España,
¿la siguiente?
Portugal
abre una nueva fase en la crisis de
la deuda europea
Por
Patricia Kowsmann y Jeffrey T. Lewis
Wall
Street Journal, 24/03/11
Lisboa.- El
Parlamento portugués rechazó ayer un nuevo plan de
austeridad, lo que llevó a la renuncia del primer ministro
José Sócrates y sentó las bases para una nueva etapa en
la crisis de la deuda soberana europea.
El fracaso a
la hora de conseguir la aprobación de las medidas
propuestas, tras un acalorado debate en el Parlamento,
amenaza con empujar los ya elevados costos de financiamiento
del gobierno a niveles que el país no puede pagar.
Esto hace
probable que Portugal sea el tercer candidato entre los 17
países que comparten el euro en solicitar un rescate a los
demás miembros de la Unión Europea y al Fondo Monetario
Internacional (FMI). Grecia e Irlanda ya han recibido
paquetes de ayuda.
Hay mucho
dinero en los fondos de rescate de los que dispone Europa
para abordar las posibles necesidades de financiamiento de
Portugal en los próximos años, que podrían ascender a las
decenas de miles de millones de euros. Sin embargo, si
Portugal pierde el acceso a los mercados de capital, como
ahora parece probable, la consecuencia podría ser que la
atención se traslade a España, la cuarta economía de la
zona euro.
España,
¿la siguiente?
La presión de
los mercados financieros sobre España ha estado
disminuyendo en las últimas semanas. Sin embargo, los
acontecimientos en Portugal podrían ser una primera
indicación de si los problemas fiscales de la zona euro se
limitarán a tres pequeños países o si se propagarán
hasta socavar a las economías más grandes de la región.
Un
representante del gobierno español dijo que los precios de
los bonos del país y de otros activos "podrían
enfrentar cierta presión temporal y especulativa"
vinculada a los problemas de Portugal. Pero, como ocurrió
en ocasiones anteriores de intensa volatilidad en los
mercados, "España continuará avanzando con sus
esfuerzos de reforma".
El rechazo de
las medidas de austeridad podría crear tensiones en los
mercados de deuda soberana, dijo la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) antes de la
votación del miércoles.
Luego del
voto, el euro bajó después del cierre del mercado en Nueva
York, tras dos semanas de avances sostenidos frente al dólar.
Durante la jornada, la moneda común de la eurozona cayó a
un mínimo de US$1,4086 frente a los US$1,4196 al cierre del
martes. No hubo señales de que se estuvieran operando bonos
portugueses en Nueva York, pero el rendimiento de los bonos
a 10 años llegó a 7,5% el lunes, el nivel más alto desde
que el país se sumó al euro.
La crisis
portuguesa ocupará un lugar destacado en la agenda de la
cumbre de la Unión Europea que se celebra jueves en
Bruselas. Los líderes europeos han dedicado los últimos
meses a tratar de armar un paquete amplio que esperan que
resuelva definitivamente la crisis de deuda soberana.
En la reunión
de hoy se espera que quede estructurado un nuevo fondo de
rescate para la región que entrará en vigencia en 2013 y
que permitiría prestar 500.000 millones de euros
(US$710.000 millones), y un acuerdo que mejore la
competitividad de los miembros de la UE. Sin embargo, no se
llegará a un acuerdo, tal como habían anticipado en un
principio, sobre el incremento de la capacidad de concesión
de préstamos del fondo de rescate actual a más allá de
los aproximadamente 250.000 millones de euros. La decisión
sobre este asunto fue postergada.
Sin embargo,
los líderes europeos han relajado algunos de los requisitos
económicos sobre las gobiernos miembro. Las economías más
fuertes que financian los fondos de rescate también han
impuesto condiciones restrictivas para futuros rescates, lo
que preocupa a los inversionistas que temen pérdidas
futuras en las inversiones que hicieron en los bonos
gubernamentales de las economías más débiles.
La ansiedad de
los inversionistas persiste, no solamente respecto a España
sino también en relación a Grecia e Irlanda, que ya fueron
rescatadas. Grecia es percibida como una economía que carga
con una deuda excesiva, mientras que Irlanda da la impresión
de no haber tocado fondo en su severa crisis bancaria.
Sócrates, que
se espera se haga cargo del gobierno hasta que se forme uno
nuevo o se celebren elecciones, podría comenzar las
negociaciones sobre un rescate, aunque su capacidad de
negociación y de ejecución de políticas será
extremadamente limitada, prevén los analistas.
