¿Qué iba a decir Ben
Bernanke, director de la Reserva Federal, en su gran discurso en Jackson Hole,
Wyoming? ¿Acaso aludir a nuevas medidas destinadas a alentar la economía?
Lo que dijo es que continúa
la recuperación económica, aunque está "lejos de haber terminado"
y va más despacio de lo que desearíamos. Desafortunadamente, eso no es
verdad: esto no es una recuperación, en ningún sentido importante. Y los políticos
deberían estar haciendo todo lo posible para cambiar esa situación.
El pequeñísimo fragmento de
verdad existente en la afirmación de que vivimos una recuperación es el
hecho de que el PBI aún sigue aumentando: no estamos en una recesión clásica,
donde todo baja. ¿Y qué?
La pregunta importante es si
el crecimiento es suficientemente rápido como para reducir un índice de
desempleo que está por las nubes.
Necesitamos un crecimiento
del 2,5% tan sólo para impedir que el desempleo aumente, y un crecimiento
mucho más rápido para lograr que se reduzca significativamente.
Sin embargo, el crecimiento
se mantiene en la actualidad entre el 1 y el 2%, con buenas probabilidades de
hacerse aún más lento durante los próximos meses.
¿Verdaderamente la economía
sufrirá una recaída en la recesión, con reducción del PBI? ¿A quién le
importa? Si el desempleo aumenta durante el resto del año, cosa que parece
probable, no importará si las cifras del PBI son levemente positivas o
levemente negativas.
Todo esto es obvio. Sin
embargo, los políticos lo niegan.
Después de su última reunión
sobre política monetaria, la Reserva Federal emitió una declaración en la
que afirmaba que "prevé un retorno gradual a niveles más altos de
utilización de recursos", jerga de la Fed para referirse a la reducción
del desempleo.
Mientras tanto, Tim Geithner,
secretario del Tesoro, dice que estamos en el "camino de la recuperación".
No, no estamos.
¿Por qué la gente que sabe
más y mejor se la pasa edulcorando la realidad económica? La respuesta,
lamento decirlo, es que todos tratan de evadir la responsabilidad.
En el caso de la Fed, admitir
que la economía no se está recuperando pondría a la institución bajo presión
para hacer más de lo que ha hecho. Y hasta ahora, al menos, la Fed parece
tener más miedo de quedar mal parada si presta ayuda a la economía que de
los costos que tendrá que pagar el pueblo estadounidense si no hace nada, y
prefiere hablar de una recuperación que no existe.
En el caso de la administración
Obama, los funcionarios aparentemente detestan admitir que el estímulo
original era demasiado pequeño. Es cierto, bastó para limitar la profundidad
de la crisis, pero no fue suficientemente grande como para reducir
significativamente el índice de desempleo.
¿Qué deberían estar
haciendo los funcionarios, además de decir la verdad sobre la economía?
La Reserva Federal tiene una
cantidad de opciones. Puede comprar más deuda a largo plazo y privada; puede
bajar las tasas a largo plazo y anunciar su intención de mantener bajas las
tasas a corto plazo; puede subir su objetivo a mediano plazo para la inflación,
para lograr que a las empresas les resultara menos atractiva la idea de
retener tranquilamente su dinero en efectivo.
La administración tiene
menos libertad de acción, ya que no puede conseguir que las leyes pasen el
bloqueo republicano. Pero aún tiene opciones. Puede renovar su nada exitoso
intento de ayudar a los propietarios en problemas. Puede usar a Fannie Mae y
Fredie Mae, las entidades crediticias patrocinadas por el gobierno, para
articular un refinanciamiento de hipotecas que ponga dinero en manos de las
familias estadounidenses. Sí, los republicanos aullarán, pero de todas
maneras eso es lo que están haciendo. Finalmente, puede enfrentar en serio a
China por su manipulación monetaria.
¿Cuál de todas estas
opciones deben elegir los funcionarios? De ser por mí, todas ellas.
Sé lo que dirán algunos,
tanto en la Fed como en la administración: nos advertirán sobre los riesgos
de hacer cualquier cosa no convencional. Pero ya hemos visto cuáles son las
consecuencias de apostar a lo seguro y esperar que la recuperación se
produzca por sí misma: nos ha situado en lo que parece cada vez más un
estado de estancamiento permanente y de elevado desempleo. Es hora de admitir
que lo que tenemos no es una recuperación, y de hacer lo posible por cambiar
esa situación.