Exigencias de Alemania y disensiones en
la UE
La crisis del euro
Por Luis Doncel
El País, 21/06/11
Algunos creían estar asistiendo a la
reedición de los momentos previos a la quiebra de Lehman
Brothers, cuando el sistema financiero mundial estuvo a
punto de venirse abajo. Las disensiones entre los líderes
europeos y los retrasos para poner en marcha el segundo
rescate a una Grecia incapaz de pagar sus deudas colocaron a
la zona euro en una situación de respiración asistida a
finales de la semana pasada. Pero la canciller alemana,
Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy,
cerraron el viernes un acuerdo de mínimos. Finalmente,
Alemania perdía la batalla y no lograba aquello que más
deseaba: asegurarse de que, en caso de que Grecia
reestructurara su deuda, los inversores privados también
estarían en la práctica obligados a asumir parte de las pérdidas.
Los mercados, que hasta entonces castigaban sin piedad a los
países más débiles, celebraron la derrota de las tesis
alemanas con fuertes subidas. Pero tras el nuevo retraso a
una solución definitiva, la estabilidad de la eurozona
vuelve a estar en entredicho.
• La UE retrasa las ayudas que Grecia
debía recibir en junio. Tras la mejora del viernes por la
esperanza de un acuerdo, el mercado vivió al inicio de la
jornada de ayer un desplome que más tarde se moderaría. El
FMI rechazó el domingo liberar los 12.000 millones
correspondientes al quinto tramo de ayudas pactadas en mayo
del año pasado. De esta cantidad, el organismo hasta ahora
encabezado por Dominique Strauss-Kahn tenía que aportar
3.300 millones. Los motivos de desacuerdo son ahora varios.
El FMI quiere que Europa apruebe ya el segundo rescate a
Grecia, que podría oscilar en torno a los 120.000 millones,
es decir, 10.000 más que los acordados en el primer
salvamento. Los países de la UE, por su parte, insisten en
que antes de movilizar nuevos fondos Grecia tiene que
ahondar en la austeridad.
• Alemania quiere que los inversores
paguen parte del rescate por factores internos. En la prensa
sensacionalista alemana, verdadero termómetro sobre por la
temperatura del electorado, abundan las referencias a que
los trabajadores y ahorradores alemanes se ven obligados a
pagar a los manirrotos países del sur. Este es un buen
motivo para explicar las recientes derrotas electorales que
han sufrido el partido democristiano de la canciller y sus
socios de coalición liberales. Así no es extraño que
Merkel y su ministro de Finanzas lideraran la batalla para
asegurarse de que las arcas públicas no serían las únicas
en pagar los platos rotos. En el frente contrario batallaban
sobre todo el Banco Central Europeo (BCE) y Francia. Los dos
consideran que si se obliga o se coacciona a los inversores
a aceptar las nuevas condiciones, Grecia estaría entrando
en el pantanoso terreno del default o suspensión de pagos.
Y que la onda sísmica se extendería hasta Irlanda,
Portugal y quién sabe si también España. El BCE, Francia
y otros países como España esperan evitar este escenario
asegurando que las entidades privadas accedan a alargar los
plazos de cobro, pero de forma voluntaria.
• El acuerdo del Eurogrupo. "Es
poco probable que Grecia vuelva a tener acceso a los
mercados a principios de 2012. [...] La financiación
adicional debe lograrse con aportación de fondos públicos
y privados, por lo que los ministros animamos al sector
privado a participar de manera informal y voluntaria en la
refinanciación de la deuda griega", asegura la
declaración de los ministros de la eurozona. El quid de la
cuestión es hasta qué punto esta petición de
voluntariedad podría convertirse en una coacción velada de
los Gobiernos a las entidades financieras poseedoras de
deuda helena. El modelo que se pretende seguir es el
conocido como acuerdo de Viena, que sirvió para ayudar a
algunos países de Europa del Este en 2009. Entonces se
incluyó una prolongación voluntaria de los plazos de
vencimiento de los bonos en manos de los bancos.
