¿Tras
los pasos de Grecia y Portugal?
La
refinanciación de los rescates y
el rescate de España
Por
F. Fafatale
Diagonal / Crisis–economica.blogspot, 01/06/11
La situación
de Grecia y el rescate de Portugal ha resucitado el peligro
de que España precise un rescate financiero para solventar
su problema de deuda. Analizamos qué supondría este
movimiento y quiénes se beneficiarían del mismo.
“España
pedirá el rescate tarde o temprano”. Quien pronunció
estas palabras a principios de abril fue Kenneth Rogoff, ex
economista jefe del FMI (2001–2003), que sitúa el rescate
en el momento en el que Grecia, Irlanda y Portugal pidan la
reestructuración de su deuda porque no podrán pagarla.
Rogoff reconoce sin pudor que el problema de deuda pública
se ha creado para evitar el colapso del sistema financiero y
que lo peor de la crisis de deuda está por llegar. Tampoco
se arruga al decir que los mercados volverán a ponerse
nerviosos y atacarán a España. Para rematar, Rogoff
considera que el problema de los ajustes está en
“determinar hasta dónde llegará la tolerancia ciudadana
a las estrecheces”.
Rogoff no es
el único economista que da por hecho el rescate español.
Los economistas consultados por Diagonal coinciden:
es muy posible que España siga el camino de los otros países
periféricos (Portugal, Irlanda y Grecia) y termine siendo
rescatado. Juan Torres López, catedrático de Economía
Aplicada de la Universidad de Sevilla y miembro del Consejo
Científico de ATTAC España, también ha escrito sobre la
posibilidad de que, finalmente, España sea ‘rescatada’.
Pero, ¿qué significa exactamente eso? Según Torres López,
el rescate es en realidad el de sus acreedores y, en este
caso, principalmente de los bancos europeos. El dinero que
llega con el rescate se dedica a saldar sus deudas y la que
se origina la pagan los ciudadanos en su conjunto.
Los
rescates no son gratis
Juan H.
Vigueras, analista crítico de la globalización financiera
y los paraísos fiscales, también de Attac, apunta que
“en términos económicos, los rescates no son gratis para
el país supuestamente rescatado, pero tienen también otra
vertiente, que es el sometimiento político de un país al
dictado de los mercados financieros, que se resume en
‘menos Estado y más mercado’. Son las viejas recetas
que el FMI aplicaba a los países en desarrollo y que ahora
se aplican a los países desarrollados endeudados con la
crisis global. En el caso de España, se pretende ignorar
que quien más debe al exterior son los bancos y las cajas y
no el Gobierno”, recalca Vigueras.
De este modo,
el problema no parece ser la deuda pública, de unos 600.000
millones de euros, casi veinte puntos menos que la media
europea. El colosal problema español es la deuda privada,
sobre todo la de bancos, empresas y, en menor medida, los
hogares. Varios de los economistas entrevistados coinciden
en señalar que se está ocultando la enormidad de la deuda
privada detrás de la pública. Según Torres López, “Las
familias españolas deben aproximadamente un billón de
euros a los bancos y las empresas algo más de 1,3 billones.
Y, por otro lado, los bancos españoles tienen deudas, tanto
con el Banco Central Europeo como con otros bancos del resto
del mundo, en una cantidad global muy difícil de
cuantificar pero de cuya magnitud da idea el que tengan que
amortizar unos 200.000 millones de euros en 2011 y 2012”.
Torres cita el
último informe del Banco Internacional de Pagos, según el
cual, “España tiene una deuda de alrededor de un billón
de dólares con bancos extranjeros, de la cual un 11%
procede del sector público, un 25,7% de los bancos españoles,
un 36% de empresas y el resto (26,6%) de operaciones con
derivados que implican principalmente a la banca”.
El arquitecto
y economista Ricardo Vergés también se pregunta por qué,
en el caso español, se habla tanto de la deuda pública y
tan poco de la privada. Sus estadísticas muestran cómo dos
terceras partes de la deuda privada total corresponden al
agujero negro inmobiliario. Verges reflexiona del siguiente
modo: “Si los españoles deseáramos volver a la situación
de 1997, deberíamos devolver préstamos por valor de un
billón y medio de euros, más otro billón en intereses, sólo
en un crédito privado y en un plazo lo suficientemente
breve como para eximir a la generación siguiente”. Una de
sus obsesiones es la debt slavery o esclavitud de la deuda
que conlleva la severidad hipotecaria sobre los hombros de
unos particulares a quienes no se les ha dado toda la
información y que, “si no lo remediamos, amenaza con
encadenar a las generaciones futuras”, concluye Vergés.