Cualquier
rescate también necesitará el respaldo del FMI. Un
economista que sigue de cerca las actividades europeas de
ese organismo dijo que Lisboa ya arrancó las negociaciones
con el FMI respecto al rescate.
El gobierno
tiene que pagar deudas el próximo mes por 4.230 millones de
euros (unos US$6.000 millones) pero sus reservas actualmente
apenas su¬man US$4.000 millones de euros (US$5.600
millones).
Crisis
de la deuda europea
España,
el campo de batalla clave
Por
Marcus Walker y Jonathan House
Wall Street Journal, 25/03/11
El
reconocimiento por parte de Portugal de que probablemente
necesite un rescate financiero plantea una pregunta que
determinará el desenlace de la crisis de la eurozona: ¿es
el turno de España?
El costo de
salvar a España, una economía de 1,1 billones de euros(US$
1,56 billones), hace palidecer los rescates anteriores y
pone a prueba la fortaleza financiera de toda Europa. Pero
si España sigue recuperando la confianza de los
inversionistas, como ha ocurrido en las últimas semanas,
Europa tiene una oportunidad de contener la crisis de la
deuda a tres países, Grecia, Irlanda y Portugal, cuyas
economías combinadas no llegan a la mitad de lo que
representa la española.
El sistema
bancario español sigue siendo una gran preocupación. La
clasificadora de riesgo Moody's Investors Service redujo el
jueves la calificación de 30 bancos e instituciones
financieras españolas y advirtió sobre la fragilidad del
sector. España también tiene un importante déficit
fiscal, un crecimiento débil y afronta las consecuencias
del estallido de una burbuja inmobiliaria. A pesar de los
persistentes problemas, los mercados financieros confían en
que el país no va a necesitar un rescate.
Incluso las
proyecciones pesimistas sobre las pérdidas de los bancos no
parecen amenazar la solvencia del país y el gobierno ha
acelerado las reformas del presupuesto, la banca y el
mercado laboral.
Los bonos y
las acciones españolas, incluyendo las de los bancos,
subieron el jueves pese a la rebajas en la calificación y
la preocupación ante la posibilidad de que las
instituciones crediticias sean golpeadas por la crisis en la
vecina Portugal.
Los costos de
financiamiento de España se han estabilizado e incluso caído
levemente en los últimos meses mientras que los
inversionistas seguían desprendiéndose de la deuda de
Grecia, Irlanda y Portugal. "Los inversionistas
distinguen cada vez más entre esos países y España",
dice Antonio García Pascual, economista de Barclays Capital
en Londres.
Las
autoridades en Europa y Estados Unidos creen que España será
el campo de batalla crucial en la lucha de la eurozona por
impedir un colapso de la confianza en los países más débiles.
El año pasado, los funcionarios estadounidenses incluso
llegaron a temer que la crisis pudiera salirse de control y
socavar la recuperación de la economía mundial. "El
temor ha disminuido", reconoció a los periodistas en
Berlín el 23 de marzo Richard Fischer, presidente de la
Reserva Federal de Dallas, quien elogió la "cirugía
correctiva" que España realizó en sus finanzas y sus
bancos.
España está
obligando a los bancos a recaudar capital ya sea privado o público.
El gobierno sigue bajo presión para reducir su déficit y
el desempleo está ligeramente por encima del 20%. El
presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se
disponía a delinear pasos adicionales para mejorar los
controles presupuestarios, la normativa laboral y la
productividad el jueves durante una cumbre de la Unión
Europea en Bruselas.
"España
todavía no está a salvo. Pero el mercado tiene menos miedo
de que se produzca el peor escenario posible que hace unos
meses", manifiesta Ben May, economista de la consultora
londinense Capital Economics.
El peor
escenario es que la caída del mercado inmobiliario español
sea tan abrupta que los bancos regionales de ahorros en
aprietos, conocidos como cajas, necesiten más capital para
cubrir sus pérdidas del que el gobierno pueda obtener.
Problemas similares hundieron a Irlanda el año pasado. Pero
un reciente informe de la calificadora de riesgo Fitch
destacó que los riesgos asumidos por los bancos españoles
en el sector inmobiliario son significativamente menores de
los que tomaron los bancos irlandeses en relación al tamaño
de la economía.
