Un panorama desolador para los
trabajadores
25 millones sin empleo
Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 13/06/11
New York.– Unos 25 millones –más
que la población combinada de Guatemala, El Salvador y
Costa Rica; más que la población de Australia– no tienen
trabajo de tiempo completo en Estados Unidos.
No es que sean ignorados: cada día en
los medios se habla de los desempleados y subempleados, de cómo
la tasa de desempleo se mantiene alta, de que es raro que
esta “recuperación” esté generando tan poco empleo.
Pero, como afirma el ensayista e intelectual Lewis Lapham,
el tema se trata casi igual como si en una cena de ricos se
hablara del “problema de los sirvientes”.
Los políticos han logrado hablar del
tema sin hacer casi nada para resolverlo. Desde el
presidente a los alcaldes en todo el país, y sus múltiples
voceros, expertos, comentaristas y analistas, lo registran.
El tema político central no es el empleo ni los
trabajadores, sino déficit presupuestales, impuestos y la
deuda; las propuestas a debate son cuántos desempleados más
y recortes en programas sociales se requieren para resolver
esos problemas. Lo de los sirvientes, perdón, los humanos,
es asunto secundario aunque sí, a veces, se lamentan estas
consecuencias “desafortunadas” de la crisis.
La tasa de desempleo se ha mantenido en
niveles históricamente altos durante más de dos años; hoy
es de 9.1 por ciento (y sería de más de 10 por ciento si
se contara a los que ya se dieron por vencidos en encontrar
chamba). Según cálculos y análisis de datos oficiales por
el Instituto de Política Económica (EPI por sus siglas en
inglés), en Washington, la tasa de subempleo, una medida más
amplia que incluye tanto los oficialmente desempleados como
los que se vieron obligados a tomar un empleo de tiempo
parcial pero desean uno de tiempo completo, y los que han
abandonado el intento de encontrar chamba, ha llegado a 15.8
por ciento, cifra que equivale a 24.6 millones de personas.
Se han generado tan pocos empleos que
ahora en este país hay 4.6 desempleados para cada nuevo
empleo disponible, o sea, para 3 de cada 4 trabajadores no
existe la posibilidad de un empleo.
Mientras tanto, el desempleo afecta de
manera mucho más dramática a los jóvenes y a las minorías.
En mayo, la tasa de desempleo era de 17.3 por ciento en
trabajadores de entre 16 y 24 años de edad (casi el doble
de la tasa general de 9.1 por ciento). En trabajadores
afroestadounidenses la tasa de desempleo en mayo era de 16.2
por ciento, y en latinos, de 11.9 por ciento.
Datos, cifras, análisis de todo tipo
ofrecen un panorama desolador para los trabajadores. Pero
esto no sólo se refleja en el desempleo, sino en lo que
implica, y por supuesto, también revela a quién beneficia.
Los salarios se han mantenido casi
estancados durante más de 30 años a pesar de enormes
avances en productividad. Pero para los ricos es otra
historia: la riqueza que se ha generado a lo largo de estas
últimas décadas se ha concentrado cada vez más en un
reducido numero de súper ricos.
Entre 1979 y 2005, la quinta parte de
los hogares más pobres de la escala de ingresos percibieron
un crecimiento promedio en términos reales de sólo 200 dólares
en total. Para 0.1 por ciento de los hogares más ricos del
país, el ingreso promedio en esos mismos 26 años fue de un
total de casi 6 millones de dólares, calcula EPI.
Con semejante tendencia no debe
sorprender que ahora (en 2009), 5 por ciento más rico
controlaba 63.5 por ciento de la riqueza del país. El 80
por ciento de abajo controlaba sólo 12.8 por ciento de la
riqueza en Estados Unidos.
Pero esta prosperidad entre ricos no es
un fenómeno sólo estadounidense. Recientemente, el Wall
Street Journal reportó que un nuevo informe del Boston
Consulting Group registra que los millonarios del mundo, 0.9
por ciento de la población del planeta, controlan 39 por
ciento de la riqueza mundial. Su riqueza acumulativa que
puede ser empleada para inversiones es ahora de 47.4
billones de dólares. El número de familias millonarias se
incrementó 12.2 por ciento en 2010 para alcanzar un total
de 12 millones 500 mil. Estados Unidos permanece como la
sede principal de millonarios en el mundo, con 5.2 millones
de hogares de millonarios, seguido por Japón, con 1.5
millones; China, con 1.1 millones y el Reino Unido, con 570
mil.
¿Y cómo es posible que esta
desigualdad continúe a pesar de estar a la vista de todos?
El economista Paul Krugman, columnista del New York Times,
dice que es resultado de un “gobierno de rentistas”. Sólo
así se explica que a pesar de que el desempleado
estadounidense promedio ahora ha estado sin chamba durante
casi 40 semanas, “no hay voluntad política para hacer
algo sobre la situación. Lejos de estar dispuestos a gastar
más en generar empleo, ambos partidos están de acuerdo en
que es momento de reducir el gasto –destruyendo empleos en
el proceso–, con una mínima diferencia entre ellos”.
Las recetas políticas que se promueven, agrega, tienen un
elemento en común: “protegen los intereses de los
acreedores, sin importar el costo”, y éstos son los
banqueros y los ricos: los que gozan de mayor acceso a los
formuladores de política en este país.
