En
EEUU no se sabe adónde fueron a parar los
U$S 787.000 millones del rescate bancario
Por
Alfredo Jalife-Rahme
La
Jornada, 16/08/09
Antecedentes:
en el transcurso del hundimiento del Titanic financiero
neoliberal en Estados Unidos sería muy cruel exigir la
contabilidad formal sobre el destino final de los 787 mil
millones de dólares de su rescate bancario (conocido técnicamente
como TARP, por sus siglas en inglés) a sus autoridades
hacendarias de la Reserva Federal y de la Secretaría del
Tesoro.
A la
indagación de un alerta legislador, el inepto
“gobernador” de la Reserva Federal, Ben Shalom Bernanke,
replicó ignorar el destino de los 500 mil millones de dólares
en swaps ofrecidos en ayuda a sus países satélites en
ascuas, incluido el “México neoliberal” (ver Bajo la
Lupa, La Jornada, 29/7/09).
A
propósito, en el “México neoliberal”, de cuentas y
cuentos alegres como su tutor financiero neoliberal Estados
Unidos, van tres presidentes consecutivos que evaden iniciar
(literal) la auditoría del rescate bancario del Fobaproa/IPAB.
La
“auditoría” cordobista-zedillista del “auditor”
canadiense sin visa ni vista Michael Mackay –por cierto,
avalada por el entonces legislador panista Calderón
Hinojosa, y luego avalada por el “transparente” Fox
(quien, con su familia, se benefició del rescate)– fue
una vulgar opinión relativamente subjetiva: una evaluación
estimativa muy somera de los beneficiarios “objetivos”
(la parasitaria cleptoplutocracia local) de la quiebra
bancaria.
Lo
real es que en México, 15 años después, la ciudadanía
ignora el origen y destino del rescate bancario del “México
neoliberal” (que en el trayecto se quedó sin banca
nacional), lo cual parece consistir en una práctica de
prestidigitación contable muy común en el seno de los
miembros del calamitoso ASPAN.
Hechos:
nada menos que Elizabeth Warren, quien encabeza el panel de
vigilancia del Congreso encargado de monitorear el rescate
bancario, confesó a Joe Scarborough (quien conduce el
programa muy visto Morning Joe, de MSNBC, curiosamente
propiedad de la poderosa trasnacional General Electric) que
se desconoce todavía en gran medida el paradero del magno
salvamento financiero ocultado en las “cuentas
invisibles” (off-balance sheet) de los bancos: “en su
aplastante mayoría los activos tóxicos que nos llevaron a
este punto (sic) todavía se encuentran en los estados
contables de los bancos”.
Elizabeth
Warren advirtió sobre el inminente advenimiento de una
nueva crisis comercial hipotecaria, que ha puesto al borde
del abismo al sector bancario, en particular, a los pequeños,
que han estado quebrando a pasos acelerados.
Las
explosivas confesiones de Elizabeth Warren han sido
difundidas profusamente por The Huffington Post (12/8/09),
del que ella es asidua colaboradora.
No
faltarán quienes aduzcan malignamente que a la polémica
greco-estadunidense Arianna Stassinopoulos, dueña del
aguerrido portal de corte conservador The Huffington Post,
le brota el rencor por las heridas debido al desfalco
cuantioso que sufrió su no menos controvertido ex marido
Michael Huffington (el texano ex petrolero y ex
representante del Partido Republicano, sumado de empresario
cinematográfico) a manos del siniestro Grupo Carlyle,
controlado por el también texano nepotismo dinástico de
los Bush. ¡Ya empezó el pleito financiero intratexano en
el seno del Partido Republicano!
Solamente
los neófitos, los cándidos, los desinformadores y quienes
desean ser engañados a su cuenta y riesgo creen el alza
milagrosa de las bolsas, sin soporte tangible, en especial
de Wall Street que, a nuestro humilde entender, puede sufrir
una estrepitosa caída al cierre fiscal de octubre.
