Nueva York.–
Para unos cuantos son los mejores tiempos, para todos los demás siguen
siendo los peores, y eso, más que cualquier otra cosa aquí, es lo
determinante en los procesos electorales y la peor amenaza al gobierno de
Barack Obama y el liderazgo demócrata que ha tenido el control de Washington
durante los últimos dos años.
Y es que cada vez es más
claro que la peor crisis económica desde la Gran Depresión no afecta a todos
por igual. En las últimas semanas empresarios han reportado ganancias astronómicas,
mientras que uno de cada seis estadounidenses están desempleados o
subempleados, y el futuro inmediato no promete ningún alivio.
En encuestas recientes, la
economía, pero sobre todo el empleo, son las principales preocupaciones entre
los estadounidenses. Un 72 por ciento afirma estar “muy preocupado” por el
desempleo, según sondeo de Reuters/Ipsos.
Según una encuesta reciente
de Gallup, la economía y el empleo son identificados como los problemas más
serios que enfrenta el país (casi 30 por ciento afirma eso), muy por arriba
de temas como el de migración (7 por ciento cree que es el más importante) y
las guerras (4 por ciento).
Con esta creciente preocupación,
el nivel de aprobación del gobierno de Barack Obama se desploma; por primera
vez, más gente lo reprueba (52 por ciento) que lo aprueba (45 por ciento), de
acuerdo con la encuesta de Reuters, y esto será un factor enorme en las
elecciones legislativas programadas para este noviembre, cuando se pronostican
serias derrotas para el partido del presidente.
Prosperidad
y miseria
Las empresas han reportado
enormes incrementos en sus ganancias y desde el segundo trimestre de este año
lograron recuperar todo el terreno perdido durante la recesión; ahora son un
5.7 por ciento más que cuando estaban al iniciarse la recesión, indican
cifras oficiales analizadas por el Economic Policy Institute (EPI). Según el
Departamento de Comercio, las ganancias totales de las empresas
estadounidenses alcanzaron 1.59 billones de dólares en el primer trimestre de
2010 comparado con 1.50 billones en el cuarto trimestre de 2007.
Esto contrasta dramáticamente
con las condiciones del mercado laboral: durante ese mismo periodo (finales de
2007 a principios de 2010), el país perdió 8.2 millones de empleos, o sea,
aproximadamente uno de cada 20 empleos se esfumaron, resume EPI.
Mientras tanto, Washington
titubea cada vez más en estimular la economía con medidas para generar
empleo ante argumentos impulsados por sectores conservadores de que el déficit
presupuestario amenaza la prosperidad. Tan bueno ha sido el manejo de este
debate por conservadores que han logrado convencer a la mayoría de la opinión
pública: 67 por ciento, en la encuesta de Reuters, dice estar muy preocupado
por el gasto gubernamental y el déficit.
Pero como lo explica el
economista Paul Krugman, los mismos políticos que afirman que el gobierno no
puede gastar más para evitar mayores recortes en servicios públicos “son
los mismos que desean enviar cheques de un promedio de 3 millones cada uno
para entregárselos a las 120 mil personas más ricas del país”. Es decir,
son los efectos del recorte de impuestos a los más ricos impulsado durante el
gobierno de George W. Bush. O sea, si son fondos destinados a estimular el
empleo y asistir a los pobres, hay que preocuparse por el déficit, si es para
los más ricos, con eso no hay problema, argumenta.
Ganancias
astronómicas y nada de empleo
Mientras tanto, la población
con empleo a lo largo del país no ha sentido los beneficios de la recuperación
en ganancias empresariales, por el contrario, enfrentan demandas de sus
patrones para reducir salarios, prestaciones y más.