Precisamente son las entidades financieras germanas, con
casi 34.000 millones de euros, las segundas del mundo con
mayor exposición a la deuda griega. Alemania sería pues,
después de Francia, también la más perjudicada de una
reestructuración o declaración de impago griega.
• Europa exige a Atenas nuevos
sacrificios para aprobar el segundo plan de rescate. La
pelota está ahora en el tejado griego. El Gobierno
socialista de Yorgos Papandreu dispone de dos semanas para
ajustarse aún más el cinturón pese a las masivas
protestas y al conato de rebelión en el propio grupo
parlamentario del partido gobernante. El Eurogrupo puso
fecha ayer a la cumbre extraordinaria: será el 3 de julio.
Entonces tendrá que decidir sobre lo inmediato y lo no tan
inmediato. Sobre el desbloqueo de los 12.000 millones que
Grecia necesita para julio y sobre el segundo rescate, de
120.000 millones, que se seguirá tratando en la reunión
del 11 de julio. Este chorro de dinero procede de cuatro vías
distintas: 30.000 millones de las privatizaciones que Atenas
tiene que concluir durante los tres próximos años; otros
30.000 de la participación "voluntaria" de la
banca; y 60.000 de los socios de la UE, aunque unos 40.000
son fondos remanentes del primer rescate.
• Grecia tendrá que ahorrar 78.000
millones más. El Gobierno de Papandreu se tambalea: ha
tenido que relevar a su ministro de Finanzas, encarnación
del mal para muchos conciudadanos, y se enfrenta esta noche
a una moción de confianza. Mientras, Europa, con Alemania a
la cabeza, exige dar una vuelta más al plan de austeridad
que puede acabar ahogando la economía helena. Ahora se
trata de lograr 78.000 millones de euros más a través de
subidas de impuestos, recortes de gastos y privatizaciones.
Para pasar de un déficit público del 15% del PIB en 2009
al 10,5% un año más tarde, Grecia ha tenido que recortar a
cuchillo. Entre otras muchas medidas dolorosas, el Gobierno
redujo los salarios públicos un 15%, -e incluso un 30% en
las empresas estatales-, rebajó las pensiones un 10%,
eliminó 2.000 plazas educativas a través del cierre o fusión
de colegios... Europa dice que estos sacrificios no bastan.
Atenas es incapaz de atender a sus
compromisos de pago
La deuda pública helena asciende, según
el boletín de marzo del Ministerio de Finanzas, a 355.0000
millones. Esta cantidad se reparte en dos partes prácticamente
iguales, de poco más de 155.000 millones, a medio y largo
plazo. Y una tercera de 42.000 millones que hay que devolver
en menos de un año. Es en esta partida a corto plazo donde
Atenas necesita ayuda para sus vencimientos de julio, y
sobre todo para la importante amortización de agosto, de
6.000 millones. Con una deuda que supone 1,5 veces su PIB,
Grecia es el país más endeudado de la eurozona, cuya media
ronda el 85%. El otro Estado miembro que supera la barrera
del 100% es Italia, que en las últimas semanas también ha
resultado muy castigado por los mercados.
• Los líderes europeos han aumentado
gradualmente la cuantía de las ayudas para asegurar la
estabilidad del euro. Los 17 ministros de Economía dieron
el pasado marzo un paso significativo para crear un fondo
permanente que proteja a los países con problemas
financieros y a la zona euro en su conjunto. El Mecanismo
Europeo de Estabilidad (MEDE), operativo a partir de julio
de 2013, contará con unos fondos efectivos de 500.000
millones de euros y exigirá una firme participación del
sector privado en las operaciones en que participe. El
Eurogrupo resolvió ayer el fortalecimiento del fondo
temporal (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, FEEF). A
partir de ahora su dotación de 440.000 millones será
realmente efectiva y no se limitará como hasta ahora a
250.000 millones. El MEDE actuará de dos maneras. Con carácter
general, mediante la concesión de préstamos a corto y
medio plazo a los países con problemas financieros severos.
