Grecia,
al estar en la zona del euro, tiene las manos atadas
Un
mundo con menos viento de cola
Por
Miguel Kiguel
La Nación. 07/05/10
El pánico nuevamente se
apoderó de los mercados. Los inversores volvieron a refugiarse en activos
seguros como el oro, el dólar y bonos del Tesoro americano y a vender
acciones y bonos de alto riesgo. ¿Cuán seria es la amenaza de la tragedia
griega y cómo puede seguir impactando en la economía y las finanzas?
Esta vez la crisis empezó en
Grecia. Como en las mejores tragedias, la trama es compleja, pero el final está
cantado: no termina bien.
La economía griega enfrenta
una crisis económico–financiera con una deuda pública del orden del 130%
del PBI, un déficit fiscal de 13% del PBI, un fuerte déficit en la cuenta
corriente del balance de pagos, una moneda sobrevaluada. No falta ningún
ingrediente en esta mezcla explosiva, y como si esto fuera poco, la economía
está en recesión.
La experiencia indica que en
situaciones de este tipo la solución se logra de una de tres maneras.
La primera opción es un
ajuste fiscal de unos ocho puntos del PBI que restablezca la solvencia fiscal.
La experiencia muestra que este tipo de ajustes se logran creciendo a tasas
altas (como Irlanda en los años 90) o con una mezcla de devaluación e
inflación (como México en 1983 y en el "tequila" o Brasil en
1999). La verdad es que ninguna de estas opciones parece posible hoy, en la
medida en que Grecia siga en el área del euro (que es lo más probable) y la
economía siga en recesión.
La devaluación tendría
costos adicionales, ya que la relación deuda sobre PBI llegaría a niveles
estratosféricos, y entonces aparecería la tentación de
"dragmatizar" la deuda (la versión helénica de la pesificación).
La segunda alternativa es una
reestructuración de la deuda pública con una quita que restablezca la
solvencia fiscal. Para ello, la quita debería estar en el orden del 50%, lo
que por ahora no parece estar entre las opciones potables por miedo al efecto
contagio. La tercera opción, que es la que se está intentando, es
simplemente tirar el problema para adelante.
Los gobiernos europeos y el
FMI dan financiamiento con la esperanza de que algún dios mitológico genere
crecimiento, reduzca el déficit y ayude a restablecer la solvencia fiscal.
Pero esta opción no da soluciones de largo plazo, sino que sólo aplaza el
momento de enfrentar la realidad.
Con otro régimen cambiario,
Grecia seguramente ya habría devaluado y comenzado un proceso de
reestructuración de su deuda. Pero al estar en la zona del euro tiene las
manos atadas.
A pesar de la fragilidad de
la situación griega, los países europeos tienen interés en evitar un
default, ya que temen que contagie a países como Portugal, España e Italia y
genere un efecto dominó que sea difícil de contener. Es un castillo de
naipes que todos tratan de defender con uñas y dientes y mientras tanto sube
el riesgo país en los países del Mediterráneo.
Las víctimas
Una de las víctimas de
Grecia es el euro, que viene en caída libre y que seguramente va a seguir débil
por bastante tiempo. El segundo riesgo es que Europa sufra la tan temida W,
que enfrente una segunda recesión.
No hay duda de que Europa
enfrenta el mayor desafío desde la creación del euro y parece difícil que
lo pueda superar en forma indolora.
El
euro seguirá bajo presión, las economías de la región en recesión o con
muy bajo crecimiento, y no se puede descartar que la crisis se profundice y se
expanda. Habrá que estar atentos y adaptarnos a un mundo que nos brindará
menos viento de cola.
Europa
no logra calmar los temores y se hundió el euro
Reunión
clave en Bruselas para analizar la crisis
Por
Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
La Nación, 07/05/10
París.– En vísperas de
una reunión crucial de la Unión Europea (UE) hoy en Bruselas, el presidente
del Banco Central Europeo (BCE), Jean–Claude Trichet, descartó ayer un
default de Grecia y un eventual efecto dominó en la eurozona. Sin embargo,
esas declaraciones no consiguieron frenar la caída del euro, que alcanzó su
nivel más bajo en 14 meses frente al dólar, y el derrumbe de las bolsas:
Wall Street, en su peor caída desde el crac de 1987, llegó a perder 1000
puntos, pero logró recuperarse parcialmente al final de la jornada (ver Pág.
2).
"Un default de Grecia
es, para mí, imposible", dijo Trichet, después de presidir la reunión
del Consejo de Gobernadores del BCE, en Lisboa. "España no es Grecia.
Portugal tampoco es Grecia", insistió, por otra parte, el funcionario.
Ambos países se encuentran
actualmente en el ojo de la tormenta. Después de que la agencia de calificación
Standard & Poor´s degradó la calificación de sus deudas a largo plazo
la semana pasada, los mercados temen un contagio de la crisis griega a toda la
península ibérica.