La
cleptopluotocracia bancaria, encabezada por Goldman Sachs
(el omnipotente banco de inversiones apuntalado por la
triada de Timothy Geithner, el secretario del Tesoro; el
“gobernador” Ben Shalom Bernanke, y el consejero ecónomico
de Obama, Larry Summers) no le hace el más mínimo caso a
Elizabeth Warren para “reconciliar (sic) su vergonzoso
estado contable”.
Por
lo menos –a juicio de Elizabeth Warren– se desconoce el
paradero de la mitad de los 700 mil millones de dólares:
“ni el Congreso preguntó ni los bancos explayaron cómo
dispondrían del monto”. Conste que nos encontramos a
inicios del siglo XXI y en el país que se ostenta
alucinantemente como el más virtuoso, transparente, democrático,
libre y respetuoso de las garantías individuales, en
particular, de sus contribuyentes, quienes todavía no
acaban de financiar, como tortura sisifiana, a sus
cleptomaniacos verdugos banqueros, los peores enemigos del género
humano.
En
forma ingeniosa, Elizabeth Warren comparó a Tim Geithner
con los jugadores de los casinos quienes apuestan “pequeñas
porciones del dinero del rescate en varios puntos de presión
económica”. Geithner solamente intenta llenar los
agujeros negros de la contabilidad invisible como en “un
tipo de apuesta de 2 dólares en todas las mesas de juego de
Las Vegas”.
Además
de su destacada responsabilidad de vigilante del Congreso,
Elizabeth Warren, de 60 años de edad, no es una
improvisada: experimentada profesora de la Cátedra Leo
Gottlieb de Leyes de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Harvard, donde enseña bancarrota, leyes
contractuales y ley mercantil.
Hace
un poco más de tres meses, la revista Time colocó a
Elizabeth Warren entre “las 100 personas más influyentes
del mundo”. Pues ni así le hace caso la cleptoplutocracia
bancaria de Wall Street, que se ha de carcajear de sus méritos
académicos y profesionales sobre bancarrotas.
Mis
amigos banqueros de Beirut (quienes son considerados entre
los mejores del mundo, por no haber sido seducidos por los
cantos de las sirenas especulativas ni haber apostado
alocadamente a los “derivados financieros”) me han
comentado que en realidad únicamente 15 por ciento del
total del rescate bancario por 787 mil millones de dólares
fue canalizado para estimular la economía de Estados
Unidos, y el restante 85 por ciento fue deglutido por la
banca de Wall Street con el fin de salvarla de la presión
de sus juegos especulativos con los “derivados
financieros”. Gran parte del dinero del rescate fue a
parar a la bolsa, lo que explica su alza artificial, para
diluir infructuosamente sus incobrables e incontables (en el
doble sentido) activos tóxicos. ¡La triada Bernanke-Geithner-Summers
le tomó el pelo a Obama, un verdadero novato en finanzas y
en economía!
Todo
el ilusionismo prestidigitador de la cleptoplutocracia
bancaria de Estados Unidos, al unísono de sus controlados
multimedia (con sus justas excepciones), tendrá que
inventar nuevos artilugios, después de haber agotado todos
sus recursos mágicos y bancarios, con el fin de impedir el
rebrote pandémico de una enésima crisis financiero del
modelo neoliberal que bulle entre los rescoldos del presente
rescate bancario, cuando está a punto de explotar la
necesidad de otro salvamento por 800 mil millones de dólares
adicionales del “trío tóxico”: la aseguradora AIG
(cuyo macabro historial se encuentra pendiente de exhumar) y
las dos hipotecarias paraestatales Fannie Mae y Freddie Mac,
según The Economist (13/8/0), portavoz del neoliberalismo
global, quien afirma se encuentran en peor estado de
descomposición que los bancos y las automotrices de Estados
Unidos.
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