Repuntes
engañosos
Por
Nouriel Roubini (*)
Crisis
Económica Blog, 24/04/09
Nueva
York – Las tibias señales de que el ritmo de contracción
económica se está reduciendo en los Estados Unidos, China
y otras partes del mundo han llevado a varios economistas a
predecir que volverá a haber crecimiento positivo en EE.UU.
en el segundo semestre, y que en otras economías avanzadas
ocurrirá una recuperación similar. El consenso emergente
entre los economistas es que el año próximo el crecimiento
se acercará al índice de tendencia de 2,5%.
Los
inversionistas están hablando de “aciertos” en el
camino hacia la recuperación y de positivos “derivativos
secundarios de la actividad económica” (la contracción
económica ininterrumpida es el primer derivativo negativo,
pero el ritmo más lento sugiere que se está por tocar
fondo). Como resultado, los mercados de valores han
comenzado a repuntar en los Estados Unidos y el resto del
mundo. Parecen creer que hay luz al final del túnel para la
economía y para las adoloridas utilidades de las
corporaciones y las firmas financieras.
Mi
opinión es que este optimismo no se apoya en los hechos. De
hecho, veo que si bien el ritmo de contracción bajará de
–6% en los últimos dos trimestres, el crecimiento
estadounidense seguirá siendo negativo (alrededor de –1,5
a 2%) en el segundo semestre (a diferencia del optimista
consenso de que será superior al 2%). Más aún, el
crecimiento el año próximo será tan débil (0,5 a 1%, a
diferencia de la opinión generalizada de que será de un 2%
o más) y el desempleo tan alto (sobre el 10%) que todavía
sentiremos que estamos en recesión.
En
la eurozona y Japón, las perspectivas para 2009 y 2010 son
incluso peores, con un crecimiento cercano a cero incluso el
año próximo. China tendrá una recuperación más rápida
más avanzado este año, pero el crecimiento alcanzará
apenas un 5% este año y un 7% el próximo, muy por debajo
del promedio de 10% de la última década.
Considerando
este sombrío panorama para las economías más importantes,
las pérdidas de los bancos y otras instituciones
financieras seguirán en aumento. Mis últimas estimaciones
son 3,6 billones de dólares para los préstamos y valores
emitidos por instituciones estadounidenses, y 1 billón de dólares
para el resto del mundo.
Se
dice que el Fondo Monetario Internacional, que este año
revisó al alza su estimación de pérdidas bancarias, de 1
billón a 2,2 billones de dólares, anunciará una nueva
estimación de 3,1 billones para activos estadounidenses y
0,9 billones para activos extranjeros, cifras muy similares
a las mías. Según esto, muchos bancos estadounidenses y
extranjeros son, en la práctica, insolventes y tendrán que
ser intervenidos por los gobiernos. La crisis crediticia
durará mucho más si mantenemos con vida a bancos "zombie",
a pesar de sus enormes y continuas pérdidas.
Dadas
estas perspectivas para la economía real y las
instituciones financieras, el último repunte de los
mercados accionarios estadounidenses y mundiales se debe
interpretar como el repunte de un mercado a la baja. Por lo
general los economistas bromean diciendo que el mercado
accionario ha predicho 12 de las últimas nueve recesiones,
ya que a menudo caen abruptamente sin que siga a eso una
recesión. Sin embargo, en los últimos dos años el mercado
accionario ha predicho seis de las últimas recuperaciones
económicas engañosas, es decir, seis repuntes de mercados
a la baja que finalmente terminaron en nuevas bajas.
El
último “rebote por inercia” del mercado accionario
puede durar un poco más, pero tres factores habrán que en
su momento vuelva a bajar. Primero, los indicadores
macroeconómicos serán peores a lo esperado y el
crecimiento no se recuperará tan rápido como lo espera la
opinión de consenso:
Segundo,
las utilidades y ganancias de las corporaciones e
instituciones financieras no se recuperarán tan rápidamente
como lo predice el consenso, ya que el crecimiento económico
débil, las presiones deflacionarias y el aumento de los
impagos de los bonos corporativos limitarán el poder de
determinación de precios de las firmas y mantendrán bajos
los márgenes de utilidades.
En
tercer lugar, los “shocks” financieros serán peores de
lo que se espera. En algún punto, los inversionistas caerán
en cuenta de que las pérdidas de los bancos son enormes y
que algunos bancos son insolventes. El desapalancamiento por
parte de firmas altamente apalancadas –como los fondos de
cobertura– las llevará a vender activos no líquidos en
mercados sin liquidez. Y algunas economías de mercado
emergentes – a pesar de un masivo apoyo del FMI– sufrirán
crisis financieras masivas, con efectos contagiosos sobre
otras economías.
Así,
si bien este último repunte del mercado bajista pueda
continuar por un tiempo más, es inevitable que se renueve
la presión a la baja sobre las acciones y otros activos
riesgosos.
No
hay duda de que, en muchos países las mucho más decididas
medidas de política económica (flexibilización monetaria
masiva y poco convencional, mayores paquetes de estímulo
fiscal, rescates de firmas financieras, alivio de las deudas
hipotecarias de las personas y mayor apoyo financiero para
los mercados emergentes en problemas) adoptadas en los últimos
meses ha reducido del riesgo de una cuasi depresión. Ese
resultado parecía altamente probable hace seis meses,
cuando los mercados financieros globales casi se
desplomaron.
Aún
así, esta recesión global continuará por un periodo mayor
que lo que sugiere la opinión de consenso. Puede que haya
luz al final del túnel, es decir, escapemos a la depresión
y el desastre financiero, pero la recuperación económica
en todo el mundo será más débil y tomará más tiempo que
lo esperado. Lo mismo se puede decir acerca de una
recuperación sostenida de los mercados financieros.
(*)
Nouriel Roubini es Profesor de Economía de la Escuela Stern
de Negocios de la Universidad de Nueva York, y Presidente de
RGE Monitor (www.rgemonitor.com)
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