El acceso al fondo implicará un programa de ajuste
macroeconómico. Con carácter excepcional, cuando un país
experimente severos problemas financieros, el MEDE podrá
intervenir en el mercado primario de deuda.
• La UE y el FMI temen que tras la
reestructuración de la deuda griega, lleguen las de Irlanda
y Portugal. Con esfuerzos cada vez mayores -a costa en
muchos casos de su popularidad-, los líderes europeos
tratan de evitar una suspensión de pagos por parte de
Grecia, que podría extenderse a otros países europeos y,
en última instancia provocar la salida de algún socio de
la moneda común. "En un tiempo, no en un año o en
dos, podríamos ver la rotura de la unión monetaria
europea", avisó el economista y gurú Nouriel Roubini
ya el año pasado, aunque posteriormente matizó sus
palabras. "Sería una catástrofe para Grecia, pero
también para el conjunto de la eurozona", dijo ayer el
ministro de Finanzas belga, Didier Reynders. "Con una
quiebra nos arriesgamos a una crisis, no solo financiera
sino económica y social, tan grave como la que conocimos
hace tres años en el sector financiero y después en toda
la economía. El contagio afectaría primero a los países más
débiles del sur de Europa y después impactaría en toda
Europa", insistió el ministro.
Las agencias de calificación
vuelven a ser decisivas en la crisis
Moody's, Standard & Poor's y Fitch,
las tres grandes agencias de calificación, han funcionado
como gasolina en un incendio desde el principio de la crisis
financiera de 2007: las mismas que daban la mayor nota a las
hipotecas subprime en épocas de bonanza han insuflado
fuerzas a los ataques especulativos rebajando el rating de
los países periféricos. Grecia es, según Standard &
Poor's, el país con la peor deuda del mundo, por debajo de
Camerún, Uganda o Jamaica. La UE, que ha criticado con
dureza a las tres grandes y se ha planteado crear una
agencia europea, tendrá que pactar con las agencias el modo
en que el sector privado participa de forma voluntaria en el
rescate de Grecia para evitar que alguna de ellas lo
considere un impago. Las agencias ya avisaron de que si se
obligaba a los inversores a pagar la factura del segundo
rescate, ellas pondrían la deuda griega al nivel de default,
y rebajarían la nota a Irlanda y Portugal.
• España se sitúa como última línea
roja para evitar un desastre en la zona euro.
Tras los rescates de Grecia, Irlanda y
Portugal, España es la siguiente que más preocupa a los
mercados. Su prima de riesgo se ha disparado. La
vicepresidenta Elena Salgado insistió ayer en que el
Gobierno ha emprendido reformas que los mercados terminarán
por valorar positivamente.
• El aumento de la prima de riesgo
resta crecimiento, impide crear empleo y ahuyenta a los
inversores. El presidente del BBVA, Francisco González,
aseguró la semana pasada que por cada 100 puntos básicos
que sube la prima de riesgo española, se dejan de crear
160.000 puestos de trabajo y el Estado tiene que pagar por
intereses 12.400 millones al año. "Esta cantidad
permitiría financiar con creces el plan de
infraestructuras, de 8.400 millones", añadió el
banquero. Pues bien, desde que comenzó la crisis, el riesgo
país de España ha aumentado más de 200 puntos básicos,
hasta los 262. Esto quiere decir que si el Estado alemán
-considerado como el más seguro pagador- tiene que ofrecer
a sus inversores menos de un 3% de interés por los bonos a
10 años, España tiene que aumentar este porcentaje hasta
el 5,6%, es decir, 2,6 puntos porcentuales más. Es este un
nivel altísimo -lo habitual en la economía española era
una prima en torno a los 30 puntos y en algunos momentos
entre 2003 y 2006 llegó a ser negativa- pero aún muy lejos
de los que tenían los tres países rescatados cuando
pidieron auxilio: 965 en el caso griego, 670 en el irlandés
y 535 en portugués. Un riesgo país disparado no perjudica
solo al Estado, que tiene que pagar más para financiarse,
sino también al sector privado, al que le cuesta más
encontrar inversores, al verse contagiado por la mala imagen
de su país.
