Crisis mundial

La zona euro crea un fondo de rescate de 720.000 millones de euros

Servirá para ayudar a los países en dificultades,
pero con la condición de severos ajustes

Por Eliseo Oliveras
Desde Bruselas
El Periódico, 10/05/10

La zona euro acordó esta madrugada la creación de un mecanismo europeo permanente de estabilización financiera para proteger a sus estados miembros de los ataques especulativos de los mercados, que podrá movilizar hasta 720.000 millones de euros. El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) alcanzó el acuerdo a las 2.30 de la madrugada, después de más de 11 horas de complejas negociaciones.

Este mecanismo sin precedentes tendrá tres componentes: primero, un sistema de créditos apoyados en el presupuesto de la Unión Europea (UE) por valor de 60.000 millones; segundo, un paquete de créditos bilaterales conjunto de los estados de la zona euro por otros 440.000 millones, y tercero, un paquete de préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 220.000 millones.

Ajustes y reducción de los déficits

Los Veintisiete confiaban en que el establecimiento de este mecanismo de estabilización financiera, sumado a los compromisos de varios estados, como España y Portugal, de adelantar la reducción de sus déficits públicos, devuelva hoy la serenidad a los mercados financieros y detengan la caída del euro, que perdió un 5% frente al dólar la semana pasada.

El objetivo de ese fondo financiero europeo es «preservar la estabilidad, la unidad y la integridad de la zona euro en su conjunto», según explicó la vicepresidenta económica, Elena Salgado, tras presidir el Consejo de Ministros europeo.

La ayuda financiera se concederá a un estado de la zona euro que «experimente o corra el riesgo serio de experimentar severas perturbaciones económicas y financieras por causas excepcionales fuera de su control».

Créditos condicionados a los ajustes que hagan los gobiernos

La ayuda financiera se materializará mediante un crédito o una línea de crédito al Estado afectado, que asumirá todos los costes asociados. La recepción de esa ayuda estará condicionada a la adopción por parte del país de un programa de ajuste económico y presupuestario, pactado previamente con la Comisión Europea y el Consejo de Ministros de la UE. La concesión de la ayuda se aprobará en el Consejo de Ministros de la UE por mayoría cualificada.

Los fondos procederán inicialmente de los empréstitos que obtendrá la Comisión Europea en los mercados de capitales y las instituciones financieras. Esos empréstitos de la Comisión Europea estarán respaldados por los recursos propios de la UE, lo que supone una capacidad de intervención de 60.000 millones.

Esa ayuda se basará en el artículo 122 del Tratado de la UE, que prevé esta posibilidad en «circunstancias excepcionales fuera del control de los estados». El tipo de interés que se cobrará al Estado receptor de esa ayuda será el euríbor más 3 puntos porcentuales, siguiendo el modelo aplicado en el caso de Grecia.

Si esa ayuda no fuera suficiente al Estado afectado, se movilizarán entonces los créditos bilaterales aportados por los demás estados de la zona euro hasta los citados 440.000 millones, que se prestarán por una duración inicial de tres años. Esos créditos se verán complementados por los que concederá simultáneamente el FMI, al igual que ha ocurrido en el caso de Grecia.

La propuesta inicial de la Comisión Europea fue modificada sustancialmente durante las negociaciones, ya que se basaba en garantías ilimitadas de los estados gestionado por el Ejecutivo comunitario y Alemania prefería un mecanismo de créditos bilaterales bajo control de los estados de la zona euro.


La UE acordó un plan de rescate sin precedentes por 750 mil millones de euros

Malla de protección a los que sigan cayendo

Página 12, 10/05/10

Bruselas.– Persuadidos de que Grecia no es el último de la lista, la Unión Europea toma recaudos. Aporte extraordinario de la Comisión Europea y del FMI, que sólo podrá ser usado en favor de los socios de la zona euro: el fin último es que no desaparezca la moneda común.