“Enmarcar el problema del desempleo
del país como una metástasis desafortunada del problema de
sirvientes no debería sorprender. El país está en manos
de una oligarquía acaudalada, contenta con la lectura de
Voltaire sobre sus derechos”, escribe Lapham en su revista
maravillosa Lapham’s Quarterly. Dice que ante toda la
atención dedicada al desempleo entre políticos y en los
medios, “me fijo en que no tiene mucho que ver con seres
humanos, y mucho menos con el entendimiento del trabajo de
un hombre como el significado de su vida o la libertad de su
mente”.
Sí, sólo es un problema para decenas
de millones de trabajadores y sus familias que en apariencia
deben agradecer que, de vez en cuando, los más afortunados
(o sea, con fortunas) hablan de los problemas de los
sirvientes en tonos muy educados y hasta decorados con
expresiones de simpatía. “La comodidad de los ricos
depende de una oferta abundante de pobres”, afirmaba
Voltaire (recuerda Lapham).
Para
los 400 contribuyentes más
importantes
Un año casi récord de ganancias
Por
Sam Pizzigati (*)
Too
Much, 14/05/11
Traducción de Antonio Zighelboim
Según los últimos datos del Servicio
de Recaudación Interna (IRS) de los Estados Unidos, los
super–ricos estadounidenses la pasaron de maravilla
durante lo más profundo de la Gran Recesión. Y
compartieron muy poco de su buena fortuna con el Tío Sam.
El IRS reveló la semana pasada que en
2008 los 400 estadounidenses más ricos reportaron al menos
110 millones de dólares en ingresos en sus declaraciones de
impuestos. Estos 400, en un año que acabó con millones de
estadounidenses sin trabajo ni hogar, tuvieron ingresos
promedio de 270,5 millones de dólares cada uno, los
segundos más altos de la historia de los EE.UU.
El IRS sólo comenzó a informar sobre
los cálculos de ingresos de los Top400 en 2003, y los
ingresos totales oficiales los "Top400" de la
agencia desde1992. Pero datos más antiguos del IRS hacen
posible estimar los ingresos de los Top400 de años previos.
Y estas cifras anteriores hacen que las últimas cifras del
IRS remarquen aún más estos resultados.
En 1955, por ejemplo, los ingresos de
los Top400 de los Estados Unidos promediaron –en dólares
de 2008– 13,3 millones. En otras palabras, en 2008 los
top400 reportaron ingresos que, después de tomar en cuenta
la inflación, ascendieron a más de 20 veces los ingresos
de los Top400 hace medio siglo.
Pero los Top400 de 1955 no sólo
ganaban mucho menos que los de 2008. En 1955, los ricos
pagaron más en impuestos que los ricos de hoy. En 2008, los
datos del IRS muestran que los Top400 sólo pagaron el 18,1%
de sus ingresos totales en impuestos federales mientras que
en 1955 pagaron el 51’2% en impuestos.
Después de impuestos y después de
ajustarse a la inflación de 2008 de los Top400 tenían una
pasmosa suma de 38.500 millones más en el bolsillo que en
1955.
Pero no hace falta regresar a 1955 para
ver lo poco que hoy pagan en impuestos los 400 principales
contribuyentes estadounidenses. Las estadísticas del IRS señalan
que en 1992, solamente 33 de los 400 pagaron menos del 20%
de sus ingresos en impuestos federales. En 2008, ¡fueron
253!
La principal razón: cada vez es mayor
el porcentaje de los ingresos de los ricos que provienen de
las “ganancias de capital” –los beneficios de comprar
y vender acciones, bonos y otros activos– y estas
ganancias de capital pagan impuestos mucho menores que hace
dos décadas.
Algunas características: En 1992, los
Top400 percibían el 26% de sus ingresos en forma de cheques
de sueldos y el 36% a través de ganancias de capital. En
2008, por el contrario, sólo el 8% de los ingresos de los
Top400 provenían de sueldos –88 de los Top400 ni siquiera
tienen empleos conocido– y el 57% provino de las ganancias
de capital.
En 2008 estas ganancias de capital
pagaban sólo el 15% de impuestos, por debajo de una tasa en
1992 de casi el doble de alta.
Los ingresos de los Top400 cayeron en
2008 en comparación con los niveles de 2007, un año en el
que los Top400 promediaron 344,8 millones de dólares. Sin
embargo, la caída entre 2007 y 2008 resultó menos
pronunciada que la caída en 2000 después del colapso de
las puntocom.
Pero la recuperación para ellos fue sólida
y bastante rápida después ese retroceso de las puntocom.
¿Qué tan rápido se recuperarán los super–ricos de
Estados Unidos esta vez? No lo sabremos con seguridad hasta
la próxima primavera, cuando el IRS publique sus cifras de
los Top400 del año 2009.
Mientras tanto podemos hacer algunas
predicciones razonables: podemos predecir, con cierto nivel
de confianza, que las cifras de los Top400 serán
impresionantes. La estadística detrás de esa confianza:
sabemos que en 2009 los 25 principales gestores de fondos de
cobertura promediaron más de 1.000.000.000 dólares, más
del doble que el promedio de 464.000.000 dólares de 2008.
(*) Sam Pizzigati es editor de
Too Much, el semanario en línea sobre excesos y
desigualdad, publicado por el Institute for Policy Studies.
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