En peligro la cumbre del G–20 prevista para el 2 de
abril en Londres
Crece el malestar entre EEUU y la Unión Europea
Por Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
La Nación, 26/03/09
París.– Las relaciones entre la Unión Europea y
Estados Unidos se ensombrecieron un poco más ayer, cuando
el primer ministro checo, Mirek Topolanek, atacó los planes
de estímulo de los norteamericanos y la regulación del
sistema financiero internacional con una violencia que puede
poner en peligro la cumbre del G–20 prevista para el 2 de
abril en Londres: la política de reactivación del
presidente Barack Obama "nos llevará al
infierno", afirmó.
Los programas de reactivación por más de 1,5 billones de
dólares adoptados por "Estados Unidos no van en la
buena dirección", afirmó ante el Parlamento Europeo.
Considerado un ultraliberal en materia económica,
Topolanek es un adversario declarado de la intervención del
Estado. Su situación política, sin embargo, es
particularmente frágil. Acusado de incapacidad para manejar
el país en este período de crisis, el martes perdió un
voto de confianza en el Parlamento checo y hoy deberá
presentar su renuncia.
A pesar de su debilidad en el plano interno, sus
declaraciones tuvieron un efecto explosivo, pues Topolanek
ejerce la presidencia pro témpore de la Unión Europea (UE)
durante el primer semestre de 2009.
Estados Unidos, sostuvo, necesitará liquidez para
financiar las medidas de reactivación, y para hacerlo deberá
recurrir "a las ventas de armas".
Sorprendidos por el calibre del ataque, los líderes
europeos intentaron minimizar el impacto al reafirmar las
excelentes relaciones diplomáticas de la UE con Estados
Unidos. La mayoría, como Francia, Alemania y Gran Bretaña,
directamente ignoraron los propósitos de Topolanek.
Incluso los colaboradores del premier checo se esforzaron
en mitigar el alcance de sus declaraciones. La confusión se
acentuó debido a las diferencias que presentaban las
traducciones de su discurso. La versión en inglés contenía
efectivamente la palabra "infierno", mientras que
el texto en francés hablaba de una política que conduciría
al mundo a la "ruina".
"Yo estaba en el hemiciclo y jamás escuché hablar
de infierno", indicó en conferencia de prensa Alexandr
Vondra, viceprimer ministro a cargo de Asuntos Europeos.
Washington restó importancia a los dichos de Topolanek.
El vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, se limitó a
decir que el premier checo "tiene algunos problemas
internos que pueden tener que ver con lo que ha dicho".
Tensión
Esos agresivos comentarios contra Estados Unidos se
explican en buena medida por la crisis política que
atraviesa el país. Pero de todos modos contribuyeron a
aumentar la tensión cuando falta una semana para la cumbre
de Londres.
No obstante, Gibbs afirmó que no afectarán el desarrollo
de la cumbre. "[Obama] tiene muchas ganas de empezar su
primera reunión con la Unión Europea, una oportunidad para
tratar asuntos en torno a la cooperación transatlántica, y
también espera una profundización de los lazos con el
pueblo checo", dijo el vocero.
Sin hacer alusión a las declaraciones de Topolanek, también
el primer ministro británico, Gordon Brown, desmintió
desde Nueva York el supuesto enfrentamiento entre Estados
Unidos y Europa en torno a la forma de solucionar la actual
crisis financiera mundial. "El acuerdo es mucho más sólido"
de lo que se asegura, dijo Brown.
Pero a la ofensiva de Topolanek se sumó un comentario
inusual del gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King,
que sugirió al gobierno británico que "actuara con
prudencia antes de decidir nuevos estímulos fiscales",
debido a la magnitud de la deuda británica.
También en este caso Brown se apresuró a desmentir que
hubiera diferencias con King. También desautorizó esa
versión la cancillería del Tesoro (Ministerio de Economía),
aunque se sabe que el titular de esa cartera, Alistair
Darling, tiene una actitud más reservada que Brown sobre la
conveniencia de adoptar nuevas políticas expansionistas.
Esfuerzos
Mientras las declaraciones de Topolanek y King erizaban
las sensibilidades de los protagonistas de la cumbre, Brown
multiplicó en las últimas horas sus esfuerzos para evitar
el fracaso de esa crucial conferencia para el futuro de la
economía mundial.
En su condición de anfitrión de la cumbre, Brown
emprendió una gira por Estados Unidos y América latina
para buscar consenso sobre la necesidad de reforzar los estímulos
a la economía e incrementar la regulación.
En todo caso, las resistencias europeas al llamado de
Estados Unidos en favor de mayores planes de estímulo parecían
haber cedido un poco en las últimas horas, dejando a
Alemania aislada en una tenaz oposición.
El martes, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se había
declarado dispuesto a apoyar la economía con un nuevo
paquete de estímulo.
Otros líderes europeos tampoco rechazaban en las últimas
horas la eventualidad de un nuevo plan de reactivación a
nivel de la UE para ayudar a países como Irlanda y España,
que no están en condiciones de lanzar nuevos planes de
nacionales de expansión.
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