En una pelea literalmente sin descanso, los ministros de Finanzas de “los Veintisiete” miembros de la Unión Europea resolvieron, en la madrugada del lunes en el viejo continente, la creación de un fondo crediticio de rescate a países que puedan caer arrastrados por la crisis de Grecia, que podría sumar 750 mil millones de euros. La complicada madeja de apoyos financieros “bi” y multilaterales fue acordada actuando contrarreloj, porque los referentes comunitarios se habían autoimpuesto mostrar “el humo blanco” del acuerdo antes de que abrieran las Bolsas asiáticas, para demostrar “capacidad de reacción” a los mercados luego de una semana funesta. Los primeros indicios dibujaron una sonrisa en los agotados rostros de ministros y asesores: Hong Kong abría la rueda del lunes con una suba del uno por ciento respecto del cierre del viernes anterior, y en Tokio el euro exhibía con orgullo una recuperación del 0,6 por ciento contra el dólar y del 1,7 por ciento contra el yen, siempre respecto del último valor del viernes pasado. No es mucho, pero más que suficiente para quienes saben que están peleando, a la vez, contra la marcha del reloj, contra una ola especulativa manejada por poderosos fondos financieros y, por qué no, contra su propia impotencia.

El plan de rescate a Grecia por 110 mil millones de euros tuvo nuevo impulso con la aprobación en el FMI del préstamo (por los 30 mil millones que le corresponden en aquella suma) y de su primer desembolso. Pero nadie, y los europeos antes que ninguno, está totalmente convencido de que dicho plan funcione. Es por eso que apuraron el viernes la decisión de tender una “malla de protección” que sirva de seguridad para quienes puedan caer después de Grecia. Dicha malla, tal cual quedó dibujado ayer en la larga sesión de ministros en Bruselas (Bélgica), tendrá un ancho de 750 mil millones de euros, a fin de cubrir las necesidades potenciales de los socios con problemas de solvencia y dejar a salvo la supervivencia del euro como moneda común y de referencia en el sistema monetario mundial. Vale señalar que los países de la zona euro no sólo pelean contra sus propios problemas de insolvencia, sino además contra un cada vez más evidente ataque de capitales especulativos que apuestan a hacerse con una fortuna en caso de caer en desgracia la moneda comunitaria. La puesta al borde del default de Grecia ya les rindió suculentos dividendos.

El mecanismo de rescate acordado por los Veintisiete consta de varios elementos. El primero de ellos es una facilidad comunitaria de ayuda a la balanza de pagos por valor de 60.000 millones de euros, con los recursos propios de la Unión Europea como garantía. Dicha facilidad se activaría cuando un país tuviera una necesidad de divisas para cumplir sus compromisos externos, porque los ingresos por exportaciones y entrada de capitales financieros fueran insuficientes para el pago de importaciones y servicios de deuda, por ejemplo.

En caso de que esa cantidad no bastara, porque se viera desbordada por la demanda de los países en problemas de pago, los Estados de la eurozona (son dieciséis, incluido Grecia) se han comprometido a garantizar préstamos bilaterales por un monto de hasta 440.000 millones de euros más.

El gobierno del Reino Unido, a través de su ministro de Finanzas, Alistair Darling, había anticipado antes de ingresar a la reunión que su país no estaba dispuesto a aportar recursos financieros para atender urgencias de otros países con problemas de desequilibrio fiscal. Gran Bretaña, siendo uno de los países más poderosos de la Unión Europea, no utiliza el euro como moneda, sino que mantuvo la libra esterlina. De allí la diferenciación en el aporte de “los Veintisiete” miembros de la Unión Europea (donde sí está Gran Bretaña) respecto del compromiso que asumen “los Dieciséis” de la zona euro, que son los que comparten la moneda común. Estos últimos, sin moneda “propia”, tienen restringida la posibilidad de devaluar para mejorar su posición de balanza de pagos (medida que desalienta la importación, y alienta la exportación y la entrada de capitales financieros).