Tal vez uno de los ejemplos más
notables es el de General Motors, la gran empresa automotriz que tuvo que ser
rescatada de la bancarrota por los contribuyentes. En el primer semestre de
2010, GM generó 2.2 mil millones de dólares en ganancias, algo considerado
un gran triunfo empresarial. Pero durante el mismo tiempo, la empresa sólo
creó 2 mil nuevos empleos en América del Norte. Economistas subrayan que
este ejemplo se repite en todo el país.
Michael Moore, el
documentalista, señala que los billones que invirtió el gobierno en rescatar
a la empresas de un colapso “funcionó para las empresas”, y que el mundo
empresarial ha encontrado la manera de generar enormes ganancias sin generar
empleos. “Tenemos que enfrentar el hecho de que la mayoría de los
ejecutivos en jefe estadounidenses no desean que ‘mejore’ la economía
porque para ellos, no podría mejorar más, tienen ganancias que salen de sus
orejas mientras que con una tasa de desempleo de 9.5 por ciento todos sus
trabajadores están demasiado asustados como para pedir un incremento de 25
centavos”.
Huelga en
Nueva York contra rebaja de salarios
En Williamson, Nueva York,
unos 300 trabajadores están en huelga desde hace tres meses en a planta de
Mott’s Original Apple Sauce, subsidiaria de Dr. Pepper Snapple Group, enorme
empresa de alimentos y bebidas. La compañía demandaba una reducción de
salarios, eliminación de pensiones de jubilación para nuevos empleados y
reducciones de otras prestaciones. Y no es porque esté en apuros financieros,
todo lo contrario: tuvo un ingreso neto de 550 millones en 2009. Sin embargo,
la empresa afirma que los trabajadores reciben un salario demasiado alto para
los niveles que se pagan en esa región ahora deprimida.
Un trabajador del comité de
negociación contó al New York Times que un administrador de la planta dijo
durante las negociaciones que los trabajadores eran “una mercancía, como el
frijol de soya y aceite, y como los precios de las mercancías suben y bajan,
y hay miles sin trabajo en esta zona”, pues podrían contratarlos por mucho
menos.
El presidente internacional
del sindicato nacional RWDSU que representa a los trabajadores, Stuart
Appelbaum, declaró a The Nation que la huelga en Williamson “se ha vuelto
un paradigma de lo que sucede en nuestro país. Ves a trabajadores viviendo en
el temor por sus empleos, por si podrán mantenerse en sus casas y por cómo
sobrevivirán sus familias, y encima les dicen que se sacrifiquen para que los
que ya tienen mucho tengan más”.
¡Aumentan
las ganancias de GM... y ustedes
siguen desempleados!
Así que General Motors de
nuevo tiene miles de millones de dólares de ganancias. Y si se aprende algo
del pasado, sabemos lo que eso quiere decir: es hora de algunos despidos.
O quizás no. Allá por las décadas
de 1980 y 1990, cuando GM consistentemente reportaba gigantescas ganancias,
simultáneamente despedía a decenas de miles de obreros en mi ciudad natal de
Flint y el resto de Michigan. En
estos momentos parece que la única persona que van a despedir es al Director
General Edward Whitcare. (Tan solo la semana pasada Whitcare decía que no tenía
planes de marcharse por el momento –es una ironía que el ex presidente de
los Boy Scouts de Estados Unidos no estuviera Simpre Listo.)
Pero si aún no están
despidiendo gente, tampoco están contratando.
Durante la primera mitad de
2010, GM tuvo ganancias por $2,2 mil millones; sin embargo, según The Wall
Street Journal solo han agregado 2 000 empleos en toda Norteamérica, con lo
que aumentaron su fuerza de trabajo de 113 000 a 115 000.
Y lo que es cierto para GM es
cierto para el país. El gobierno se apareció con billones de dólares en
efectivo y garantías para impedir que las corporaciones norteamericanas
colapsaran debido a su propia estupidez, miopía y avaricia. Y funcionó
–para las corporaciones norteamericanas. Puede que ustedes no se dieran
cuenta que les estaban ejecutando la hipoteca, pero las ganancias para los 500
más ricos de la revista Fortune ya casi son normales. Aumentó hasta $391 mil
millones en 2009, un incremento de 335 por ciento con relación a 2008. Y las
500 mayores corporaciones no financieras están sentadas ahora sobre $1,8
billones en efectivo, más que en cualquier otro momento en los últimos 50 años.
