La gran crisis financiera comenzó
durante el verano de 2007 y tres años después, a pesar de
una presunta "curación", produce aún profundos
efectos en los Estados Unidos, en Europa y en la mayor parte
del mundo.
En muchos países la austeridad está
siendo impuesta al mundo del trabajo. Es el caso
particularmente difícil de Grecia, un país obligado por
las exigencias de los banqueros, incluyendo el Fondo
Monetario Internacional, a estrujar a sus asalariados/as a
cambio de préstamos del extranjero para ayudar al gobierno
a devolver sus deudas.
La tasa oficial de paro en los Estados
Unidos se sitúa todavía en alrededor del 10%, y la tasa
real es bastante más elevada. Fenómeno sin precedentes: el
44% de los parados están sin trabajo desde hace más de 6
meses. Un número récord de personas reciben tickets de
ayuda alimentaria así como comidas o alimentación de
organismos caritativos. Muchos estados americanos y ciudades
están confrontados a recortes en sus presupuestos como
consecuencia de las bajadas por los ingresos de los
impuestos; suprimen empleos y reducen los gastos de educación
y los programas sociales.
En la búsqueda de las causas de la
crisis, se ha puesto atención sobre todo en el papel de los
préstamos hipotecarios "subprime" en los Estados
Unidos, préstamos que eran vendidos a gentes que tenían débiles
ingresos y que no tenían casi ninguna oportunidad de ser
capaces de devolverlos. Muchos de estos préstamos "subprime"
concedidos, estaban llenos de cláusulas predadoras
particularmente desfavorables a los prestatarios sin
desconfianza. Estos préstamos estaban reagrupados en
paquetes destinados a ser vendidos a instituciones de todo
el mundo, lo que sirvió para difundir riesgos importantes
por todas partes /1.
Hasta ahora, a pesar de la
inestabilidad generada por estos préstamos en cuestión, y
toda una multitud de instrumentos financieros exóticos que
les estaban asociados, la gravedad misma de la Gran Crisis
Financiera sugiera que al comienzo no se trataba de un
producto destinado a prácticas especulativas. Derivaba más
bien en lo esencial de factores estructurales a largo plazo
que se traducen en el declive secular de la tasa de
crecimiento económico, así como en el aumento continuo de
la fragilidad y de la inestabilidad financiera.
Las tasas de crecimiento de los países
ricos situados en el corazón del sistema capitalista
mundial han declinado a pequeña velocidad desde hace
decenios. En los EEUU, el crecimiento medio del PIB,
corrigiendo la inflación, ha pasado del 4,4% en los años
60 al 3,3% en los años 1970, al 3,1% en los años 80 y 90 y
finalmente al 1,9% en los años 2000 (de 2000 a 2009).
En respuesta a estas condiciones de
profundización del estancamiento económico en el interior
de la economía "real" /2, los excedentes de
capitales acumulados por los agentes económicos, afluían
hacia el sector financiero, buscando remuneraciones rápidas.
Esto ha llevado a la creación de una superestructura
financiera considerable en la cúspide de una base económica
debilitada. Este recurso a la finanza especulativa, en tanto
que estrategia permanente de enriquecimiento, dio lugar al
auge de enormes beneficios artificiales (y de ganancias en
capital) aparentemente más allá de toda medida –es decir
sin relación con la economía "real".
En esta situación, una acumulación
cada vez mayor de deudas –las de las familias, de las
empresas y del gobierno– se ha mostrado necesaria para
asegurar un determinado nivel de crecimiento. En el mismo
momento el inflamiento de la deuda total tomará cada vez más
el carácter de una pirámide Ponzi, lo que va a requerir
constantes añadidos de liquideces para diferir el
hundimiento final inevitable /3. El resultado fue una
verdadera explosión de deudas por un total astronómico del
350% del PIB de los Estados Unidos en 2007.
Las burbujas financieras son
invariablemente los síntomas de problemas subyacentes más
profundos. El hecho de simplemente focalizarse sobre los préstamos
subprime o incluso en la burbuja inmobiliaria misma, como
causa verdadera de la crisis –como fue el caso de la mayor
parte de los comentaristas pertenecientes a la ortodoxia
económica–, consiste en tomar el síntoma por la
enfermedad. Si esto no se hubiera producido con la burbuja
inmobiliaria en los Estados Unidos, habría podido
producirse con otra burbuja que habría llevado
esencialmente a los mismos resultados. Desde los años 1970,
la economía ha conocido cada vez más crisis del crédito,
con en cada ocasión, los bancos centrales precipitándose
al primer signo de dificultad para salvar a las
instituciones financieras en suspensión de pagos. Esto ha
contribuido, sin embargo, a aumentar la fragilidad
financiera mientras que el problema subyacente del
estancamiento era dejado de lado.
Desde el comienzo de la Gran Crisis
Financiera, hace tres años, las cosas han empeorado de tal
forma que un Paul Krugman, laureado con el Premio Nobel de
Ciencias Económicas concedido por el Banco de Suecia, ha
declarado que estábamos ahora en (o entrando) una Tercera
Depresión, es decir, un tercer período de estancamiento
económico.
Sugiere que esta Tercera Depresión se
parece a la vez al estancamiento que comenzó en Europa y en
los Estados Unidos en los años 1870 –la llama Larga
Depresión– y el estancamiento de los años 1930, que
llama Gran Depresión. Así, Krugman escribe: "Temo que
estemos ahora en las primeras etapas de una tercera depresión.