Un año de tragedia griega
• 2 de mayo de 2010. El primer
ministro, Yorgos Papandreu, anuncia un acuerdo con la UE y
el FMI para recibir una ayuda financiera de 110.000 millones
de euros. A cambio, Atenas promete recortes presupuestarios
por valor de 30.000 millones distribuidos en tres años.
• 4-5 de mayo. Los funcionarios
participan en una huelga de 48 horas. Tres hombres resultan
muertos mientras se prende fuego a una sucursal bancaria.
• 7 de julio. El Parlamento griego
aprueba la reforma de las pensiones, condición
indispensable para recibir la ayuda de la UE y el FMI. Se
recortan las prestaciones, se pone freno a la jubilación
anticipada y se eleva la edad de retiro de las mujeres de 60
a 65 años, equiparándose a la de los hombres.
• 18 de octubre. La canciller
alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas
Sarkozy, se reúnen en Deauville (Francia) para discutir la
forma de abordar la crisis de deuda de la eurozona. Por
primera vez se plantea la posibilidad de que los inversores
privados tengan que hacerse cargo de una parte de los
rescates a países con problemas. La idea surge de Merkel,
presionada por su electorado para que el Estado alemán no
sea el que corra siempre con todos los gastos, y Sarkozy la
acepta. Los mercados reaccionan elevando la presión sobre
la deuda de los países periféricos, sobre todo de Irlanda
y Portugal.
• 24 de noviembre. Irlanda se
convierte en la segunda víctima de la crisis del euro. Pide
un rescate de 85.000 millones a la UE y el FMI para
reestructurar su sistema financiero. Se aprueba un recorte
presupuestario de 15.000 millones en cuatro años. Cae el
Gobierno y se convocan elecciones.
• Enero de 2011. La agencia de
calificación Fitch rebaja la nota de la deuda griega a la
categoría de bono basura, algo que habían hecho
previamente las otras dos grandes agencias, Moody's y
Standard & Poor's.
• 6 de abril. Portugal reconoce que
no puede asumir su deuda y pide un rescate a la UE y el FMI
que finalmente asciende a 78.000 millones de euros.
• 26 de abril. Grecia anuncia que su
déficit público alcanzó en 2010 el 10,5% del producto
interior bruto (PIB), más de un punto por encima del
objetivo del Gobierno, del 9,4%.
• 11 de mayo. Inspectores de la UE y
el FMI llegan a Atenas para instar a Grecia a que consolide
sus cuentas y determinar si el país podrá recibir el
quinto tramo del rescate, por valor de 12.000 millones de
euros.
• 23 de mayo. Grecia anuncia una
serie de privatizaciones, como parte de un plan para reunir
50.000 millones antes de 2015 para saldar su deuda.
• 6 de junio. El ministro de Finanzas
alemán, Wolfgang Schäuble, pide que los vencimientos de
los bonos griegos se amplíen siete años para que el país
heleno gane tiempo para reformar su economía. El Banco
Central Europeo se opone a cualquier participación de los
inversores privados en la reestructuración de la deuda
griega que no sea voluntaria, al considerar que eso supondría
el primer default (impago) de un país del euro.
• 15 de junio. Papandreu anuncia una
remodelación del Gobierno, después de que el principal
partido de la oposición rechazara su oferta de integrar un
Ejecutivo de unidad nacional. El Parlamento tiene que
aprobar antes del 29 de junio un plan de recortes para
recibir el último tramo del rescate, pero ninguna fuerza
política de la oposición lo apoya.
• 19 y 20 de junio. Tras varias horas
de negociaciones con la UE, el FMI rechaza liberar el quinto
tramo de plan de ayudas a Grecia de 12.000 millones, de los
que le corresponde aportar 3.300. La institución pone como
condición que el Eurogrupo se comprometa a un segundo plan
de rescate y Alemania exige que los bancos asuman parte de
la factura. Para ambos es fundamental, además, que Grecia
aprueba los planes de ajuste presupuestario. Las
negociaciones se posponen hasta primeros de julio.
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