La crisis del euro

El fantasma de Lehman Brothers

La crisis griega podría ser peor de lo pensado

Por Robert Peston
BBC World, 21/06/11

La decisión de los ministros de Economía de la eurozona de retener una partida de US$12.000 millones del préstamo de rescate a Grecia hasta que el parlamento griego apruebe nuevos clic recortes de austeridad, sería racional y creíble si Grecia tuviera más que perder con su cesación de pagos o default que el resto de países del euro.

¿Qué supuso la crisis de
Lehman Brothers?

El gobierno estadounidense permitió en septiembre de 2008 la quiebra del cuarto banco de inversión del país, Lehman Brohers. Las consecuencias fueron grandes pérdidas para los acreedores y, quizás más importante, el pánico en los mercados, que llevó a que bancos e instituciones de crédito dejaran de prestar dinero a cualquier receptor que fuera percibido como débil. Esta sequía de crédito provocó la peor recesión global desde la década de 1930.

O por decirlo de otra manera, las amenazas solo tienen sentido si los que las profieren pueden llevarlas a cabo.

Porque en el caso de que el primer ministro griego George Papandreu, acuciado por las protestas y la oposición, no fuera capaz en los próximos días de conseguir el apoyo parlamentario para sus nuevos ministros y para el programa de reducción del déficit demandado por Alemania, Francia y el resto, ¿podrían los gobiernos de la eurozona sentarse de brazos cruzados a contemplar cómo Grecia le dice a sus acreedores que no recuperarán su dinero?

El caso es que la suspensión de pagos griega tendría consecuencias potencialmente catastróficas no solo para los tenedores de US$486.000 millones de deuda soberana griega, sino también para aquellos que compraron cientos de miles de millones de dólares de deuda privada y decenas de miles de millones de dólares de contratos derivados ligados a la deuda griega.

Además, clic una suspensión de pagos así incrementaría la percepción del riesgo de prestarle dinero a Irlanda y Portugal, provocando enormes pérdidas adicionales de cientos de miles de millones de dólares a esos países y a sus respectivos bancos.

Y con la sostenibilidad de las deudas españolas e italianas en cuestión, los gobiernos de esos países tendrían que pagar intereses aún mayores.

Por si fuera poco, el default griego supondría un mazazo para las cuentas bancarias de toda Europa: los bancos de Grecia, Portugal e Irlanda solo sobrevivirían como entidades nacionalizadas; y algunos bancos en Francia, Alemania e incluso en Estados Unidos sufrirían pérdidas que pondrían sus recursos de capital en niveles peligrosamente bajos.

En cuanto al Banco Central Europeo (BCE), el mayor tenedor del mundo de bonos griegos, irlandeses y portugueses, también quebraría, requiriendo una fuerte inyección de apoyo financiero de algunos países del euro, lo que supondría una humillación de tal calado para el BCE que tardaría años en recuperarse.

¿Es eso lo que quieren los ministros de Alemania, Francia, Holanda y el resto?

Salir del euro

 

 

 

 

"El euro no sobrevivirá a
un 'default' griego"

El ex ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido Jack Straw pronosticó el lunes el derrumbe de la zona euro e instó al gobierno de su país a que examine "alternativas" al tiempo que empeora la crisis griega.

El ahora parlamentario opositor, quien ejerció el cargo de canciller durante el gobierno del primer ministro laborista Tony Blair dijo que el euro se enfrentaba a una "muerte lenta" y que la zona euro –compuesta por 17 estados miembros– "no puede durar" en su forma actual.

Straw hizo tales declaraciones mientras varios parlamentarios discutían la posibilidad de otorgar un nuevo rescate a Grecia.

Tampoco sería ése el fin de la posible catástrofe. Como mi colega Chris Morris ha destacado en sus irresistibles y espeluznantes reportajes desde Atenas, hay un pujante movimiento popular en Grecia que pide la inmediata salida del país del euro, y gente como el alcalde de Londres, Boris Johnson, pidiéndolo en las calles (de forma metafórica) junto con el revuelto pueblo griego.

Pues bien, si algún miembro de la eurozona deja el euro, si Grecia o cualquier otro país adopta su propia moneda, cualquier otro miembro de la eurozona tendrá que pagar un costo mayor por tomar dinero prestado, con la excepción de Alemania, Luxemburgo y Holanda.

La razón es que se dejaría de percibir que la pertenencia al euro es para siempre. Así que cualquiera que le prestase a España, Italia o Francia tendría que ser compensado con un interés mayor por el riesgo –por muy remoto que fuera– de que su deuda denominada en euros pudiera algún día convertirse en algo atado más directamente a la salud de sus respectivas economías y a la fuerza de sus respectivas cuentas públicas.

En un contexto de frágil recuperación económica en la eurozona, un aumento de los costos de tomar prestado para estos países sería profundamente dañino.

Ah, y todo esto sin entrar a fondo en el problema que supondrían los pleitos internacionales como consecuencia de una decisión unilateral de Grecia de convertir sus deudas en un euro fuerte en deudas en un débil dracma, o sin considerar si la conversión podría en la práctica aplicarse solo a la deuda soberana o si se extendería a las deudas garantizadas por el gobierno o a las puramente comerciales.

Peor que Lehman

Así que, después de tener todo esto en cuenta, hay que llegar a dos conclusiones inexorables.

La primera, que aquellos que se refieren a la crisis griega como "el momento Lehman Brothers" de Europa se equivocan. Dejar a Grecia caer en suspensión de pagos de modo desordenado podría ser mucho peor para la economía global que la caída del banco Lehman, a pesar de que, en general, los bancos tienen ahora más capital para absorber pérdidas que en otoño de 2008, y no tienen unas interconexiones tan peligrosas como en aquel entonces.