Los propósitos de Trichet no
consiguieron sostener la moneda única, que cayó a 1,25 frente al dólar. El
euro fue víctima del anuncio de la calificadora Moody´s, que advirtió que
los bancos en Portugal, Italia, España, Irlanda y Gran Bretaña podrían
resultar muy perjudicados por la crisis griega.
Después de un prolongado
silencio, los bancos europeos comenzaron ayer a develar sus exposiciones en
Grecia y confirmaron que están considerablemente comprometidos en ese país
con un total de 188.600 millones de dólares, según el Banco Internacional de
Repago (BIR).
A nivel mundial, la exposición
alcanza los 236.200 millones de dólares. En Europa, Francia es el país más
comprometido, con 53.000 millones de euros; detrás están Alemania, con entre
40.000 y 45.000 millones, y Gran Bretaña, con 11.280 millones.
La advertencia de Moody´s
dejó imperturbable a la canciller alemana, Angela Merkel, que acusó a los
bancos de haber actuado con "perfidia" desde comienzos de la crisis
financiera global.
"Primero faltaron a su
deber al obligar a los Estados a lanzar operaciones de salvataje. Sumergieron
al mundo en el abismo y tuvimos que lanzar planes de rescate. Por culpa de
esos planes nos hemos endeudado. Y ahora especulan con esas deudas. Es
realmente muy pérfido", exclamó. Para Merkel, es necesario que la política
recupere su preeminencia sobre los mercados: "Necesitamos reglas globales
mucho más estrictas".
Evitar la
bancarrota
Los líderes europeos saben
que la situación es extremadamente delicada. Los 16 países de la eurozona y
el Fondo Monetario Internacional otorgaron a Grecia un rescate de 110.000
millones de euros en tres años, cuyo primer tramo será desbloqueado para que
Atenas pueda levantar el primer vencimiento de su deuda el 19 de mayo.
Pero ya casi nadie cree que
Grecia, enfrentada a una deuda abismal de más de 300.000 millones de euros,
sea capaz de evitar la bancarrota. La sospecha de que ese país es en realidad
la punta visible de un gigantesco iceberg o la segunda etapa de la crisis
financiera global que comenzó con la caída de Lehman Brothers, provocó el
derrumbe de las bolsas e hizo evaporar la confianza de los inversores.
Todas las plazas bursátiles
volvieron a hundirse ayer en Europa. Pero la caída más espectacular se
produjo en Nueva York, donde el Dow Jones llegó a perder 1000 puntos (9,17%).
En ese clima eléctrico, los
jefes de Estado y de gobierno de la eurozona se reunirán hoy en Bruselas en
una cumbre por la crisis. El objetivo oficial es la ratificación del plan de
rescate griego. Pero el principal tema de la agenda será estudiar una
imprescindible reforma institucional del Eurogrupo.
Son muchos los que piden un
refuerzo del Pacto de Estabilidad, creado a fin de limitar los déficits públicos.
Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reiteraron ese objetivo en
una columna conjunta publicada ayer en la prensa europea. Las coincidencias,
sin embargo, no son muchas. Alemania, obsesionada por la buena conducta, también
propone crear un severo sistema de penalización para los malos alumnos, que
llegaría a retirarles el derecho a voto e, incluso, a expulsarlos de la
eurozona. Esa iniciativa es resistida por la mayoría de sus socios, que
consideran que el único porvenir del bloque reside en la solidaridad.
Otra idea que prospera es la
creación de una agencia de calificación europea. Merkel y otros líderes
consideran que Moody´s, Standard & Poor´s y Fitch tuvieron una gran
responsabilidad en la crisis global y en la tormenta griega. "Una mayor
competencia entre agencias de notación sería benéfica para todos",
dijo ayer Trichet.
Hoy,
en Bruselas, el presidente del BCE debería también exhortar a los gobiernos
a ejercer un mayor control presupuestario. "Los países que comparten una
moneda común también comparten un destino común", suele decir Trichet.
A 11 años del nacimiento del euro, esa idea, simple y generosa, sigue
encontrando dificultades para arraigarse.
El euro, la
gran víctima de la debacle
Por
Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
La Nación, 06/05/10
París.– Las calles de
Atenas se tiñeron de sangre, por primera vez desde el comienzo de la crisis
griega. La muerte de tres personas precipitó al país en una espiral de
violencia que puede tener imprevisibles consecuencias no sólo para Grecia,
sino para toda Europa.
Hasta el presidente griego,
Carolos Papoulias, reconoció ayer que su país se encuentra "al borde
del abismo". Y algunos griegos, que protestaban en las calles de Atenas,
exponían una visión aún más pesimista: "Es sólo el comienzo de una
gran guerra".
