El
rescate a Grecia se demora, mientras se observa la situación
de España y
Portugal
¿Quién
sigue después?
Por
Cristian Carrillo
Cash, 26/06/11
La debacle
griega tiene muchas características similares a la
debilidad que muestra la economía de España y de Portugal.
Aumenta la posibilidad de una cesación de pagos y de una
crisis del euro.
Mientras se
intensifica la crisis en Europa, y se estudian
megamillonarios rescates para Grecia, los países de la
Eurozona más comprometidos financieramente reiteran que su
situación se encuentra lejos de la bancarrota. Sin embargo,
la realidad helénica tiene muchas semejanzas con la que
exhiben actualmente España o Portugal. De hecho, a pesar de
la insistencia en los argumentos oficiales de sus
respectivos gobiernos en contra de esas comparaciones, sus
economías tienen tantas posibilidades de arribar a un
default de su deuda soberana como la que presenta Grecia. La
única, pero gran diferencia, es política: ¿los gobiernos
de Alemania y Francia permitirán que España abandone el
euro?
Los planes de
ajuste son inútiles para rescatar a esos países de la
recesión. Limitan sus posibilidades de hacer política
fiscal para estimular sus economías. Los países más
afectados comienzan entonces a debatir la opción de la
declaración de la cesación de pagos, que derivaría
necesariamente en la salida de la Eurozona. El primero que
podría optar por ese camino es Grecia, a pesar de los
esfuerzos de las autoridades de la Unión Europea para
mantenerlo “atado” al euro.
La Unión
Europea concluyó esta semana una cumbre de dos días en
Bruselas prometiendo ir al rescate financiero de Grecia para
evitar en julio la cesación de pagos. Como contrapartida,
solicitaron que las autoridades atenienses emprendan un
severo plan de ajustes y privatizaciones. El salvavidas
contempla el giro de 12 mil millones de euros
–correspondiente al quinto tramo de ayuda por 110 mil
millones que fueron aprobados el año pasado– y un segundo
paquete por otros 90 mil millones de euros.
El resto de
los países continúa jugando al Gran Bonete. Ninguno, como
en el caso de España y Portugal reconoció hasta el momento
semejanzas con la situación griega. La vicepresidenta económica
del gobierno español, Elena Salgado, aseguró que los
mercados financieros “distinguen perfectamente” entre la
situación de Grecia y la de España. “No hay nada específico
sobre España”, agregó la funcionaria, quien estimó que
“no habrá contagios” en caso de que haya una cesación
de pagos en Grecia. No obstante, los inversores no
discriminaron a la hora de deshacerse de bonos o acciones de
países europeos ante el menor indicio de default griego. De
hecho, la bolsa madrileña fue una de las más perjudicadas.
Paul Krugman sostiene que la situación de España es peor
que la de Grecia.
El gobierno
español aprobó el viernes una reducción de 3,8 por ciento
en el tope del gasto público del año próximo. Antes de
llegar a este tipo de medidas, los países suelen endeudarse
al límite de lo que permiten los mercados. Eso es posible
gracias a todos los vínculos económicos que existen entre
los Estados miembro, en el marco de los diferentes tratados
comunitarios que exigen apoyo mutuo en la Eurozona. La Unión
Europea tiene asignado un presupuesto de 50 mil millones de
euros para ayudar a los países que integran la región. Por
eso los mercados prevén que se agoten todas estas
alternativas antes de permitir su salida del euro.
Muchos
analistas confunden esas cuestiones políticas con la
imposibilidad de que España caiga en cesación de pagos. La
perspectiva de una quiebra soberana es más común de lo que
parece. España lidera en cantidad de veces esa condición.
En sus más de cinco siglos de historia el Estado español
quebró trece veces. Tres en el siglo XVI (1557, 1575,
1596), otras tres en el XVII (1607, 1627, 1647) y siete en
el XIX (1809, 1820-1831, 1834, 1851, 1867, 1872, 1882). En
el siglo XX no registró default, en el actual está al
borde la cornisa.
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