Hay más condimentos en el paquete. Según anunció el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, el Fondo Monetario Internacional ha confirmado que podría aportar créditos por un valor de al menos la mitad de lo aportado por Europa (250.000 millones de euros). En su expresión máxima (en caso de extrema necesidad), el paquete total que tendrían a disposición los países de la zona euro con problemas de pagos alcanzaría así a 750.000 millones de euros, siempre en programas a tres años y sujeto a las estrictas condiciones del FMI. Tal como fue concedido a Grecia y como exigía Alemania que se hiciera extensivo a todos los casos futuros.

El acuerdo del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE se alcanzó tras casi 12 horas de negociaciones contrarreloj, a tiempo para la apertura de los principales mercados financieros asiáticos. Bajo la consigna “defender el euro cueste lo que cueste”, el mensaje de la propuesta está dirigido a disuadir a los especuladores que vienen apostando en los mercados en contra de cada movimiento de la Unión Europea en favor de sus miembros y apuntando a ver caer en quiebra a algún miembro de la zona euro.

Las deliberaciones en Ginebra estuvieron precedidas por sendos contactos telefónicos del presidente estadounidense, Barack Obama, con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quienes alentó a adoptar “medidas rotundas” que permitieran retomar el control y recuperar la confianza en los mercados financieros. Estados Unidos no ocultó su satisfacción por la salida propuesta que, además, recoloca al FMI en un lugar estratégico de las negociaciones.

El mecanismo de “protección y seguridad” dispuesto ayer representa un fuerte respaldo a países como España, amenazados por una situación fiscal comprometida. En cambio, vuelve a dejar afuera a otras economías europeas debilitadas pero a las que no se les autorizó el ingreso a la zona euro, por lo que no podrán recurrir a la nueva ventanilla habilitada. Tal es el caso de Rumania, Letonia y Hungría.


El FMI aprueba aportar 30.000 millones al rescate

Por Emilio López Romero
Desde Nueva York
El Periódico, 10/05/10

Podía parecer una cuestión de trámite pero estando la situación como está en los mercados era mejor acabar con este cuanto antes para intentar trasladar un mensaje de estabilidad a los inversores que ayude a llevar la calma a las bolsas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó ayer en Washington el plan de ayudas para Grecia que incluye un primer crédito de 30.000 millones de euros de los 110.000 millones de euros que necesita el país para salir del atolladero en el que está metido por culpa de su deuda.

Al final no hubo sorpresas de última hora y después de tres horas de reunión, los 24 directores del consejo ejecutivo que representan a los 186 países miembros del Fondo votaron por unanimidad a favor del ingente plan de rescate de Grecia. Es el más alto que haya desembolsado jamás el organismo internacional para un país y permitirá al Gobierno heleno hacer frente antes del próximo 19 de mayo a los 8.500 millones de euros que tiene que abonar a sus acreedores.

Se trata de un plan a tres años, que se suma a los 80.000 millones de euros aprobados por los países de la zona euro, por el que Grecia se ha comprometido a cambio a reducir drásticamente el gasto y aprobar subidas de impuestos, con la mirada puesta en recortar su déficit presupuestario hasta el 8,1% de su producto interior bruto (PIB), frente al 13,6% registrado del año pasado, y a situarlo por debajo del 3% que requiere la UE para finales del 2014.

Por su parte, el Gobierno rumano alcanzó ayer un acuerdo con el FMI para establecer un déficit público del 6,8% del PIB este año, casi un punto más del previsto inicialmente, según dijo el ministro rumano de Finanzas, Sebastian Vladescu.

El anuncio se produce tras 10 días de negociaciones entre Bucarest y el FMI sobre las medidas para reducir el gasto público y aumentar los ingresos. El Gobierno rumano anunció un duro plan de ajuste, que incluye un recorte del 25% en el salario de los funcionarios y del 15% en las pensiones y el subsidio de paro. Todo ello forma parte de la contrapartida para obtener un nuevo tramo de un préstamo total de 20.000 millones de euros por parte de del FMI y la UE. 

El Fondo anunciará hoy lunes si hace una entrega de 850 millones del préstamo.