"El Fondo Monetario
Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) nos roban un siglo de logros
sociales", decía una inmensa banderola que resumía las razones de la
violencia que estalló en el país.
Esa violencia social era
precisamente lo que más temían los responsables de la UE y del FMI cuando
armaron el plan de rescate griego mientras le exigían al país drásticas
medidas de austeridad.
Pero con esa masiva ayuda a
Grecia de 110.000 millones de dólares para evitarle un default, los 16
gobiernos de la eurozona y el FMI no consiguieron siquiera 48 horas de
respiro.
No sólo los mercados
financieros siguen dudando de la utilidad de ese rescate, sino que ahora han
decidido atacar violentamente a España y Portugal, los otros dos eslabones débiles
de la eurozona.
Esa situación explosiva pone
en jaque la existencia misma de la moneda única y también presagia idénticas
reacciones sociales en cada uno de los países que deban ser sometidos a regímenes
de extrema austeridad.
La máquina infernal se ha
puesto en marcha nuevamente, advirtió anteayer el premio Nobel de Economía
Joseph Stiglitz, al vaticinar "el posible fin del euro" si la UE no
consigue resolver sus problemas institucionales.
La profunda fragilidad de la
situación continental hizo caer ayer por segundo día consecutivo todas las
Bolsas europeas en la apertura, después de haber perdido más de 5% el
martes. Los mercados se tranquilizaron al mediodía gracias a las proyecciones
revisadas al alza para los países de la eurozona en 2010 y 2011. Bruselas
mejoró igualmente sus previsiones para España y Portugal.
Pero esa calma precaria
estalló en pedazos cuando la calificadora de riesgo crediticio Moody´s
anunció que planea bajar la nota de la deuda pública de Portugal en los próximos
tres meses a raíz del "reciente deterioro de las finanzas públicas y
las débiles perspectivas de crecimiento a largo plazo del país" (ver
aparte).
En esas condiciones, el euro
continuó bajo intensa presión: cayó por debajo de 1,30 dólares por primera
vez desde marzo de 2009.
Juzgada en ciertas ocasiones
como responsable del agravamiento de la situación griega a raíz de las
contradicciones y demoras alemanas para aceptar un plan de rescate europeo, la
canciller alemana, Angela Merkel, exhortó ayer al Parlamento a aprobar esa
ayuda, al afirmar que no hay "alternativa" para proteger al euro.
Recalcó, sin embargo, que
habrá que modificar y reforzar el Pacto de Estabilidad de la UE, cuyo
objetivo es limitar los déficits públicos.
La clase política alemana
también estudia la idea de proponer un procedimiento de insolvencia de los
Estados, que podría inspirarse en los mecanismos que rigen las quiebras de
las empresas. Esa idea, que debería ser discutida en una cumbre
extraordinaria de líderes de la eurozona mañana en Bruselas, pareció
confirmar las versiones que circulan con insistencia en los ámbitos
financieros. Según esos rumores, el verdadero objetivo del plan de rescate no
fue salvar a Grecia del default, sino escoltarla en calma hacia una situación
en la cual pueda reestructurar su cuantiosa deuda de 300.000 millones de euros
(unos 384.000 millones de dólares).
En todo caso, nadie parece
creer en la capacidad de Grecia de reducir su déficit público del 14% del
PBI en la actualidad a menos del 3% en 2014.Pero ya se trate de Grecia, de
España o Portugal, la primera víctima de esa agitación es el euro.
"¿El euro corre
peligro? Y bien, sí", advirtió el Nobel de Economía Paul Krugman, que
no excluye otros defaults en cadena en la eurozona. "¿Qué peso puede
tener Europa en el mundo con una moneda en la que nadie cree?", reflexionó
un funcionario del Banco Central Europeo (BCE).
En Bruselas, los dirigentes
europeos se inquietan desde hace semanas por el riesgo de contagio, pero
intentan calmar los ánimos. Al sopesar las posibilidades de un eventual
"fracaso de la eurozona", el presidente del Eurogrupo y premier
luxemburgués, Jean–Claude Juncker, dijo: "Es un riesgo que no
veo".
Pero también lanzó una
piedra en el jardín alemán: "Me opongo totalmente a la idea de eyectar
de la eurozona a un miembro [...]. Es inadmisible que algunos salgan o que
otros decidan echar a los demás". Esa idea fue propuesta varias veces
por Merkel durante la crisis griega.
Mientras, Grecia seguía
paralizada ayer por la huelga más importante de su historia. Como una
advertencia en 3D de lo que podría suceder en la UE si el contagio consigue
materializarse en otros países de la región, una banderola gigante,
desplegada en la Acrópolis de Atenas, rezaba: "Pueblos de Europa, sublévense".
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