La
crisis global – El riesgo de un contagio
Europa
ya debate el default de Grecia
Por
Luisa Corradini
Corresponsal
en Francia
La
Nación, 14/07/11
En
una cumbre extraordinaria la próxima semana, se decidirá si
habrá una reestructuración; Italia amplía el ajuste para
alejar los temores.
Paris.–
¿Default o plan de ayuda reforzado? El futuro de Grecia
quedará resuelto la semana próxima en una cumbre europea
extraordinaria que deberá decidir si le acuerda los medios
financieros para respirar sin angustias hasta 2014 o se
resigna a que ese país sea objeto de una reestructuración
de su deuda soberana.
La
reunión del Eurogrupo, inicialmente prevista para mañana,
se postergó hasta el lunes o martes para permitir que los
principales actores de la eurozona terminen de discutir las
condiciones de una posible solución.
La
situación se tensó todavía más al cierre de los mercados
cuando la agencia de riesgo Fitch anunció su decisión de
rebajar la nota de Grecia –que ya estaba en categoría
especulativa–, de B+ a CCC, que sitúa al país al borde
de la quiebra. Fitch invocó la ausencia de un programa creíble
en ese país.
La
participación del sector privado en un segundo plan de
rescate griego y la posibilidad de un "default
selectivo" anunciado por las agencias de calificación
son los dos puntos de divergencia entre europeos que los
equipos técnicos tratan de hacer avanzar antes de la
cumbre.
El
plan inicial del presidente del Consejo Europeo, Herman van
Rompuy, era realizar esa cumbre mañana, a fin de reunir a
los ministros de Finanzas inmediatamente después.
Pero
Berlín se opuso enérgicamente a fijar una fecha antes de
que emerja una solución clara de las discusiones técnicas
que se realizan actualmente. Alemania –imitada por
Holanda, Austria y Finlandia– exige una importante
participación del sector privado en un segundo plan de
rescate para Grecia, única condición para que su opinión
pública acepte esa nueva contribución.
El
Banco Central Europeo (BCE), Francia y todos los países en
dificultades de la zona euro temen, por su parte, que esto
alimente el contagio de la crisis.
Desde
Washington, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aportó
ayer su apoyo a la posición alemana al estimar que es
primordial la participación de bancos y aseguradoras en ese
nuevo plan de ayuda, en momentos en que la deuda griega
debería alcanzar 172% del PBI en 2012, contra el 159%
previsto. "Sería importante que los países de la zona
euro decidieran finalmente cómo piensan ayudar a
Grecia", urgió el FMI en un informe inspirado en la
decisión de otorgar a ese país la última cuota del primer
plan de salvataje.
El
FMI indicó que se necesitarán 71.000 millones de euros
adicionales (101.000 millones de dólares) de ayuda europea
y una participación de acreedores privados por un monto de
33.000 millones de euros (47.000 millones de dólares) para
asegurar la viabilidad de la deuda griega. En su informe
parcial sobre ese préstamo a Atenas –que por el momento
planea mantener–, el FMI degradó sus previsiones sobre
ese país, con un retroceso del PBI de 3,9% en 2011 y un
retorno a los mercados de deuda a largo plazo aplazado a
2014.
Las
opciones
Después
de semanas de tergiversaciones y enfrentamientos, tres ideas
han quedado sobre la mesa: 1) compra de obligaciones griegas
en el mercado secundario con la ayuda del Fondo de Apoyo
para la zona euro (FESF); 2) swap de las obligaciones
actuales por nuevos títulos a más largo plazo (defendida
por Alemania); 3) roll–over de la deuda griega (apoyada
por Francia).
El
problema reside en que, para las agencias de calificación,
las últimas dos opciones implican un default selectivo. El
BCE y muchos Estados miembros se oponen enérgicamente a
toda medida que implique ese tipo de reestructuración. Por
su parte, Jens Weidmann, presidente de la Bundesbank y
miembro del Consejo de Gobernadores del BCE, recordó ayer
que la opción de una compra de obligaciones por el FESF era
absolutamente desaconsejable.
Más
allá de los casos griego, irlandés y portugués –los
tres países que recibieron planes de rescate–, es ahora
la situación de España e Italia la que inquieta a los
mercados. Ambos países son considerados demasiado
importantes como para ser socorridos. "Ahora la crisis
azota a los grandes países. La situación es cada vez más
peligrosa", estimó el economista Christian Saint–Etienne.
Con
el fin de tranquilizar a los mercados y ahuyentar los
temores de un contagio de la deuda, el ministro de Economía
italiano, Giulio Tremonti, anunció ayer que el plan de
austeridad que debe ser aprobado mañana por el Parlamento
será "reforzado" con la puesta en marcha de un
"proceso de privatizaciones".
La
situación es tan volátil que los analistas no desechan los
escenarios que, hasta hace apenas unos meses, era
inimaginables. En las últimas horas, numerosos expertos
pronosticaron que los próximos ataques de la especulación
se dirigirán a España y, sobre todo, a Gran Bretaña,
debido a la debilidad de la reactivación después de los
planes de austeridad.
"Para
que el plan de ajuste británico tenga éxito, debe llegar a
3% de crecimiento del PBI. Una cifra que naturalmente no se
alcanzará. Esto debería colocar a Gran Bretaña como el
siguiente candidato de la lista", afirmó Karine Berger,
economista de Euler Hermes SFCA.
Pese
a las inquietudes sobre la crisis de la deuda en la zona
euro, las principales bolsas europeas cerraron ayer en alza,
incluyendo las plazas de Madrid (+0,66%) y Milán (+1,79%),
las mayores de dos países amenazados por un contagio.
