El
G–20 y sus millones invisibles
Comentario
de Sanjay Suri
Inter
Press Service (IPS), 03/04/09
Londres.–
La facilidad con la que los líderes del Grupo de los 20
(G–20) países ricos y emergentes hablaron de billones de
dólares en su cumbre sin dudas tenía la intención de
mostrar al mundo que en verdad querían salvar la economía
internacional. Que estas cifras fabulosas realmente
aparezcan, ya es otro tema.
Este
viernes, los mercados amanecieron con poco entusiasmo. El Índice
Financial Times de la Bolsa de Londres se mostró levemente
a la baja, a pesar de las expectativas de que la cumbre del
G–20 ayudaría a una recuperación.
Es
posible que la reunión del jueves en Londres no haya
generado tanta confianza como la ansiedad que hubo para
anunciar las cifras.
El
primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, fue el que
mencionó el número más alto: nada menos que cinco
billones de dólares. Y no olvidemos que un billón es un
millón de millones, o sea, la unidad seguida de 12 ceros.
Brown
dijo que esos cinco billones eran la suma total de todos las
iniciativas de estímulo financiero en todas sus formas en
todos los países de aquí a fines de 2010.
Por
ejemplo, una de esas iniciativas fue la nueva capitalización
de los bancos en Estados Unidos y de Gran Bretaña con
medidas de "expansión monetaria cuantitativa",
esto es, sencillamente imprimir más billetes o generar más
dinero en forma electrónica para aumentar la disponibilidad
para los bancos y bonos.
Pero
esos miles de millones –y en la cumbre del G–20 hablar
de miles de millones sonaba como muy poco dinero—llegaron
y desaparecieron. Por ejemplo, los 100.000 millones de dólares
en "expansión monetaria cuantitativa" anunciados
por el Banco de Inglaterra tenían el objetivo de inspirar
confianza. Pero nadie ha visto ni el dinero ni la confianza.
Mientras,
el estímulo fiscal y los fondos que fueron a parar a la
industria automotriz en Estados Unidos parecen no haber traído
ni una parte de los resultados esperados.
El
monto total anunciado por Brown incluiría ese dinero que se
fue casi tan rápido como llegó. No importa a dónde. Pero
ciertamente no de una manera en que haya provocado una gran
diferencia en la economía.
Y
dadas estas tendencias, Brown deberá ganarse mucha
credibilidad para garantizar que más recursos sigan
llegando el resto de este año y el próximo. El primer
ministro británico bien podría equivocarse en unos
billones aquí y allá cuando llegue 2010.
En
otros tiempos, eso habría expuesto a un economista a serias
acusaciones de error de pronósticos, pero hoy a nadie le
importa mucho. Y esto se debe en parte a que los gobiernos
tienen muy poca credibilidad.
Otro
paquete de 1,1 billones de dólares fue anunciado para el
Fondo Monetario Internacional (FMI, que recibirá 750.000
millones), para facilitar las finanzas comerciales (250.000
millones) y para los bancos regionales de desarrollo
(100.000 millones). De esta suma, 500.000 millones provendrán
de los países miembro del G–20. La Unión Europea,
Estados Unidos y Japón aportarán 100.000 millones cada
uno, y China 40.000 millones. El resto, se asume, vendrá de
algún otro lugar.
Y
ahora el FMI sigue el camino emprendido por Estados Unidos y
Gran Bretaña de fabricar más dinero, para lo cual, claro
está, existe el eufemismo de "expansión monetaria
cuantitativa". Además de los fondos ya mencionados,
emitirá "derechos especiales de giro" por 250.000
millones de dólares, esto es, una especie de moneda de préstamo
propia del organismo multilateral.
La
declarada intención del G–20 es ayudar a los pobres. Otro
anuncio en el encuentro fue que el FMI vendería su oro para
financiar programas de ayuda internacional. Ahora está por
verse si ese dinero llegará y cambiará la vida de gran
parte de la población mundial afectada por la recesión.
Cerca
de la mitad del planeta, más de 3.000 millones de personas,
viven con menos de 2,5 dólares al día. Y hablando de miles
de millones, ésta sí es una cifra real.
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