La política antideflación de la
Reserva Federal de EEUU
Bandadas de cisnes negros
Por José Antonio Bueno (*)
El Periódico, 22/12/08
Bernanke opta por la
heterodoxia más absoluta: encender y dejar sin freno la máquina
de hacer billetes. Esto nos va a llevar a fuertes tensiones
cambiarias entre el dólar y otras monedas.
"Es más fácil que haya cisnes
negros a que pase..." es un dicho que se usaba en
Inglaterra, hasta que, en 1697, Willem de Vlamingh descubrió
en Australia el cygnus atratus, el cisne negro. Ahora, en
los estanques del parque de Saint James, a los pies del
palacio de Buckingham, en Londres, nadan cisnes negros.
El matemático reconvertido a
economista Nassim Nicholas Taleb nos lo recordaba en su
libro que ha pasado de ser material para eruditos a
best–seller mundial. Hoy surcan el cielo financiero
bandadas enormes de cisnes negros. Están pasando cosas tan
impredecibles como que la banca de inversión haya
desaparecido, exista al menos una trama piramidal en el
corazón de Wall Street, General Motors esté al borde de la
quiebra, los tipos de interés en Estados Unidos hayan caído
al 0% y la máquina de imprimir dólares funcione sin
descanso las 24 horas del día. La lista de acontecimientos
extraordinarios de los que somos testigos podría llenar páginas
enteras.
El mundo entero está despertando de un
espejismo colectivo de prosperidad, pues todos, ciudadanos,
países e instituciones, nos creíamos más ricos de lo que
realmente somos por culpa de la coexistencia de varias
burbujas de sobrevaloración de activos.
Cuentan que John Rockefeller decidió
retirar todo su dinero de bolsa cuando un limpiabotas le
comentó lo mucho que estaba ganando desde que tenía sus
ahorros en renta variable. Sea cierto o no, lo que es un
dato incuestionable es que la liquidez con la que
Rockefeller encaró la Gran Depresión le permitió acometer
cualquier proyecto. Como cierto es que en toda burbuja solo
ganan unos pocos.
Cuando estalló la burbuja de internet,
solo se enriquecieron quienes vendieron antes de que todo el
mundo invirtiese en tecnológicas. Y lo mismo ha ocurrido en
el boom inmobiliario. Las burbujas también tienen algo de
piramidal.
La noticia económica del año es la
interminable lista de acontecimientos extraordinarios. Todo
lo que no se podía ni siquiera imaginar está pasando. Y ahí
radica la gravedad del problema. Los modelos de medición y
gestión del riesgo están diseñados para ser eficaces en
el 99% de los casos. El parámetro de medida por excelencia
es (¿era?) el valor en riesgo (VAR). Un VAR del 1% de 5
millones a un día quiere decir que la probabilidad de
perder más de 5 millones en una cartera de activos es igual
o menor al 1%... Siempre y cuando los mercados funcionen
normalmente. El mundo económico está anclado en ese 1%
impredecible, los mercados no funcionan normalmente y el
castillo de naipes de la prosperidad eternamente creciente
se está desmoronando.
Si hubiese que elegir la noticia económica
del año, sería que el tipo de intervención de la Reserva
Federal (Fed) de EEUU ha caído al 0%. Es la evidencia de la
excepcionalidad de la situación. Nunca antes, ni en la Gran
Depresión ni en la segunda guerra mundial, el tipo de
referencia fue cero.
Ben Bernanke ha dedicado toda su vida
académica a estudiar cómo una crisis bursátil arrasó la
economía mundial. Plasmó magistralmente sus conclusiones
en el 2002 en un discurso ante el club de economistas de
Washington: la culpa la tuvo la contracción de crédito,
que sumió a la economía mundial en el mayor ciclo
deflacionario de la historia. La lucha contra la deflación
es la primera prioridad de alguien que lo hará todo para
que en el 2009 no suceda lo mismo que 80 años atrás.
Aunque para ello se deban cometer auténticas herejías. No
hacerlo ya sabe a lo que lleva.
Por eso cuando los precios han
comenzado a caer en picado, Bernanke se ha puesto el traje
de faena y ha bajado los tipos al 0% y ha prometido imprimir
tantos billetes como sean necesarios. Porque, aunque una caída
generalizada de precios puede parecer simpática cuando nos
estamos quejando del precio del cortado o de la luz, si se
produce realmente, origina un frenazo total de la economía:
nadie compra porque mañana todo será más barato, nadie
produce porque no podrá trasladar al precio los costes.
Bernanke, enfrentado a su destino, ha optado por la
heterodoxia más absoluta: encender y dejar sin freno la máquina
de hacer billetes.
Esto nos va a llevar, sí o sí, a
fuertes tensiones cambiarias. Si el Banco Central Europeo no
reacciona de la misma forma en el corto plazo, que lo dudo,
veremos cómo el dólar comienza a devaluarse a marchas
forzadas y antes o después habrá un reajuste cambiario
mundial, como lo hubo en Bretton Woods.
En todos estos vaivenes es más que
probable que Reino Unido siga la senda de Estados Unidos,
Japón hace tiempo que por ahí anda y la gran incógnita es
qué van a hacer China y, en menor medida, los países ricos
en petrodólares. Aunque el precio de los activos reales no
caiga en Estados Unidos, evitando la deflación en el
mercado doméstico (que es lo que lógicamente preocupa a
Bernanke) los dólares en las reservas de los bancos
centrales chino, kuwaití y ruso van a depreciarse al menos
un 30%. Habrá que ver cómo les sienta a los países
emergentes ser ellos quienes paguen los platos rotos.
En el 2009 hablaremos de la crisis económica
y del paro. Es lo que toca y es lo prioritario. Pero mantengámonos
atentos a ver qué hacen los cisnes negros que han hecho de
Wall Street su nuevo hábitat natural. Nadie puede predecir
cómo se van a comportar.
(*) Socio de
Europraxis.
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