La brutal
deuda española también ha sido objeto de discusión en el
Parlamento Europeo. En octubre de 2010 (seis meses después
del rescate de Grecia y dos antes del de Irlanda), durante
el debate de las conclusiones del Consejo Europeo del
gobierno económico, el político británico euroescéptico
Nigel Farage sacaba los colores a Van Rompuy en un encendido
discurso que se puede ver en YouTube traducido al
castellano.
Farage dijo
literalmente: “Parecen estar contentos de destruir la
democracia, o que millones de personas estén desempleadas y
en la pobreza. Pero no funcionará”. Farage aludió al
rescate de España que, en su opinión, “será siete veces
el de Irlanda”. En ese momento, continúa Farage, “todo
el dinero para rescates se habrá ido, ya no habrá más.
Pero es más serio que sólo economía. Si robas a la gente
su identidad y su democracia, sólo queda nacionalismo y
violencia”.
¿Han
mejorado los países rescatados?
Para Juan H.
Vigueras, no: “Grecia, Irlanda o Portugal son ya países más
injustos, más empobrecidos y con mayor desigualdad social
que lo eran antes de los rescates. Y cuando se anuncien
mejoras, estas serán para la minoría favorecida por este
modelo económico impuesto que esconde las desigualdades
detrás de las cifras macroeconómicas.
Jérôme Duval,
miembro de Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer
Mundo (CATDM), respondió a Diagonal de camino a
Grecia, donde ha tenido lugar a primeros de mayo una cita
internacional de movimientos sociales para analizar y
debatir los problemas de la deuda en Europa. En su opinión,
“Grecia, un año después de su rescate, no mejora, sino
que empeora cada vez más. La deuda aumentó mucho, por
culpa de los intereses. Cada año, el Estado envía una suma
enorme de su presupuesto al reembolso de la deuda en vez de
dedicarlo a la educación o la salud”.
Algunas
cifras claves
• 17.500
millones de la reserva de las pensiones irlandesas se usaron
para el rescate de bancos.
• 600.000
millones de euros, es la deuda pública española, lo que
supone un 60% del PIB.
• 60.000
millones es la deuda estimada de los bancos españoles con
el Banco Central Europeo.
• 10,6% La
banca española vio cómo se reducían sus beneficios un
10,6% en 2010. Los bancos ganaron 14.000 millones de euros
el año pasado.
• 82% de las
empresas del Ibex–35 operan en paraísos fiscales. En los
últimos tres años ha aumentado en un 18% las empresas que
operan en centros offshore.
¿Es
posible un rescate a la islandesa?
“¿Cuántas
veces los islandeses tienen que decir ‘no’ al reembolso
de una deuda ilegítima? El pueblo islandés se ha negado
por segunda vez por referéndum a pagar por asumir los
errores de quienes han llevado a su país al abismo. ¿Será
suficiente?”, se pregunta Jérôme Duval.
Desde el Comité
para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CATDM), se
apuesta por la suspensión del pago de la deuda pública sin
intereses de demora de un país o frente de países. Para
Jerérôme Duval, del CATDM, el nivel de movilización española
“no está a la altura del ataque neoliberal”.
El economista
Enrique González Quijano recalca que “la ciudadanía no
debe asumir los compromisos financieros adquiridos por
entidades privadas de manera irresponsable”.
Para Juan H.
Vigueras, del consejo científico de Attac, “la reactivación
pasa también por imponer la ética de la honradez y el
trabajo bien hecho comenzando por quienes tienen
responsabilidades públicas”. Vigueras cree que en la UE
la amplia mayoría neoconservadora ha impuesto la salida
neoliberal: “Es decir, que sean las fuerzas del mercado
las que arreglen los problemas económicos y financieros”.
En el caso de
las cajas de ahorro españolas, sigue Vigueras, “el
Gobierno debería exigir legalmente responsabilidades a los
directivos por las inversiones no rentables realizadas con
dinero del pequeño ahorro y por la corrupción enmascarada
en algunos negocios inmobiliarios”. En opinión de este
economista, “la salida a la islandesa ha supuesto la
recuperación de la democracia afirmando la voluntad de la
ciudadanía frente a la arbitrariedad del poder público
siempre influido por los grandes bancos y el consenso
neoliberal del entorno internacional”.
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