Segunda, que la decisión de los ministros de la eurozona de posponer la nueva partida crediticia de US$12.000 millones para Grecia tiene pocas posibilidades de conseguir la sumisión de los objetores griegos a mayor austeridad.

También puede servir para que los opositores griegos al ajuste se convenzan de que los ministros europeos no cumplen sus promesas y están tan divididos sobre la solución a los problemas griegos que sería mejor para Grecia que ésta tomase un control directo de su propio destino económico.

Sin embargo, si esta arriesgada política europea resulta en un rechazo del parlamento griego a más apretones presupuestarios, estaremos más cerca de lo que es prudente o sensato a un desastre económico como el de la década de 1930.


Diez puntos para entender la crisis
que hace temblar a Europa

Por Paul Mason
Editor de Economía de la BBC
BBC World, 17/06/11

Luego de otra semana de protestas, renuncias y nombramientos y duras negociaciones en torno a la crisis financiera griega, le echamos una mirada global a la situación y le explicamos en qué punto está la situación que hace tambalear toda la zona euro.

1. División en la UE

Los líderes de la Unión Europea está en desacuerdo sobre si Grecia debería poder entrar en una suspensión de pagos, controlada y parcial, que llevaría a los bancos y fondos de pensiones a perder parte del dinero que le han prestado a Atenas. Alemania dice que sí, el Banco Central que no.

2. Fracaso del rescate

La cuestión surge después de que se comprobara que el primer rescate (110.000 millones de euros) no funcionara. Ahora Grecia necesita otros 85 mil millones de euros de la UE y el FMI, y tiene que vender al menos otros 30 mil millones en acciones porque ya prácticamente no puede continuar poniendo deuda en los mercados.

3. Más recortes

Para justificar un nuevo rescate, ambos bajo sus propias reglas y después de que los votantes en Alemania, Finlandia y Holanda expresaran su disconformidad, la UE insiste en implementar un nuevo paquete de austeridad, con un 10% de recorte del gasto público, un tercio en salarios estatales y privatizaciones por 50.000 millones de euros.

4. Papandreou acosado

Pero el primer ministro griego, George Papandreou, no ha conseguido pasarlo por el Parlamento. De hecho, la mayoría oficialista lo rechazó según salieron a la luz los detalles concretos y aumentó la presión pública. Para solucionarlo, ofreció formar un gobierno de unidad nacional a Nueva Democracia, oposición de centro derecha que rechazó la oferta. Luego propuso su dimisión a cambio de que el nuevo gobierno firme el plan de autoridad, pero no convenció a nadie.

5. Adiós a la estabilidad

Ahora, el único factor de estabilidad en la crisis del Euro ha desaparecido. Los burócratas europeos están ocupados en los términos y condiciones del rescate, pero los interlocutores confiables han desaparecido: incluso con el nuevo gobierno del jueves, ¿cómo puede la UE negociar si no hay garantía de que todo el espectro de medidas de austeridad puedan pasar por el parlamento griego?

6. El descuento está hecho

Por esto, los mercados ya dan por descontado una dura suspensión de pagos. Para ellos, de 50% a 70% del dinero ya está prácticamente perdido.

7. Crisis de crédito

Pero en el momento de plasmar eso en los libros de contabilidad, se va disparar una "cuestión de crédito" para los que estiman el valor y aseguran la deuda soberana. Esto instantáneamente despertará la aversión al riesgo entre la gente: adoptarán la estrategia de deshacerse de los activos en riesgo y se podría llegar a un punto en que los bancos se nieguen a prestarse entre ellos. Eso es una crisis de crédito, precisamente lo que temen los europeos. Si se da, tendrá un impacto negativo en toda la economía mundial.

8. Permitir la suspensión de pagos

¿Cuál es la posición de repliegue? Dejar que Grecia entre en suspensión de pagos –caótica o no– pero usar el dinero de los contribuyentes en rescatar a los bancos afectados en el norte de Europa. Eso es lo que la elite política alemana está considerando. La gente de los mercados está preocupada por Dexia, un banco belga que podría ser duramente golpeado, los que haría que el próximo problema se considerar sea... la deuda soberana belga.

9. Los perjudicados

¿Quién va a perder? Cualquier fondo de pensiones o entidad financiera que le haya prestado dinero a Grecia, y los bancos y presupuestos del país. Atenas, si se sale del euro, también se verá forzada a implementar planes de austeridad, aunque al menos tendrá soberanía económica completa, lo que ahora no pasa.

10. Las alternativas

¿Hay alternativa? Sí, un Plan Marshall para Europa donde los contribuyentes alemanes, franceses y británicos envíen dinero voluntariamente a Grecia, Irlanda y Portugal, apuntalar sus bancos, sostener las finanzas del país, darle tiempo para hacer reformas estructurales. A cambio, estos recuperarían el control efectivo de la economía del sur de Europa e imponer un único régimen tributario y de gasto público en toda la Eurozona. Otra alternativa es dejar que salga del euro a la Europa periférica y reconstruir la unión monetaria con Dinamarca y Suecia como una especie de zona económica de noche oscura de inverno. Los políticos hacen que en realidad todo este punto 10 no tenga la más mínima posibilidad.

11. Los comodines

¿Hay un comodín? Sí, el pueblo griego. Ellos no aceptarán ningún nuevo plan de austeridad y tendrán éxito en la resistencia. Esto le dará ideas a Irlanda y Portugal. Otro comodín es la miopía de la elite de la Eurozona. No está claro si realmente entienden los puntos uno a diez.