mundial y el FMI. Además
firmó varios acuerdos comerciales bilaterales, a la vez
para garantizar su aprovisionamiento energético (con
Venezuela, Rusia, Irak, Irán) y para abrir nuevos mercados
(Japón, India...).
Pekín apoyó la creación del Fondo Monetario Asiático,
lanzado en mayo de 2007 con Japón y Corea del Sur. Ese
fondo, dotado de 80.000 millones de dólares, asegura una
solidaridad financiera entre los diez países de la Asociación
de Naciones del Sudeste Asiático (Asean, en inglés) sin
recurrir al FMI, de siniestra memoria en la región.
Iniciativas similares florecen en otras 16 regiones del
mundo, deseosas de emanciparse del dólar. En América
Latina, el Banco del Sur, que reúne a Argentina, Bolivia,
Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela, tiene por
objeto ayudar al financiamiento de infraestructuras evitando
las instancias de Bretton Woods. Además, Argentina y Brasil
decidieron pagar sus compras reciprocas en sus monedas
locales, abandonando en su comercio el billete verde.
Lazos casi institucionales se forman entre Brasil, Rusia,
India y China, grupo conocido como BRIC. Rusia se afirma en
Europa; y no sólo por poseer materias primas. Brasil tiene
peso en América Latina, aun si corre riesgo de sufrir por
la recesion estadounidense. El comercio sur–sur se
desarrolla rápidamente, pero aun se está lejos de un
frente unido capaz de imponer nuevas reglas internacionales
que destronen al dólar y sus muletas institucionales: el
FMI y el Banco Mundial. Sin embargo, surgen algunas pistas,
como la del profesor Arvind Subramanian (19), que en el Financial
Times imaginó que China podría llegar a prestarle
fondos a Estados Unidos bajo el modelo de las
"condicionalidades" otrora impuestas por el FMI:
los criterios serían tanto públicos (control de los
bancos) como sociales (creación de "redes de protección
social"). China, escribió, "se colocaría en
posición de superpotencia". Por ahora, Pekín no tiene
ni las ganas ni los medios. "¿Pero en un futuro próximo?
(*) Jefa de redacción adjunta, Le Monde Diplomatioue, París.
1.–
Neil MacFarquhar. "Upheaval on Wall Street stirs anger
in UN", International Herald Tribune, Paris. 24–9–08.
2.– Esas declaraciones, al igual que las siguientes.
provienen del articulo de Yann Rousseau, "Quand Pekín
donne des leçons de capitalisme ill'Amerique", Les
Echos, Paris, 29–9–08.
3.– "Foreign holdings of US Securities",
Departamento de Asuntos Publicos del Tesoro estadounidense,
Washington, 29–2–08.
4.–
Entrevista con Fareed Zakaria, "We should join
Hands", Newsweek, Nueva York, 6–10–08.
5.–
"The World Factbook", Central Intelligence Agency
(CIA), Washington.
6.– Keynes proponía toda una arquitectura
internacional. una organización para el comercio. un banco
central: la Unión Internacional de Compensación. Ver Susan
George, "Otra organización del comercio internacional
era posible”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur,
enero de 2007.
7.– A fines de 2007, las IED recibidas por Estados
Unidos llegaban a 237.500 millones de dólares, y las que
realizaba en el exterior fueron de 333.300 millones de dólares.
Cf. "World Investment Report", Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD,
en ingles), Nueva York,24–9–08.
8.– Ibrahim Warde, "Fondos soberanos, ¿predadores,
salvadores o victimas?", Le Monde diplomatique, edición
Cono Sur, junio de 2008; y Akram Belkaïd, "Nuevas
ciudades en el desierto", Le Monde diplomatique, edición
Cono Sur, agosto de 2008.
9.–
"Currency Composition of Foreign Exchanges Reserves
(COFER)", Fondo Monetario Internacional, Washington,
septiembre de 2008, www.imf.org
10.–
David Pillign, "America's chance to end its Asian
addiction", Financial Times, Londres, 2–10–08.
11.–
Jamil Anderlini, "Prudences guides China's
outlook", Financial Times, 24–9–08.
12.–
"Prudences guides ... ", op. cit.
13.–
Chine Inde, la course du dragon et de /'elephant, Fayard,
Paris, 2008.
14.– "IMF delays China report" (el FMI aplaza
su informe sobre China), South China Morning Post, Hong
Kong, 1–10–08.
15.– EI 19% de las exportaciones chinas van a Estados
Unidos, 20% a la Unión Europea, según estadísticas
chinas, www.stats.gov.cn
16.–
"Wall Street turn moil tests China's foreign
trade" (La tormenta de Wall Street pone a prueba el
comercio exterior chino), People's Daily, Pekín,
6–10–08.
17.– Oficina Nacional de Estadísticas, octubre de
2008, www.stats.gov.cn. Pero la suba afecto el poder de
compra de los ciudadanos urbanos.
18.–
People's Daily, 30–1–08.
19.–Investigador
del Peterson Institute for International Economic,
Washington. Ver "A master plan for China to bail out
America", Financial Times, 7–10–08.
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