(Eso es lo que la prensa de los negocios siempre dice, que están
“sentadas” en el dinero –aunque por lo que sé, eso no es literalmente
cierto.
Eso es lo que debemos tener
en cuenta cuando hablamos de GM y otras compañías que han aceptado la dádiva
gratuita. No se trata del constante barajar de los tipos blancos de traje. ¿Qué
significa que el nuevo Director General de GM es Daniel F. Akerson, un
director ejecutivo del Grupo Carlyle? Probablemente que GM va a ser dirigida
por algunos que nos agarrarán por los huevos y que no les importa desdeñar
la ley y la decencia básica norteamericana.
Para comprender qué está
sucediendo, tenemos que dirigir la mirada
a las esencias, tal como hacen ellos. Y las esencias dicen que todo el
mundo de los negocios ha ideado la manera de ganar una enorme pila de dinero
sin emplearnos para trabajar para ellos. No estoy seguro cómo beneficia esto
a esas compañías a largo plazo. ¿Será que los mismos robots que fabrican
la mayoría de las cosas ahora también están programados para comprarlas?
Pero el resultado final es el
siguiente: tenemos que enfrentarnos al hecho de que la mayoría de los
directores generales de Estados Unidos no
desean que la economía “mejore”. Porque para ellos,
no puede estar mejor –las ganancias les salen por las orejas,
mientras que con 9,5 por ciento de desempleo toda su fuerza de trabajo tiene
demasiado temor como para pedir un aumento de 25 centavos la hora. Estarían
felices de que las cosas permanezcan como están ahora.
Para siempre.
Pero a pesar de lo mala que
es la mala noticia, la buena noticia es aún
mejor. Millones de personas se dan cuenta ahora de que necesitamos otro
Nuevo Trato. Tenemos que hacer la reingeniería de la civilización
norteamericana, y para eso va a hacer falta mucha gente.
¿Saben que Portugal obtiene
ahora 45 por ciento de su electricidad a partir de fuentes renovables –un
aumento de 28 por ciento en comparación con hace solo cinco años? ¿O que
Scientific American descubrió que podríamos eliminar todo el uso de
combustible fósil para 2030? ¿O
que el viento en las grandes alturas podría suministrar por sí solo 100
veces la cantidad de energía que actualmente usa el mundo entero? Y lo mejor,
podemos darnos el lujo de hacer el cambio –¡porque somos ricos! ¿Recuerdan
esos $1,8 billones en las cuentas bancarias de nuestras corporaciones? Sin
embargo, mientras el resto del mundo se dirige al futuro, nosotros estamos
sentados aquí. Lo único que funcionará para llevarnos allí es lo que ha
funcionado anteriormente: igual que hicimos en la década de 1930 y en la de
1960, tenemos que perderle el temor al 1 por ciento más rico y hacer que nos
teman a nosotros. Es la única forma de que soltarán el agarre al cuello de
este país, lo suficiente como para permitirnos que nos salvemos nosotros y
los salvemos a ellos también.
Una cosa es cierta: Obama no
va a hacer esto por nosotros. ¿El Congreso? Olvídenlo.
Si queremos para nosotros y
nuestros hijos una vida que valga la pena, tendremos que buscarla nosotros
mismos. No podemos seguir esperando a que llegue la caballería. Y eso es
porque nosotros somos la caballería.
Y desde el último piso de la
torre de GM en el centro de Detroit, debiéramos hacer que escuchen el tronar
de las patas de nuestros caballos.
(*)
Michael Moore, cineasta premiado por la Academia.