Como
resultado, "posiblemente sea más fácil para España
lidiar con el colapso inmobiliario" aunque las caídas
en los precios de las viviendas y las pérdidas de los
bancos sean igual de severas que en Irlanda, "un
escenario extremo que es improbable que se
materialice", según Fitch.
En una situación
como la irlandesa, los bancos españoles necesitarían
captar cerca de 100.000 millones de euros (US$ 141.580
millones) en capital adicional, calcula Fitch, una estimación
similar a la de los economistas más pesimistas. Si el
gobierno tuviera que proveer la totalidad de esos fondos, la
deuda pública de España saltaría unos 10 puntos
porcentuales del PIB.
Para España
sería difícil obtener esos fondos rápidamente en los
mercados de capital. Pero los economistas dicen que no
socavaría la solvencia fiscal, ya que la deuda pública se
ubicaba en 60% del Producto Interno Bruto (PIB) a fines de
2010, bastante por debajo del peso de las obligaciones
gubernamentales de Alemania, Estados Unidos y muchas otras
economías occidentales.
Los
economistas esperan que los precios de los bienes inmuebles
caigan más este año pero no tanto como en Irlanda.
La
salud de las cajas españolas suscita temores
Por
Sara Schaefer Muñoz
Wall
Street Journal, 25/03/11
Londres.- Los
intentos por parte de las cajas de ahorro españolas por
recaudar capital privado en los próximos meses, una prueba
cada vez más importante de confianza en España, en algunos
casos sólo han motivado más temores sobre su salud.
Ocho de las
cajas de ahorros privadas de España, deben presentar sus
planes para recaudar capital a los reguladores antes del 10
de abril. Eso ha motivado una catarata de actividad en las
últimas semanas a medida que las cajas acudieron a fondos
de cobertura y fondos de inversión privada, y otras optaron
por lanzar ofertas públicas iniciales.
Pero el
ejercicio ha despertado preguntas de inversionistas sobre el
nivel de reservas que tienen las cajas contra el riesgo de
los activos de bienes raíces en sus portafolios. Los bancos
también han enfrentado preguntas sobre si sus ejecutivos se
han distanciado lo suficiente de los políticos locales; en
algunos casos, incluso han sido interrogados sobre cuánto
entienden sus gerentes de la composición de sus balances.
La presión
sobre España para demostrar que puede limpiar su sector
bancario ha aumentado en los últimos días. El Servicio de
Inversionistas de Moody's el jueves rebajó la calificación
de los bancos españoles, al citar, en parte, mayores
presiones financieras sobre el Estado y sus prestamistas más
pequeños.
"Seguimos
siendo cautelosos sobre la capacidad de las cajas para
obtener fondos privados, a tal punto que los inversionistas
privados podrían tener preocupaciones sobre si las cajas de
ahorro han realizado una admisión por adelantado de pérdidas",
indicó Alberto Postigo, analista de Moody's.
En tanto, el
posible rescate de Portugal por parte de la Unión Europea
ha planteado la pregunta de si España también necesitará
una intervención.
Las cajas
tienen hasta septiembre, con algunas excepciones, para
elevar sus relaciones de capital Pilar 1 -una medida clave
de la fortaleza financiera- o acudir al Estado en busca de
fondos. Autoridades indicaron este mes que todo el sector
bancario necesita 15.100 millones de euros (US$21.300
millones) para cumplir con estas nuevas reglas, aunque
indicaron que una buena cantidad podría provenir del sector
privado.
Uno de los
mayores bancos de ahorro de España, Banco Base, ya ha
descartado planes de salir a bolsa ante una tibia respuesta
de los inversionistas y un cronograma ajustado para recaudar
capital, afirman personas cercanas al banco. En cambio
intentará vender una participación parcial en el mercado o
buscar fondos del gobierno.
Si los
inversionistas privados no se comprometen con las cajas españolas,
esto podría ocasionar un aumento significativo en el costo
de la financiación para todos los bancos, incluyendo
entidades más grandes y que cotizan en bolsa, afirman
analistas.
"España
es un mercado atractivo a plazo más largo", señaló
Fred Rizzo, un analista de T. Rowe Price International Inc.
en Londres. Pero primero, indicó, las cajas "deben
hacer una limpieza y recapitalizarse, y luego podemos hacer
comparaciones de igual a igual con otros bancos
europeos".
Una prueba
decisiva para la confianza en la banca española será el éxito
de la oferta de la mayor entidad, Bankia, que cuenta con
344.500 millones en activos y debe recaudar 5.700 millones
de euros para cumplir con los requisitos.
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