Desde
hace semanas el plan de rescate está paralizado por las
divisiones de los 17
Admiten
que será necesario un default
parcial de Grecia
Por
Luisa Corradini
Corresponsal
en Francia
La
Nación, 13/07/11
París.–
Blanco de implacables críticas por su incapacidad para
tomar medidas radicales y sometidos a los violentos embates
de los mercados financieros, los 17 países de la zona euro
hicieron ayer nuevas promesas para ayudar a Grecia y evitar
un posible contagio de la crisis a Italia y España, que
marcaría el fin de la unión monetaria. Al mismo tiempo, la
idea de un default parcial de la deuda griega se abre camino
poco a poco.
El
anuncio de una cumbre organizada para el viernes a fin de
reforzar las defensas anticrisis de la eurozona no consiguió,
sin embargo, frenar la hemorragia. Los mercados continuaron
bajo presión, aun cuando el movimiento de pánico que azotó
anteayer a bolsas, bancos, tasas y bonos soberanos pareció
aplacarse a media jornada.
"Hemos
entrado en una zona de muy fuertes turbulencias, que podría
resultar muy peligrosa para el conjunto de la zona
euro", advirtió el economista Patrick Jacq, estratego
del BNP–Paribas.
En
ese contexto, la agencia de riesgo Moody's sopló anoche
sobre las brasas al anunciar que rebajó la nota de Irlanda
a "categoría especulativa con perspectiva
negativa" (bonos basura), y afirmó que el país
necesitará seguramente un nuevo plan de rescate.
Durante
el día, los inversores habían vendido masivamente las
acciones europeas consideradas como activos riesgosos; en
primer lugar, los valores bancarios.
Propietarios
de gran parte de la deuda de los países más frágiles, los
bancos serían las primeras víctimas de los efectos de un
contagio de la crisis griega. Después de haber perdido
cerca del 8%, algunos de esos valores comenzaron a
recuperarse ayer a partir del mediodía.
Los
índices bursátiles, por el contrario, siguieron cayendo.
La Bolsa de Londres perdió 1,32%; la de Fráncfort, 2,07%.
Madrid y Milán consiguieron enderezar la barra gracias a la
compra de títulos de la deuda por el Banco Central Europeo
(BCE), una medida que consiguió calmar a los mercados.
Otras
víctimas de la ola de desconfianza fueron los bonos de la
deuda de aquellos países considerados frágiles: España,
Irlanda, Italia, Grecia y Portugal. Desde el fin de semana
pasado, Italia y España, dos pesos pesados de la eurozona,
están en la mira, y los inversores –que dudan de su
solvencia– venden masivamente sus obligaciones.
Consecuencia:
las tasas aplicadas a esos títulos han aumentado en forma
vertiginosa, lo que pone en peligro la capacidad de esos países
de reembolsar su deuda. Los intereses italianos a diez años
rozaron el 6% y los de España superaron ese nivel.
Las
indecisiones europeas en la crisis griega, que se desató
hace 18 meses, refuerza la sensación de que la zona euro
está en peligro. El euro, símbolo de la eurozona, volvió
a caer ayer por debajo de 1,40 dólares, su nivel más bajo
en cuatro meses.
Un
segundo rescate
La
agudización de la crisis y las violentas críticas
provenientes de todos los sectores han puesto una presión
suplementaria sobre los responsables políticos de la UE,
que parecen haber comprendido la importancia de superar sus
divergencias sobre los medios de hallar una respuesta y,
sobre todo, acordar un segundo plan de ayuda a Grecia.
Desde
hace semanas, ese plan de rescate está paralizado por las
divisiones de los 17 sobre las modalidades de participación
de bancos, aseguradoras y fondos de pensión.
En
la reunión de anteayer, los ministros prometieron hacer
"todo lo posible" para asegurar la estabilidad
financiera del euro y anunciaron un incremento del Fondo de
Ayuda Financiera para los países en dificultad de la
eurozona.
La
idea es reforzar la "flexibilidad" y el monto del
Fondo, que ya sirvió para ayudar a Portugal e Irlanda.
El
ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, no excluyó
la posibilidad de que su capacidad de préstamo, que
actualmente se eleva a 440.000 millones de euros, sea
aumentada (y posiblemente duplicada).
Por
"flexibilidad" se entiende autorizar a ese
mecanismo a comprar deuda pública en el mercado secundario,
donde los inversores intercambian los títulos en circulación.
En el caso de Grecia, eso permitiría reducir el peso de su
deuda y de los intereses.
El
avance es importante, pues, hasta ahora, Alemania y Holanda
se oponían vigorosamente a esa idea, al considerar que sólo
el BCE puede realizar ese tipo de operación en el mercado.
Queda ahora pendiente la cuestión de la participación del
sector privado en el segundo plan de rescate griego.
En
ese contexto, los europeos parecen cada vez más resignados
a aceptar un default parcial de Grecia.
"Esa
opción ya no está excluida", confesó ayer el
ministro de Finanzas holandés, Jan Kees de Jager.
La
suma de dificultades técnicas, la falta de entusiasmo
manifestada por bancos, aseguradoras y fondos de pensión y,
sobre todo, el papel de las agencias de riesgo, dispuestas a
considerar toda reestructuración como una cesación de
pagos de la deuda griega, llevan a la mayoría de los
expertos a insistir en que más vale un default limitado y
ordenado, que un estrepitoso derrumbe que podría arrastrar
consigo al resto del sistema financiero europeo.
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