La crisis puso en ruta de colisión a Europa y EEUU
Por Luisa Corradini
La Nación, 20/03/09
Corresponsal en Francia
Paris.– Los dirigentes europeos insisten en reclamar una
mayor regulación financiera internacional para combatir la
crisis, desoyendo a los mercados, al FMI, a Estados Unidos y
a sus socios del G–20, que piden esfuerzos financieros
adicionales para reactivar la economía mundial.
Mientras las protestas se extendían en Francia, los líderes
de los 27 países de la Unión Europea (UE) iniciaron ayer
un encuentro de dos días para intentar enviar un mensaje de
determinación frente a la crisis y hallar una posición común
antes de la cumbre del G–20, el 2 de abril próximo, en
Londres.
"Estoy totalmente en contra de que los europeos
sigamos los deseos norteamericanos de adoptar programas de
reactivación todavía más masivos", dijo el primer
ministro luxemburgués Jean–Claude Juncker, poco antes
comenzar la cumbre de Bruselas.
"Algunos países todavía no han puesto en marcha sus
propios planes de reactivación nacional. En consecuencia,
no tiene sentido comenzar a adoptar nuevos paquetes de estímulo",
declaró por su parte el primer ministro checo Mirek
Topolanek, cuyo país ejerce la presidencia pro témpore de
la UE.
Para la canciller alemana, Angela Merkel, los planes de
reactivación adoptados recientemente "son suficientes,
y es necesario, antes que nada, dejarlos producir sus
efectos".
Los europeos consideran que han hecho suficientes
esfuerzos en aras del estímulo, al consagrar cerca del 3,3%
del producto bruto interno (PBI) del bloque (400.000
millones de euros) para 2009 y 2010.
Al término de la cumbre, la UE insistirá en desplegar
con urgencia nuevos esfuerzos para mejorar la reglamentación
y el control de las instituciones financieras, dos objetivos
resistidos por Estados Unidos. Al margen del reclamo global
al G–20, pedirá a la Comisión Europea (CE) y al Consejo
Ecofin que redacte con urgencia una nueva legislación para
Europa en materia de registro de agencias de calificación,
fondos especulativos, fondos de inversión y estructuras
remunerativas en las finanzas.
Incluso Gran Bretaña, que en un comienzo pareció
alinearse con la posición norteamericana, ahora inició un
acercamiento a sus socios europeos e insiste en que Europa
presione durante el G–20 para obtener sus objetivos en
materia de regulación.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y Angela Merkel,
principales promotores de esa política, se han declarado
"decididos a obtener resultados concretos en el
G–20" y estiman necesario conseguir "un
mecanismo efectivo de sanciones" contra los paraísos
fiscales.
Estados Unidos, por el contrario, milita por una mayor
reactivación mundial y espera que esa sea la conclusión
prioritaria del G–20. La Reserva Federal (Fed)
norteamericana anunció anteayer que su programa destinado
de préstamos a particulares y a las pymes podría ser
incrementado de 200.000 millones a un billón de dólares.
El FMI apoyó ayer la posición estadounidense, al
exhortar al G–20 a hacer mayores esfuerzos para impulsar
el crecimiento. El organismo volvió a corregir sus
previsiones sobre el PBI mundial, y anunció un crecimiento
negativo de entre el –0,5% y el –1%. Esto significa que,
por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la recesión
abarcará todo el planeta.
La izquierda europea coincide con Estados Unidos en
solicitar un mayor esfuerzo financiero. "Necesitamos un
plan de reactivación más ambicioso", afirmó el
presidente del Partido Socialista Europeo, el danés Nyrup
Easmussen. "Si no hacemos nada, tendremos 25 millones
de desempleados a comienzos de 2010", advirtió.
La resistencia de los líderes europeos a adoptar nuevos
planes de reactivación contrasta con la situación de la
economía europea.
Para protestar por el deterioro acelerado de la situación
económica y social, tres millones de personas salieron ayer
a las calles en Francia (ver aparte). La tasa de desempleo
del bloque podría superar el 10% antes de fin de año. Según
la organización empresarial europea Business Europe, unos
4,5 millones de europeos perderán su puesto de trabajo en
2009 a causa de la crisis.
En medio del escepticismo general, los europeos están
decididos a convencer a los mercados de que harán los
esfuerzos necesarios llegado el momento. En ese marco,
ratificarán su intención de ayudar, caso por caso, a los
nuevos Estados miembros de Europa del Este que se encuentren
en dificultades graves.
Uno de los puntos fundamentales que llevarán al G–20
será su decisión de contribuir con aportes de 75.000 a
100.000 millones de dólares a fin de duplicar los recursos
del FMI para elevarlos a 500.000 millones.
Salvo un cambio imprevisto de último momento, los
preparativos de la próxima cumbre de Londres parecen
indicar que Europa y Estados Unidos están lanzados en una
trayectoria de colisión sobre la forma de renovar –o
no– el sistema financiero mundial.
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