Se parecerá probablemente más a la Larga Depresión que a
la mucho más severa Gran Depresión. Pero el coste –para
la economía mundial, y sobre todo para las millones de
existencias golpeadas por la ausencia de empleos– será
sin embargo inmenso". Krugman sostiene que "esta
tercera depresión será ante todo el resultado de un
fracaso político": es decir la prosecución, incluso añadiendo
una importante moderación, de la política neoliberal de
austeridad, con el objetivo de borrar los déficits
gubernamentales, en lugar de la adopción de una política
keynesiana de fuerte estímulo de la economía como medio de
salir de la crisis" /4.
Es cierto que una mala política económica
neoliberal, centrada en la lucha contra los déficits
durante la crisis, hipotecará las perspectivas económicas.
Pero la estimulación keynesiana tampoco es una verdadera
solución. Por nuestra parte, sostenemos que el verdadero
problema no tiene que ver con la política económica sino
con el desarrollo del propio capitalismo.
Nuestra tesis, expresada de la forma más
sintética posible, es que las economías capitalistas
avanzadas están cogidas en una tendencia al estancamiento
resultante de un doble proceso de madurez industrial y de
acumulación de tipo monopolista. La financiarización (el
desplazamiento del centro de gravedad de la economía
capitalista de la producción hacia la finanza) debe ser
considerada como un mecanismo compensatorio que, en estas
circunstancias, ha ayudado al mantenimiento del sistema económico
pero al precio de una mayor fragilidad. El capitalismo está
así cogido en lo que llamamos una "trampa de
estancamiento–financiarización".
Todo esto está en relación estrecha
con la estructura monopolística del capital financiero, que
ha provocado desigualdades sin precedentes en el mundo
capitalista avanzado. Lo que se llama el "Forbes
400" (estudio publicado por la revista Forbes), las 400
familias estadounidenses más ricas, poseen tantas riquezas
como la mitad menos afortunada de la población total, es
decir 150 millones de personas.
Algunos analistas de Citigroup /5 han
sostenido recientemente que la cúspide de la pirámide de
la riqueza social pesa en el momento actual con un peso tal
en los Estados Unidos y las demás economías ricas, en términos
de riquezas y de distribución de rentas, que conviene
llamarlas "plutonomías" en las que pequeñas
fracciones de clases extienden su control sobre una gran
parte de la riqueza social /6.
Es cierto que las "economías
emergentes", y particularmente China e India, no han
adquirido aún las enfermedades de la madurez y de la
monopolización como los países capitalistas avanzados y
escapan así a las enfermedades crónicas que han paralizado
los países del centro del sistema. Pero los países
emergentes están lejos de estar protegidos de la llegada de
estos problemas.
En efecto, hay todas las razones para
creer que ellos también van a conocer de muchas formas los
efectos de la globalización contemporánea como
consecuencia del debilitamiento del núcleo central del
sistema. Hay que señalar que la Larga Depresión fue
seguida por una gran ola de expansión imperialista que debía
llevar a la Primera Guerra Mundial, mientras que la Gran
Depresión llevó al conflicto interimperialista de la
Segunda Guerra Mundial. La actual Tercera Depresión está
ya, como un mal augurio, desembocando en un conflicto
imperialista particularmente centrado en el Golfo Pérsico,
lo que podría llevar a consecuencias desastrosas para la
humanidad en su conjunto.
Como si todo esto no fuera suficiente,
el mundo está en nuestros días confrontado a un peligro aún
más serio: una aceleración rápida de la crisis ecológica
planetaria: si cambios radicales no son emprendidos en la próxima
década o la siguiente, tendremos la amenaza de un eventual
hundimiento de la mayor parte de los ecosistemas mundiales
tomados en su conjunto con la civilización humana misma.
No hay más que una solución posible a
esta crisis planetaria englobante: es la eutanasia del
capitalismo (alusión a la fórmula de Keynes en el último
capítulo de su Teoría General sobre la eutanasia de los
rentistas), reemplazándolo por una nueva economía
orientada hacia un desarrollo humano duradero, un
florecimiento ecológico y la puesta en valor de una
verdadera comunidad humana. Cuanto antes comencemos a
construir ese sistema cualitativamente nuevo a través de
nuestras luchas de masas, mejor para el destino a largo
plazo de la Humanidad y de la Tierra.
(Escrito en Eugene, Oregon; Burlington,
Vermont el 30 de junio de 2010)
(*) Este texto es la introducción a
la traducción al griego de la obra de ambos autores "The
Great Financial Crisis: Causes and Consequences", obra
publicada en inglés a comienzos de 2009. El artículo
apareció en el número de octubre de 2010 (VOL 62, Nº5) de
la revista socialista independiente de EEUU Monthly Review.
Notas:
1/ Para favorecer la titulización
(venta en el mercado financiero), hasta varios millares de títulos
de crédito están consolidados bajo la forma de una
obligación única.
2/ Los autores distinguen la economía
"real" que concierne a la circulación de los
bienes y servicios: las riquezas, de la economía
"monetaria" o financiera que concierne a la
circulación de créditos y deudas.
3/ Método utilizado por un tal Ponzi
en los Estados Unidos, para "garantizar" una tasa
de remuneración elevada del dinero que le era confiado,
ampliando en cada etapa (piramidal), el número de nuevos
suscriptores cuyo aporte de dinero servía de hecho para
remunerar a los precedentes… Madoff practicaba el mismo,
¡hasta que…!
4/
Paul Krugman, "The Third Depression", New York
times, 28 de junio de 2010.
5/ Citigroup es uno de los mayores
grupos bancarios estadounidenses.
6/
Forbes, "The richest people in America" 2009 et
Citigroup Research "Plutonomy Report" Octubre
2005.