Francfort.– Europa defendió
ayer sus planes de austeridad presupuestaria horas antes del comienzo de la
cumbre del G–20, a pesar de las fuertes advertencias de Estados Unidos, que
sostiene que los fuertes recortes de gastos amenazan la recuperación económica
tras la crisis financiera que sacudió al mundo en septiembre de 2008.
El borrador del documento que
firmarán los mandatarios del grupo que integran 20 economías desarrolladas y
emergentes reflejará esta preocupación, al señalar que "las
dificultades fiscales" de muchos países están creando "volatilidad
en el mercado" y "podrían amenazar seriamente la recuperación".
El presidente del Banco
Central Europeo, Jean–Claude Trichet, dijo ayer que "la idea de que las
medidas de austeridad puedan generar estancamiento es incorrecta",
mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, ratificó que su país
seguirá adelante en lo que será su mayor plan de ajuste fiscal desde la
Segunda Guerra Mundial.
En respuesta a los
cuestionamientos de su política fiscal, Merkel dijo que su país "ha
hecho mucho más para reactivar la economía global que la mayoría del resto
de las naciones". Esa opinión fue respaldada por su ministro de
Finanzas, Wolfgang Schaeble, que en una nota publicada en el diario Financial
Times además dijo que "los gobiernos no deberían hacerse adictos al
endeudamiento como solución fácil para estimular la demanda".
En el G–20 han surgido
discrepancias respecto de las prioridades económicas que se deben adoptar de
ahora en más: apoyar el aún débil crecimiento o reducir los déficits
fiscales. Los mercados siguen con temor el riesgo de una desaceleración económica
en la antesala de la cumbre de líderes que tendrá lugar en Toronto, Canadá,
este fin de semana. Un borrador de la declaración final de la cumbre dice que
la recuperación es "irregular y frágil" y sugiere tomar más
medidas al respecto.
Por su parte, en un fuerte
contraste con los ajustes puestos en marcha en Europa, Estados Unidos pide
evitar que se retiren los apoyos estatales demasiado pronto, y recuerda que la
Gran Depresión se prolongó por los frenos al gasto público.
"Debemos demostrar un
compromiso de reducir los déficits de largo plazo, pero no pagando el precio
del crecimiento de corto plazo", escribieron ayer en un artículo de
opinión en The Wall Street Journal Tim Geithner, secretario del Tesoro
norteamericano, y Larry Summers, director del Consejo Económico Nacional del
presidente Barack Obama. "Sin el crecimiento de ahora, los déficits
subirán aún más y socavarán el futuro crecimiento", agregaron.
Pese a advertir sobre el
riesgo de un "estancamiento prolongado", Summers trató luego de
minimizar las diferencias entre EE.UU. y Europa.
"Un aspecto importante
es la sustentabilidad fiscal. Respecto de cómo hacerlo y a qué ritmo es algo
que invariablemente variará de país a país", señaló.
En un informe dirigido a los
líderes del G–20, también el Banco Mundial abogó por una política de
apoyo al crecimiento económico, para evitar que millones de personas caigan
en la pobreza.
Pero Europa lleva un ritmo
diferente. Una violenta presión del mercado contra los países débiles de la
zona euro en favor de que reduzcan su deuda y sus déficits ha generado una
ola de recortes presupuestarios y frenos en los gastos en todo el Viejo
Continente. Dos millones de franceses protestaron ayer contra los planes
gubernamentales de reforma al sistema de pensiones (ver aparte).
La cumbre será, además, una
nueva oportunidad para el presidente Obama de hacer sentir la influencia de la
mayor economía del mundo.
El mandatario llega a Toronto
con lo que parece ser una gran victoria: la decisión china de permitir una
mayor flexibilización del yuan.
Obama tiene previsto mantener
seis reuniones bilaterales con mandatarios de otros países, ninguno de ellos
de América latina.