Han
creado una tormenta perfecta
El dólar
cae a un precipicio
Por Paul Craig
Roberts (*)
Counter Punch,
03/06/09
Visiones
Alternativas, junio 2009
Las
noticias económicas se siguen concentrando en los bancos y
la vivienda, mientras aumenta la amenaza para el dólar de
EE.UU. resultante de masivos déficits presupuestarios
federales en los años fiscales 2009 y 2010.
Previamente
en este año el valor de cambio del dólar subió respecto a
otras divisas, como el
euro, la libra del Reino Unido y el franco suizo, ante las
cuales el dólar había estado bajando continuamente. El
alza del dólar aumentó la complacencia de los responsables
políticos de EE.UU., a pesar de que el alza se debía a la
huída de instrumentos financieros demasiado apalancados y
mercados bursátiles en caída hacia valores
“seguros”del Tesoro. Desde abril, sin embargo, el dólar
ha caído continuamente a medida que inversionistas y bancos
centrales extranjeros se daban cuenta de que es probable que
se moneticen los masivos déficits presupuestarios
federales.
Lo
que suceda con el dólar será el motor crucial de lo que
nos espera. El escenario más probable será desagradable.
Los
socios comerciales de EE.UU. no tienen excedentes de
comercio suficientemente grandes como para financiar un déficit
presupuestario federal crecido a 2 billones de dólares por
guerras innecesarias, recesión, rescates, y programas de
estímulo. Además, la preocupación por el futuro del dólar
ha llevado a que los acreedores extranjeros de EE.UU.
busquen alternativas a la deuda de EE.UU. en las cuales
tener sus reservas extranjeras.
Según
un reciente informe en la edición en línea de Pravda, el
banco central de Rusia tiene ahora una mayor parte de sus
reservas en euros que en dólares de EE.UU. El 18 de mayo
Financial Times informó que China y Brasil consideran la
posibilidad de dejar de lado el dólar y realizar su
comercio mutuo en sus propias divisas. Otros informes dicen
que China ha aumentado sus reservas de oro en un 75% en los
últimos años.
El
primer ministro chino, Wen Jiabao, ha expresado públicamente
su preocupación por el futuro del dólar. Responsables
estadounidenses, arrogantes, llenos de orgullo y sus
economistas serviles ignoran las advertencias chinas,
argumentando que los chinos no tienen otra alternativa que
apoyar el dólar comprando tinta roja de Washington. De otra
manera, dicen, China puede perder el valor de su gran
cartera en dólares.
China
lo ve de otra manera. Para los funcionarios chinos es obvio
que ni China ni todo el mundo tienen suficiente dinero
sobrante para comprar 4 billones de dólares en valores del
Tesoro en los próximos dos años. Según el Telegraph de
Londres del 27 de mayo, el presidente del Banco de la
Reserva Federal de Dallas, Richard Fisher, fue repetidamente
interrogado por altos responsables del gobierno chino
durante su reciente visita sobre si la Reserva Federal va a
financiar el déficit presupuestario de EE.UU. imprimiendo
moneda. Según Fisher: “Me deben haber preguntado más de
cien veces en China. Me preguntaron en cada reunión por
nuestras compras de valores del Tesoro. Parecía ser la
principal preocupación de los que han invertido sus
excedentes sobre todo en EE.UU.”
El
secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, fue a
China a calmar los ánimos. Sin embargo, antes de su
llegada, un portavoz del banco central chino transmitió a
Geithner el mensaje de que EE.UU. no debe asumir que China
seguirá financiando los extravagantes presupuestos de
Washington. El gobernador del banco central de China llama a
abandonar el dólar como moneda de reserva, y que se
utilicen los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario
Internacional en su lugar.
La
política de “cañones y mantequilla” del presidente
Lyndon Johnson durante los años sesenta obligó al
presidente Richard Nixon a eliminar el respaldo en oro que
el dólar tenía como moneda mundial de reserva, colocando a
los bancos centrales extranjeros en el mismo estándar de
dinero sin cobertura como la economía de EE.UU. En sus
primeros cuatro meses, el gobierno de Obama ha superado al
presidente Johnson. En lugar de terminar la guerra, Obama ha
expandido la guerra de agresión de EE.UU. en Afganistán y
la ha extendido a Pakistán. La guerra, los rescates, y los
planes de estímulo han impulsado un 50% del presupuesto
operativo anual del gobierno hacia las cifras rojas.
La
irresponsabilidad financiera de Washington presiona al dólar
y al mercado de bonos de EE.UU. El presidente de la Reserva
Federal, Bernanke, pensó que podía reducir los tipos de
interés sobre valores del Tesoro comprando 300.000 millones
de dólares de esos valores. Sin embargo, el resultado fue
una aguda caída en los precios de los bonos del Tesoro y un
aumento en las tasas de interés.
Mientras
sigue la monetización de la deuda federal, las tasas de
interés de EE.UU. seguirán subiendo, empeorando los
problemas en el sector de bienes raíces. El dólar seguirá
perdiendo valor, haciendo que sea más difícil que EE.UU.
financie su déficit presupuestario y comercial. La inflación
interior asomará su fea cara a pesar del alto desempleo.
Los
incompetentes que dirigen la política económica de EE.UU.
han creado una tormenta perfecta.
El
plan de Obama, la Reserva Federal y Wall Street para que
EE.UU. salga de sus problemas gastando dinero se está
desintegrando. Los gastos imprudentes hacen bajar el dólar
y subir los tipos de interés.
Todos
los sectores de la economía de EE.UU. tienen problemas.
Antiguas compañías manufactureras se han convertido en
compañías de mercadeo que tratan de vender sus bienes
hechos en el extranjero a consumidores del interior cuyos
puestos de trabajo han sido enviados al extranjero. Gran
parte de lo que queda de la manufactura de EE.UU. – la
industria automotriz – está en bancarrota. Más
decadencia vendrá en la vivienda y en los bienes raíces
comerciales. El dólar va cayendo y las tasas de interés en
aumento, a pesar de los intentos de la Reserva Federal de
mantener bajas las tasas de interés.
Cuando
el gobierno de Reagan curó la estagflación, el resultado
fue un mercado al alza en bonos del Tesoro de EE.UU. que duró
28 años. Ese mercado al alza se acabó. Los estándares de
vida de los estadounidenses bajan. El estándar de vida
estadounidense ha sido destruido por las guerras, por la
exportación de puestos de trabajo, por la desregulación
financiera, por regalos de billones de dólares a gángsteres
financieros que hasta ahora han destruido la mitad de los
ahorros de jubilación de los estadounidenses, y por la
monetización de la deuda.
Lo
siguiente será la pérdida del rol del dólar como moneda
de reserva. Entonces, EE.UU., un país dependientes de las
importaciones, ya no podrá pagarlas. La escasez empeorará
la inflación de los precios e interrumpirá las entregas.
La
vida de la mayoría de los estadounidenses será
verdaderamente estresante.
(*)
Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del tesoro en el
gobierno de Reagan. Es co–autor
de “The Tyranny of Good Intentions.”
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